Automedicación: Un problema creciente
El autocuidado, es decir, el propio tratamiento de los signos y síntomas de enfermedad que las personas padecen, a lo largo de la historia de la Humanidad ha sido la forma más utilizada para el mantenimiento de la salud. La automedicación, en la actualidad sigue siendo una práctica ampliamente extendida en la sociedad, fuertemente estimulada e inducida en gran medida por el aparato publicitario en los medios y en la vía pública. Esta publicación tiene por objeto plantear una reflexión sobre los riesgos conocidos de la automedicación, sea con productos de venta libre o bajo receta. El uso abusivo de los medicamentos es un importante problema, que las personas aún no toman en serio, siendo frecuente causa de efectos adversos graves; en algunos países, entre el 30 y 50% de los casos de falla hepática aguda se asocian con el uso de un fármaco de venta libre. En Estados Unidos el uso inapropiado de fármacos constituye la tercera causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Con el término “automedicación” se designa el uso de medicamentos sin indicación médica. El concepto abarca dos fenómenos distintos aunque relacionados: el uso de medicamentos de venta libre y el uso de medicamentos de venta bajo receta. Algunos autores denominan “autoprescripción” al segundo para distinguirlo del uso de venta libre.
Su génesis está en que no se realiza lo fundamental ante cualquier signo de enfermedad: el diagnóstico. El único que puede hacerlo es su médico: no el farmacéutico, ni los amigos o familiares. "¿Te duele la cabeza?, ¿Por qué no tomas estos comprimidos que a mí me dieron muy buen resultado?". "No voy a ir al médico por una tos, me compro un antibiótico”, son expresiones tan corrientes que pasa inadvertido el riesgo de la automedicación.
Algunos factores parecen haber incrementado esta cultura por parte del enfermo de administrarse fármacos sin consejo médico. Se aduce falta de tiempo para acudir a la consulta, pérdida de la credibilidad en la práctica médica basada en el deterioro de la relación médico-paciente (seguramente relacionado con el modelo de relación médico-paciente en el que la capacidad de autonomía y de decisión del propio enfermo es anulada, bajo la excusa de una supuesta incapacidad para opinar o tomar las decisiones que afecten a su propia salud y enfermedad); procesos patológicos banales que por su carácter de cronicidad son poco valorados por el enfermo e interpretados como automedicables como cefaleas, procesos respiratorios, trastornos gastrointestinales, entre otros. Los medios de comunicación aportan mucha información y “todo el mundo entiende de medicina”; la influencia de la propaganda escrita o televisiva con ofrecimiento de alivio inmediato de síntomas induce al público a la automedicación. Todo esto, no justifica la toma de un medicamento sin las indicaciones de un profesional médico, porque seguramente no son pocos los casos en que se los utiliza inadecuadamente, ya sea, por no tomar la medicación adecuada al proceso, o las dosis no son las apropiadas o la suspensión del tratamiento cuando desaparecen algunos síntomas sin estar resuelto el problema.
La automedicación es especialmente peligrosa durante el embarazo y en el período de lactancia. Lo mismo sucede con los niños. En estos casos, es imprescindible la consulta con el médico.
La lista de productos farmacológicos que con más frecuencia se utilizan para la automedicación es muy amplia. Se destacan entre ellos los: antinflamatorios para cefaleas habituales, analgésicos tipo paracetamol para cuadros inflamatorios articulares (no siendo éste un antiinflamatorio), antibióticos para molestias faríngeas inespecíficas o resfriado común (procesos virales donde los antibióticos no ofrecen ningún resultado), ansiolíticos para cualquier tipo de cuadro ansioso o depresivo, antidiarreicos para cualquier episodio de gastroenteritis, mucolíticos o antitusivos para cualquier proceso de tos y antiácidos, entre los más usados.
Recuerde estos consejos:
ü Consultar siempre a su médico antes de tomar medicamentos de venta bajo receta, o administrárselos a los niños.
ü Los medicamentos de venta libre no son inocuos. Los descongestivos en pacientes portadores de hipertensión arterial pueden descontrolarla. Los antiinflamatorios tomados en forma desmedida pueden provocar graves problemas de salud.
ü Si está polimedicado consulte a su médico antes de tomar un medicamento de venta libre. Recuerde que cuantos más medicamentos tome, más posibilidades de que interactúen y provoquen efectos no deseados tendrá.
ü Si le sobra medicación de una prescripción luego de haber terminado el tratamiento, no la consuma tan sólo porque "ya la tiene". No vuelva a usarla sin una nueva indicación.
ü No sugiera a otras personas el uso de medicamentos que usted tomó. No entregue los que le hayan sobrado
ü No utilice antibióticos sin prescripción médica. El abuso de los mismos está reforzando el desarrollo de resistencias bacterianas.
ü No utilice ansiolíticos sin prescripción médica
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