Presentación del
caso clínico
Dr. Martín Ferrado
“¿
Qué es lo más difícil ? Lo que parece más simple: ver
con los ojos lo que está delante de ellos”
Goethe
Iniciaré la discusión analizando el compromiso cutáneo.
Se caracteriza por erupción eritemato-escamosa,
generalizada, pruriginosa, con afectación mucosa y
repercusión sobre el estado general; signos y síntomas
compatibles con eritrodermia. Puede ser
provocada por fármacos, tóxicos, neoplasias, infecciones
y otras.
Ahora bien, si consideramos la eritrodermia sumada a las
alteraciones hematológicas y de las enzimas hepáticas,
la hepatoesplenomegalia y el antecedente de consumo de
difenilhidantoina, se reducen los diagnósticos
posibles.
Una de las entidades que puede explicar el cuadro es el
Síndrome de rash con eosinofilia y síntomas
sistémicos (DRESS). Es una reacción
idiosincrática severa. Originalmente descripta con los
anticonvulsivantes, se ha visto relacionada a numerosas
drogas (sulfonamidas, analgésicos, corticoides,
allopurinol, etc). Los mecanismos propuestos son:
-Inmunologicamente mediados: determina cierta
susceptibilidad mediante la expansión clonal de
linfocitos T (dependientes del complejo mayor de
histocompatibilidad) -Toxicidad química:
disfunción de la enzima epóxido hidrolasa, con
acumulación de metabolitos oxidativos, los que, actuando
como haptenos, pueden disparar la injuria celular en
pacientes susceptibles. -Teoría
viral:
Herpes virus 6 (HHV6), Citomegalovirus, Ebstein Barr,
Virus de la inmunodeficiencia humana. Estos jugarían un
rol aún no completamente dilucidado en la génesis de
este proceso. En el paciente, si bien no contamos con
serología para estos agentes, la presencia de linfocitos
irritativos en el extendido de sangre periférica nos
puede orientar hacia una infección viral en curso.
El DRESS suele iniciarse de 1 a 8 semanas posteriores al
inicio del fármaco, con una duración aproximada de 6
semanas.
Presenta fiebre en el 90 a 100% de los casos.
Aproximadamente el 90% desarrollan eritrodermia
generalizada, pruriginosa, con edema facial, afectación
mucosa (conjuntivitis, úlceras orales), que se extiende
en sentido céfalo-caudal. El compromiso sistémico es
proteiforme, habiéndose descripto artralgias,
linfadenopatías, hepatoesplenomegalia, anormalidades
hematológicas, hepáticas y otras. El hígado es el órgano
interno más afectado, causando desde hepatitis aguda
hasta cuadros fulminantes. Pueden presentar
hipertransaminasemia (10-20 veces los valores normales),
hiperbilrrubinemia y colestasis con elevación de FAL y
GGT. A nivel hematológico puede observarse eosinofilia
(70-80%), leucocitosis, trombocitopenia, monocitos
atípicos.
El diagnóstico se basa en el antecedente del consumo de
fármacos que puedan estar relacionados y el cuadro
clínico compatible. La biopsia cutánea es inespecífica,
pudiendo indicar que el proceso está relacionado con
drogas, pero careciendo de elementos patognomónicos que
hablen de este síndrome. En 1996
Bocquet y col. establecieron los siguientes criterios de
DRESS:
1) Presencia de erupción cutánea. 2) Anormalidades
hematológicas (eosinofilia ≥ 1500, linfocitosis atípica)
y 3) Compromiso sistémico (adenopatías ≥ 2cm,
transaminasas
x 2,
nefritis intersticial, carditis). En cuanto a la
evolución habitualmente cursan con recuperación
completa, pudiendo progresar a formas más graves como
síndrome de Stevens-Johnson o necrólisis epidérmica
tóxica. Así mismo, se han comunicado casos de
empeoramiento paradójico al suspender la droga
sospechada. De cualquier manera, éste depende
principalmente de la alteración hepática, observándose
mayor mortalidad en pacientes con ictericia. La
mortalidad asciende aproximadamente al 10%. Algunos
estudios hablan de un riesgo
mayor de patología endócrina secuelar (diabetes).
El tratamiento
consiste en suspender la droga involucrada, asegurar una
adecuada hidratación y balance electrolítico, y el
soporte sintomático como pilares del mismo. La
utilización de corticoides es controversial. Hay autores
que los reservan para los cuadros más graves y otros que
sostienen su uso en forma rutinaria. Igualmente no hay
trabajos controlados exitosos al respecto. En cuanto a
los antibióticos (ATB) la mayoría de los especialistas
sugieren indicarlos en los casos más severos. Otros
medicamentos y técnicas están actualmente en estudio,
careciendo de evidencia suficiente para su indicación
rutinaria: interferón alfa, plasmaféresis,
N-acetilcisteína, inmunoglobulinas EV a altas dosis.
De cotejar lo expuesto con la clínica del paciente,
surge que el DRESS se adapta holgadamente a este cuadro;
por lo que creo que es el diagnóstico más probable.
Algunos puntos a destacar es que se han descripto
reacciones cruzadas principalmente entre fenitoina,
carbamazepina y fenobarbital que varían del 40-70%.
También se ha visto cierta sensibilización
de los pacientes a otros fármacos administrados durante
un episodio de DRESS, que se manifiestan de 2 meses a 8
años (ATB, etc).
Recientemente un grupo japonés (Shiohara
T et al. 2007),
sugirió una nueva denominación para este cuadro, basados
en que la eosinofilia está presente en el 70-80% de los
casos: Síndrome de hipersensibilidad inducido por
drogas (DIHS). Uno de los hallazgos más
salientes de este estudio, fue la presencia de serología
positiva para HHV6 en el 100% de los casos, por lo que
lo proponen como uno de los criterios diagnósticos. Los
otros criterios sugeridos son:
rash maculopapular 3 semanas pos-drogas, persistencia
clínica 2 semanas pos-suspensión, fiebre, anormalidades
hepáticas o de otro órgano, anormalidades leucocitarias
(leucocitosis: 11000, linfocitos atípicos: > 5%,
eosinofilia: > 1000), linfadenopatías.
Con respecto a la relación entre neurocirugía y DRESS,
ha sido descripta (Baba M et al. 2003) una disminución
en la actividad de la epóxido hidrolasa en los pacientes
que cursan el postoperatorio. Probablemente estaría
relacionado con la utilización de anestésicos, ATB y
otras drogas. Aún faltan más estudios mejor diseñados
que avalen esta hipótesis.
Otros de los principales diagnósticos diferenciales que
se deben realizar ante un paciente con eritrodermia y
antecedentes farmacológicos son el
Síndrome de Stevens-Johnson (SSJ) y la Necrólisis
epidérmica tóxica (NET o enfermedad de Lyell).
Idiosincráticas, se relacionan a fármacos en el 50-80%
de los casos. La clínica abarca síntomas pseugripales
prodrómicos, eritema polimorfo, eritrodermia. A nivel
sistémico se han informado hepatitis, afectación ocular
(queratitis, sinequias) y compromiso de otros órganos,
con alteraciones de laboratorio como anemia, linfopenia,
neutropenia, eosinofilia, elevación de transaminasas.
Los rasgos más característicos son las extensas lesiones
mucosas (92-100%) y la necrosis epidémica con
despegamiento epidérmico; que en el SSJ es < 10% y en la
NET es > 30%. Ésta última (NET) presenta un compromiso
cutáneo-mucoso más extenso y por ende mortalidad más
elevada (10-70%). Debido a las similitudes, muchos
autores sugieren que constituyen diferentes grados de
severidad de una misma enfermedad. Teniendo en cuenta
que el paciente no presenta lesiones ampollares con el
clásico despegamiento epidérmico y que el compromiso
mucoso no es tan extenso, creo a este cuadro alejado.
La micosis fungoide (MF) es un linfoma
no-Hodgkin extranodal de células T, infrecuente y con
cierto predominio masculino. El curso es indolente,
comenzando meses a décadas previas con un cuadro de
parapsoriasis, evolucionando luego a una erupción
eritemato-escamosa en placas y tumores. Finalmente
eritrodermia, más frecuente en pliegues con
hiperqueratosis palmo-plantar. La afectación
extracutánea se evidencia por adenopatías frecuentes,
compromiso hepático, esplénico, etc. Una variante más
severa y extensa, con peor pronóstico es el Sme.
De Sezary. Dentro de los criterios presenta las
células de Sezary en sangre periférica > 1000/mm3. La
biopsia cutánea también cumple un papel fundamental en
el diagnóstico, demostrando los característicos
microabscesos de Pautrier. En este caso el inicio fue
agudo, sin compromiso palmo-plantar. Teniendo en cuenta
que ni el extendido periférico ni la biopsia muestran
los hallazgos comentados, sumados a la evolución
incompatible, esta entidad se vuelve improbable.
Un último diagnóstico que voy a analizar es el
shock tóxico. Es provocado por las exotoxinas
del estafilococo coagulasa positivo, encontrándose un
aumento de la incidencia de cepas meticilino
resistentes. Inicialmente relacionado con los ciclos
menstruales (uso de tampones 99%), se lo relaciona con
un número cada vez mayor de situaciones (tapones
nasales, posparto, posquirúrgicos, heridas infectadas,
sinusitis). Causa una enfermedad febril, aguda y
multiorgánica. Un caso es confirmado si presenta fiebre,
hipotensión, eritrodermia (con compromiso de palmas y
plantas) y posteriormente descamación. A estos debemos
sumar el compromiso de 3 o más órganos de la economía y
cultivos negativos para otros gérmenes. Por no cumplir
con los criterios y por ser la clínica incompatible,
descarto este diagnóstico.
En conclusión, considero como diagnóstico más probable
al DRESS, ocasionado por la ingesta de
difenilhidantoína. En lo que respecta al tratamiento, si
bien la corticoideoterapia es controversial, creo que en
este caso la indicación fue correcta, habidas cuentas de
la mala evolución que presentó en ese momento. El mismo
motivo avala el tratamiento ATB; siendo que en muchas
ocasiones es difícil diferenciarlo de un proceso
infeccioso. Suspendidos los ambos, se debe continuar con
medidas locales. Es menester un estricto seguimiento por
parte de clínicos y dermatólogos, debido a que se han
observado recurrencias más aún tras la suspensión de los
corticoides. Los familiares deben ser advertidos de la
posibilidad de desarrollar reacciones similares.
Un último punto a tratar son las indicaciones de
profilaxis con DFH. En los pacientes con traumatismo
severo debe ser mantenida por 7 días (evidencia clase A)
y suspenderse luego (clase B). En tanto, en aquellos que
cursan el posneuroquirúrgico, según recomendaciones
de expertos debe mantenerse de 3 días a 1 mes de
acuerdo al tipo de cirugía (alto riesgo: meningioma,
mtts, aneurisma y TEC severo). Por lo tanto, no
reiniciaría los anticonvulsivantes en este paciente.
Una enseñanza fundamental que nos deja
este caso, es considerar a los fármacos dentro de la
lista de diagnósticos diferenciales a realizar en la
práctica diaria. Suspender un tratamiento que no está
indicado, es tan o más importante que su indicación
inicial.
Bibliografía:
-Bocquet H, Bagot M, Roujeau JC. Drug-induced
pseudolymphoma and drug hypersensitivity syndrome (drug
rash with eosinophilia
and systemic symptoms: DRESS). Seminars in Cutaneous
Medicine and Surgery 1996;15:250–257.
-Schlienger R. Antiepileptic Drug Hypersensitivity
Syndrome. Epilepsia, Vol. 39, Suppl. 7, 1998
-Hermida D. Síndrome DRESS. Arch. Argent.
Dermatol. Marzo-abril 2005.Tomo 55 nº 2.
75-77.
-Gregory K. Current understanding of delayed
anticonvulsant hypersensitivity reactions epilepsy
currents, Vol. 6, No. 2 (March/April) 2006 pp. 33–37.
-Naisbitt DJ. Hypersensitivity reactions to
carbamazepine: characterization of the specificity,
phenotype, and cytokine profile of drug-specific T cell
clones. Molecular Pharmacol 2003;63:732–741.
-Pichler WJ. Delayed drug hypersensitivity reactions.
Ann Intern Med 2003;139:683–693.
-Aihara M et al. Anticonvulsant hypersensitivity
syndrome associated with reactivation of
cytomegalovirus British Journal of Dermatology, 2001,
144, 1231±1234
-Fernández Bussy R. Farmacodérmias. En: Responden
expertos. Clínica-UNR.org.
2007. Disponible on-line: www.clinica-unr.org
-Shiohara T. Drug-induced hypersensitivity síndrome
(DIHS): a reaction induced by a complex interplay Among
herpesviruses and antiviral and antidrug immune
responses. AllergolInt 2006; 55:1–8.
-J Investig Allergol Clin Immunol
2006; Vol. 16(4): 268-270.
-Tan AW, Thong BY, Yip LW, Chng HH, Ng SK. High-dose
intravenous immunoglobulins in the treatment of toxic
epidermal necrolysis: an Asian series. J Dermatol
2005;32:1–6.
-Gaig P, García-Ortega P. J
Investig Allergol Clin Immunol 2006; Vol. 16(5): 321-326
-Shiohara T et al. The diagnosis of a DRESS syndrome has
been sufficiently established on the basis of typical
clinical features and viral reactivations. British
Journal of Dermatology. MAY 2007. 156, pp1045–1092.
-Baba M et al. The anticonvulsant hypersensitivity
syndrome European Academy of Dermatology and
Venereology. JEADV. (2003)17, 399–401
-M. Paulli et al. .Cutaneous T-cell lymphomas
(including rare subtypes). Current concepts II.
haematologica 2004; 89(11):1372-1388.
-Vonderheid, EC, et al. Report of the International
Society for cutaneous lymphomas. J Am Acad Dermatol
2002; 46:95.
-CDC: Case definitions for infectious conditions under
public health surveillance. MMWR Morb Mortal Wkly Rep
1997; 46(RR-10):39.
-Bagilet D. Tratamiento del shock tóxico. En: Temas
seleccionados de terapéutica clínica.
Battagliotti C, Greca A. UNR. 1995.
Tomo1. 327-329.
-Ferrini D, Ferrado M. Profilaxis con anticonvulsivantes
en pacientes con traumatismos encéfalo craneanos. En.
Pases de sala.
Clínica-UNR.org.
2007. Disponible on-line: www.clinica-unr.org
-Mora Pueyo F.
Cuestiones sobre el tratamiento con antiepilépticos de
modo preventivo en la práctica clínica.
1996. Disponible on-line.
-Cosgrove S, Zaleznik D. Staphylococcal toxic shock
syndrome.
En: UpToDate. Rose BD (ed) 2007. Wellesley.
www.uptodate.com.
-Samel A. Drug eruptions.
En: UpToDate. Rose BD (ed) 2007. Wellesley.
www.uptodate.com.
-High W. Stevens-Johnson syndrome and toxic epidermal
necrolysis in adults.
En: UpToDate. Rose BD (ed) 2007. Wellesley.
www.uptodate.com.
|