Mecanismos de regulación de la
presión arterial:
Regulación
neurovegetativa:
Esta dada por el
sistema nervioso autónomo. En este caso quien tiene
mayor implicancia es el sistema nervioso simpático, el
sistema nervioso parasimpático es más importante para la
función cardíaca. Todos los vasos periféricos están
inervados por fibras simpáticas excepto los capilares.
La inervación de arteriolas, arterias pequeñas, vénulas
y venas pequeñas permite que se altere la resistencia de
los vasos y modificar la intensidad del riego sanguíneo.
La inervación de los grandes vasos, permite cambiar el
volumen de los mismos. Los nervios simpáticos tienen
fibras vasodilatadoras y fibras vasoconstrictoras, estas
últimas son las más importantes y se distribuyen
prácticamente por todos los segmentos de la circulación.
Existe en la sustancia reticular del sistema nervioso
central, una zona llamada centro vasomotor quien
transmite impulsos hacia la médula y desde allí, a
través de fibras vasoconstrictoras a todos los vasos.
Parte de las porciones laterales de este centro se
hallan en actividad tónica, o sea, que transmiten
constantemente impulsos nerviosos el cual es uniforme en
todas las fibras. Estos impulsos constituyen el tono
vaso constrictor simpático que mantiene a los vasos en
un estado parcial de contracción denominado tono
vasomotor. Por el contrario la zona medial transmite
impulsos inhibitorios, lo cual produce dilatación de los
vasos (vasodilatación). Este centro regula de la misma
manera la actividad cardíaca. Las porciones laterales
transmiten impulsos excitatorios mediante fibras
simpáticas hacia el corazón, mientras que la porción
medial transmite por fibras parasimpáticas al nervio
vago y corazón para disminuir la frecuencia cardíaca. El
hipotálamo desempeña aquí una importante función, ya que
puede tanto excitar como inhibir al centro vasomotor.
También puede excitar o inhibir parte de la corteza como
la corteza motora, lóbulo temporal anterior, zonas
orbitales de la cabeza frontal y parte anterior de la
circunvolución del cíngulo. Existe también una vía
vasoconstrictora que evita tanto el hipotálamo como al
centro vasomotor. Esta vía empieza en la corteza motora
y sigue hasta abajo con las fibras del haz
corticoespinal pasando a las células del asta lateral de
la médula estimulando a las neuronas preganglionares de
los nervios simpáticos. Esta vía se activa cuando se
inicia la actividad muscular. Estos impulsos
vasoconstrictores originan la vasoconstricción en toda
la economía, elevando así la presión arterial. La
sustancia secretada en las terminaciones de los nervios
vasoconstrictores es la noradrenalina (NA), esta actúa
directamente sobre el músculo liso de los vasos
provocando la vasoconstricción. Los impulsos
vasoconstrictores simpáticos se transmiten a las médulas
suprarrenales al mismo tiempo que a todos los vasos
sanguíneos. Estos impulsos hacen que las médulas
secreten NA y adrenalina (A). Estas dos hormonas son
transportadas por el torrente sanguíneo y actúan sobre
los vasos generando vasoconstricción y a veces
vasodilatación. Los nervios simpáticos llevan fibras
simpáticas vasodilatadoras y vasoconstrictoras y estás
liberan acetilcolina en sus terminaciones actuando sobre
el músculo liso de los vasos sanguíneos provocando la
vasodilatación en contraste con la vasoconstricción de
la noradrenalina. Esto es controlado por el hipotálamo
anterior.
Sistema simpático renal y
regulación del volumen extracelular:
Los riñones están inervados
solamente por el SNS con fibras post ganglionares que
emergen de los segmentos espinales T10-11 a L2-3, con
variabilidad entre los individuos. Las fibras nerviosas
simpáticas renales siguen un camino a través de la
corteza del riñón, pasando en cercana proximidad por los
vasos de resistencia renales (arteriolas aferente y
eferente) inervándolos y nefronas, especialmente por los
túbulos contorneados proximales y la rama ascendente
gruesa del asa de Henle. Hay que destacar que el tono
simpático es mínimo cuando el volumen de líquido
extracelular (LEC) es normal. Bajos niveles de
activación de los nervios renales tienen escasa
influencia sobre la hemodinamia renal, actuando más bien
para incrementar la secreción de renina y la reabsorción
tubular de agua y sodio. Altos niveles de activación
causan reducciones a corto plazo en el flujo sanguíneo
renal (FSR) y el FG, pero tiene pequeña influencia sobre
el balance de fluidos. Contrariamente, un pequeño
aumento del tono simpático por largo periodo, puede
tener un mayor impacto sobre el volumen extracelular.
Reabsorción tubular de Sodio:
Las células epiteliales tubulares
están estimuladas por la liberación de NA en las uniones
de los neuroefectores, con la consiguiente activación de
α-adrenoreceptores en la membrana baso lateral. Esto
causa un incremento en la actividad del intercambiador
sodio-hidrógeno de la membrana apical permitiendo la
entrada de sodio a la célula, seguida del cierre de la
bomba de la célula a través de la ATPasa localizada en
la membrana baso lateral. El agua sigue al sodio a
través de la célula (ruta transcelular) y entre las
células (ruta para celular) esto aumentando la
permeabilidad de las células epiteliales.
Estimulación del SRA por el SNS:
La liberación mediada vía simpática
de renina ocurre cuando la NA estimula los β1-adrenoreceptores
en las células granulares yuxtaglomerulares, localizadas
en la arteriola aferente a la entrada del glomérulo. La
renina conlleva a la subsecuente generación de AII con
acciones intra y extra renales, teniendo efectos sobre
el manejo de agua y sodio, mediado por la estimulación
de los receptores AT1. A nivel renal, la AII produce
constricción de arteriolas eferentes y aferentes. La
constricción de la arteriola eferente, es de especial
importancia en mantener la presión de filtración
glomerular es estados de bajo LEC o hipotensivos.
También actúa rápidamente y directamente sobre las
células epiteliales proximales incrementando la
reabsorción de fluidos. La aldosterona liberada por la
AII, se suma y resulta en reabsorción de sodio en TCD y
TC. Juntos, estos efectos neurales llevaran a una
respuesta adaptativa aguda y crónica que restablecerá el
volumen del LEC.
Regulación Simpática del LEC:
La regulación del LEC ocurre en
fases, con respuestas rápidas y lentas. Ante la ingesta
aguda de fluidos, se produce una disminución de la
actividad simpática y rápido aumento de la excreción
renal de sodio y agua. Después de eso, otros mecanismos
renales intrínsecos se suman en la movilización de
fluidos, incluyendo una reducción en las concentraciones
de AII intrarenales, alteración de la producción de
prostaglandinas y cambios en la presión oncótica del
plasma. En una fase tardía, un fino ajuste del LEC se
produce a través de la aldosterona y la hormona
antidiurética (ADH) que inducen movilización de sodio y
agua respectivamente, este puede tomar varias horas.
Control Neural de la función renal:
Existe un control neural de la
función renal con influencia sobre cada uno de los
componentes: vasos sanguíneos, arteriolas glomerulares,
túbulos y aparato yuxtaglomerular. Las alteraciones en
la ANS renal aferente produce cambios significativos en
el FSR, en el FG, en la reabsorción de agua, sodio y
otros iones. Además de la liberación de renina,
prostaglandinas y otras sustancias vasoactivas. Estos
efectos contribuyen significativamente a la regulación
del sodio corporal total y volumen de fluidos con
importantes implicancias en la regulación de la presión
arterial. De destacar también es la participación de los
nervios renales eferentes, en la excesiva retención
renal de sodio en los estados edematosos, como la
insuficiencia cardíaca congestiva y el síndrome
nefrótico. Es decir que existe un importante rol en la
homeostasis cardiovascular en condiciones normales y
patológicas (7) .