Arteritis de células
gigantes de manifestación atípica
Brance ML, Severini J, Canals AL, Dahi D, Jorfen M,
Miljevic J, Bortolozzi R.
Hospital Juan Bautista Alberdi. Rosario.
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Introducción
La arteritis de
células gigantes (ACG) es la vasculitis primaria más común entre
adultos mayores, pudiendo causar ceguera si no recibe
diagnóstico y tratamiento de forma adecuada.
Anatomopatológicamente es una vasculitis crónica granulomatosa
de vasos de mediano o gran calibre que afecta predominantemente
a las arterias temporales, si bien otras arterias también pueden
estar comprometidas. La primer descripción clínica de esta
entidad fue realizada por Hutchinson en 1890, siendo reportada
recién en 1930 cuando Horton y colaboradores realizaron la
descripción patológica del hallazgo de una inflamación
granulomatosa en arterias temporales [[1]].
Caso clínico
Mujer de 62
años con antecedentes de diabetes mellitus que comienza 20 días
previos al ingreso con fiebre y odinofagia asociado a astenia,
hiporexia, mialgias y artralgias generalizadas de intensidad
creciente y pérdida de peso cercana al 10%. Por dicho cuadro
recibe antibioticoterapia para faringoamigdalitis sin mejoría de
la sintomatología y decidiéndose su internación para estudio
como fiebre de origen desconocido.
Al examen
físico presentaba, como datos positivos, orofaringe congestiva y
debilidad en cinturas escapular y pélvica con importante
compromiso del estado general.
Exámenes
complementarios:
-
Análisis
bioquímico: Hto 36.8%, Hb 11.5 gr/dl, GB 9.200 mil/mm, Pl
332.000 mil/mm, BT 0.66 mg%, TGO 63 mUI/ml, TGP 50 mUI/ml,
FAL 272 mUI/ml, GGT 90 mUI/ml, CPK 100 mUI/ml. VES 120 mm 1º
hora.
-
Otros datos
de laboratorio específico: PCR 64 mg/l; Proteínas Totales
5,90 g/dl; Albúmina 2.45 g/dl; Factor Reumatoideo (FR por
Látex) no reactivo; Factor antinúcleo (FAN) reactivo 1/320
con patente moteada; Ac anti-ADN, ENA y Ac anti-Sclero 70:
negativos. TSH: 6.34 uUI/ml, T4: 1.15, Ac anti-tiroideos:
negativos. Las proteínas totales fueron de 5.90 g/dl y la
albúmina de 2.45 g/d en el proteinograma por electroforesis.
Estudios serológicos: VHC, VHB, VIH, VHA, VDRL, CMV,
Huddlesson-B.P.A, Rosa Bengala, Reacción Wildal-IFI
triquinosis: no reactivos
-
Estudios
por imágenes: radiografía de tórax, ecocardiograma,
ecografía abdominal y renal, tomografía de cráneo, abdomen y
pelvis sin alteraciones.
Evolución:
-
Durante la
internación presentó cefalea holocraneana a predominio
occipital de intensidad 10/10, que cedió parcialmente con
analgésicos antiinflamatorios. Se realizó tomografía de
cráneo. Se inicia tratamiento con prednisona 10 mg/día
interpretándose el cuadro como una posible Polimialgia
Reumática e indica el alta hospitalaria.
-
A los
quince días se interna nuevamente por persistencia del
cuadro y agrega parestesias en mano izquierda, marcada
alteración del estado general y claudicación mandibular. Se
realiza electromiografía de miembro superior derecho, que
evidencia mononeuropatía múltiple distal de tipo
axonomielinopático. Se interpretó como probable ACG y
comenzando tratamiento con prednisona 60 mg/día con buena
respuesta clínica y tornándose afebril desde ese entonces.
Diez días después se realizó biopsia de arteria temporal
bilateral, siendo negativa.
-
La paciente
sufre intercurrencia infecciosa y fallece dos meses después.
Discusión
La arteritis de
células gigantes es una vasculitis de grandes vasos que se
presenta generalmente en pacientes mayores de 50 años, cercana a
la octava década de la vida [[2]].
Presenta una incidencia anual, en personas mayores de 50 años de
de 17,8 casos por cada 100.000, sin embargo en estudios
realizados en autopsias, sugieren que la arteritis es mas común
que lo diagnosticado clínicamente [[3]].
Entre el 60 a
98% de los pacientes presentan cefalea, de reciente comienzo, o
con otra localización o característica diferente a la habitual.
También refieren dolores faciales atípicos, en región occipital
o cervical, que revelan el compromiso de arterias faciales. En
otros casos la febrícula o fiebre de origen desconocido puede
ser forma de presentación [[4]].
Si bien el
compromiso más común es el de arterias temporales, cualquier
otra arteria puede ser afectada. Hasta en un 10% de los casos
están comprometidos otros territorios vasculares, pudiendo
entonces manifestarse como claudicación mandibular o de
miembros.
La alteración
clínica más importante, por la gravedad que reviste el cuadro,
está dada por las alteraciones oculares, presentes en
aproximadamente un 50%, debiendo prestar especial atención a la
disminución de la agudeza visual, diplopía, amaurosis fugaz, o
ceguera que refiera el paciente. Si bien esta última es lo más
temido, es de baja frecuencia.
Cerca del 40% de
los pacientes pueden presentar síntomas atípicos. Estos incluyen
tos seca, fiebre de origen desconocido o claudicación de
miembros superiores o inferiores. Dentro de las manifestaciones
neurológicas se encuentran la mononeuropatía, polineuropatía
periférica y más raramente accidentes cerebrovasculares
isquémicos [[5]].
El 50% de ellos
presenta concomitantemente polimialgia reumática, pero sólo el
10% de las polimialgias desarrollan ACG [1].
Dentro de las
alteraciones de laboratorio es frecuente encontrar anemia,
aumento de las enzimas gamaglutamiltranspeptidasa y fosfatasa
alcalina hepática. La velocidad de eritrosedimentación es el
dato de laboratorio más útil para su diagnóstico y control del
tratamiento. Generalmente los pacientes presentan valores
mayores a 50 mm en la primer hora, siendo comunes valores
mayores a 100 mm [6].
Dentro de los
criterios formulados en 1990 por el American Collage of
Rheumatology, para la clasificación de arteritis de células
gigantes se encuentran: 1. Edad de comienzo del desarrollo de
los síntomas o hallazgos luego de los 50 años; 2. Cefalea de
reciente comienzo o nueva localización del dolor; 3.
Anormalidades en la arteria temporal, como endurecimiento a la
palpación, pulso débil no relacionado a arterioesclerosis de
arterias cervicales; 4. Velocidad de eritrosedimentación elevada
mayor a 50 mm en la primer hora por método de Westergren; y 5.
Biopsia arterial donde se evidencie vasculitis a predominio de
infiltrado mononuclear o inflamación granulomatosa, usualmente
con células multinucleadas gigantes. La presencia de tres o más
de estos criterios alcanza una sensibilidad del 93.5% y una
especificidad del 91.2% para el diagnóstico de arteritis de
células gigantes [1].
En el caso expuesto la enfermedad se presentó luego de los 50
años, con cefalea occipital de reciente comienzo y VES mayor a
100 mm la primera hora. Si bien aquí se cumplen los tres
criterios, estos deben ser utilizados en pacientes con la firme
sospecha de ACG, más aún, si los síntomas que presenta son
atípicos, lo que evitaría potenciales errores diagnósticos.
Varios son los
interrogantes que se generan en este caso en particular. Uno de
ellos es el significado de la positividad del FAN en esta
paciente. El 5% de la población adulta mayor sana puede
presentar positividad al FAN sin significar esto patología
alguna. También la presencia de FAN positivo obliga a sospechar
manifestación paraneoplásica.
En la ACG, las
arterias presentan un infiltrado inflamatorio asociado a una
marcada disrupción de la lámina elástica interna. La clásica
descripción histológica, observada en un 50% de los casos, es
una inflamación granulomatosa con células gigantes, localizada
entre las capas íntima y media arterial. En el resto de los
casos se puede observar una panarteritis con un infiltrado
inflamatorio linfomononuclear, con algunos neutrófilos y
eosinófilos sin células gigantes [1].
Es por ello importante tener en cuenta que biopsias negativas no
descartan el diagnóstico de ACG.
En este caso la
biopsia de arteria temporal fue realizada diez días después de
haber comenzado tratamiento con prednisona a dosis
inmunosupresoras. Está demostrado que la biopsia de
arteria temporal no se afectaría hasta cuatro semanas luego de
comenzada la terapéutica con corticoides. Este punto es
importante de destacar ya que el diagnóstico presuntivo de ACG
implica una urgencia en su tratamiento debido al temido
compromiso ocular. Por lo tanto el comienzo con el tratamiento
no afectaría la anatomía patológica hasta tanto se realice la
biopsia [1;5].
La probabilidad de biopsias compatibles con ACG aumenta si el
paciente presenta claudicación mandibular o diplopía, mientras
que la ausencia de anormalidades a la exploración semiológica de
la arteria temporal disminuye la probabilidad de hallazgos
patológicos en la misma [[6]].
En un estudio
realizado con 1.113 pacientes a quienes se les había realizado
biopsia de arteria temporal, solo el 33.5% presentó biopsia
compatible con esta entidad, sugiriendo como se expresó
anteriormente, que la presencia de anormalidades en la
semiología o la clínica permitirían comenzar la terapéutica con
corticoides para luego realizar biopsia [[7]].
La realización de una biopsia unilateral es suficiente para el
diagnóstico anatomopatológico [[8]]
Una biopsia contralateral debería ser considerada si la sospecha
clínica es alta y una primer biopsia es negativa [5].
Dentro de los
métodos por imágenes se encuentran la ultrasonografía y la
tomografía por emisión de positrones. El ecodoppler de arterias
temporales presenta una sensibilidad del 95% y una especificidad
del 76%, en casos demostrados histológicamente, para el
diagnóstico, cuando son evidentes un halo hipoecoico, estenosis
u
oclusión [[9]].
Otros estudios indican que este método no puede distinguir entre
infiltrado inflamatorio y cambios degenerativos arteriales [[10]].
Igualmente su realización puede ser de ayuda para la selección
del área a biopsiar.
En el caso de
sospecha de compromiso de otras arterias tales como subclavia,
axilar o vertebrales el diagnóstico por biopsia se dificultaría.
Aquí puede ser útil la tomografía por emisión de positrones con
fluorodesoxiglucosa, ya que este método tiene una alta
sensibilidad para la detección de cambios metabólicos en la
pared arterial [[11]].
Interesó la
presentación de este caso por presentarse ACG como fiebre de
origen desconocido, tos seca, mononeuropatía, claudicación
mandibular, con biopsia de arteria temporal bilateral negativa y
FAN positivo. Una vez más el arte de la clínica es soberano a la
hora de tomar decisiones en los
casos en los cuales la metodología diagnóstica no ofrece la
ayuda adecuada para el diagnóstico definitivo.
Autores:
G
Brance ML, Severini J, Canals AL, Dahi D, Jorfen M, Miljevic
J, Bortolozzi R.
Servicio de
Clínica Médica. Hospital Juan Bautista Alberdi. Rosario.
Los autores
no declaran conflicto de intereses.
Publicado
on line el 6 de abril de 2008
Referencias
[1]
Salvarani C; Cantini F; Boiardi L; Hunder G. Polymyalgia
rheumatica and Giant Cell Arteritis. N Engl J Med. 2002,
347(4)261-71.
[4]
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Reumatología y enfermedades sistémicas.
Tomo II. Cap140. Pag 118-19
[5]
Unwin B; Williams CM; Gilliland W. Polymyalgia
rheumatica and Giant Cell Arteritis. Australian Family
Physician.2006, 35 (11) 889-91
[6]
Smetana GW; Shmerling RH. Does this patient have
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[7]
Younge BR, Cook BE, Bartley GB, Hodge DO, Hunder GG.
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Mayo Clinic Proc 2004;79(4):483-91.
[8]
Hall JK, Volpe NJ, Galetta SL, Liu GT, Syed NA, Balcer
LJ.
The role of unilateral temporal artery biopsy.
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[11]
Blockmans D, Stroobants S, Maes A, Mortelmans L.
Positron emission tomography in giant cell arteritis and
polymyalgia rheumatica: evidence for inflammation of the
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