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Vasopressin versus norepinephrine infusion in patients with septic shock

N Engl J Med 2008, 358:877-87

 

 

Contexto clínico:

El shock séptico tiene una mortalidad alta (40-60%) siendo una de las  principales causas de muerte en la UTI.  El soporte cardiovascular y los antimicrobianos son  la clave del tratamiento e instaurados en forma temparana pueden afectar favorablemente el curso de la enfermedad.

En cuanto al soporte cardiovascular, las estrategias de resucitación (con objetivo de tensión arterial media > 65 mmHg que garantizaría la perfusión orgánica), comprenden la administración de fluidos endovenosos y catecolaminas tales como dopamina, noradrenalina, adrenalina y dobutamina. Sin embargo, es sabido que estas drogas tienen importantes efectos adversos y que por otra parte, en ciertos casos resultan insuficientes, existiendo la situación de shock séptico refractario a catecolaminas.

En este contexto la vasopresina se presenta como una alternativa interesante.  Se trata de un péptido sintetizado en los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo y que tiene múltiples efectos, entre ellos el de producir vasoconstricción activando los receptores V1 del músculo liso vascular (mecanismo diferente a la vasoconstricción adrenérgica). Los niveles séricos se encuentran disminuidos en el shock séptico y la administración exógena tiene potente efecto vasopresor por lo que se ha estado usando principalmente en el shock refractario pero su impacto en la mortalidad se desconoce.

 

Descripción del Estudio

Materiales y Métodos:

·          Entre julio del 2001 y abril del 2006 en este estudio multicéntrico, a doble ciego, 778 pacientes con shock séptico sin respuesta a la resucitación con fluidos y que requerían un mínimo de 5 ug/min de noradrenalina (o dosis equivalentes de dopamina, adrenalina o fenilefrina) por al menos 6 hs, fueron randomizados a recibir una dosis baja de vasopresina o noradrenalina (vasopresores ciegos) , manteniendo en las dos ramas de tratamiento el vasopesor que estuvieran recibiendo previamente (vasopresor no ciego).

·          Los pacientes también fueron separados en dos grupos o categorías de acuerdo a la dosis basal de noradrenalina (o equivalentes) que estaban recibiendo al momento de la randomización: a) categoría de shock menos severo si estaban recibiendo 5 a 14 ug/min de  noradrenalina  y  b) categoría de shock más severo si estaban recibiendo 15 ug/min o más de noradrenalina

·          El shock séptico fue definido por la presencia de 2 o más criterios de SIRS, infección sospechada o confirmada, disfunción nueva de al menos un órgano e hipotensión pese a la resucitación con fluidos requiriendo 5 ug/min o más de noradrenalina o equivalentes.

·          Todas las infusiones de vasopresores fueron tituladas de acuerdo a protocolo y para mantener TAM 65-75 mmHg:  Vasopresores ciegos: la vasopresina se inició a 0.01U/min y se aumentó hasta un máximo de 0.03U/min, la noradrenalina se inició a 5 ug/min y se aumentó hasta un máximo de 15 ug/min. Vasopresores no ciegos: la infusión basal se aumentó solamente si no se lograba el objetivo de TAM con las dosis máximas del vasopresor ciego. El descenso del vasopresor no ciego se permitía cuando se lograba el objetivo de TAM hasta suspender si era posible. El descenso del vasopresor  ciego se iniciaba cuando se había mantenido TAM durante 8 hs sin vasopresores no ciegos.

·          El resultado primario evaluado fue la mortalidad a los 28 días.

·          Los resultados secundarios evaluados fueron: mortalidad a los 90 días, días vivo y sin disfunción orgánica durante los primeros 28 días, días vivo y sin uso de vasopresores, AMR o terapias de reemplazo renal, días vivo y sin SIRS, días vivo y sin usar corticoides, duración de la estadía en UTI y en el hospital y eventos adversos.

 

Resultados y Conclusiones:

Ø       No hubo diferencias significativas en la mortalidad a los 28 y 90 días entre los pacientes tratados con vasopresina versus noradrenalina.

Ø       Entre los pacientes con shock menos severo hubo una tendencia a favor de la vasopresina con respecto a la mortalidad lo que podría hacer suponer un efecto beneficioso de la droga en este grupo, sin embargo la significancia estadística de esta observación es incierta.

Ø       En el grupo de shock más severo no se observó esta diferencia (en contraste a lo que se presuponía).

Ø       La vasopresina permitió un rápido descenso de la noradrenalina (o equivalentes) en las dos categorías de pacientes.

Ø       La incidencia de eventos adversos fue similar entre los tratados con vasopresina versus noradrenalina. Hubo una tendencia a mayor ocurrencia de paro cardíaco en el grupo noradrenalina. Probablemente la elección de una dosis baja de vasopresina y la exclusión del estudio de los pacientes con enfermedad cardiovascular haya afectado este resultado.

Ø       La mortalidad global asociada a shock séptico en el estudio fue del 37%, menor a la reportada habitualmente. Esto puede deberse a un mejor enfoque  general de esta entidad en la actualidad, pero también a la selección de la población a estudiar que excluye a pacientes de alto riesgo (población del estudio diferente a la población real).

 

Limitaciones del estudio:

·          La vasopresina fue administrada de acuerdo a un rango de dosis predeterminado; no se midieron niveles séricos para guiar el tratamiento.

·          El promedio de TAM basal al momento de la randomización fue de 72-73 mmHg, con lo cual el estudio evalúa los efectos de la vasopresina como un “ahorrador de catecolaminas” y no los efectos o la utilidad en pacientes con shock refractario a esas drogas.

·          El tiempo promedio entre la reunión de los criterios de inclusión y el inicio de la infusión de la droga fue de 12 hs, mayor al período considerado estratégico para que una intervención pueda afectar el pronóstico y la sobrevida (menor a 6 Hs y preferentemente dentro de la hora de iniciado el shock) y éste puede ser uno de los motivos por los cuales la vasopresina no demuestra beneficio en este estudio.  Con los datos actuales pareciera que es el momento del vasopresor y otras medidas terapéuticas más que el agente específico lo que resulta decisivo.

 

 

Dra. Mariela Fumale

Especialista en Clínica Médica y Terapia Intensiva

Ex residente Clínica Médica – Hospital Provincial del Centenario - Rosario

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