Discusión del caso
clínico
Dra. María Soledad
Rodríguez
Se discute el
caso de una mujer de 34 años que consulta por Neumonía
Aguda de la Comunidad refiriendo al interrogatorio pérdida
de peso de 20% en menos de 6 meses con hiporexia. Durante
la internación presenta cuadro edematoso y en el
laboratorio persisten anemia, VES 150 y alteración del
hepatograma a pesar de haber resuelto en gran parte su
infección respiratoria. Se constató además FAN + 1/80, FR
+ 1/80 y hepatomegalia importante al exámen físico y en
TAC de Abdomen.
Podría decir
entonces que estamos frente a una paciente sin
comorbilidades aparentes que consultó por una neumonía con
criterios de severidad que nos permitió pesquizar a través
de la anamnesis, exámen físico y laboratorio datos para
pensar en una enfermedad sistémica que voy a tratar de
determinar. Intentaré explicar también la causa de los
edemas.
Quedó bien
definido que la etiología de la Neumonía es Streptococo
Pneumoniae por haberlo hallado en cultivos de sangre,
líquido pleural y esputo. Este microorganismo es el más
frecuente (60% de todas las neumonías bacteriémicas y
probablemente el responsable de aquellas sin patógeno
identificado), se asocia a un comienzo brusco y evolución
tórpida y es la principal causa infecciosa de muerte en el
mundo en personas en edades extremas de la vida o con
condiciones sistémicas crónicas que son afectos de
neumonía. Nuestra paciente presentó neumonía con criterios
de sepsis severa asociados como son Tº> 38º, frecuencia
cardíaca >90/min, más de 20 respiraciones /min y CO2 < 32
mmhg, más de 12.000 glóbulos blancos/mm3, asociado a
acidosis metabólica importante y falla renal. (1) Estas
formas severas de infección ocurren en presencia de
factores predisponentes que podrían estar presentes en
nuestra paciente como formación defectuosa de anticuerpos
como en Gamapatías Monoclonales, Leucemia Linfocítica
Crónica, Linfomas; función defectuosa del complemento;
condiciones generales como malnutrición, alcoholismo,
cirrosis hepática, infección vírica de vías aereas
superiores. La bacteriemia se detecta en alrededor del 25%
de los pacientes con neumonía neumocóccica , aunque es
probable que ocurra, de forma transitoria, en la gran
mayoría de los casos. La bacteriemia detectable es un
signo de peor pronóstico y entraña la posibilidad de
infección metastásica, especialmente en las meninges, las
articulaciones, el peritoneo y el endocardio. La presencia
de empiema implica también un peor pronóstico y un déficit
en los mecanismos de barrera locales y sistémicos para
aislar el microorganismo.
Los datos
expuestos previamente me permiten formular que nuestra
paciente es un huésped especial debido a una enfermedad
sistémica oculta.
Con respecto a
otros hallazgos que me sugieren una inmunodeficiencia por
una enfermedad de base, la anemia, hepatomegalia y VES
>150 mm pueden colaborar en el esbozo de un diagnóstico.
La pérdida de peso de un 20% tiene la magnitud suficiente
como para tomarla en cuenta y pensar en gravedad de la
enfermedad subyacente. La hipoalbuminemia puede responder
a muchas situaciones posibles como desnutrición,
inflamación aguda, hepatopatía crónica, pérdidas
intestinales o pérdidas renales. En nuestra paciente
parece haber sido un reactante de fase aguda ya que, tras
mejorar el cuadro infeccioso aumentó sus valores en plasma
y ya no es un elemento que pueda acompañar la explicación
de los demás hallazgos en este caso. A pesar de ello
continúa presentando un hiato importante con un valor de
proteínas en plasma elevado.
La alteración en
el hepatograma consiste en aumento de las transaminasas y
la bilirrubina desde el ingreso que mejoraron con la
resolución del cuadro infeccioso agudo pero persiste un
aumento importante de fosfatasa alcalina en 3 a 4 veces el
valor normal y un leve aumento de TGO en donde la relación
TGO/TGP es 1,5 aproximadamente. Esta relación puede
ocurrir en la hepatitis isquémica, ante la presencia de
cirrosis de diferentes etiologías y en la hepatopatía por
alcohol en la que en general es 2/1. Es más, en pacientes
con hepatopatía crónica por infección con virus
hepatotropos la progresión de la relación TGO/TGP de < a >
de 1 sugeriría la evolución a cirrosis, recordando que
ésta puede ocurrir en presencia de hígado de tamaño
normal, aumentado o disminuído. (2) Con respecto a los
valores elevados de fosfatasa alcalina, los producen
cuadros de colestasis crónica que no parece ser el caso de
nuestra paciente ya que no tiene otros elementos como
hiperbilirrubinemia, hipercolesterolemia y en general en
estos casos la elevación es hasta 10 veces el valor
normal. Aumentos de 3 o 4 veces su valor pueden verse en
un grupo heterogéneo de enfermedades como hepatitis
crónica, cirrosis, enfermedades infiltrativas, congestión
hepática. También pueden ocurrir en enfermedad de Hodgkin,
infecciones intraabdominales. ¿Estamos frente a una
repercusión de la infección sobre una hepatopatía previa?
Los hallazgos a favor de esta hipótesis son la elevación
persistente de las transaminasas y la fosfatasa alcalina,
la hepatomegalia y la prolongación del TP con un factor V
disminuído como índice de menor síntesis hepática aunque
también pueden estar presentes ante malnutrición. Para
esbozar un diagnóstico de hepatopatía crónica faltan los
estigmas característicos. De todas formas, esta paciente
podría presentar una hepatopatía previa sin haber
evolucionado aún hacia estadíos terminales con cirrosis e
hipertensión portal.
Después de lo
expuesto, creo que el hallazgo de los edemas podría
explicarse por fenómenos asociados a la sepsis
(reanimación con líquidos, insuficiencia renal, aumento de
la fragilidad capilar, miopatía de los estados sépticos)
y quizás haya contribuído la presencia de tal hepatopatía.
¿Qué significa
el hallazgo de FAN y FR positivos en títulos no muy
elevados?
El FAN + es un
marcador serológico de enfermedad sistémica autoinmune,
enfermedad autoinmune organoespecífica (tiroides, hígado,
pulmón) y una variedad de infecciones y enfermedades
crónicas ( Mononucleosis Infecciosa, VHC, TBC,
Endocarditis Infecciosa subaguda, enfermedades
linfoproliferativas), aunque también puede estar presente
en individuos sin enfermedad. El título ayuda a valorar la
jerarquía de este hallazgo ya que valores de 1/640 o más
aún en ausencia de signos o síntomas deben mantener alerta
al médico sobre la aparición futura de una enfermedad
autoinmune. Por el contrario, valores < 1/80 sin cuadro
clínico acompañante pueden ser falsos positivos.
Con respecto al
F.R, está presente en enfermedades reumáticas autoinmunes
y en un grupo no pequeño de enfermedades no
reumáticas.
Altos títulos
con o sin síntomas o signos reumáticos son muy sugestivos
de Artritis Reumatoidea (baja sensibilidad pero alta
especificidad), títulos menores en ausencia de enfermedad
reumática arrojan resultados confusos.
En nuestra
paciente estos valores hallados podrían pensarse como
indicadores de un trastorno inmune o celular subyacente en
el contexto de una enfermedad de base sistémica u
órganoespecífica a diagnosticar.
Intentando
esbozar un diagnóstico de la enfermedad de base creo que
el dato guía es la hepatomegalia homogénea junto a la
anemia y VES > 150mm. La anemia es normocítica
normocrómica y puede considerarse en el contexto de una
enfermedad crónica. Un COOMBS negativo aleja la
posibilidad de un componente hemolítico en el contexto de
una enfermedad autoinmune. El estudio del hierro pendiente
nos ayudará a descartar un componente ferropénico, el que,
junto a un déficit de Vit B12 y ácido fólico pueden
resultar en una anemia mixta. Con respecto al hallazgo de
hepatomegalia, ¿implica ésta una enfermedad hepática o la
participación del hígado en un proceso sistémico? Dado que
nuestra paciente no ha presentado signosintomatología
sistémica que nos oriente hacia una entidad la anatomía
patológica de una biopsia hepática sería fundamental.
Para recorrer de
una forma simple y didáctica las afecciones que puede
tener nuestra paciente considerando los elementos que nos
aporta su cuadro clínico me referiré inicialmente a las
causas de hepatitis crónica y de granulomatosis hepática,
luego nombraré algunas afecciones metabólicas,
infiltrativas y
de depósito posibles y por último algunas consideraciones
de causas sistémicas que no puedo descartar.
La hepatitis
crónica comprende un proceso inflamatorio hepático de
6 meses o más que incluye múltiples etiologías. Los
pacientes pueden estar asintomáticos y la enfermedad se
identifica al explorarlos por otro motivo como un examen
de salud, una donación voluntaria de sangre o alguna
enfermedad intercurrente como ocurrió en nuestro caso.
Pueden presentarse con dolor en hipocondrio derecho,
astenia u otros síntomas inespecíficos y en casos
avanzados signos de hepatopatía crónica en fase
cirrótica. Es posible que se presente hepatomegalia como
hallazgo. En el laboratorio es común el aumento de las
transaminasas y en fases avanzadas prolongación de los
tiempos o hipoalbuminemia por insuficiencia hepática en la
síntesis. El aumento de la fosfatasa alcalina puede estar
presente en algunos casos de evolución a la cirrosis o
cuando se asocia un patrón colestático por ductopenia como
es el caso de la hepatitis autoinmune (25% de los casos).
Entre las causas encontramos a los virus hepatotropos que
son menos posibles en nuestra paciente por tener serología
negativa aunque si no se encontrara otra causa sería
conveniente descartarlos con PCR. Los tóxicos y fármacos
producen con frecuencia hepatitis crónica aunque nuestra
paciente niega consumo de fármacos antes del ingreso o de
sustancia tóxicas. La lista es enorme y debe tenerse
siempre en cuenta.
Continuando con
las etiologías de la hepatitis crónica voy a detenerme
entre las causas autoinmunes para considerar el cuadro de
hepatitis autoinmune. Pienso en ella ante
una mujer joven como es nuestra paciente con FAN + 1/80,
FR + 1/80 sumados a un hiato importante entre proteínas y
albúmina con la posibilidad de una hipergamaglobulinemia,
hepatomegalia y aumento de las enzimas hepáticas. Esta
entidad es una hepatitis crónica con base inmunológica de
causa no bien aclarada, y es por ello que desde su
descubrimiento en 1950 ha tenido múltiples denominaciones:
hepatitis crónica activa, hepatitis crónica agresiva,
hepatitis lupoide, hepatitis de las células plasmáticas
hasta llegar a la denominación de Hepatitis Autoinmune en
1992. La reacción inmune sería contra componentes de los
hepatocitos con una predisposición genética heredada y una
sensibilización debida a factores ambientales.
Se la divide en
dos grupos en base a marcadores serológicos hallados y a
características epidemiológicas y clínicas:
Tipo I o
Hepatitis Autoinmune (HAI) clásica, con anticuerpos
antinucleares (ANA o FAN) con patrón homogéneo más
frecuentemente y Anticuerpos Antimúsculo liso (AML) los
que en un título mayor o igual a 1:320 reflejan la
presencia de anticuerpos antiactina. Los anticuerpos
contra antígenos solubles hepáticos (SLA) están presentes
en un 10% de los casos. También están presentes
anticuerpos contra antígenos solubles hepáticos y
pancreáticos (anti SLA/LP), los Anticuerpos anticitoplasma
de Neutrófilos (ANCA) también se encuentran, siendo
característico el encontrar P-ANCA en cuadros acompañados
de vasculitis periférica y de colangitis eslerosante. Los
anticuerpos AntiADN simple y doble cadena también suelen
estar presentes. El FR es + en forma frecuente.
Este tipo se
caracteriza por debutar en mujeres jóvenes, con ANA
circulantes, hipergamaglobulinemia marcada y con otras
manifestaciones periféricas de autoinmunidad ( rasgos
lupoides).
Tipo II: Es
definida por la presencia de anticuerpos contra microsomas
hepáticos y renales (ALKM/1) y contra anticuerpos contra
antígenos citosólicos hepáticos ( ALC 1).
Puede afectar a
niños y mujeres jóvenes en general de poblaciones
mediterráneas no presenta ANA + y en algunos casos sí
cursa con hiperglobulinemia.
Las
manifestaciones clínicas son floridas pero puede darse la
situación que presenta nuestra paciente en la que no se
encuentran síntomas claros pero se halla hepatomegalia con
alteración del hepatograma y signos de enfermedad
inflamatoria como es una VES elevada persistente. En ella
hacen más probable el diagnóstico un FAN + , FR + y la
posibilidad de una hipergamaglobulinemia. Las
manifestaciones extrahepáticas pueden aparecer en el curso
de la enfermedad y cuando están en estadíos tempranos son
la pista para pensar en afección autoinmune hepática.
Entre ellos: anemia hemolítica, PTI, DBT Mellitas I,
tiroiditis, Colitis Ulcerosa. En nuestra paciente no
ocurrió esto y es por ello que el diagnóstico se
confirmaría con una anatomía patológica compatible que
informara: infiltrado celular mononuclear portal y
periportal, signos de inflamación activa y necrosis
parcheada periportal, cambios ductales como destrucción y
ductopenia en 25% de los casos, intenso infiltrado de
células plasmáticas, rosetas de hepatocitos y células
gigantes multinucleadas y la fibrosis que en casos
avanzados puede constituirse en puentes con nódulos de
regeneración. La biopsia ayuda a descartar otras
enfermedades autoinmunes del hígado como cirrosis biliar
primaria, colangitis esclerosante o síndromes solapados.
A continuación
un store que estima, con los diferentes elementos
diagnósticos nombrados la probabilidad de HAI.
El grupo de
granulomatosis hepáticas comprenden a enfermedades
variadas en las que el dato característico es el hallazgo
histológico. Muchas veces son la pista inicial para el
diagnóstico de una enfermedad sistémica oculta. Las
manifestaciones clínicas son múltiples y dependen de la
enfermedad de base y su severidad, pero es frecuente
encontrar fiebre y sudores nocturnos, una hepatomegalia
aislada con o sin pèrdida de peso como en nuestro cuadro.
En el laboratorio es posible hallar aumento no marcado de
las transaminasas y en especial de la fosfatasa alcalina
lo que condice muy bien con nuestro caso. Entre las causas
posibles para nuestro análisis están infecciones
sistémicas como la tuberculosis que se
asocia a granulomas hepáticos en el 90% de la forma
miliar, en el 70% de las formas diseminadas y en un 25% de
aquellos con infección pulmonar solamente. Este es un
diagnóstico alejado ya que no se ha evidenciado tal
infección en nuestra paciente. Entre las causas
autoinmunes el diagnóstico de sarcoidosis hepática
resulta atractivo ya que si bien afecta en escasa
frecuencia al aparato gastrointestinal (0,1 a 0,9 %) el
hígado está casi siempre comprometido y quizá se subestima
su diagnóstico por ser en gran parte de los casos un
cuadro subclínico. Puede presentarse únicamente con
hepatomegalia o progresar a la cirrosis. En el laboratorio
es característico el aumento leve de transaminasas y más
marcado de fosfatasa alcalina (FAL) y gama glutamil
transpeptidasa (GGT). En la histología se reconocen
granulomas no caseificantes en el espacio portal. El
diagnóstico se hace en base a biopsia compatible, otros
hallazgos si los hay y descartando otras causas en
especial tuberculosis. La convertasa de angiotensina
sérica se encuentra elevada sólo en el 25% y cuando hay
compromiso pulmonar. (3)
(4)
Otras entidades que pueden
acompañarse de granulomas hepáticos son algunas
linfoproliferativas. El linfoma primitivo
hepático, variante inusual de linfoma,
predominantemente de células B, puede mimetizar un absceso
hepático, habiéndose descripto algún caso de pacientes con
una masa hepática, dolor y fiebre episódica produciendo
una imagen hipodensa en el TAC (5) . Un linfoma no
Hodgkin primario hepático es infrecuente, casi siempre
agresivo y que generalmente se manifiesta en la TAC como
lesiones múltiples de baja densidad (6). Por otra parte,
una afectación primaria hepática por una enfermedad de
Hodgkin es infrecuente y generalmente presenta un
patrón infiltrativo con múltiples lesiones (ocasionalmente
únicas) bien definidas, grandes y de baja densidad, a
diferencia de lo descrito en nuestra paciente (7). Reporte
de un caso: mujer de 45 años con linfoma hepático. La
paciente presentaba hepatomegalia con la superficie
ondulada, punteado blanquecino-amarillento difuso y
numerosos tractus de engrosamiento capsular en la
laparoscopía. Las conclusiones sugirieron hígado
infiltrado por posible esteatosis o linfoma. La necropsia
demostró linfoma linfocítico (8)
Entre las
afecciones metabólicas la Enfermedad de Wilson o la
Hemocromatosis pueden ser diagnósticos
posibles.
La enfermedad de Wilson (EW) es un trastorno
autosómico recesivo del metabolismo del cobre debido al
depósito progresivo de este metal en diferentes órganos,
preferentemente hígado y SNC. La causa fundamental de este
depósito parece radicar en una disminución de su
eliminación biliar. Aun cuando el defecto está presente
desde el nacimiento, los síntomas no suelen aparecer antes
de los 5 años, y en general lo hacen en la edad escolar,
adolescencia o adultos jóvenes. Es rara su aparición
después de los 40 años.
En el 42% de los casos las
manifestaciones hepáticas son las primeras en el cuadro
clínico como podría ser el
caso de nuestra paciente.
Lo más habitual es que la lesión
hepática se desarrolle insidiosamente y suele manifestarse
por alguna complicación de hipertensión portal indicadora
de cirrosis. Menos frecuentemente (5 a 30% de los casos)
se detecta en fase de hepatitis crónica activa,
predominando la actividad histológica sobre la bioquímica.
Se estima que la EW representa el 5% de las hepatitis
crónicas activas idiopáticas en pacientes con edad
inferior a los 35 años. En la anatomía patológica hepática
el hallazgo más precoz es la
presencia de cúmulos de glucógeno en el núcleo de las
células hepáticas y esteatosis moderada, sobre todo de
localización periportal. Ocasionalmente puede observarse
hialina de Mallory. En el estudio ultraestructural es muy
típica la heterogeneidad de las mitocondrias, que muestran
inclusiones vacuoladas y cristalinas. A medida que la
enfermedad progresa es posible encontrar datos sugestivos
de hepatitis crónica activa, fibrosis y, finalmente,
cirrosis macro-micronodular.
El diagnóstico puede realizarse con los
siguientes hallazgos: a) detección de
valores bajos de ceruloplasmina (inferiores a 20 mg/dL)
junto con presencia de anillo de Kayser-Fleischer y
manifestaciones neurológicas; en este caso no es preciso
realizar cuantificación de Cu hepático, o b)
hipertransaminasemia, ceruloplasmina baja y Cu hepático
superior a 250 mg/g de peso seco; una concentración normal
de Cu hepático (15-55 mg/g) excluye el diagnóstico de EW.
La
Hemocromatosis
se caracteriza por un aumento de
los depósitos de Fe secundario a una absorción inadecuada
del mismo. Hay que distinguir la hemocromatosis
hereditaria (HCH) de las adquiridas o secundarias a
anemias por eritropoyesis ineficaz, transfusiones
repetidas, administración parenteral excesiva de Fe,
hepatopatías crónicas que
parece menos probable en nuestro caso. Además el acúmulo
de hierro en las formas hereditarias es más lento y
gradual lo que da la posibilidad de que se manifieste a
edades más avanzadas.
La edad de presentación está
alrededor de los 50 años (18 a 77).
Mediante estudios genéticos, se
demuestra que el 46% son asintomáticos. La hepatomegalia
aparece en el 90% de los casos con cirrosis establecida (70% en
los precirróticos). Puede haber moderada elevación de
enzimas hepáticas que se normalizan habitualmente con el
tratamiento. El diagnóstico debe
considerarse ante pacientes de uno y otro sexo con astenia
crónica y/o artralgias y/o incremento inferior a 3 veces
lo normal de transaminasas, así como ante la existencia de
miocardiopatía de causa no aclarada. Existe elevación
de la sideremia con saturación de la transferrina superior
al 60% en el varón y al 50% en la mujer. Los valores de
ferritina sérica están habitualmente elevados. La
confirmación del diagnóstico se basa en la biopsia
hepática con tinción de Perls y cuantificación de Fe en mg/g
de tejido seco (normal 300-1.400). La importancia de
considerar este diagnóstico en nuestra paciente es que
estaría en una fase precoz debido a la ausencia de
diabetes u otra sintomatología y que con su tratamiento se
evitaría la progresión a la cirrosis.
Dentro de
las causas infiltrativas, la Amiloidosis
es una entidad difícil de descartar con gran polimorfismo.
El depósito de amiloide (material proteico antólogo
fibrilar) provoca de forma progresiva la sustitución y
destrucción del parénquima en los órganos afectos,
condicionando alteraciones funcionales diversas según la
localización e intensidad del depósito. Puede ser en forma
localizada o sistémica. La infiltración hepática por
sustancia amiloide ocurre en las formas sistémicas
especialmente en la variedad AL, y se traduce en forma de
una colestasis anictérica y presencia de hepatomegalia
homogénea. (10) Resulta excepcional el desarrollo de
insuficiencia hepática por infiltración amiloide. La
afección hepática forma parte de un cuadro con compromiso
de riñón, aparato digestivo, suprarrenales, corazón,
articulaciones y sistema nervioso central y periférico lo
que aleja algo esta posibilidad en nuestra paciente.
El diagnóstico se establece por
la clínica acompañante y por la biopsia rectal, de grasa
subcutánea o hepática y por la inmunoelectroforesis de
plasma y/u orina cuando se trata de una amiloidosis
primaria. La gammagrafía con el componente amiloideo
proteico (SAP) marcado con 123I (123I-SAP)
permite detectar los depósitos hepáticos de amiloide.
Pero, por ser una enfermedad con gran polimorfismo para
descartarla sería necesaria la biopsia
hepática.
Las
metástasis hepáticas de diversos tumores
pueden manifestarse con hepatomegalia como consecuencia
del infiltrado por células neoplásicas sin masa ocupante
de espacio (MOE) definida. Entre ellos figura el
Adenocarcinoma de Riñon que induce una granulomatosis
hepática. En orden de frecuencia los tumores que
metastatizan en el hígado son los de tubo digestivo y
entre ellos el de colon, de pulmón y mama, también los
melanomas. A favor estaría la alteración en el
hepatograma con el aumento de la FAL que podría indicar
infiltración pero en contra que la mayoría debuta con una
o múltiples masas ocupantes de espacio y que en nuestra
paciente no parece evidente la neoplasia primaria. La
Histiocitosis X o Histiocitosis de las células de
Langherhans es un raro trastorno cuyo diagnóstico
resulta frustrante por lo dificultoso, que presenta
infiltración de muchos órganos por células patológicas, en
raros casos la principal manifestación puede ser
hepatomegalia con aumento de transaminasas y FAL con un
cuadro de colestasis crónica y síntomas sistémicos. Afecta
con gran frecuencia pulmón y estructuras oseas. Me parece
un diagnóstico alejado en nuestra paciente pero que
debería ser descartado con la biopsia.
La
esteatosis hepática es uno de los elementos
que caracterizan al hígado graso no alcohólico, una
entidad que puede cursar con hepatomegalia y elevación de
las enzimas hepáticas sin otra manifestación. La FAL puede
estar elevada pero menos que en la enfermedad por alcohol.
Es común en personas obesas, especialmente en mujeres. Se
debe a un aumento de la síntesis de triglicéridos en el
hígado, a la resistencia de la insulina, que provoca
movilización de ácidos grasos, y al aumento de los
hidratos de carbono en la dieta en relación con las
proteínas, que favorece la acumulación de triglicéridos.
Nuestra paciente pesaba más de 100 kg hace 6 meses y
actualmente pesa 72 kg para una talla de 1,60 mts
aproximadamente (IMC 39) pudiendo ser ésta una causa
concurrente a su hepatopatía si bien no explica todos los
hallazgos. La enfermedad celíaca puede ser causa de
esteatosis masiva secundaria a malnutrición. Este último
trastorno puede estar asociado a una hepatitis autoinmune.
Este es un postulado atractivo en nuestra paciente ya que
se conjugarían hallazgos compatibles con HAI y
malnutrición.
Entre otras
patologías por depósito se encuentran las lipidosis,
mucopolisacaridosis y otras caracterizadas por depósito
lisosomal. En general se manifiestan desde la niñez con
trastornos psicomotores, renales, articulares. Existe una
variante de las lipìdosis denominada Enfermedad por
acúmulo de ésteres de colesterol que puede
manifestarse en la edad adulta con hepatomegalia,
hiperbetalipoproteinemia, aterosclerosis, anemia crónica y
a veces trastornos musculares. Se produce por un déficit
de la lipasa acida de leucocitos y fibroblastos con
acúmulo de ésteres de colesterol hepático y de TG y
colesterol en plasma. Nuestra paciente presenta
lipidograma normal lo que aleja en parte el diagnóstico.
Entre las
enfermedades sistémicas que pudiesen estar
comprometiendo el hígado en nuestra paciente voy a
mencionar que puede existir hepatomegalia en el contexto
de una sepsis a Neumococo pero el
diagnóstico diferencial con una hepatopatía previa es la
regresión de la misma con la resolución del proceso
infeccioso. Si bien en ella los parámetros de sepsis
regresaron, persiste lesión pleural compatible con empiema
no resuelto completamente, que podría justificar en parte
la persistencia de VES elevada pero menos probable la
hepatomegalia.
CONCLUSION:
Creo que estamos
ante un huésped especial cuya forma de presentación al
sistema de salud fue una infección intercurrente. La
enfermedad de base parece ser una hepatopatía a mi
entender del grupo de las granulomatosas o infiltrativas
por el aumento elevado de la FAL y en un lugar no menos
importante colocaría a la Hepatitis Autoinmune debido a
los demás hallazgos expuestos. Para ser definida requiere
de estudio anatomopatológico. En segundo lugar la
infección no resuelta en su totalidad podría explicar en
parte los hallazgos. Realizaría: Estudio del hierro,
dosaje de Ceruloplasmina en plasma y cobre urinario,
Biopsia hepatica, Proteinograma por Electroforesis y el
resto del laboratorio inmunologico (AML, AMA, ANCA, CH50,
Ac antigliadina y antiendomisio, Ac Anti ADN)
Citas:
(1)
Acute
Renal Failure and Sepsis. N Engl J Med 2004; 351:159-69.
(2)
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hepatitis C virus-related chronic liver disease. Arch
Intern Med 2003; 163(2):218-24.
(3)
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present clinical practice. Ann Clin Biochem 1989 Jan;26 (
Pt 1):13-8.
(4)
Course of
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therapy in selected cases. Sarcoidosis Vasc Diffuse Lung
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(5)
32-year-old woman was admitted tothe hospital because of
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hepatic lobe. Case records of the Massachusetts General
Hospital. N Engl JMed 1996; 334: 176-82.
(6)
A
22-year-old man was admitted tothe hospital because of a
hepatic mass. Case records of the MassachusettsGeneral
Hospital. N Engl J Med 2000; 343: 1553-60.
(7)
Hepatic manifestations of systemic disease and other
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Disease.
1998. p.1388-403.
(8)
Hodkin
hepático solitario. Rev Cubana Med 1974;13(3):573-80.
(9)
Tumores
hepáticos malignos en Maputo: a propósito de 53
observaciones. Rev Cubana Med 1995;34(3)
(10)
The
Sistemic Amyloidoses. N Eng J Med 1997; 337:898 |
|
Discusión |
La discusión de este seminario se
llevó a cabo el jueves 19 de mayo, y
estuvo a cargo de la Dra. María
Soledad Rodríguez.
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