Discusión del
caso clínico
Dr.
Maximiliano Sicer
Se discute el caso de una mujer de 20 años con
antecedentes de atresia biliar congénita, que a pesar de
haber sido sometida a cirugía correctiva en período
neonatal ha evolucionado a cirrosis biliar secundaria,
presentando actualmente esplenomegalia y varices
esofágicas como complicación de la hipertensión portal.
Presenta además, antecedente de múltiples internaciones
por celulitis en miembro inferior derecho, indicándose
profilaxis antibiótica. La paciente presenta falta de
adherencia a tratamientos y a controles.
La misma es internada por síndrome febril agudo con
probable foco infeccioso a nivel cutáneo, respiratorio y
abdominal.
Como objetivos de la discusión intentaré:
1.
evaluar la posible etiología y el manejo del
cuadro agudo que motivó la internación,
2.
analizar la patología de base, y
3.
establecer conductas futuras apropiadas para esta
paciente.
Ella consulta en esta oportunidad con un síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica. Teniendo en cuenta la
probable etiología infecciosa, estaríamos frente a un
cuadro de sepsis, y debido a que se presenta con
alteraciones mentales agudas, podríamos clasificarla
como una sepsis grave. En estos casos es imperativo el
inicio de antibióticos en forma empírica, los cuales
deben administrarse de manera endovenosa y
preferentemente ser antibióticos bactericidas,
orientando el esquema según el foco infeccioso, los
datos epidemiológicos locales y el estado del paciente.
En el caso de esta paciente, considero que el mayor
interrogante radica en si debemos cubrir el estafilococo
aureus meticilino-resistente en el esquema empírico
inicial.
La infección por staphylococcus aureus meticilino-resistente
(SAMR) puede ser causada por 2 subtipos diferentes
del germen, que presentan distintas características
debido a sus variantes moleculares. El primero en
describirse fue el SAMR hospitalario, aislándose en la
década del 60, que suele producir cuadros invasivos en
pacientes internados. En la década del 90 se aísla el
SAMR de la comunidad, afectando principalmente a grupos
cerrados como presos o adictos a drogas endovenosas. Sin
embargo, en la actualidad ha cobrado proporciones
epidémicas en muchos países. En Estados Unidos presenta
una prevalencia mayor al 50 % de las infecciones
cutáneas, que es la forma de manifestación más
frecuente. En nuestro país, si bien cada vez hay más
reportes de casos, se desconoce la prevalencia exacta de
infecciones por SAMR de la comunidad. Es importante
destacar la importancia de la toma de muestra para
cultivo a partir de la punción aspiración, que brinda un
rédito diagnóstico del 20-30%. Se recomienda cubrir esta
bacteria en esquemas empíricos en poblaciones con
prevalencias mayores del 20%. En nuestro país, donde no
existen datos de prevalencia, la Sociedad Argentina de
Infectología, recomienda evaluar su cobertura en caso de
infecciones cutáneas con repercusión sistémica y
presencia de algún factor de riesgo predisponente como
internaciones previas, uso reciente de antibióticos,
uso de drogas endovenosas, presos, hombres que tienen
sexo con hombres e infección por HIV. La vancomicina es
el antibiótico endovenoso de elección, como alternativas
se presentan otros antibióticos como la tigeciclina,
linezolida y daptomicina, que no han demostrado mayor
eficacia que la primera en infecciones cutáneas. El SAMR
de la comunidad suele ser sensible a antibióticos de
administración oral como la clindamicina, cotrimoxazol y
minociclina. No se recomienda el uso de quinolonas y
rifampicina debido a la producción de resistencia
intratratamiento. En el caso de nuestra paciente,
teniendo en cuenta la repercusión sistémica y ciertos
factores de riesgo, considero correcta la decisión de
incluir vancomicina en el régimen empírico inicial.
La paciente presenta celulitis recurrente, la
cual puede ser definida como 2 o más episodios en un
periodo de 6 meses. Como factores de riesgo
predisponentes, la paciente presenta linfedema, que es
el trastorno más asociado a celulitis recurrente y
lesiones por rascado debido al prurito secundario a la
colestasis, generando una puerta de entrada evidente.
Además, se ha descripto a la cirrosis como factor de
riesgo adicional. Una vez superado el proceso infeccioso
agudo, es fundamental la implementación de medidas
profilácticas. Las medidas no farmacológicas son las más
efectivas, consisten en la reducción de peso,
tratamiento físico del linfedema a través de vendajes,
ejercicios y compresión neumática, y evitar la
producción de puertas de entrada. Las medidas
farmacológicas deben ser implementadas ante la falla de
las anteriores. No hay recomendaciones claras respecto
al momento de inicio y duración de la profilaxis
antibiótica. Puede utilizarse penicilina benzatínica 1,2
MU mensual o penicilina V 250 mg/12 hs en caso de
infecciones por estreptococos, y en caso de sospecha de
infecciones por estafilococos debe indicarse
clindamicina 125mg/día.
Analizando la patología de base, recordemos que estamos
frente a una paciente con antecedentes de atresia
congénita de la vía biliar, a la que se le realizó
como cirugía de derivación una hepatoportoenterostomía
(cirugía de Kasai) en el periodo neonatal. Si bien este
procedimiento restablece el flujo biliar, no resuelve el
compromiso intrahepático que suelen presentar estos
pacientes, por lo que es común la evolución a la
cirrosis biliar secundaria. Según distintos reportes,
aproximadamente el 80% de los pacientes requieren
trasplante hepático a los 20 años de edad. Esta paciente
presenta actualmente varices esofágicas y esplenomegalia
secundaria a la hipertensión portal, asociado a
hiperesplenismo ya que presenta pancitopenia con medula
ósea normal. El hiperesplenismo puede ser secundario a
activación macrofágica y/o alteraciones estructurales.
En el caso de esplenomegalia congestiva, se debe
principalmente a alteraciones estructurales, es decir
que no existiría una auténtica hiperfunción del órgano
sino un secuestro pasivo de los elementos formes de la
sangre.
El hipoesplenismo funcional es un término
utilizado para describir a aquellos pacientes que si
bien presentan el bazo, tendrían predisposición a
infecciones severas por bacterias capsuladas como sucede
con los pacientes esplenectomizados. Hay muchas
patologías que se asocian a este cuadro, entre ellas se
ha descripto la cirrosis, aunque el cuadro más estudiado
es el asociado a anemia de células falciformes. Como
método diagnóstico de hipoesplenismo se propone la
detección de cuerpos de inclusión en los glóbulos rojos,
tales como los restos nucleares (Howell Jolly) vistos
mediante el microscopio óptico o la presencia de más del
2 % de vacuolas endocíticas (“pitts”) visualizadas por
microscopio de interferencia de fase. El manejo de estos
pacientes es controversial. Una conducta apropiada seria
la inmunización frente a gérmenes capsulados,
principalmente el neumococo.
Otro punto a analizar es la indicación de trasplante
hepático. Si bien la paciente actualmente no
presenta signos de descompensación de la cirrosis como
encefalopatía, ascitis o hemorragia variceal, teniendo
en cuenta la evolución natural de su patología de base,
deberíamos anticiparnos e intentar controlar o revertir
factores que puedan contraindicar dicho procedimiento
terapéutico, que requerirá controles periódicos
estrictos y el uso de medicación compleja. En este caso
es primordial abordar la problemática de la falta de
adherencia al tratamiento, el cual considero el
principal problema que presenta nuestra paciente.
La falta de adherencia al tratamiento representa
un gran problema en la práctica médica. Si bien contamos
con evidencia de múltiples tratamientos y medidas
beneficiosas, muchas veces obtenemos resultados
parciales o nulos. Hay que destacar que el escenario del
mundo real poco tiene que ver con el paraíso de los
trials. La población de pacientes es heterogénea,
presentando diferentes capacidades intelectuales,
capacidades económicas, hábitos culturales, equilibrio
emocional, contexto familiar y social, por lo que culpar
al paciente significa simplificar el problema. En estos
pacientes con dificultades en el cumplimiento,
tratamiento integral a cargo de un equipo
interdisciplinario es importantísimo.
Como conclusión, estamos frente a una paciente con
hepatopatía en fase cirrótica, lo cual representa un
estado de inmunosupresión, que ha predispuesto a nuestra
paciente a múltiples internaciones por procesos
infecciosos. He analizado además la probable
susceptibilidad a la infección por bacterias capsuladas
y el SAMR de la comunidad. Evaluando la posibilidad del
trasplante como tratamiento principal, considero a la
falta de adherencia a los tratamientos el problema
fundamental.
Como conducta sugiero continuar el tratamiento
antibiótico ajustado a los aislamientos microbiológicos.
Una vez superado el cuadro agudo, realizar profilaxis
para la celulitis recurrente con medidas no
farmacológicas y profilaxis antibiótica con
clindamicina. Además, sería recomendable realizar
inmunización contra neumococo. En última instancia,
resulta fundamenta manejar de manera interdisciplinaria
la falta de adherencia al tratamiento.
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Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 3 de junio de 2010, a cargo del
Dr. Sicer Maximiliano. |
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