/  Rosario - Santa Fe - Argentina

 
 
     

 


 

Prof. Dr. Luis del Rio Diez

Médico -Cirujano General - Especialista en Colono Proctología

Profesor Universitario (UCA) -Docente de la Cátedra de Clínica Quirúrgica

Jefe de Guardia de Cirugía de emergencias. HECA

Instructor de los alumnos de la Carrera de post grado de Especialización en Cirugía.

Miembro de la Fundación CIRRO (Centro Interdisciplinario de Resiliencia Rosario)

CONTACTO: drdl@intramed.net


 

 

 
 

Entrevista al Dr. Luis del Rio Diez. Médico Cirujano del Hospital de Emergencias (H.E.C.A.) y padre de un niño con mielomeningocele. Acerca de los cuidados y tratamiento de pacientes con estas patologías y sus complicaciones.

 

 

¿Dr. del Río, nos podría explicar brevemente la etiopatogenia  de estas enfermedades y estimar su prevalencia en la población general?

 

En primer lugar quiero expresar, por una cuestión ética, que yo no soy un especialista en esta materia y la autoridad científica para hablar más en profundidad de este tema tal vez la tengan los neurocirujanos infantiles, los médicos pediatras y/o los neonatólogos. Sin embargo como médico que soy no desconozco las generalidades de este tipo de patologías, pero seguramente las conozco más en profundidad por ser papá de un hijo que nació con esta enfermedad y es desde ese conocimiento, desde ese doble rol de PAPÁ-MÉDICO (y viceversa) que si tengo la posibilidad de poder contar algunas cosas.

Aclarado esto, es bueno explicar que en realidad hay un gran número de patologías que se encuadran en lo que se denominan los defectos del tubo neural, y que pueden darse a distintos niveles del sistema nervioso, vale decir desde el cerebro hasta la médula espinal.

Todos estos defectos son congénitos, y se deben a una falla en el cierre del tubo neural el cual normalmente debería cerrarse correctamente en las primeras semanas de cualquier gestación, y más concretamente haberlo hecho para la cuarta semana. Decía que son patologías congénitas y algunas de ellas son incompatibles con la vida, como la anencefalia, mientras que otras que afectan principalmente el cierre de la columna vertebral (la parte ósea), si lo son y es allí donde aparece el gran grupo de enfermedades que probablemente la población en general conozca más bajo el término de espina bífida, pues en ellas el defecto ha hecho que la parte posterior de alguna/s vertebra/s de la columna y a diferentes niveles, no se cierren, queden abiertas y por lo tanto, el contenido de ese conducto que forma y protege a la medula espinal, queda abierto exponiéndolo, el cual dependiendo de entre otras cosas, la altura de la columna que afecte y las estructuras que salgan hacia el exterior (protruyan), podrán constituir y llamarse de diferentes maneras. Sólo a manera de ejemplo y a los fines introductorios nombrare dos: el meningocele, en el que sólo salen las meninges, sin afectación de la medula espinal o sus raíces y el mielomeningocele, en el cual al defecto óseo (falta de cierre de la parte posterior de las vertebras), se le suma la protrusión de las meninges y de las raíces nerviosas de la medula espinal.

Como verán el tema es mucho más complejo y tal vez por ello habitualmente en la información que manejan los padres y las asociaciones que reúnen a padres de niños con este tipo de patologías, se habla genéricamente de espina bífida.

Pero retomando la pregunta inicial, hay dos hechos que son importantes: que son enfermedades congénitas y que su etología real, aún es desconocida. Si bien se ha establecido la clara relación de la enfermedad con el déficit de una vitamina como el ácido fólico y esto ha llevado a campañas masivas de comunicación para informar a la población de la necesidad del consumo de este elemento antes del embarazo, lo cierto que mas allá de esta relación, la etiología real y cierta de la enfermedad todavía hoy se desconoce, por lo que todavía siguen naciendo niños con la misma.

De toda la variedad de enfermedades que comprende la espina bífida, el mielomeningocele, es el más común y más de las tres cuartas partes de las espinas bífidas corresponden a mielomeningoceles (75%). La incidencia de esta enfermedad ha venido decreciendo, gracias al conocimiento de la relación con el acido fólico, pero aun sigue siendo alta y si bien es muy variable según estadísticas de diferentes sitios del planeta, se estima que nacerá un niño con mielomeningocele por cada 800 a 1000 nacidos vivos.    

De todos modos si alguien (no médico) quiere conocer algo más sobre estas patologías, yo les sugiero los siguientes links:

http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=51092

http://mplus.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001558.htm

 

 

Podría comentarnos cuáles son las principales complicaciones del mielomeningocele

 

Las complicaciones de un mielomeningocele son muy variadas y van depender de muchos factores, pero básicamente lo que determina en gran medida los futuros daños y complicaciones de ese niño, es la altura de la columna en la cual se produce el defecto en el cierre. Por ello es fácil darse cuenta, que cuanta más alto sea el nivel en el que se produjo el mismo, las posibilidades de complicaciones son mayores.

No voy introducirme en las otras patologías que pueden, y de hecho lo hacen, asociarse a un mielomeningocele, como la hidrocefalia, el defecto y/o síndrome de Arnold Chiari o la siringomielia, y me limitaré a las complicaciones que el daño de la médula y de sus raíces nerviosas pueden ocasionar, que es lo que a los familares más nos preocupa y nos ocupa.

Decía que dependiendo del nivel de afectación de la columna vertebral (parte ósea), así será también el grado de afectación medular y nerviosa y por ello es que podemos ver niños con mielomeningocele que caminan, otros que lo hacen con bastones y otros que deben hacerlo en silla de ruedas, pues la afectación motora,  ha sido variable.

Lo mismo acontecerá con las posibles lesiones que afecten a los nervios encargados de inervar estructuras como la vejiga y todo el complejo muscular ano rectal, por lo cual tendremos un abanico tan amplio de niños que orinan sin problemas, algunos que deben simplemente recibir una medicación, otros que deben vaciarse con cateterismos intermitentes sus vejigas, y otros que llegan a grados que obligan a realizar complejas operaciones para ampliar la capacidad vesical y evitar lesiones renales que los llevarían de otra forma a la insuficiencia renal.

Igual pasa a nivel de la continencia ano-rectal. Habrá pacientes que evacuaran casi “normalmente” y no se notarán déficits, otros que deberán ayudarse con algún tipo de medicación, pero habrá un grupo que con mayor afectación, padecerá de una incontinencia fecal (anal) que le obligará a utilizar pañales todo el dia.

Como vemos la lesiones motoras de los miembros inferiores, las lesiones de inervación vesical y sus posibles consecuencias a nivel renal y las lesiones de la inervación del complejo esfinteriano ano-rectal, son probablemente el motivo de consulta de estos niños, y es por ello que en la atención de estos niños, nunca habrá un solo profesional, sino que se deberá contar con un equipo multi e interdisciplinario, en donde entrara el pediatra, el neurocirujano, el neurólogo, el ortopedista, el kinesiólogo, el terapista ocupacional, el cirujano, el urólogo, el psicólogo y podríamos agregar algunos mas.

 

 

¿Como padre y médico, y en consecuencia interiorizado en el día a día de estos niños, cómo se podría mejorar su calidad de vida?

 

Como PAPÁ-MÉDICO y si quieren lo pueden invertir, no dudo que el mejor mensaje es aprender de lo que la ciencia, la medicina, hoy nos permite saber. La prevención es fundamental. La ingesta de acido fólico para aquellas personas que están planificando un embarazo debe ser la prioridad. Luego y no menos importante, hacer los controles gestacionales correspondientes a fin de lograr hacer diagnósticos prenatales, pues ello permite planificar un parto que seguramente será mediante una cesárea, en donde todo un equipo estará listo para actuar con el recién nacido.

Y por último, ante un hijo con mielomeningocele, mi mayor recomendación es rodearse de un equipo de profesionales, que no solo sean buenos “especialistas”, sino que fundamentalmente sean buenas personas, pues el camino que se debe recorrer con esto niños es muy largo y muy duro. El agotamiento de ambas partes, el desgaste de las relaciones papas-profesionales es habitual y es allí en donde profesionales que logren una adecuada relación empática con la familia del niño, son necesarios. La atención de estos niños, no sólo requiere profesionalismo, sino que requiere una cuota extra de amor, cariño y contención, de la que les debemos brindar a nuestros pacientes normalmente. Por eso es que siempre les digo a los padres que me preguntan, que busquen de rodearse de buenas personas, buena gente, de seres humanos, que a decir de F. Maglio sigan la Ética Médica de “no hacer con el paciente, lo que no harían con su ser más querido” y digo esto pues es muy común que ante una discapacidad, la primera reacción de muchos colegas sea “y bueno, total que le vamos a poder hacer?”, y es allí en donde está la diferencia. Por eso busquen y armen el equipo que antes mencionaba, todos serán importantes, todas actuaran en su debido momento, algunos entraran, actuaran y saldrán, mientras que otros tendrán un rol más constante y duradero.

Y para nosotros papas, simplemente devolver todo el amor que niños realmente “especiales” como estos, nos dan todos los días.

 

He incursionado en Blogs y archivos que Ud. ha creado, en los cuales hace una descripción muy  clara, interesante y ejemplificada de la patología y su experiencia personal

 

Voy a aprovechar la oportunidad que el sitio de Clinica-UNR.org, me da para comentar muy brevemente mi experiencia personal con mi hijo, que se llama Tomás, y que tiene 14 años y que se refiere a una de las tantas complicaciones que su enfermedad de ocasionó. Tomás nació con un mielomeningocele alto, nivel L1/L2, lo cual hizo que su afectación nerviosa sea completa (motora, vegetativa, sensorial). Lógicamente que sumada a su pérdida de motricidad de los miembros inferiores, se le asoció una vejiga neurogénica que con el tiempo desarrollo presiones de riesgo y que obligo a una ampliación vesical a fin de preservar sus riñones. Pero también presentó una incontinencia anal (fecal) que lo llevo al uso de pañales. Mientras fue pequeño y su vida social se limitaba a salir en cochecito a la calle o un lugar público, el cambio de estos pañales era sencillo, pues su peso lo permitía y se veía hasta “normal” tener que cambiarlo en cualquier lugar porque sus pañales se habían desbordado. Pero Tomás creció, y empezó su escuela, y claro las evacuaciones de materia fecal no podían programarse y el desborde de sus pañales se producía en horarios muy variados y era común tener que dejar la actividad laboral, para ir corriendo a la escuela a retirarlo, pues estaba todo sucio y manchada su ropa como consecuencia de su incontinencia. Esto hacía muy difícil su inserción, y más aún, a Tomás ciertamente lo incomodaba, pues debía salir del salón, tener que esperar afuera de la clase hasta que lo íbamos a buscar, y lo traíamos a casa, era lavar la silla de ruedas, la ropa, bañarlo, etcétera. Pero a esto se le fue sumando que Tomás creció y su peso aumento y ya levantarlo y colocarlo en una mesa lo suficientemente grande y firme para cambiarle un pañal y asearlo era tremendamente difícil.

Fue así, que cuando se planificó la ampliación vesical siguiendo la técnica de Mitrofanoff (ampliación vesical en este caso con colon sigmoides y luego una vesicostomía transapendicular –con el apéndice cecal- que exterioriza a nivel umbilical), tomé la determinación de plantear al equipo médico de Tomás la confección de una colostomía sigmoidea, plana, madurada, terminal, aprovechado el mismo acto quirúrgico. Y aquí voy a retomar lo que decía antes de la importancia de rodearse de “buenas personas”, más allá de buenos profesionales. Recuerdo que en aquella charla estaban varios profesionales, éramos más de 6, y el Dr. Damiani Horacio (urólogo), el Dr. Francisco Rimollo (cirujano) y el Dr. Carlos Canto (cirujano) entre otros más, se sorprendieron de mi pedido. Me confesaron que no era un pedido normal de un padre y me explicaron que había algunas otras técnicas como la de Malone (una apendicostomia para hacer lavados anterógrados del colon) o las cecostomías, las que pueden hacerse percutáneas, con el mismo fin. Pero lo cierto es que mi argumentación se sustentaba en el hecho de que Tomás de seguir así, en breve ya nadie lo podría levantar de sus silla de ruedas para cambiarlo por el peso, su vida social se limitaría enormemente pues sería discriminado y el mismo evitaría todo tipo de actividad social por el miedo al ridículo del olor y la suciedad. Además el sentido común y tal vez allí si influyó mi condición de cirujano y coloproctólogo, me decían que cualquier ano en un sitio no natural (ano contranatura) pero manejable, iba a ser mejor que un ano perineal pero totalmente ingobernable. Además el conocimiento de la calidad de las bolsas y elementos para ostomías que mi condición de especialista me daba, me animaba a esta propuesta.

Tan buenas personas son las que mencione, que lograron realmente “ponerse en mi lugar” (la empatía a la cual hacía mención anteriormente), y aceptaron mi propuesta y le confeccionaron una colostomía sigmoidea.

La vida de Tomas fue un antes y un después de esta cirugía. Hoy Tomás puede ir a clases, a un cumpleaños, al cine o a una reunión social y tener la tranquilidad que el pañal ya no se desbordara, que no se ensuciara y esto le da seguridad y su autoestima creció y le permitió “CRECER” en el sentido completo de la palabra.

Honestamente creo que la técnica que se le practicó a mi hijo es totalmente recomendable para casos como el de Tomás y creo que debería pensarse mucho más en ella como un medio para mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

De todos modos y si le quedan dudas, no lo duden entren al blog que arme para difundir esta experiencia. Su enlace es http://colostomiasenmielomeningoceles.blogspot.com

También pueden ver esta experiencia en el portal de Intramed, en el sitio noticias médicas: http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=69075

 

Muchas  gracias Dr. del Río por esta nota, llena de nobles proyectos, que sin duda serán de gran ayuda a médicos y a pacientes y familiares con este problema.

 

Dra. Jorgelina Presta-CLINICA-UNR.

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