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Ventilation Strategy Using Low Tidal Volumes, Recruitment Maneuvers, and High Positive End- Expiratory Pressure for Acute Lung Injury and Acute Respiratory Distress Syndrome.

A Randomized Controlled Trial

JAMA. 2008 ; 299(6): 637- 645

 

 

En pacientes con injuria pulmonar aguda y distrés respiratorio la ventilación mecánica constituye una medida de soporte esencial.

Sin embargo la lesión pulmonar inducida por el respirador es una eventualidad a considerar cuando se selecciona una estrategia de ventilación para estos pacientes.

Diversos mecanismos de injuria pulmonar asociado a la ventilación mecánica han sido descriptos, siendo los más estudiados la sobredistensión pulmonar, la toxicidad por oxígeno y finalmente el atelectrauma. Este último se refiere al daño ocasionado por las fuerzas de cizallamiento generadas por el colapso repetitivo de los alvéolos en cada ciclo de apertura y cierre alveolar.

Está demostrado, que para evitar el daño ocasionado por la sobredistensión , la estrategia de ventilación debe incluir sistemáticamente la utilización de bajos volúmenes corrientes (6ml/kg) y evitar presiones meseta mayores a 30 cm de H2O.

Por otro lado el atelectrauma se evitaría utilizando maniobras para “abrir el pulmón y mantenerlo abierto”, basadas en la utilización de maniobras de reclutamiento y PEEP elevadas.

En teoría una estrategia ventilatoria que combine la utilización de bajos volúmenes con maniobras de reclutamiento y PEEP elevadas debería ser el ideal para pacientes con distrés respiratorio.

El presente trabajo, multicéntrico, randomizado y controlado compara la estrategia estándar, es decir bajos volúmenes pulmonares con objetivos de presiones meseta que no superen los 30 cm de H2O versus una estrategia que combina la utilización de volúmenes bajos con maniobras de reclutamiento y PEEP elevadas.

El objetivo primario es evaluar el resultado de cada una de estas estrategias sobre la mortalidad por cualquier causa.

Se incluyeron 980 pacientes, de los cuales 85% reunían criterios de distrés respiratorio.

A los pacientes del grupo experimental se los ventilaba en modo presión control y se les aplicaba una maniobra de reclutamiento inicial y luego cada vez que se lo desconectaban del respirador, hasta 4 veces por día.  Asimismo se indicaba PEEP  inicial de 20 cm de H2O y Fi O2 inicial al 100%. Estos parámetros se ajustaban posteriormente según la evolución del paciente y siguiendo valores previamente tabulados de FiO2 y PEEP. Dichas maniobras se suspendían por hipotensión o barotrauma. Se los ventilaba con volúmenes corrientes entre 4-8 ml/kg y con objetivos de presiones mesetas que no superen los 40 cm de H2O.

Al grupo control se lo ventilaba en modo volumen asistido, con volúmenes corrientes de 6 ml kg (4-8 ml/kg) y con objetivo de presiones meseta de hasta 30 cm de H2O. Se utilizaban valores de PEEP predefinidos según la FiO2. En este grupo no se permitían maniobras de reclutamiento.

Los resultados demostraron que los volúmenes corrientes utilizados en ambos grupos fueron similares, los niveles de PEEP fueron más altos en el grupo experimental y asimismo los pacientes de este grupo presentaron menos hipoxemia y requirieron niveles de FiO2 más bajos que en el grupo control. Los niveles de presión meseta fueron más altos en el grupo experimental pero rara vez superaron los 35 cm de H2O.

No se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en el end point primario de mortalidad por todas las causas entre ambos grupos. Tampoco se observaron diferencias significativas en cuanto al desarrollo de barotrauma como así tampoco en la duración de la ventilación mecánica.

Los pacientes del grupo experimental presentaron menos hipoxemia refractaria y menos mortalidad por hipoxemia refractaria.

Como comentario personal vale la pena mencionar que frecuentemente aplicamos en forma generalizada en  nuestros pacientes estrategias o procedimientos basados exclusivamante en datos muy preliminares o sustentados por cierta racionalidad fisiopatológica pero sin ningún sustento firme de la medicina basada en evidencias.

En este trabajo queda demostrado como muchas otras veces, que lo que racionalmente parecería ser lo mejor para nuestros pacientes con distrés no tiene un impacto significativo sobre mortalidad. Esto no significa que debamos desechar totalmente esta estrategia pero hasta el momento no estamos autorizados para generalizar su uso. Si alguno considera aplicar esta estrategia debería reservarla para casos seleccionados y previa discusión con el resto del equipo médico.

 

 

Comentario: Dr. Sebastián Reynoso

Recibido: 13 de Marzo de 2008

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