Discusión del
caso clínico
Dr. Juan Ronco
Se discute el
caso de un varón con diagnostico reciente de diabetes
mellitas que presenta dolor y eritema en la región
lateral del cuello y hallándose en la tomografía de
cuello un absceso del músculo esternocleidomastoideo.
Por siglos, el
diagnostico y tratamiento del las infecciones en los
espacios profundos del cuello han sido un desafío para
los médicos. La complejidad y profundidad de estas
regiones hace que el diagnostico y tratamiento sea
dificultoso. Estas infecciones representan un importante
problema sanitario con un significativo riesgo de
morbilidad y mortalidad.
El término
infecciones profundas del cuello pueden ser celulitis o
abscesos. Pueden complicarse con obstrucción de la vía
aérea, desarrollo de mediastinitis, trombosis de la vena
yugular, émbolos sépticos venosos, ruptura de la arteria
carótida, shock séptico, pericarditis y coagulación
intravascular diseminada. La diabetes mellitus (DM) es
reconocido como la enfermedad sistémica más comúnmente
asociada a las infecciones del cuello. El espacio
parafaríngeo es el más comúnmente involucrado tanto en
pacientes diabéticos como en no diabéticos seguidos por
el espacio submandibular en los no diabéticos.
La infección
odontógena es la puerta de entrada más común, seguida
por la infección de las vías aéreas superiores. La causa
de infección permanece oscura en más de la mitad de los
pacientes debido a que el foco de la infección ha sido
resuelto al momento de la presentación del cuadro
clínico La formación de abscesos es mas frecuente en
los pacientes diabéticos que en los no diabéticos (89.3%
vs. 71.3%, respectivamente). Tanto los procesos
odontógenos como la infección de vías aéreas superiores
pueden producir linfadenitis cervical con posterior
formación de abscesos. Las infecciones odontógenas
decolan por contiguidad al espacio sublingual y
submandibular y luego al espacio parafaringeo. Esto
explicaría por que esta localización es la más
frecuente.
La patente
bacteriológica es generalmente polimicrobiana (35.9 % de
los casos) incluyendo organismos aerobios,
microaerofilus y anaerobios.
El
microorganismo más frecuentemente hallado varía según se
trate de pacientes diabéticos o no diabéticos. Siendo
en este ultimo grupo Streptococcus viridans el
más frecuentes (43.7%) seguido por peptoestreptococo y
Klebsiella pneumoniae (21.1%).
Entre los
pacientes diabéticos Klebsiella pneumoniae es el
principal agente (56.1%) seguido por Streptococcus
viridans (17.1%).
En estos
pacientes la presencia de K. Pneumoniae es más
frecuente independientemente de que se trate de un foco
infeccioso odontogeno o no. Esto podría deberse a un
aumento en la colonización orofaríngea por bacilos Gram
negativos en ellos.
La
piomiositis o infección muscular primaria es una entidad
poco habitual. Suele afectar la musculatura de las
extremidades (glúteos, muslos y gemelos) seguido de
tronco y abdomen. El 50 a 60% de los afectados presentan
alguna forma de inmunodeficiencia subyacente como ser
la infección por HIV, diabetes mellitus , hepatopatía
crónica, terapia inmunosupresora y enfermedades
hematológicas.
La patogenia
implica una bacteriemia de cualquier origen,
transitoria y asintomática. El músculo esquelético es
usualmente resistente a la infección. Sin embargo en
solo 25 a 50% de los casos reportados existió una
historia de traumatismo previo. Otros factores
predisponentes han sido descritos:
§
Defectos en la función de los neutrófilos (PMN)
§
Disminución de los niveles de inmunoglobulinas M (IgM)
opsonizante
§
Incremento en los niveles de inmunoglobulina E (IgE )
El patógeno
aislado más frecuentemente es el Stafilococcus aureus
en más del 80% de los casos, aunque también se
hallan estreptococos de los grupos A, B, C y G (S.
pyogenes causa un 4 a15% de los casos), otros
gérmenes Gram positivos y enterobacterias. El S.
aureus puede penetrar desde pequeñas heridas
cutáneas a tejido celular subcutáneo. Suele afectar a
pacientes diabéticos insulinodependientes, ancianos,
hospitalizados y enfermedades hematológicas.
Clínicamente
se la ha dividido en tres estados
§
Primer
estadio: presenta calambres musculares, dolor,
inflamación y fiebre leve, moderada leucocitosis e
induración del músculo afectado.
§
Segundo
estadio: 10 a 21 días después del comienzo de los
síntomas con fiebre dolor muscular y edema, marcada
leucocitosis y es común la presencia de eosinofilia.
§
Tercer
estadio: bacteriemia y estado toxico.
El cuadro
estafilocóccico sigue habitualmente un curso clínico más
indolente, con menos fiebre y bacteriemia siendo más
rara la rabdomiolisis. Las enzimas musculares en el caso
de la piomiositis estafilocócica se encuentran
característicamente en niveles normales ya que la
afectación del músculo se limita a la zona donde se
encuentra el absceso respetando el resto. No ocurre así
cuando la causa es estreptocóccica donde todo el músculo
se ve afectado.
El manejo
adecuado consiste en el tratamiento antibiótico, que
debe perdurar hasta la resolución del cuadro, asociada
la mayoría de las veces al drenaje quirúrgico. Sin
embargo, la piomiositis puede recurrir pese al
tratamiento prolongado.
La miositis
gangrenosa espontánea por S. pyogenes es una rara
infección de los tejidos blandos profundos. Suele
presentarse con fiebre, dolor localizado y toxicidad
sistémica. Los tejidos blandos, la fascia y el músculo
suelen estar comprometidos.
Condiciones
subyacentes como la diabetes mellitus o las
inmunodeficiencias no parecen aumentar el riesgo de
infección.
La tasa de
mortalidad es del 80 al 100% pese al tratamiento
antibiótico adecuado, drenaje quirúrgico agresivo y
soporte hemodinámico.
La fascitis
necrotizante de la cabeza y el cuello es una infección
poco común, potencialmente fatal, que se caracteriza por
necrosis extensa y formación de gas en los tejidos
subcutáneos y fascias superficiales. La mionecrosis y
el moteado de la piel ocurren por la trombosis de los
vasos nutricios que atraviesan la fascia enferma. Las
infecciones dentarias son la principal causa de esta
enfermedad particularmente la infección periapical del
molar mandibular. En un número importante de casos el
origen no fue descrito. Las infecciones de origen
odontógeno son habitualmente polimicrobianos. Los
residentes normales de la cavidad oral incluyen
Streptococo β hemolítico, Stafilococcus y
Bacteroides. También se han encontrado Proteus,
coliformes y peptoestreptococos. Streptococcus β
hemolítico, y Stafilococcus son considerados los
dos principales patógenos en la fascitis necrotisante.
La
comorbilidad más frecuentemente asociada es la
diabetes, seguido por el alcoholismo.
La mortalidad
de esta afección se encuentra entre el 19 y el 22% según
la serie.
Tres factores
clínicos afectan la mortalidad:
§
Enfermedades asociadas principalmente, diabetes y
alcoholismo
§
El
retardo en la cirugía
§
Y
complicación con mediastinitis
El tratamiento
debe combinar una terapia antibiótica más drenaje
quirúrgico inmediato.
Algunos
estudios han mostrado que en individuos con diabetes
mellitus (DM) los niveles persistente mente altos de
glicemia levan al desarrollo de infecciones o
inhabilitan el control de estas. El optimo control de
las glicemias contribuiría a la prevención de
infecciones La susceptibilidad a las infecciones se
debería a un defecto tanto en la inmunidad humoral como
en la celular.
En
los pacientes con DM, se han descrito anormalidades en
polimorfonucleares, monocitos y linfocitos relacionadas
con la adherencia, quimiotaxis, opsonización,
fagocitosis y la destrucción intracelular. También se ha
descrito menores niveles de inmunogloulinas IgG e IgA y
diversas alteraciones del complemento
La disminución
de la actividad bactericida de los PMN asociada con el
incremento de los niveles de hemoglobina glicosilada ha
sido atribuida en parte al grado y la duración de la
hiperglicemia y podrían ser reversibles con la
optimización del control glicémico. Hiperglicemia o la
presencia de los productos finales de la glicación
llevaría a un estado de activación persistente de PMN,
esto se ha evidenciado por el incremento en la
concentración de elastasa, aumento de la actividad de la
fosfatasa alcalina y un incremento en la tasa de
consumo de oxigeno en los neutrófilos no estimulados.
Estos procesos pueden llevar a un estado de agotamiento
o tolerancia, haciendo que los PMN respondan menos
vigorosamente ante estímulos por patógenos infecciosos.
Estos procesos llevan a la injuria vascular.
En los
pacientes con DM los niveles de citoquinqs (IL-6, IL-8,
FNT-α) se encuentran elevados, pero ante un estimulo las
células producen menos IL-1 e IL-6 que en los pacientes
controles.
También se han
descrito anormalidades en la quimiotaxis y fagocitosis
de monocitos y macrófagos.
La inmunidad
celular adaptativa también parece afectada con una
disminución de la proliferación linfoide ante el
estimulo.
Con
el control de la hiperglicemia, la eficiencia
bactericida de los neutrófilos de los diabéticos
aumentaría significativamente.
En estudios
experimentales en ratas se ha demostrado que los
productos de glicación avanzada (péptidos AGE)
circulantes modifican las IgG, en particular las cadenas
livianas. Recientemente se han encontrado resultados
similares en un estudio con diabéticos tipo II. Estas
modificaciones estructurales de la IgG podrían conducir
a la alteración funcional de las moléculas del
anticuerpo y estar vinculadas al bien conocido aumento
en la susceptibilidad a la infección característica en
la DM.
Las
alteraciones metabólicas en la activación del sistema
inmune llevarían a la apoptosis de múltiple células
incluyendo fibroblastos implicados en la cicatrización
de las heridas. Este mecanismo produciría una
cicatrización deficiente llevando a la formación de
absceso en los pacientes diabéticos.
Los pacientes
diabéticos presentan una mayor tasa de casos fatales de
infección, probablemente no solo por alteraciones
inmunes del huésped, sino también por la presencia de
desordenes subyacentes que favorecen la mortalidad. La
neuropatía, la deficiente perfusión tisular, la injuria
y cicatrización de las heridas son solo algunos de los
factores que incrementan el riesgo de mortalidad
relacionada a las infecciones.
Diversos
trabajos muestran que las infecciones son la segunda
causa más frecuente de muerte (33.1%) muy cerca de las
causas cardiovasculares (36.3%) en los pacientes
diabéticos. La presencia de complicaciones micro y
macrovascular, principalmente arteriopatía periférica,
enfermedad cerbrovascular, enfermedad coronaria,
nefropatía clínica (definida como la presencia de
proteinuria) y neuropatía son los principales
determinantes de este incremento en la mortalidad.
También fue
reportado un aumento de la prevalencia de diabetes en
los individuos internados por causas infecciosas con
similar mortalidad para diabéticos y no diabéticos.
Salud bucal
y morbimortalidad
Las
infecciones orales pueden jugar un rol en la patogénesis
de muchas enfermedades sistémicas. Pueden afectar el
pronóstico general no solo de ancianos e
inmunosuprimidos, sino también de personas sanas.
Para las
infecciones orales, los microorganismos pueden ganar los
tejidos profundos directamente a través de cavidades
óseas, por vasos sanguíneos o linfáticos.
En adultos
jóvenes la alta prevalencia de problemas relacionados
con el tercer molar se ha visto una mayor probabilidad
de enfermedades sistémicas. Se ha encontrado una
relación entre la placa periodontal y la neumonía. En un
estudio realizado en Japón, se mostró una menor
proporción de neumonías, días febriles y muertes por
neumonías en el grupo de los pacientes con cuidado de su
cavidad bucal. El beneficio es la reducción en la
aspiración de bacterias.
Infección
oral y mortalidad
Las
infecciones periodontales como son la periodontitis
apical y la periodontitis crónica han sido asociadas a
un aumento de la mortalidad entre los pacientes
ancianos.
La asociación
entre ateroesclerosis y la perdida del hueso alveolar
indicarían que un proceso infeccioso estaría relacionado
con un lento proceso de formación de la placa
ateromatosa. Por cada 20% que se incremente la pérdida
del hueso alveolar, se incrementa el riesgo de muerte en
un 51%. Pero sin embargo la enfermedad periodontal
estaría más relacionada con la mortalidad total que con
la enfermedad coronaria.
El número de
dientes perdidos podría ser un marcador subrogante de
infecciones periodontales previa. Por cada diente
perdido el riesgo de mortalidad aumenta 4% para todas
las causas.
La relación
entre las infecciones orales y la morbimortalidad
generales los pacientes mayores podría estar indicando,
al menos en algunos casos, una patogenia común final
con un probable rol de los mediadores inflamatorios
sistémicos.
Las
bacteriemias de origen odontógeno son comunes e
inevitables causas de complicaciones sistémicas en
huéspedes comprometidos.
Como
conclusión el paciente presentó un absceso en los
tejidos profundos del cuello (piomiositis) a partir de
un probable foco odontógeno, cuyo tratamiento instituido
(antibióticos y drenaje quirúrgico) fue el adecuado.
Como comentario final, quiero remarcar la importancia
que tiene mantener un buen estado de la cavidad oral en
los pacientes inmunocomprometidos y en la población en
general.
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