Discusión del
caso clínico
Dr. Mauro
Tortolo
Se discute el caso de una
mujer con disnea progresiva, dolor torácico, tos
crónica, engrosamiento pleural difuso, derrame pleural y
adenopatías mediastinales.
Voy a considerar
inicialmente el engrosamiento pleural para comenzar el
análisis.
Numerosas causas
neoplásicas y no neoplásicas pueden conducir al mismo.
Entre las últimas encontramos a las infecciones crónicas
o agudas no resueltas (TBC, micosis, neumonías agudas);
las enfermedades inflamatorias sistémicas (sarcoidosis,
AR); hemotórax organizados, drogas (ejemplo:
amiodarona); secuelas de cirugías torácicas; cuerpos
extraños; irradiación, etc.
Sin embargo, hay muchos
argumentos que alejan a los procesos no neoplásicos como
causa de la afección de esta paciente. No hay evidencia
de fiebre ni otro parámetro de infección bacteriana
aguda, noción de foco para TBC, alteraciones
extrapulmonares de eventuales enfermedades sistémicas,
antecedente de traumatismo o empleo de drogas. Además –y
principalmente- las alteraciones imagenológicas y el
curso del proceso convierten al engrosamiento no
neoplásico en un diagnóstico poco probable.
En cambio, hay sobradas
pruebas para pensar en una neoplasia maligna. Entre
ellas se destacan la rápida velocidad de crecimiento, la
tendencia a la infiltración local y las características
tomográficas del engrosamiento pleural. Con respecto a
éstas últimas, varios trabajos han identificado
parámetros de malignidad de alta especificidad: el
engrosamiento circunferencial, el grosor mayor a un
centímetro, el contorno nodular o mamelonado, y el
compromiso de la pleura mediastinal. Todos éstos pueden
observarse con claridad en las imágenes de este caso.
Las neoplasias pleurales
malignas más frecuentes son las metástasis pleurales de
otros tumores primarios y el mesotelioma pleural
maligno, en ese orden.
Las metástasis pleurales
provienen en primer lugar de adenocarcinomas de pulmón,
mama y tubo digestivo, y más raramente de carcinomas
renales, de ovario y melanomas. En los estudios
imagenológicos el compromiso pleural es inespecífico,
pudiendo llegar a ser indistinguibles del mesotelioma.
El mesotelioma pleural
maligno (MPM) es el tumor primario de la pleura más
frecuente. Se presenta generalmente en la quinta o sexta
década de vida. Su incidencia es baja (ej. 3300 casos
por año en EE.UU.), aunque tiende a aumentar en aquellos
países donde no existen regulación estricta en el empleo
de asbesto, el principal factor de riesgo.
Con respecto al asbesto,
un concepto importante es el de su ubicuidad en la
naturaleza. Sus propiedades de resistencia al calor, las
llamas, la fricción y su maleabilidad permiten entender
el uso masivo en la industria y la construcción. Sin
embargo, no hay indicios de exposición ocupacional de la
paciente de este caso. A pesar de esto, se ha demostrado
en muchas ocasiones que la exposición no ocupacional
constituye un factor de riesgo del mismo tenor. La
proximidad a construcciones, industrias, aserraderos; el
suelo de ciertas regiones del mundo, e incluso el lavado
de ropas impregnadas con fibras de asbesto implican un
riesgo demostrado para el desarrollo de mesotelioma
maligno.
Otros tumores pleurales
primarios son los el liposarcoma y el sarcoma sinovial.
Son raros y en general crecen en forma de nódulos
únicos, de rápido crecimiento. A pesar de esto, pueden
provocar un engrosamiento pleural difuso, por lo que no
pueden ser descartados en este caso.
Para el diagnóstico de
tumores pleurales es necesaria una biopsia dirigida a
sectores con una clara infiltración celular. Es por eso
que el rédito de una biopsia a ciegas es bajo. En
cambio, se recomienda guiar el procedimiento bajo TC o
idealmente por toracoscopía. Además, es útil la
realización de una broncofibroscopía, en búsqueda de un
eventual carcinoma broncogénico o para el acceso a otro
sitio de biopsia diagnóstica.
Otro tema a plantear en
este caso es la colocación de un tubo de toracostomía.
Durante la internación se obtuvo líquido pleural con
parámetros teóricos para la colocación de un tubo de
drenaje pleural: pH de 6,9, LDH mayor a 10.000 UI/L y
glucosa de 5 mg/dL.
Sin embargo, en este
contexto, su aplicación es por lo menos dudosa.
Existen varios algoritmos
para el tratamiento de los derrames pleurales malignos.
En todos se considera al tubo de torascostomía y la
posterior pleurodesis química como una de las
alternativas iniciales. Sin embargo, cuando hay indicios
de atrapamiento pulmonar –como creo que existe en este
caso- las opciones se limitan a la colocación de un
shunt pleuro-peritoneal, catéter pleural o incluso la
decorticación pleural; siempre y cuando se haya
constatado una mejoría sintomática con la evacuación del
líquido pleural.
Además, un tubo de drenaje
estándar no está exento de riesgos, como las
infecciones, hemorragias, neumotórax y la formación de
fístulas pleuro cutáneas, que son más frecuentes en
casos de derrames neoplásicos.
Por lo tanto, y a pesar de
las características físico químicas del líquido pleural,
creo que en este caso no está recomendada la colación de
un tubo de toracostomía.
Finalmente, vale recordar
que nos encontramos ante una enferma con una probable
neoplasia maligna avanzada. En estos casos es
imprescindible considerar los aspectos comunicacionales
de la relación médico paciente. No hay algoritmos fijos
que nos orienten en estas cuestiones; en cambio es
parte, como dicen los expertos en el tema, del arte de
la medicina. Hay recomendaciones que pueden ayudarnos.
Entre éstas, distintos autores destacan que el proceso
comunicacional debe ser personalizado, culturalizado
y contextualizado.
A modo de síntesis, creo que en este caso la causa del
marcado engrosamiento pleural es un tumor maligno
localmente avanzado. Como diagnóstico más probable
considero a un mesotelioma pleural maligno; en segundo
lugar a metástasis de neoplasias pulmonares, mama o tubo
digestivo; y a un sarcoma pleural con menor
probabilidad.
Por la extensa infiltración local y la velocidad de
crecimiento asumo que el pronóstico es grave y las
alternativas terapéuticas, limitadas.
Como conducta sugiero:
·
Diagnóstico histológico:
o
Biopsia guiada bajo TC o toracoscopía
o
Broncofibroscopía
·
Tratamiento específico, adecuando el mismo al pronóstico
de la paciente.
·
Considerar el tratamiento del derrame pleural maligno:
o
Catéter pleural tunelizado
o
Shunt pleuro-peritoneal
o
Decorticación pleural
·
Mantener una comunicación personalizada, contextualizada
y culturalizada.
Referencias
1.
Skinner GF. CHRONIC EMPYEMA. Can Med Assoc J. Apr;56
(4):371-374.
2.
Leung AN; Muller NL; Miller RR. CT in differential
diagnosis of diffuse pleural disease.
AJR Am J Roentgenol 1990 Mar;154(3):487-92
3.
Scott EM, Marshall TJ, Flower CDR, et al. Diffuse
pleural thickening: percutaneous CT-guided cutting
needle biopsy. Radiology 1995; 194:867e70.
4.
Salahudeen HM, Hoey ET, Robertson RJ, Darby MJ. CT
appearances of pleural tumours. Clin Radiol. 2009 Sep;
64(9):918-30. 2009 Jun 23
5.
Metintas M; Ozdemir N;
Hillerdal G; Ucgun I; Metintas S; Baykul C; Elbek O;
Mutlu S; Kolsuz M Environmental asbestos exposure and
malignant pleural mesothelioma. Respir Med 1999
May;93(5):349-55
6.
Pan XL; Day HW; Wang W; Beckett LA; Schenker MB.
Residential proximity to naturally occurring asbestos
and mesothelioma risk in california.
Am J Respir Crit Care Med 2005 Oct 15;172(8):1019-25.
Epub 2005 Jun 23
7.
Bourdes V, Boffetta P, Pisani P. Environmental exposure
to asbestos and risk of pleural mesothelioma: review and
meta-analysis.
Eur J Epidemiol 2000;16:411
8.
Mirvis S; Dutcher JP; Haney PJ; Whitley NO; Aisner J. CT
of malignant pleural mesothelioma.
AJR Am J Roentgenol 1983 Apr;140(4):665-70
9.
Wang ZJ; Reddy GP; Gotway MB; Higgins CB; Jablons DM;
Ramaswamy M; Hawkins RA; Webb WR Malignant pleural
mesothelioma: evaluation with CT, MR imaging, and
PET.Radiographics 2004 Jan-Feb;24(1):105-19
10.
Benamore RE, Scott K,
Richards CJ, Entwisle. JJ. Image guided pleural biopsy:
diagnostic yield and complications. Clin Radiol
2006;61:700–705
11.
Maskell NA, Gleeson FV, Davies RJ. Standard. pleural
biopsy versus CT-guided cutting-needle. biopsy for
diagnosis of pleural malignant disease in pleural
effusions: a randomised controlled trial. Lancet
2003;361:1326−1330
12.
RW Light, SA Sahn, H
Hollingsworth, P Doelken. Up to Date Diagnosis and
management of trapped lung 17.1
13.
Khaleeq G, Musani A. Emerging paradigms in the
management of malignant pleural effusions.
Respir Med 2008; 102:939–948.
14.
PORCEL-PEREZ, J. M.. Manejo práctico del derrame
pleural.
An. Med. Interna (Madrid).
2002, vol.19, n.4, pp. 58-64
15.
Reich H, Beattie EJ, Harvey JC. Pleuroperitoneal shunt
for malignant pleural effusions: a one-year experience.
Semin Surg Oncol 1993; 9:160–162.
16.
Padmini U, Bryan K, and D A Laber.
Diagnosing and Managing Suspected Malignant Pleural
Effusions
17.
Maglio F. Cómo dar bien las
malas noticias
Medicina ambulatoria.
Greca-Gallo-Parodi.
41-44. |