Litiasis renal
La litiasis
renal afecta al 5% de la población, con un riesgo a lo largo de
la vida del 8% al 10%. La mayor incidencia en las sociedades
desarrolladas se asocia con mejoría en las condiciones de vida;
tiene una importante vinculación con la raza y con la región de
residencia. También se observa una fuerte variación estacional,
con una elevada saturación urinaria de oxalato de calcio en
hombres en verano y en mujeres al principio de invierno. Aun
así, los cálculos renales son dos veces más frecuentes en
varones que en mujeres. La incidencia pico en hombres se observa
alrededor de los 30 años; en mujeres tiene lugar en dos
momentos, hacia los 35 y hacia los 55 años de edad.
Las
litiasis, también denominadas cálculos renales, se forman
de la precipitación (cristalización de partículas disueltas
previamente) de determinados compuestos presentes en la orina.
Los cálculos se forman en el riñón y después atraviesan el
uréter (conducto que transporta la orina desde el riñón hasta la
vejiga) y, si son pequeños, se eliminan por la orina. En algunos
casos, el cálculo no es capaz de atravesar el uréter, lo que
provoca dolor y una posible obstrucción, impidiendo que la orina
fluya fuera del riñón. La litiasis renal puede deberse a
diversos factores, como una infección, determinadas dietas,
ciertos medicamentos y enfermedades que provocan un aumento de
la concentración de calcio y de otras sustancias, incluido el
oxalato y el ácido úrico, en la orina. La composición del
cálculo depende de la causa que lo origine, aunque los tipos más
frecuentes contienen calcio.
Las formas de
presentación clínica en la litiasis renal son variables
dependiendo del tamaño, composición y de la situación de los
cálculos en el aparato urinario. Algunos pueden pasar
desapercibidos.
·
Cólico nefrítico:
dolor, a veces muy intenso, que se produce por el taponamiento
de la salida de orina del riñón, que aparece en la zona lumbar ó
espalda baja y se irradia hacia el abdomen anterior y hacia los
genitales. Es un dolor intermitente, inquietante, que se asocia
a nauseas, vómitos, sudoración y sensación de hinchazón
abdominal. No suele dar fiebre.
·
Hematuria: es la
aparición de sangre en la orina. Puede ser visible a simple
vista o no. Se produce por las lesiones que produce el cálculo
en su paso por la vía urinaria.
·
Infecciones de orina:
los cálculos renales pueden ser causa o consecuencia de
infecciones frecuentes de la orina.
El diagnóstico de litiasis urinaria se hace con base en la
historia médica y
exploración física completa. El médico solicitará análisis de
sangre para valorar la función del riñón y la concentración
de ciertos electrólitos y minerales disueltos en la
sangre. También puede solicitar un análisis de orina
(análisis de una pequeña muestra de orina en busca de una
infección y de sangre) y puede pedir al paciente que recoja la
orina de 24 horas (para un examen en busca de sustancias
asociadas a litiasis renal). Además, puede solicitar una
tomografía computarizada (TC) del abdomen o una
radiografía o ecografía abdominal, para localizar el
cálculo y descartar otras posibles causas de los síntomas.
El
tratamiento inicial incluye analgésicos y líquidos por vía
oral o intravenosa para favorecer la eliminación del cálculo por
la orina.
Aproximadamente
el 90% de la litiasis van a resolver espontáneamente dentro de
las tres a seis primeras semanas. Algunos tipos de cálculos
pueden a veces requerir disolución utilizando ciertos
medicamentos, sin embargo los litos que contienen calcio (la
variedad más frecuente) no pueden ser disueltos.
Los cálculos
deberían ser removidos siempre que se acompañen de infección,
obstrucción o falla renal. Cuando la remoción resulta necesaria
existen diferentes métodos disponibles. El método de elección va
a depender del tamaño, localización y tipo de cálculo.
·
Litotricia (litotricia
extracorpórea por ondas de choque): mediante la aplicación de
ondas de choque, se tritura el cálculo renal, permitiendo su
eliminación con la orina. Es una intervención que no requiere
cirugía.
·
La
llamada técnicamente nefrolitotomía percutánea, que
consiste en la extracción del cálculo a través de una pequeña
incisión en la zona lumbar.
·
Por
medio del ureteroscopio, tubo largo y fino que se
introduce a través de la uretra, vejiga de la orina y uréter, se
llega hasta la ubicación de la piedra para pinzarla y extraerla.
En función de
la causa del cálculo, el médico puede prescribir diferentes
medicamentos y sugerirle aumentar la ingesta de líquidos (más de
2 litros diarios) junto a cambios en la dieta para impedir una
recurrencia.
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