Discusión del
caso clínico
Dra. Natalia Godoy
Se
presenta el caso de un varón joven que tras el estudio
de ginecomastia, se detecta hepatoesplenomegalia,
pancitopenia, hipotiroidismo y un laboratorio
inmunológico alterado. Por otro lado, presenta el
antecedente de una internación por púrpura en el año
2.005, momento en el que ya se constata la alteración
del laboratorio hepático y hepatoesplenomegalia.
Este
paciente presenta una hepatopatía crónica definida por
criterios clínicos y de imágenes, con una reserva
hepática aceptable por datos de laboratorio (colinesterasa,
albúmina y tiempos de coagulación dentro de valores
normales) sin varices esofágicas ni circulación
colateral a pesar de su larga evolución (por lo menos 2
años). La causa más común de hepatopatía crónica en todo
el mundo es la asociada a alcohol, si bien la creo poco
probable por la ausencia del antecedente tanto personal
como en los familiares. Debemos tener presente así mismo
las etiologías virales (virus hepatotropos que puedan
llevar a la hepatitis crónica como el VHB y VHC),
descartadas en nuestro paciente por presentar los
estudios serológicos negativos. Otras probables
etiologías son la autoimnune, las enfermedades por
depósito y otras.
Dentro de las enfermedades autoinmunes, la Hepatitis
Autoinmune (HAI) constituye una etiología a
plantear. Suele predominar en mujeres jóvenes,
presentando en la histología hepática necrosis
hepatocelular con inflamación y fibrosis que evoluciona
a cirrosis e insuficiencia hepática. Los pacientes que
presentan factores de mal pronóstico tienen un 40% de
mortalidad luego de 6 meses de evolución sin
tratamiento. Puede presentarse en asociación a otras
patologías de naturaleza inmunológica.
Existen tres variedades:
·
Tipo
I: predomina en mujeres jóvenes, que presentan
hipergammaglobulinemia y serología positiva para ANA y/o
anticuerpo anti músculo liso (siendo la variedad actina
la específica), ANCA y anticuerpo contra el antígeno
soluble hepático.
·
Tipo
II: presenta mayor incidencia en niños y presenta
anticuerpos anti-LKM positivos.
·
Tipo
III: presenta anticuerpo anti antígeno soluble hepático.
El
paciente en discusión presenta hepatopatía crónica
asociado a hipergammaglobulinemia y presencia de
anticuerpos antimúsculo liso (AML) variedad actina,
especificos de hepatitis autoinmune tipo I. Los ANCA de
patrón atípico son anticuerpos inespecíficos, que se
positivizan habitualmente en las enfermedades
inmunológicas del sistema digestivo. Se hallaron además
ac. anticardiolipina IgM e IgG positivo moderado, los
que se encuentran en un 39 % de las hepatitis
autoinmunes y están relacionados a mayor actividad y
componente inflamatorio y fibrótico.
Otra
de las patologías inmunológicas a considerar es la
Cirrosis Biliar Primaria. En esta entidad se produce
infiltración y obliteración progresiva de los
conductillos biliares intrahepáticos. Habitualmente se
presenta en mujeres entre los 35 y 60 años y
clínicamente se manifiesta con prurito de largo tiempo
de evolución. La ictericia, de instalación lenta y
progresiva, se presenta en etapa avanzadas de la
enfermedad. Los hallazgos de laboratorio son elevación
de fosfatasa alcalina (FA), gammaglutamiltranspeptidasa
(GGT) y 5-nucleotidasa, con aumento progresivo de
bilirrubina a medida que progresa la obstrucción biliar,
sin alteración de las transaminasas. Un 90% de los
pacientes presentan positividad del anticuerpo
antimitocondrial y la biopsia hepática rubrica el
diagnóstico. Este no es el cuadro clínico ni la
alteración de laboratorio que presenta nuestro paciente
por lo que este diagnóstico queda prácticamente
descartado.
Otro
capitulo dentro de las enfermedades inmunológicas lo
constituye el Síndrome de Superposición el cual
esta constituido por dos entidades:
1.
Superposición propiamente dicha: presenta
alteraciones histológicas compatibles con HAI y ac.
antimitocondrial positivo.
2.
Colangiopatía autoinmune: presenta cambios
histológicos de la CBP y anticuerpos de la HAI, con ac.
antimitocondrial negativo.
Algunos autores consideran que estas dos entidades no
son más que una transición a una patología definida. El
resultado de la Anatomía Patológica de la biopsia
hepática, nos revelará el diagnóstico en el caso
presentado.
Dentro de las Enfermedades de depósito las más
importantes a considerar son:
1.
Enfermedad de Wilson.
Esta enfermedad consiste en el depósito de cobre en los
tejidos por un déficit de la proteína que lo transporta,
la ceruloplasmina y siempre debe considerarse en
pacientes jóvenes con hepatopatia crónica, sin causa
aparente.. Se manifiesta con hepatitis crónica que
evoluciona a cirrosis. En estadios avanzados se acompaña
de síntomas neurológicos y psiquiátricos, por
degeneración de los ganglios basales. El depósito de
cobre en los ojos se evidencia con la visualización de
los anillos de Kayser Fleisher en el fondo de ojos. Si
bien el paciente presentado no presenta los anillos
característicos, estos suelen ser una manifestación
tardía que habitualmente acompañan a los síntomas
neurológicos. Debemos esperar los resultados del dosaje
de ceruloplasmina, cupremia y cupruria para descartar
este diagnóstico.
2.
Hemocromatosis.
Esta enfermedad es un trastorno hereditario que se
caracteriza por el depósito anormal de hierro por una
absorción intestinal inadecuada. Se presenta más
frecuentemente en varones, no antes de los 20 años de
edad, con hepatomegalia en el 95% de los pacientes
sintomáticos, con mayor hipertensión portal que las
cirrosis de otras etiologías. El diagnóstico se realiza
por la determinación de sideremia, porcentaje de
saturación, TAC, RMI y biopsia hepática. El caso en
discusión presenta sideremia disminuída y en la
tomografía no se evidencia la hiperdensidad espontánea
del hígado y bazo. No hay evidencias de esta enfermedad
en este paciente.
3.
Otras
enfermedades de depósito,
más lejanas en cuanto a posibles diagnósticos son:
·
Sindrome de Hurler: deposito de mucopolisacáridos.
·
Amiloidosis: 60% de los casos presentan hepatomegalia
sin hipertensión portal. Se diagnostica por la tinción
con Rojo Congo de la biopsia de recto, hígado o piel.
·
Enfermedad de Gaucher y Niemann Pick: depósitos de
lípidos.
·
NASH:
se presenta en pacientes con diabetes y dislipemia sin
tratamiento o con tratamiento inadecuado, sin otra causa
que justifique la cirrosis.
Otras: Sarcoidosis, cirrosis idiopática y Fibrosis
Quística. Esta última adquiere especial interés ya que
constituye 15 a 20% de las cirrosis en la infancia. Esta
puede presentarse incluso sin evidencia de alteraciones
pulmonares. Se diagnostica por medio de la determinación
de alfa1-antitripsina, y en la biopsia hepática pueden
evidenciarse gránulos PAS positivos.
Una
enfermedad atener en cuenta en un contexto autoinmune, y
más si tenemos la presencia de anticuerpos
anticardiolipinas positivo a títulos fuertes es el
Síndrome de Budd Chiari, cuadro constituido por
hepatoesplenomegalia congestivas secundaria a la
trombosis de las venas suprahepáticas o de la vena cava
inferior (VCI). Sus factores predisponentes más
importantes son los estados protrombóticos como
neoplasias, síndrome antifosfolipidico,
instrumentaciones de VCI, etc. Se manifiesta con
hepatomegalia dolorosa y ascitis. En la histología se
evidencian signos de congestión centrolobulillar y
dilatación sinusoidal. Si bien el método más específico
para su diagnóstico es la flebografia o la
angioresonancia, el Ecodoppler del eje esplenoportal que
evidencia permeabilidad del mismo, lo alejaría de los
probables diagnósticos.
El
paciente presentado presenta otras alteraciones como ser
el hipotiroidismo, la pancitopenia y la ginecomastia.
Considero que el hipotiroidismo puede ser expresión de
una enfermedad autoinmune más en este paciente ya que un
10 % de las Tiroiditis de Hashimoto por ejemplo, pueden
presentar en algún momento anticuerpos negativos. Otra
posibilidad es que el hipotiroidismo sea secundario a la
hepatopatia crónica, que se ha relacionado al déficit de
proteínas transportadoras de las hormonas tiroideas,
que parece más alejado ya que el paciente presenta
albúmina normal. La pancitopenia debo interpretarla como
secundaria a hiperesplenismo ya que presenta una médula
ósea hiperproliferativa. Por último, la ginecomastia
probablemente es secundaria a hepatopatia crónica pero,
dada la edad del paciente, puede ser una ginecomastia
puberal, que habitualmente desaparece en forma
espontánea.
Como
conclusión considero que el diagnóstico más probable es
la HAI tipo I, por lo que debemos esperar el resultado
de la anatomía patológica de la biopsia hepática para
arribar al diagnostico. Es importante para descartar las
otras etiologías mediante la determinación de
ceruloplasmina, cupremia y cupruria, así como de alfa 1
antitripsina.
Con
respecto a la ginecomastia, restaría controlar la
evolución a la espera de la involución espontánea y si
esta no sucediera y fuese este un factor social
condicionante para el paciente se puede ofrecer la
conducta quirúrgica para la corrección de la misma.
Correspondencia:
nataliacgodoy@yahoo.com.ar
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