¿Dra. Amalia Pati, cuándo y cómo se decidió a
escribir este libro?
En
realidad, la decisión de escribir un libro, aunque
formaba parte de mis anhelos, no fue mía sino de
otros. Les contaré como nace el libro, tal como lo
expliqué en el prólogo. Después de un largo proceso
de investigación sobre el tema de la tuberculosis en
la literatura y en la vida del siglo XIX, decidí que
ese iba a ser el tema de mi tesina final de la
Licenciatura en Letras y así fue; en el 2002 la
presenté con otro título y, por supuesto, con otra
orientación porque se trataba de un trabajo
estrictamente académico. En esa oportunidad, el
jurado me sugirió que lo publicara, que no lo dejara
archivado, y si bien no lo archivé porque siempre
seguí estudiando, la publicación era para mí una
utopía inalcanzable por lo costoso que es publicar
un libro. Pero evidentemente, ese era el destino que
se manifestó cuando, en 2005, la Editorial Municipal
de Rosario llama al primer Concurso de Ensayo (hasta
ese momento habían sido de cuento, novela y poesía)
con temas libres provenientes de las distintas áreas
de la cultura. Primero dudé pero finalmente me puse
a trabajar activamente para convertir la tesina en
un ensayo, un género que tiene algunas
peculiaridades como, por ejemplo, que no requiere un
lector competente en la materia y, lo que es muy
importante, cargado de subjetividad, esto es, que el
ensayista, a diferencia de lo que ocurre cuando se
escribe un trabajo académico de cualquier orden,
está siempre presente en la escritura, en una
palabra, se juega en el texto. Me presenté al
concurso y, meses después, me sorprendieron con la
grata noticia de que había ganado el 2ª premio, lo
que implicaba la publicación del libro. Y fue así
literalmente, una hermosa sorpresa. Y creo que tener
un libro como resultado de un premio es más
satisfactorio que si lo publica uno mismo porque
significa que un jurado lo juzgó valioso.
¿Cómo surgió en Usted esta integración tan
importante entre MEDICINA-LITERATURA-ARTE?
Lo
de integrar la literatura y el arte fue un proceso
que comenzó con la lectura de La montaña mágica
de Thomas Mann. Fue el libro que me hizo ver la
enfermedad desde otro lugar distinto al de la
ciencia. Nunca lo abandoné. Esto no se debe
interpretar como que La montaña mágica es un
libro sobre la tuberculosis, la tuberculosis es el
eje mediante el cual Mann describe, por decirlo de
algún modo, la sociedad de su tiempo: cuestiones
filosóficas, sociales, políticas y hasta biológicas
dan forma a ese libro maravilloso con el que
descubrí que la tuberculosis tenía una historia que
yo no conocía. Luego, la idea de investigar sobre un
tema con tantas aristas surgió de la lectura de
La enfermedad y sus metáforas de Susan Sontag
donde ella se refiere a las significaciones de
algunas enfermedades como la tuberculosis y el
cáncer, a lo que en la década del 80 le agrega su
interpretación sobre los significados del SIDA en
El Sida y sus metáforas. Al mismo tiempo que
admiro a Sontag porque ha sido una mujer muy
apasionada y polémica con ciertos temas y una
escritora faro, disiento con ella en algunos
aspectos, que probablemente tengan que ver con el
momento y las circunstancias en que ella escribe el
primer libro. Paradójicamente, y esto no significa
de ningún modo que me compare con Sontag, ella
proviene de la literatura y defiende la ciencia a
rajatabla; y yo, que tengo una primera formación
científica que es muy fuerte, estoy en desacuerdo
con su posición exitista con respecto a la Medicina.
¿En qué se inspiró para elegir la orientación de
este libro?
Tiene que ver con mi pasión por la literatura que,
en mi caso, tiene que ver mucho con el azar. Ocurrió
así, pero también podría no haber ocurrido. Es
difícil de explicar. Ya era médica cuando hice estos
descubrimientos que me llevaron a darme cuenta cuán
limitado es el conocimiento estrictamente biológico
de la enfermedad y del ser humano que hasta hace
unos años era lo único que enseñaba en nuestra
facultad. Por cierto que de los numerosos perfiles
que tienen la salud y la enfermedad no se ocuparon
los médicos, sino los historiadores y hasta los
escritores. Por dar sólo un ejemplo, en la mayoría
de las grandes novelas de Mann hay un enfermo de
tuberculosis, de sífilis, de cólera, etc., y otro
tanto con Henry James y tantos otros, imposible de
abarcar. Y en la década del 80 del siglo pasado, con
la reaparición de la tuberculosis en los países
desarrollados junto con el SIDA, fueron los
historiadores quiénes comenzaron a interrogarse
sobre este regreso que de alguna manera echaba por
tierra los triunfos definitivos de la Medicina y
reabría el debate sobre la vieja enfermedad.
Volviendo a la pregunta, sostengo que el famoso
divorcio entre la Ciencia y las Humanidades no
existe en la realidad. A la pregunta de rigor de
¿cómo siendo médica se le ocurre estudiar Letras,
dos disciplinas tan dispares? Yo respondo que lejos
de ser dispares son complementarias y, además, estoy
convencida que son las Humanidades las que te hacen
más humano, más empático como médico, si se quiere
más capaz de comprender las miserias humanas entre
las que se cuentan las enfermedades.
¿Podría relatarnos brevemente la temática del libro?
La
temática del libro son los significados de la
tuberculosis en el siglo XIX: qué significaba para
la sociedad de la época estar tuberculoso. Hasta
1882 se creía que era una enfermedad hereditaria y,
sin duda, fue la Medicina o, por lo menos, una parte
de ella la que contribuyó a darle tantos y tan
hermosos significados, las “metáforas” de Sontag.
Estamos en pleno período romántico y en el marco de
la medicina romántica. Laënnec fue el primero en
negar el origen infeccioso y en sostener que una de
las causas indiscutibles eran las pasiones amorosas,
frustradas por supuesto. Fueron tanto los artistas,
escritores, músicos que murieron de tuberculosis que
se la asociaba al talento y a una sensibilidad
exquisita. Ellos estaban orgullosos y admiraban la
belleza de sus propios cuerpos consumidos y sus
rostros pálidos y demacrados. Bueno, todo esto está
en el libro. Estas creencias fueron a parar a la
literatura, a la pintura, al teatro y el cine a
comienzos del siglo pasado. Pero había otra historia
que tomó fuerza después del descubrimiento del
bacilo, la que nosotros conocemos: la de enfermedad
contagiosa, de la pobreza y, a fines del siglo XIX,
íntimamente ligada a la prostitución.
El
título de mi ensayo fue el subtítulo del libro pero
era necesario abreviarlo y Una enfermedad
romántica me pareció adecuado porque es
presentar la tuberculosis como lo que fue en el
siglo XIX.
¿Cómo y cuándo se llevó a cabo la presentación
oficial del libro? ¿Cómo fue la recepción de los
asistentes al evento?
La
presentación se llevó a cabo el 26 de mayo en la
Sala de Conferencias del Parque de España y estuvo a
cargo de la doctora en Letras, Lic. Ana Lía
Gabrieloni. La recepción de la gente fue
gratificante, y me sentí escritora por un momento
cuando firmaba los ejemplares.
¿Ya está disponible para la venta?
Sí,
el libro está a la venta en la Editorial Municipal,
en Corrientes y Córdoba, y en las librerías más
conocidas de la ciudad.
Muchas gracias Dra. Amalia Pati por este diálogo sumamente enriquecedor y
valdrá la pena leer este libro, para intentar abrir
cada día más nuestros horizontes, y no quedarnos
sólo en lo biológico y social sino también integrar,
la Cultura, el Arte y la Literatura a nuestra visión
de la Medicina. Si logramos esto, sin duda, será un
hecho beneficioso para nosotros, para nuestros
pacientes y fundamentalmente para nuestros alumnos.
Por Dra. Jorgelina Presta |