Discusión del
caso clínico
Dr. Diego Bértola
El caso a discutir en el día de la fecha es el de una
mujer de 47 años, con antecedentes de lupus eritematoso
sistémico (LES) desde hace 23 años (en tratamiento con
prednisona 5 mg/día y azatioprina 100mg/día), DBT, HTA
e hipotiroidea que consulta por un cuadro de fiebre,
síntomas respiratorios, rales crepitantes, infiltrados
pulmonares radiográficos e hipoxemia. El cuadro fue
interpretado como una neumonía aguda de la comunidad, y
recibió tratamiento antibiótico, luego del cual la
paciente mejoró notablemente. Presenta el antecedente de
dos internaciones previas por cuadros similares,
interpretados en su momento también como neumonías
agudas de la comunidad (en una de éstas internaciones se
tuvo confirmación microbiológica para S. pneumoniae
en hemocultivos). Un detalle que es destacable es la
presencia de afectación pulmonar evidenciable en TC de
tórax de alta resolución, con engrosamiento septal,
áreas de vidrio esmerilado y zonas de consolidación
parcheada. Estas lesiones se pueden observar tanto en
las imágenes obtenidas hace 9 meses como en las
actuales, manteniendo características similares, aunque
no idénticas en cuanto a distribución y a posible
evolutividad.
De este análisis
preliminar del caso, surgen los interrogantes que
intentaré contestar a lo largo de esta discusión:
1-
¿Cuál es el cuadro que motiva esta internación?
2-
¿Cuál es la relación entre los cuadros respiratorios que
la paciente presentó en estos últimos 10 meses?
3-
¿Qué conducta diagnóstica y terapéutica sería
conveniente utilizar?
Ante todo paciente que
consulta con LES y fiebre, surge la necesidad de
determinar si éste se debe a una reactivación de la
enfermedad o a un cuadro infeccioso, o bien a ambos
(algunas series señalan concurrencia de ambos eventos en
casi un 40%). Las conductas terapéuticas derivadas de
uno u otro diagnóstico son casi opuestas: el uso de
antibióticos (inútil en un paciente con actividad de
enfermedad) o bien el de medicación inmunosupresora
(potencialmente letal en un paciente infectado). Los
datos usualmente utilizados para realizar tal
diferenciación incluyen la característica de la fiebre,
la presencia o no de la sintomatología característica de
cada reagudización, el recuento total y porcentual de
leucocitos, el laboratorio inmunológico y las
determinaciones de proteína C reactiva y/o
procalcitonina.
|
Infección |
Actividad |
Fiebre |
> 38,9º C |
< 38,9º C |
Afect. Habitual
|
ausente |
presente |
Rec. de leucocitos |
leucocitosis –
neutrofilia |
leucopenia - linfopenia |
Acs. Anti-ADN |
negativos |
positivos |
Prot. por Electroforesis |
α1 y α2 globulinas
aumentadas |
γ globulinas aumentadas |
Prot. C reactiva |
> 6 mg/dl |
< 6 mg/dl |
Procalcitonina |
> 2 ng/dl |
< 2 ng/dl |
También existen numerosas
tablas e índices diseñadas para calcular y definir el
grado de actividad de la enfermedad en un momento dado
en un paciente dado, los cuales han sido validados en
numerosos estudios clínicos: SLEDAI, BILAG, SLAM,
etc. Todos los parámetros anteriormente expuestos son
orientadores pero no excluyentes, y deben ser adaptados
al análisis de cada caso clínico en particular.
Nuestra paciente se
presenta con un cuadro fundamentalmente respiratorio,
sin la afectación habitual cutánea o articular, sin
evidencias de leucopenia o leucocitosis (no contamos con
fórmula relativa), con anticuerpos anti-ADN negativos y
presencia de elevación policlonal de gammaglobulinas.
Tales datos son contradictorios. No obstante, calculando
la actividad lúpica a través de un índice normatizado
como el SLEDAI por ejemplo, los resultados obtenidos
señalan la presencia de actividad leve a moderada. A su
vez, la paciente mejoró notablemente con la terapéutica
antibiótica y sin modificación de la medicación
inmunosupresora habitual. Creo entonces que el cuadro
clínico en este caso es muy probablemente el de una
neumonía aguda de la comunidad en una paciente con
actividad lúpica leve a moderada. Este tipo de infección
es la segunda en frecuencia en pacientes con LES, fiebre
e infección.
Es destacable el
antecedente de dos internaciones en los últimos 10 meses
por cuadros interpretados de manera similar (en una
oportunidad con hemocultivos positivos a neumococo).
Debemos destacar también la persistencia de las lesiones
pulmonares evidenciadas por TC, junto a la aparición de
nuevas imágenes.
Ello nos lleva a
considerar el tema de las neumonías recurrentes y las
neumonías de lenta resolución.
El término
neumonía recurrente corresponde a episodios de
infección pulmonar aguda que ocurren en el mismo
paciente dos o tres veces durante el lapso de un año; o
la presencia de tres o más sin límite de tiempo. La
definición requiere que haya completa resolución
clínico-radiográfica por lo menos durante un mes entre
los episodios, para diferenciarla de recaídas o
neumonías sin resolución o de lenta resolución.
La recurrencia de
localización unilobar nos debe hacer pensar en
obstrucción endobronquial o en secuestro pulmonar, y la
recurrencia en localizaciones multilobares se relaciona
con aspiración repetida, defectos en el cleareance
ciliar, defectos en la inmunidad y muy especialmente en
diabetes mellitus. No obstante no podemos asegurar la
completa remisión del cuadro previo entre las últimas
consultas, por lo cual no consideraré esta categoría
para definir el cuadro.
Hablamos de neumonía de
lenta resolución cuando los síntomas, hallazgos de
laboratorios o anormalidades radiográficas persisten a
pesar del tratamiento más allá de lo esperado de acuerdo
a la edad, factores predisponentes, severidad de la
neumonía o agentes causales más probables. No obstante,
la mayoría de los trabajos clásicos se han concentrado
en la resolución de las imágenes radiográficas,
haciéndose hincapié en la “lenta resolución” cuando
estas imágenes persisten más allá de los treinta días en
un paciente con evolución clínica favorable. Ese tiempo
es estimativo, y creo que hay que considerar cada
paciente en particular.
Incluida en esta
definición hay que considerar patología infecciosa y no
infecciosa. Los cuadros infecciosos que se comportan de
esa manera se explican por:
·
evolución natural de patógenos bacterianos específicos
·
presencia de patógenos resistentes
·
complicaciones que generan secuestro infeccioso (empiema
y absceso)
·
microorganismos no habituales, no tratados empíricamente
·
factores dependientes del huésped.
Además también existen
numerosos cuadros no infecciosos que pueden inicialmente
ser confundidos con una neumonía:
·
neoplasias
·
enfermedades inmunológicas (hemorragia alveolar difusa,
granulomatosis de Wegener y otras colagenopatías)
·
enfermedades intersticiales inflamatorias, encontrándose
en este grupo la bronquiolitis obliterante con neumonía
organizada (BOOP) por ejemplo
·
los infartos de pulmón secundarios a embolias pulmonares
·
enfermedades menos prevalentes como las neumonías
eosinofílicas y la sarcoidosis
·
lesiones pulmonares inducidas por drogas
Dentro de los gérmenes
habituales el que más frecuentemente causa lenta
resolución es el Streptococcus pneumoniae. La
fiebre suele disminuir dentro de las 48-72 horas de
comenzado el tratamiento, pero se comprobó que hasta un
6% de los pacientes puede persistir febril hasta el día
20. La mejoría radiológica se comprueba entre 1 y 3
meses en los casos sin bacteriemia y entre 3 y 5 meses
en los que si la tienen. También indican mayor
posibilidad de lenta resolución las presentaciones
graves, la persistencia de la fiebre o leucocitosis más
allá del 6 día, la edad avanzada, el alcoholismo y la
diabetes. La paciente es joven, presenta el antecedente
de aislamiento de este germen en hemocultivos en la
internación anterior hace 9 meses, presenta
comorbilidades importantes (LES y diabetes), los cuales
podrían explicar la persistencia hasta los 5 meses, de
una manera estimativa teniendo en cuenta lo antes
expuesto. No obstante, la presencia de bacteriemia se
asocia con el desarrollo de lesiones residuales en un 25
%.
Otros gérmenes que
producen habitualmente neumonías son el Haemophylus
influenzae, Chlamydia pneumoniae y Micoplasma pneumoniae,
pero suelen tener una resolución más rápida que el
Streptococcus pneumoniae y más raramente producen
neumonías de lenta resolución.
En determinadas ocasiones
la resistencia a los antibióticos utilizados justifica
la falta o la lentitud de la respuesta. No obstante
suele ser infrecuente que la terapéutica empírica
inicial no sea efectiva para los gérmenes habitualmente
involucrados, excepto en los casos de complicaciones con
secuestro infeccioso tales como empiema y absceso de
pulmón. En estos casos el antibiótico no suele alcanzar
concentraciones adecuadas en el sitio de infección.
Ningunos de estos cuadros son compatibles con este caso,
en cuanto a cuadro clínico, aislamientos e imágenes.
Otras causas infecciosas
que pueden simular neumonías de lenta resolución, son
las infecciones por gérmenes no habituales, que no se
encuentran cubiertos de manera empírica con el esquema
de antibióticos inicial.
Dentro de este grupo se
incluyen: tuberculosis, nocardia y actinomyces,
aspergilosis, paracoccidioidomicosis, histoplasmosis. La
histoplasmosis en su forma pulmonar crónica, cavitaria o
no, puede confundirse con la tuberculosis, y es uno de
los diagnósticos a excluir. Pero sobre todo considero
importante considerar la tuberculosis, dada la alta
prevalencia de esta enfermedad en nuestra zona, teniendo
en cuenta que se trata además de una paciente
inmunosuprimida.
Respecto a esto, dentro de
los factores dependientes del huésped que pueden
favorecer una respuesta retardada al tratamiento, hay
que considerar los inmunológicos. Sería interesante
contar con serología para HIV, pero más allá de esta
causa frecuente de inmunosupresión la paciente presenta
causas evidentes como son sus enfermedades de base (LES
y diabetes) y el tratamiento con medicación
inmunosupresora.
Un diverso grupo de
enfermedades no infecciosas puede justificar hasta un
20% de “supuestas“ neumonías agudas de la comunidad
de lenta resolución.
Entre ellas se encuentran
las neoplasias, las cuales producen cuadros clínicos
compatibles con neumonías, a través de dos mecanismos
fundamentales: compromiso endobronquial con neumonía
post-obstructiva (es el caso del carcinoma broncogénico
y el tumor carcinoide) o bien por compromiso
infiltrativo parenquimatoso (habitualmente el carcinoma
bronquioloalveolar y los linfomas). No parece ser el
cuadro clínico esperable, no obstante no contamos con
imágenes concluyentes, broncoscopía o anatomía
patológica para descartar tales afecciones.
En el grupo de las
afecciones inmunológicas deben mencionarse la
granulomatosis de Wegener y aquellas afecciones
inmunológicas que potencialmente pueden producir
hemorragia alveolar difusa. La granulomatosis de
Wegener es un trastorno granulomatoso sistémico, más
frecuente en varones en la cuarta década de vida, y es
infrecuente la afectación pulmonar sin compromiso de
vías aéreas superiores, lo cual nos permite alejar el
diagnóstico. La hemorragia alveolar difusa puede ser
parte de una enfermedad sistémica (por ejemplo LES) o
bien un trastorno localizado al pulmón, pero tiene un
curso más agudo, por lo general con hemoptisis,
infiltrados bilaterales y caída del hematocrito. Sin
tratamiento suele ser fatal.
Otras enfermedades
infrecuentes de sustrato inflamatorio y clasificación
controversial que pueden estar involucradas en el
diagnóstico diferencial son las enfermedades
inflamatorias intersticiales:
·
Bronquiolitis obliterante con neumonía organizada (BOOP):
es una entidad histopatológica que representa la vía
final común de muchas injurias pulmonares, entre ellas
las infecciones, tumores, colagenopatías, drogas,
reacciones post-transplante y otras. No obstante, en la
mayoría de los casos no se encuentra una etiología, se
lo denomina entonces BOOP idiopático o neumonía
organizada criptogenética (NOC). Esta consiste en
pólipos de tejido de granulación que crecen en la luz de
bronquíolos terminales, respiratorios y que comprometen
la luz alveolar, con una matriz de tejido conectivo
laxo. Evoluciona de manera subaguda, con síntomas
respiratorios inespecíficos, leucocitosis con
neutrofilia, aumento de la VES e infiltrados
radiológicos parcheados de ocupación alveolar,
usualmente bilaterales. La paciente presentó un cuadro
clínico y un laboratorio general en parte compatible,
las imágenes también son sugestivas, y esta entidad
tiene que estar presente entre los diagnósticos
diferenciales. El diagnóstico definitivo es
anatomopatológico. El tratamiento debe realizarse con
glucocorticoides a dosis de 0,5 mg/kg/día. La respuesta
suele ser favorable, aunque a veces recidiva al titular
hacia abajo el tratamiento. La remisión espontánea es
rara.
Dentro de las varias
enfermedades inmunológicas que pueden afectar el pulmón
simulando cuadros de neumonía, obviamente se encuentra
el LES. El compromiso pulmonar por LES puede
tener distintas formas clínicas, solo mencionaré las
pertinentes respecto al caso:
·
dolor pleurítico (de causa musculoesquética o bien por
pleuritis).
·
neumonitis aguda lúpica: caracterizada por
la parición de fiebre, tos (a veces con hemoptisis),
dolor pleurítico, rales crepitantes, radiografía de
tórax con infiltrados difusos acinares a predominio
basal, derrame pleural (en la mitad de los casos),
hipoxemia y positividad de los anticuerpos anti-ADN.
Todo ello en ausencia de infección evidente. Es
infrecuente, solo el 1-12% de los pacientes con LES la
padecen.
·
neumonitis lúpica crónica:
a veces continuando un cuadro de neumonitis aguda,
produce cambios fibróticos. Suele manifestarse con tos
no productiva insidiosa, disnea, y a veces dolor
pleurítico recurrente. Cursa con patrones restrictivos
en la espirometría, ya que el sustrato anatomopatológico
es similar al de las fibrosis pulmonar idiopática. Es
más frecuente en pacientes con LES de larga evolución y
con anticuerpos anti-Ro positivos. Ocurre en el 1-9% de
los pacientes con LES.
·
bronquiolitis obliterante con neumonía organizada (BOOP)
secundaria
Enfermedades poco frecuentes de etiología desconocida
pueden originar cuadros de neumonías de lenta
resolución, tales como:
·
Neumonía eosinofílica:
aguda o crónica, se trata de un infiltrado eosinofílico
a nivel intersticial y alveolar, con eosinofilia
plasmática, infiltrados pulmonares bilaterales y
respuesta terapéutica a corticoides
·
Sarcoidosis
(alejada sin afectación cutánea u oftálmica).
Ciertas drogas pueden inducir injuria pulmonar que
simule consolidaciones neumónicas, entre ellas se
encuentran la amiodarona, la nitrofurantoína,
metotrexato y ciertos quimioterápicos como bleomicina y
busulfán. Los antecedentes permiten excluir tales
causas.
La posibilidad de embolias
de pulmón e infartos pulmonares también debe
considerarse en esta categoría de cuadros, teniendo en
cuenta la posibilidad de un síndrome antifosfolípido
secundario.
Ahora bien, la lista de procesos que podrían justificar
la persistencia-recurrencia de las lesiones pulmonares
en esta paciente es amplia, y tanto clínica como
imagenológicamente es difícil realizar un diagnostico
etiológico de certeza. La conducta a seguir dependerá
del diagnóstico sospechado y/o confirmado. Para
aproximar el diagnóstico en este sentido pueden ser de
utilidad tanto el lavado broncoalveolar (BAL) y la
biopsia de pulmón.
La buena correlación entre el tipo de células inmunes e
inflamatorias obtenidas mediante el BAL y las
observadas en muestras de biopsia pulmonar abierta, la
buena tolerancia del procedimiento y la relativa
ausencia de complicaciones importantes son factores que
han contribuido a la expansión de su utilización. A
pesar de ello, la utilidad de esta técnica sigue siendo
controvertida. Es asumido el valor diagnóstico de los
hallazgos obtenidos en procesos como neumonía eosinófila
crónica, histiocitosis X, proteinosis alveolar,
neoplasias o síndrome de hemorragia alveolar difusa. En
el resto de la patología intersticial, puede aportar una
información complementaria a los datos obtenidos por
otras técnicas que permita estrechar las posibilidades
diagnósticas u orientar en la solicitud de otros
estudios complementarios. Asimismo, puede ser de gran
utilidad para confirmar o descartar patología
infecciosa.
Las complicaciones ocurren en menos de un 5% de los
casos, y ellas son: tos, fiebre transitoria,
broncoespasmo, hipoxemia transitoria, y radiopacidades
residuales, las cuales habitualmente resuelven en 24
horas. También se han descripto arritmias. Son
contraindicaciones absolutas la inestabilidad
hemodinámica, la presencia de arritmias graves, la
hipoxemia marcada que pueda empeorar durante el
procedimiento (en pacientes no intubados) y la falta de
colaboración por parte del paciente.
Del análisis del líquido obtenido por BAL, podrían ser
de utilidad diagnóstica en nuestro caso los siguientes
hallazgos:
·
examen directo con tinciones y/o cultivos positivos para
distintos gérmenes, incluida la TBC y las micosis
·
hallazgo de células neoplásicas
·
análisis de la celularidad obtenida con “patrón mixto”,
es decir aumento del número total de células,
disminución del porcentaje de macrófagos (a veces
“espumosos”), linfocitosis y neutrofilia, con
disminución de la relación linfocitaria CD4/CD8. Esto es
sugerente de BOOP.
Tales datos son solo orientativos y deben analizarse en
el contexto de cada paciente en particular.
Lamentablemente, exceptuando la posibilidad de alguna
intercurrencia infecciosa o neoplásica confirmable por
BAL, el resto de los diagnósticos se confirma por
biopsia de pulmón.
La biopsia de pulmón suele indicarse en este tipo de
cuadros para determinar un diagnostico de certeza, para
evaluar la actividad de la enfermedad, o bien para
excluir patología infecciosa o neoplásica. Puede
obtenerse por vía transbronquial (en el contexto de una
broncoscopía), o bien por vía quirúrgica a través de
toracocospía o bien de toracotomía convencional. Otra
opción es la toma de muestra por punción transtorácica
guiada por TC. El paso inicial suele ser la vía
transbronquial, no obstante las muestras de tejido
suelen ser escasas, al igual que en la vía
transtorácica. La ventaja de esta última es la
posibilidad de ser guiada, importante detalle en
presencia de lesiones parcheadas. La biopsia quirúrgica
brinda la opción de tomar muestras más amplias (lo ideal
es mayores a 30 mm y de varios lóbulos). Dado que los
patrones histológicos suelen ser inespecíficos, es
importante comunicar al patólogo el cuadro clínico y la
sospecha diagnostica del caso en cuestión. El rédito
diagnóstico es mayor al 90%.
Concluyendo, creo que la paciente tiene altas chances de
presentar un cuadro de neumonía organizada asociada a su
LES, aunque también es posible que sufra de
broncoaspiraciones repetidas. Considero adecuado
finalizar el esquema antibiótico dado a esta posible
intercurrencia infecciosa, y también trataría su
probable reflujo gastroesofágico. Realizaría un BAL,
para descartar o confirma cuadros infecciosos,
neoplásicos o enfermedades infrecuentes, ya que es un
procedimiento seguro y accesible. De ser negativos los
hallazgos de este procedimiento, considero apropiado
subir la dosis de corticoides a 40 mg/día de prednisona
(0,5 mg/Kg/día). El control debería ser clínico e
imagenológico, y sería prudente titular hacia abajo los
corticoides una vez obtenida la respuesta. No recomiendo
la biopsia de pulmón en este momento, ya que la paciente
se encuentra en excelente estado de salud y creo que la
relación riesgo-beneficio es desventajosa.
Bibliografía:
1)
Parodi R. “Significado de
la fiebre en pacientes con lupus eritematoso sistémico”.
Artículos especiales(2007) en
www.clinica-unr.org
2)
De Luis A, et al.
“Infections in 96 cases of systemic lupus erythematosus”.
Med Clin (Barc) 1990; 95(1):24.
3)
Kaplan K, Beierle E, Faro
A et al.
“Recurrent
pneumonia in children: a case report and approach to
diagnosis”.
Clin Pediatr 2006; 45: 15-22.
4)
Ekdahl K, Braconier JH, Rollof J. “Recurrent pneumonia:
a review of 90 adult patients”. Scand J Infect Dis 1992;
24:71-76.
5)
Marik P. “Aspiration Pneumonitis and Aspiration
Pneumonia”. N Engl Med 2001; 344:665-671
6)
Fein A; Feinsilver S; Niederman M.
"When the pneumonia doesn't get better". Clin Chest Med
1987;8(3):529-41.
7)
Macfarlane J, Miller A, Roderick Smith W et al.
“Comparative radiographic features of community acquired
Legionnaires' disease, pneumococcal pneumonia,
mycoplasma pneumonia, and psitacosis”. Thorax
1984;39(1):28-33.
8)
Blondeau J; Tillotson G.
“Antimicrobial susceptibility patterns of respiratory
pathogens: a global perspective”. Semin Respir Infect
2000; 15(3):195-207.
9)
Whitney CG; Farley MM; Hadler J; et al.
“Increasing prevalence of multidrug-resistant
Streptococcus pneumoniae in the United States”.
N Engl J Med 2000;343(26):1917-24.
10)
Arancibia F; et al.
“Antimicrobial treatment failures in patients with
community-acquired pneumonia: causes and prognostic
implications”. Am J Resp Crit Care Med 2000; 162:154-60.
11)
Feinsilver S, Fein A, Niederman M; et al.
Utility of fiberoptic bronchoscopy in nonresolving
pneumonia.
Chest 1990;98(6):1322-6.
12)
Bértola D, Pastor E, Carlson D, Parodi R, Greca A.
“Afectación pulmonar en linfoma de Hodgkin. Presentación
de un caso”.
An Fund Villavicencio. 2007; XV: 246-249.
13)
Epler G. “Bronchiolitis Obliterans Organizing
Pneumonia”.
Arch Intern Med 2001;161:158-154
14)
Klnc G, Kolsuk E. “The role of bronchoalveolar lavage in
diffuse parenchymal lung diseases”. Curr Opin Pulm Med
2005;11(5):417-21.
15)
Poletti V, Chilosi M, Olivieri D. “Diagnostic invasive
procedures in diffuse infiltrative lung diseases”.
Respiration 2004;71(2):107-19. |