Discusión del
caso clínico
Dr. Rodolfo
Navarrete
Estamos frente a una paciente con diagnóstico reciente
de infección por HIV, con CD4: 100 cels/mm3 y
tratamiento antirretroviral. Como antecedente inmediato:
cursó una primera internación por cuadro de
hepatomegalia, dolor abdominal, pancitopenia y fiebre
prolongada, con diagnóstico de peliosis hepática
secundaria a infección por Bartonella henselae, para la
cual recibió tratamiento con doxiciclina 100 mg cada 12
horas. Posteriormente se evidenció una leve mejoría de
su cuadro clínico, permaneciendo afebril por un lapso de
10 días. Luego de ese lapso de tiempo, comenzó
nuevamente con registros febriles y empeoró su cuadro
hematológico (pancitopenia). Se realizó una nueva TAC
que informó hepatomegalia pero sin las lesiones
hipodensas antes mencionadas. Por dicho cuadro comenzó
tratamiento en forma empírica para micobacterias
atípicas y es derivada a nuestro hospital.
Del análisis del caso surgen varios interrogantes a
considerar:
·
¿Podría la infección por
Bartonella henselae ser la causa de la persistencia de
la fiebre?
·
¿Fue correcto comenzar
tratamiento empírico para micobacterias atípicas?
·
¿Qué otra/as entidades
pueden ser las causantes de la fiebre prolongada?
·
¿Sería conveniente
comenzar algún otro tratamiento empírico?
Infección por Bartonella Henselae.
Se han descripto 19 especies distintas de Bartonella,
pero las que infectan al ser humano son sólo dos
variedades: henselae y quintana; la primera transmitida
por el arañazo de gato y la segunda presente en el piojo
humano.1,2 En pacientes con infección por
HIV, la infección por Bartonella tiene un curso crónico
que dura meses, se asocia generalmente con la presencia
de recuento de CD4 < 100 cels/mm3.
Las formas de presentación típicamente son tres:
angiomatosis bacilar, peliosis hepática y
bacteriemia-endocarditis. La angiomatosis bacilar
es la forma de presentación más frecuente y se
caracteriza por presentar lesiones vasculares únicas
(pequeñas pápulas rojo-violáceas que luego se hacen
nodulares), principalmente en piel, pero puede afectar
otros sitios como el cerebro, ganglios linfáticos e
incluso hueso, predisponiendo a osteomielitis.2,3
La peliosis hepática se caracteriza por
presentar
espacios quísticos distribuidos en todo el parénquima
hepático, con contenido sanguíneo y material granular
púrpura. El cuadro clínico típico de presentación
consiste en dolor abdominal, náuseas, vómitos,
trombocitopenia, anemia, fiebre prolongada y
hepatomegalia; en algunos casos la ruptura de estos
quistes puede predisponer a shock hipovolémico.4, 5
La endocarditis por Bartonella es un
cuadro poco frecuente que forma parte del 3% de las
endocarditis infecciosas. Típicamente, éstas se
describen dentro de las endocarditis con hemocultivos
negativos. El cuadro de presentación no se diferencia de
las otras etiologías infecciosas. Afecta principalmente
a la válvula aórtica y el diagnóstico, en la mayoría de
los casos, es por biopsia de la vegetación.6, 7
Recordemos que la paciente del caso en discusión,
con diagnóstico previo de peliosis hepática, presentaba
los síntomas y signos típicos de ésta: hepatomegalia
dolorosa, con lesiones quísticas múltiples que no
respetaban un sector, fiebre prolongada y pancitopenia
severa. Jane E. Koehler y colaboradores publicaron en el
año 2003 un trabajo prospectivo que incluyó 338
pacientes HIV con fiebre de origen desconocido, de los
cuales 66 pacientes (17%) tuvieron diagnóstico de
infección por Bartonella. Los métodos utilizados
para el diagnóstico fueron: cultivos, PCR e
inmunofluorescencia, siendo este último el más sensible
y específico. La media de pacientes se hallaba en fase
SIDA, presentando en promedio recuento de CD4: 35 cels/mm3.
Las características clínicas fueron: fosfatasa alcalina
aumentada, lesiones compatibles con angiomatosis bacilar
(50% de los pacientes) y arañazo de gato 6 meses
previos. Un dato llamativo fue que el 56% de los
pacientes con infección confirmada por Bartonella
presentaban otra causa infecciosa oculta.8 En
cuanto al tratamiento en caso de infección por
Bartonella, las diferentes guías coinciden que para
angiomatosis bacilar y peliosis hepática, son de
elección eritromicina o doxiciclina. Aunque algunos
autores están a favor del uso de doxiciclina en primera
instancia, ya que los pacientes en tratamiento con
eritromicina tienen menor adhesión por intolerancia
gástrica. Las dosis de eritromicina recomendada es 500
mg 3 veces por día, y de doxiciclina 100 mg 2 veces por
día, con una duración total del tratamiento de 3 meses
para la angiomatosis bacilar y 4 meses para peliosis
hepática (Nivel de evidencia IIA). 9, 10 Con
respecto al tratamiento de la bacteriemia y/o
endocarditis, las drogas de primera línea siguen siendo
doxiciclina y eritromicina, con el agregado de
gentamicina IV durante los primeros 14 días, la cual ha
demostrado tener un efecto superior en acortar el tiempo
de bacteriemia (Nivel de evidencia IIB). 9, 10
El centro de control y prevención de las
enfermedades recomienda la prevención de la exposición
en aquellos pacientes que presentan recuento de CD4 <
100 cels/mm3, en los cuales se desaconseja tener gatos
como mascotas, y en el caso de adquirir uno, que el
mismo tenga más de un año y los controles de sanidad
requeridos. 10
No está recomendada la prevención de la enfermedad
debido a la baja incidencia y a la incorporación de
efectos adversos producidos por la medicación. 10
Por lo antedicho y respondiendo al primer interrogante,
considero que es poco probable que la infección
por Bartonella sea la causa de la persistencia de la
fiebre, debido a la evolución favorable de
la paciente (desaparición de la fiebre y resolución de
las lesiones hepáticas), luego del tratamiento
instaurado de forma correcta. Sin embargo, no se puede
descartar la presencia de un cuadro de endocarditis, no
sólo por Bartonella, sino por otros gérmenes que
cursan con cultivos negativos. Por lo tanto sería
necesario realizar un ecocardiograma transesofágico, así
como debería insistirse en la búsqueda de otra causa del
actual cuadro de fiebre prolongado
Micobacterias atípicas.
Dentro del grupo de las micobacterias atípicas se
encuentran un gran número de especies, siendo
Mycobacterium avium-intracellulare (MAI) el grupo
que principalmente afecta al ser humano.11,12,13
La forma de transmisión es por inhalación o ingestión y
a diferencia de otras infecciones crónicas oportunistas
en HIV no se produce una reactivación si no que la
infección se produce por reciente adquisición.11,12
En la literatura mundial se habla de una incidencia
global del 20 % en pacientes en fase SIDA con recuento
de CD4 < 100 cels/mm3, y en aquellos
pacientes que realizan profilaxis la incidencia es de
2/100.000 habitantes. La mayoría de pacientes
presentaban un nivel de CD4 < 50 cels/mm3.10
Se estima que su incidencia es mayor en aquellos
lugares donde la tasa de infección por M.
tuberculosis (TBC) es baja. Por ello se habla que la
incidencia de MAI es inversamente proporcional a la de
M. tuberculosis. Posiblemente esta relación tenga
que ver el hecho que en aquellas poblaciones, como en
nuestro país, donde la prevalencia de TBC es alta, la
infección MAI no es buscada exhaustivamente.10,14
En nuestro país se han realizado varios trabajos para
mostrar la prevalencia de MAI. Los datos son muy
contundentes y muestran que la prevalencia oscila entre
un 3 a 5 %. En un trabajo local, realizado en nuestro
hospital, que incluyó 38 pacientes con infección por HIV
y fiebre de origen desconocido, no se detectó ningún
caso.15,16,17 Las manifestaciones clínicas de
esta enfermedad son muy variables e inespecíficas, como
fiebre prolongada, tos, pérdida de peso, dolor
abdominal, anemia, fosfatasa alcalina elevada,
hepatomegalia, esplenomegalia y diarrea.18,19,20,21
Los Dres. Corti y Palmero del Hospital Muñiz,
realizaron una extensa revisión sobre MAI en pacientes
HIV, de la cual he rescatado algunos datos. Uno de los
puntos claves es tratar de diferenciar infección por TBC
versus MAI y tienen en cuenta algunas variables para su
diferenciación, como son: diagnóstico previo de SIDA,
recuento total de CD4, síntomas respiratorios,
radiografía de tórax, cultivos de esputo, enfermedad
diseminada, bacteriemia y cultivos de sangre.22
Recordando los datos clínicos y bioquímicos del caso,
este posee cosas en común para ambas patologías, por lo
cual su diferenciación solo por la clínica difícil
(idéntica conclusión a la que arriban los autores). Otro
de los puntos clave de este trabajo es la consideración
de la realización de tratamientos empíricos. Los autores
consideran que la infección por MAI en pacientes en fase
SIDA si no se trata oportunamente es mortal, y por lo
tanto es necesario realizar todos los métodos
diagnósticos que sean necesarios. El tratamiento
empírico debe ser realizado sólo en aquellos pacientes
en los cuales la sospecha diagnostica sea alta y las
condiciones del pacientes sean desfavorables. Finalmente
la infección por TBC debe ser siempre descartada antes
de ser considerada las MAI.22 Para el
diagnóstico de este germen se han utilizado varios
medios pero el que ha demostrado ser de más efectividad
es el BACTEC, el cual alcanza un rédito diagnóstico en
algunas publicaciones de hasta el 95 %, con un tiempo
que va entre los 5 y 21 días. Cuando se comparó este
mismo método para sangre periférica versus médula ósea (MO)
hubo claras diferencias a favor de esta última.23,24,25
Respondiendo al segundo interrogante, quizás fue
apresurado
comenzar el tratamiento empírico para MAI.
Argentina es un país en desarrollo con alta tasa de TBC,
y los datos en nuestro país muestran que la incidencia
de MAI es muy baja (4 %), si bien no se cuenta en todos
los centros con la tecnología adecuada para su
aislamiento. Por lo tanto, debido a la epidemiología de
nuestra zona y no poder descartar la TBC, considero
alejada la infección por MAI.
Fiebre de origen desconocido en pacientes con infección
por HIV.
La fiebre de origen desconocido (FOD) en pacientes HIV
es todo un desafío. Dentro de este título deben
agregarse todos aquellos pacientes que, aún presentando
un foco claro, no explique de forma satisfactoria la
causa de la fiebre.26,27 Con el advenimiento
de la era HAART se ha detectado una disminución de los
episodios de FOD ( de 3 % a 0,6 %).26 En
cuanto a las etiologías de fiebre de origen desconocido,
debemos en primera medida diferenciar las
características epidemiológicas de cada país. En un
estudio realizado en España por R. Barba y
colaboradores, se encontraron como causas la infección
por TBC ( 31%), MAI (15%), Leishmaniosis intestinal (8
%), neumonía por P. jirovecii ( 4%), infección
por CMV y linfoma no Hodgkin (4 %). En otro estudio
realizado en la ciudad de Rosario, se detectó como
principal infección la TBC (44%), seguida por la
histoplasmosis (23%), criptococosis (5%) y neumonía por
P. jirovecii, CMV, Bartonella y linfoma no
Hodgkin (2,6%). Un dato importante de ambos estudios es
que entre un 8 y 10% de los pacientes presentaban al
menos dos causas infecciosas de fiebre.15,26
En el estudio de toda fiebre de origen desconocido hay
que tener como premisa que se debe ser agresivo en la
implementación de métodos complementarios para hallar el
posible foco infeccioso. Y este debe estar dirigido en
base a la epidemiologia de cada lugar. En un primera
etapa hay que solicitar una serie de estudios, que de
ser posible deben que serlo de forma simultánea con el
objetivo de no demorar el diagnóstico, estos son: carga
viral, recuento de CD4, radiografía de tórax y senos
paranasales, ecografía abdominal, hemocultivos,
baciloscopías y cultivos para micobacterias, serologías
para Brucella, Toxoplasma, Criptococcus
y CMV. Si de estos no se llega a un diagnóstico, se debe
comenzar con procedimientos más invasivos. Hemocultivos
con medios como el Bac-Tec, que para MAI presenta un
rédito de hasta 80 %, mientras que para M. Tuberculosis,
al ser menos bacteriemia, el rédito oscila entre un 26 –
46%. Las técnicas de lisis y centrifugación aumentan la
sensibilidad de los cultivos para hongos y micobacterias.
En cuanto a la punción de medula ósea, su sensibilidad
es de entre un 23 y 52% pero esta aumenta mucho si el
paciente presenta alteraciones de la serie hematológica
(trombocitopenia, anemia, neutropenia), La punción de
biopsia hepática es muy efectiva en aquellos pacientes
que presentan alteraciones en el laboratorio hepático
como fosfatasa alcalina aumentada, enzimas de colestasis
alteradas o alteraciones imagenológicas, cuando los
pacientes presentan alguna de estas alteraciones el
rédito diagnostico es de hasta un 80%. El lavado
bronco-alveolar y la punción lumbar no son buenos
métodos en ausencia de sintomatología tanto respiratoria
o neurológica. El tiempo medio para llegar a un
diagnostico desde que comenzaban con la fiebre fue de 85
días aproximadamente.28,29,30,31,32 Los
estudios pendientes en nuestro paciente son serología
para CMV, látex para Criptococcus, lavado
bronco-alveolar, fondo de ojo y ecocardiograma
transesofágico. La tuberculosis en pacientes con
infección por HIV cursa generalmente de forma
diseminada o extrapulmonar, sin embargo el órgano más
afectado sigue siendo el pulmón, luego el sistema
musculoesquelético y el sistema genitourinario. La gran
mayoría de los pacientes debutan con fiebre de origen
desconocido y el síntoma más frecuente es la tos
crónica. Las manifestaciones en la radiografía de tórax
puede estar ausente hasta en un 20 % de los pacientes o
aun mas, pero en el curso de la enfermedad una gran
parte de estos pacientes terminan presentando
alteraciones radiográficas por lo cual se justifica la
realización seriada de esta. En cuanto a las pruebas
diagnosticas el PPD es poco útil en aquellos pacientes
con enfermedad extrapulmonar debido a la alta tasa de
falsos negativos, los esputos tienen baja sensibilidad
en aquellos pacientes con enfermedad diseminada. Los
cambios hematológicos típicos son anemia, neutropenia y
trombocitopenia, pero todos en forma moderada.33,34,35,36,37,38,10
La histoplasmosis se encuentra en un 6% de
los pacientes con infección por HIV, con
una mayor presentación en aquellos con recuento de CD4 <
100 cels/mm3. Se presenta habitualmente de
forma inespecífica con FOD, pérdida de peso, sudores
nocturnos, nauseas, vómitos, tos y disnea. Las lesiones
en piel en forma de pápulas-pústulas y en boca son muy
frecuentes. La afectación pulmonar está presente en casi
el 50 % de los pacientes. En el laboratorio se suelen
encontrar elevadas la fosfatasa alcalina, transaminasas,
lactato deshidrogenasa y ferritina. Para el diagnóstico
la prueba de oro es el cultivo, pero esta tiene una
sensibilidad que varía entre un 50 y 80 % y al ser de
crecimiento lento se demora en la obtención de
resultados. Sin embargo cuando se le asocia a este
método una microscopia directa, que es muy barata y
accesible, la sensibilidad asciende a un 88%.
Actualmente la técnica por detección de antígenos tiene
una alta sensibilidad y es rápido, pero muy costoso y no
presente en todos los hospitales.10,39,40,41,42,43,44,45
El linfoma no Hodgkin (LNH) varío en
incidencia con los avances en el tratamiento
antirretroviral: antes de la era HAART el 10 % de las
muertes en pacientes HIV se asociaba a malignidad. En la
actualidad esta asociación aumento al 28 %, esto es
debido al aumento de la sobrevida.46 Entre el
25 y 40 % de los HIV desarrollarán un tumor maligno, y
el 10% de ellos serán LNH. El 80 % de los pacientes al
momento del diagnóstico son estadio IV. La afectación
principal es ganglionar, siguiendo en frecuencia el tubo
digestivo, siguiéndole en frecuencia el pulmón, la
medula ósea y el hueso.46 Considero que si
bien nuestro paciente presenta alteraciones compatibles
con LNH como son la LDH aumentada y presencia de
hepatoesplenomegalia, pero la ausencia de células
características en MO, examen físico sin adenopatías
periféricas y TAC de tórax y abdomen sin masas ni
adenopatías centrales, permiten alejar el diagnóstico.47,48
En esta paciente con tratamiento antirretroviral
reciente se debe considerar la posibilidad de un
síndrome de reconstitución inmune, que es un
trastorno inflamatorio, que muestra un empeoramiento
paradójico de un proceso infeccioso preexistente, luego
de haber comenzado con la terapia antirretroviral y el
consecuente aumento del recuento de CD4.49,50
Generalmente son pacientes con recuentos de CD4 < 100
cels/mm3, en los cuales hay una asociación entre el
comienzo de los HAART y el cuadro clínico (10 a 15
días). Hay que descartar resistencia a medicamentos o
incumplimiento de la terapia. La incidencia es del 13 %.
Los principales patógenos son el M. tuberculosis,
MAI, CMV, Criptococcus, neumonías, VHS y hepatitis B. El
diagnóstico de esta patología generalmente es de
exclusión, y se recomienda en pacientes que se sospecha
una infección comenzar con HAART dos meses luego de
haber comenzado el tratamiento especifico para la
infección oportunista.51,52
Teniendo en cuenta el tercer interrogante, numerosas
causas de fiebre prolongada podrían encontrarse en esta
paciente. Tanto la tuberculosis diseminada como la
histoplasmosis diseminada podrían ser la causa de la
fiebre. La diferenciación de alguna de ellas por la
clínica es muy dificultosa ya que ambas comparten
características similares e inespecíficas. La única
forma de diferenciar una de otra es por los métodos de
cultivo, pero estos son lentos y poco sensibles. De
igual modo estas dos patologías por frecuencia y por las
características clínicas que presenta nuestro paciente
son las dos principales causas a pensar, como parte de
un posible síndrome de reconstitución inmune asociado.
Por último, la consideración de realizar otro
tratamiento empírico para otra enfermedad
oportunista. En este punto se encuentran dos posiciones.
Una más agresiva, que considera que el tratamiento
empírico debe ser comenzado una vez realizada la toma de
cultivos y biopsias, con el fin de disminuir la
mortalidad, sin importar el estado clínico del paciente.
A favor de ésta se postulan algunos estudios que
demuestran la menor mortalidad con el comienzo del
tratamiento empírico, y que en la mayoría de los
pacientes los resultados de los cultivos y biopsia
tomados permitían luego dirigir el tratamiento. La otra
posición, más conservadora, considera el estado clínico
del paciente. Si éste lo permite (esto quiere decir
ausencia de insuficiencia respiratoria, síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica, etc.), es conveniente
esperar los resultados de cultivos, ya que la respuesta
a la mayoría de las infecciones es lenta y la falta de
mejoría no podría diferenciarse resistencia al
tratamiento de un diagnóstico erróneo. Sin embargo, sí
justifica el comienzo del tratamiento empírico cuando el
paciente desmejora de su estado habitual. En lo que si
coinciden la mayoría de los autores de ambas corrientes,
es que el primer tratamiento empírico a realizar debe
ser antibacilar y luego ajustar los siguientes según
epidemiología de la zona.
Como conclusión, considero que no hay certezas en
cuanto al tratamiento o no empírico en pacientes con
infección por HIV y síndrome febril prolongado. Esto
posiblemente sea debido a que los tratamientos a
instaurar son prolongados y con alta tasa de efectos
adversos. Por lo tanto esta conducta deber ser tomada en
forma individual en cada paciente, evaluando el cuadro
clínico, la epidemiologia y el estado de severidad. Como
conducta a seguir sería prudente esperar, mientras el
estado de la paciente lo permita, las serologías y
cultivos pendientes. Si los resultados fueran negativos,
se debe tener en cuenta que muchas veces son necesarias
muestras seriadas para obtener el diagnóstico. Es
necesario evaluar en forma cercana el estado clínico de
la paciente, y ante la presencia de signos precoces de
empeoramiento de su estado de salud comenzaría
tratamiento empírico no sólo contra TBC, sino también
contra histoplasmosis.
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Discusión |
La discusión de este seminario
corresponde al 9 de diciembre de 2010, a
cargo del
Dr. Rodolfo Navarrete. |
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