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Prof. Dr. Alcides Greca

 

 
 

Entrevista al Prof. Dr. Alcides Greca en ocasión de su designación como Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires

 

¿Qué significó para Ud., en este momento de su vida y de su carrera, haber recibido la designación como miembro correspondiente nacional, de la Academia Nacional de Medicina?

 

Integrar la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, significa un gran honor para cualquier médico argentino, acaso el más alto honor y al mismo tiempo representa una responsabilidad: la de mantener y acrecentar los aportes académicos y científicos que fueron la base de la aceptación por el cuerpo, del candidato propuesto. En suma, es un reconocimiento a una trayectoria. En este momento de mi vida, significa para mí un estímulo importantísimo para continuar con mi función docente, asistencial y de investigación clínica. Esto en lo estrictamente profesional; en lo humano, la circunstancia de que me fuera entregado el pasado 12 de agosto el diploma de Académico en sesión pública extraordinaria en la ciudad de Buenos Aires, representó un momento inolvidable por verme rodeado de un gran número de amigos, colaboradores y discípulos, que estuvieron a mi lado, expresándome su afecto, que es absolutamente recíproco. Esto constituyó uno de los momentos emocionalmente más trascendentes de mi carrera médica.

 

¿Cada cuántos años se realiza este distinguido reconocimiento? ¿Quién fue su predecesor?

 

En realidad, para responder a esto es necesario explicar cómo está integrada la Academia. Existen 35 académicos de número, todos de la ciudad de Buenos Aires, que ocupan sitiales que tienen nombres de figuras muy destacadas de la vida médica argentina. Todos los cargos son vitalicios, de modo que ingresa un nuevo académico de número por fallecimiento o renuncia de otro académico. Además, la Academia tiene miembros correspondientes nacionales (residentes en el interior del país), correspondientes extranjeros, honorarios y eméritos (figuras de excepcional trayectoria, como por ejemplo, nuestros premios Nobel). En estas categorías de miembros no hay un número máximo y se designan académicos cada vez que el cuerpo lo juzga oportuno. En cuanto a mi predecesor en recibir el diploma de miembro correspondiente nacional, fue otro rosarino, el Dr. Roberto L. Villavicencio, fundador e impulsor de una escuela de diagnóstico por imágenes de relevancia nacional e internacional. Él recibió su diploma el 10 de junio de este año.

 

¿Cómo vivió la presentación del acto llevada a cabo por el Dr. Battagliotti?

 

El maestro Carlos Battagliotti ha estado muy cerca de mí durante toda mi carrera y fue además muy amigo de mi padre, que también era médico. Yo fui su colaborador durante 12 años (su profesor adjunto, cuando él ejercía la titularidad) en la 2ª Cátedra de Clínica Médica y Terapéutica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, que funciona en el Hospital Escuela Eva Perón de la ciudad Granadero Baigorria, vecina a Rosario. Además me siento su discípulo y fundamentalmente su amigo. La presentación que hizo de mí, relatando cosas muy particulares de mi vida personal y recordando a mi padre, constituyó una emoción muy intensa.

 

¿Qué mensaje gustaría dejar a los colegas, amigos y familiares que lo acompañaron en ese momento?

 

A todos los que me acompañaron con su afecto, expresado de una forma espontánea e intensa, quiero decirles que siento eso como lo más importante de mi incorporación a la Academia, por encima de los honores profesionales. Y además, reiterarles que tal afecto es recíproco y es ese vínculo profundo el que me hace disfrutar cada día de la tarea que compartimos.

 

¿A quiénes  quisiera agradecer especialmente, haber logrado tanto reconocimiento humano y académico, en su brillante carrera como médico?

 

Sin lugar a dudas, en primer lugar, a mi esposa y a mis hijas, cuyo amor está siempre por delante de todo en mi vida, en los momentos felices y en los momentos difíciles. Además, a mis queridos amigos y colaboradores de la 1ª Cátedra de Clínica Médica y Terapéutica a quienes quiero, respeto y admiro, por todo el entusiasmo y el afecto que me brindan cotidianamente, motor de todos nuestros logros y del disfrute que significa la tarea diaria.

 

Es un honor para mí haber compartido con Ud. este momento.

Muchas gracias Dr. Greca  por su cordial atención.

 

 

                                                                              Jorgelina Presta-C.M-UNR-

 


 

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