Discusión del
caso clínico
Dra. Débora Ferrini
Teniendo en
cuenta la dificultad que genera analizar las
enfermedades como entidades teóricas aisladas,
descontextualizadas, voy a realizar algunas
consideraciones acerca del paciente.
El
antecedente de etilismo, los estigmas de hepatopatía
crónica en el examen físico y los índices de reserva
hepática disminuidos hallados en el laboratorio me
demuestran que estamos frente a un paciente
cirrótico, de probable etiología
alcohólica.
Ahora
bien, el cuadro por el que consulta sumado a la
hiperbilirrubinemia, a predominio directa, el aumento de
enzimas hepáticas, con patrón de GOT/GPT >2 y valores de
ambas transaminasas por debajo de 500UI/L, me permiten
realizar el diagnóstico de hepatitis alcohólica
(HA).
Durante la
internación, empeora la curva térmica y la leucocitosis,
al examen físico el paciente se halla taquicárdico y
taquipneico. Estos 4 elementos definen al síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica (SRIS).
Si
analizamos el SIRS en el contexto del paciente, con el
diagnóstico de HA y el empeoramiento progresivo de la
bilirrubina, podemos pensar que todo se debe a una
mala evolución de la HA.
Sin embargo, existen otros elementos, como un urocultivo
positivo y hallazgos en los estudios complementarios que
nos sugieren que el paciente se encuentra séptico,
con focos infecciosos claros en vesícula y riñón.
Voy a
comenzar realizando algunas consideraciones de la
HA. El índice de Maddrey: 4,6 x (TP – TP
control) + Br sérica, sirve para evaluar severidad y
pronóstico. Un valor mayor a 32 define a la HA severa y
está asociado con una alta mortalidad a corto plazo
(35-45% en un mes). Este paciente presentó un valor de
47 al ingreso.
La
fiebre de la HA suele ser menor de 38,3ºC y no debe ser
adjudicada a esta entidad hasta que otras causas sean
excluidas. Esta característica, sumada a que la
prevalencia de infecciones bacterianas en HA es
importante (21%), son otros puntos a favor de que el
paciente está infectado.
No existe
tratamiento específico de la HA. La abstinencia
alcohólica y la corrección del estado nutricional
constituyen los pilares fundamentales. Han demostrado
reducir la mortalidad y una mejoría en la escala de
Child Pugh.
El uso
de corticoides, prednisona 40 mg/día por vía oral,
durante 28 días, es muy discutido. Existen más de 13
estudios bien diseñados y tres metaanálisis. Uno de
éstos, Mathurin P. et al. J Hepatol 2002, analizó
los resultados de los últimos tres trabajos que
estudiaron los efectos de los corticoides en hepatitis
alcohólica severa. En este análisis, los pacientes
tratados con corticoides presentaron una sobrevida de
84% a los 28 días versus 65% en los que recibieron
placebo. Un punto importante es que todos los estudios
excluyen a pacientes con infección activa. El
American College of Gastroenterology
recomienda el uso de corticoides en la HA severa en un
grupo muy seleccionado de pacientes, excluyendo a los
que presentan comorbilidades, como infecciones. Por lo
tanto, creo que fue acertada la decisión de no indicar
corticoides en este paciente al ingreso.
Las
infecciones bacterianas en pacientes cirróticos
constituyen, por sus características especiales, un
capítulo dentro de la Infectología. Son una de las
complicaciones más frecuentes, consecuencia de
anormalidades en los mecanismos de defensa. Su
incidencia está relacionada con las escalas de Child-Pugh
y MELD, y también son más frecuentes si la etiología de
la hepatopatía es alcohólica.
Predominan la
infección urinaria (42-46%), peritonitis bacteriana
espontánea (PBE) y neumonía. La mortalidad es mayor que
en los huéspedes inmunocompetentes y aumenta en los que
presentan ascitis o falla renal.
En este
caso, mencionamos un probable foco infeccioso en
vesícula biliar. La colecistitis alitiásica (CA)
es una enfermedad necroinflamatoria aguda de la
vesícula. Constituye el 10% de las colecistitis agudas.
Presenta mayor morbi-mortalidad que las litiásicas y
alto índice de complicaciones. Como factores de riesgo
el paciente presenta ayuno prolongado e inmunodepresión
que favorecen el estasis vesicular y la sobreinfección
bacteriana. Se manifiesta con dolor en hipocondrio
derecho, fiebre, ictericia (20%). Esta constituye la
tríada de Charcot, que nos obliga a hacer diagnóstico
diferencial con colangitis aguda. La CA presenta en el
laboratorio leucocitosis, hiperbilirrubinemia,
incremento moderado de FAL, ALAT y ASAT. La ecografía y
la TC muestra, como en este paciente, engrosamiento de
la pared vesicular, edema perivesicular y refuerzo post
contraste EV. Al no encontrar vía biliar dilatada ni
litos, queda alejada la posibilidad de colangitis. El
tratamiento se realiza con antibióticos de amplio
espectro EV (ampicilina, metronidazol, gentamicina) y
colecistectomía. En los pacientes críticos o que
presentan alto riesgo quirúrgico, se prefiere la
colecistostomía, que en este paciente está
contraindicada por la ascitis. De cualquier manera, con
el ayuno y los antibióticos, el paciente mejoró la
sintomatología, por lo que creo que no es el principal
problema en este momento.
El otro
foco infeccioso que comenté es el renal. La
pielonefritis aguda (PNF) se define como el
proceso infeccioso que afecta la pelvis y el parénquima
renal. Puede originarse de manera ascendente, vía
hematógena o linfática. Por ser el paciente del sexo
masculino, muchos autores la definen como PNF
complicada.
En los
inmunosuprimidos la clínica puede ser muy inespecífica o
sólo presentarse con fiebre. El diagnóstico se basa en
un urocultivo (UC) con bacteriuria (>105
UFC/mL) 80-95%. Los hemocultivos tienen baja
sensibilidad (10-20%). De cualquier manera, un UC
negativo no lo descarta ya que pueden dar resultados
falsos negativos la antibioticoterápia previa, la
obstrucción ureteral o infecciones causadas por
microorganismos atípicos o de crecimiento lento.
La
ecografía y la TC están indicadas en la PNF complicada,
siendo la segunda la más sensible y la que presenta
mejor correlación de imágenes con la severidad del
cuadro.
El
tratamiento de la PNF complicada debe durar de 3 a 6
semanas y se realiza con cefalosporinas de tercera
generación, carbapenémicos o piperacilina-tazobactám.
Principalmente una de estas dos últimas cuando se
considera que el paciente tiene riesgo de infección por
microorganismos resistentes (previa utilización de
antibióticos de amplio espectro y presencia de
patologías subyacentes como cirrosis).
La
persistencia de fiebre o el deterioro clínico en las
siguientes 72 horas del comienzo del tratamiento, como
ocurrió en el paciente en estudio, obliga a descartar
las siguientes condiciones: 1) Errores en el tratamiento
(elección de antibióticos, resistencia, tiempo
insuficiente de tratamiento), como mencioné
anteriormente el antibiótico de elección desde un
principio debería haber sido un carbapenem o
piperacilina-tazobactán y la duración como mínimo de 21
días. 2) Respuesta lenta por el tipo de huésped. 3)
Inaccesibilidad antibióticos, por alteración en la
concentración renal. 4)
Absceso
renal. 5) Patología obstructiva de las vías urinarias
con pionefrosis. 6) Pielonefritis enfisematosa. 7)
Nefritis focal aguda. Estas 4 últimas entidades fueron
descartadas por la TC.
Una
breve consideración de la tuberculosis
genitourinaria, ya que no la podemos pasar por
alto por su prevalencia en este país y por el hallazgo
de piuria estéril.
Es la
segunda forma extrapulmonar más frecuente. Se da por
siembra hematógena. La clínica es insidiosa con disuria,
hematuria, dolor lumbar, síndrome de impregnación. El
40-75% de los pacientes con tuberculosis genitourinaria
presentan anormalidades en la radiografía de tórax y una
VES elevada en el 50-80%. Características no encontradas
en este paciente. Para el diagnóstico es
sugestivo el hallazgo de piuria estéril, pero en un
paciente que no haya recibido antibióticos. También es
sugestivo hallar en la radiología (pielografía, TC)
deformidades del tracto urinario superior e inferior uni
o bilateral y del aparato genital masculino. El
diagnóstico definitivo se realiza con cultivo de orina
(no tiene valor el examen directo): deben enviarse 3 a 6
muestras, obteniendo una sensibilidad de 90%. Existen
falsos negativos por antibiótico. Si bien aún está
pendiente el cultivo de orina, creo este diagnóstico
bastante alejado en este paciente.
Concluyendo, considero que estamos frente a un paciente
cirrótico, Child-Pugh C, lo que le da una sobrevida de
35 a 45% a 1-2 años, que ingresa con una HA severa de
difícil manejo. No puede instaurarse la dieta
hipercalórica hiperproteica recomendada por el
diagnóstico concomitante de una colecistitis alitiásica
ni los corticoides por lo comentado anteriormente.
Considero también que el paciente está séptico, con dos
focos infecciosos: colecistitis alitiásica y PNF aguda
complicada. Con lo que podemos establecer un muy mal
pronóstico. Es interesante la interrelación entre estas
entidades, donde las infecciones descompensan la
cirrosis, aumentan de manera importante la mortalidad de
la HA y en forma inversa el paciente etilista y
cirrótico es un huésped que responde muy mal a las
infecciones. Éste es un claro ejemplo de que no existen
enfermedades sino enfermos.
Con
respecto a las conductas, continuaría con el último plan
antibiótico instaurado hace 12 horas, que considero es
el correcto para el tratamiento de la PNF complicada.
Ante una nueva falta de repuesta a estos antibióticos,
plantearía la realización de una nueva TC, para
descartar colecciones como un absceso renal, que
requiera drenaje o que la colecistitis alitiásica tome
mayor relevancia y sea necesario el tratamiento
quirúrgico. Ante una mala evolución, también plantearía
como última carta a jugar, el uso de corticoides, a
pesar del riesgo que esto implicaría.
Considerando que este evento agudo pase, es indicación
la realización de una endoscopia digestiva alta para
evaluar várices esofágicas e indicación de profilaxis
primaria. Al momento del alta, es de importancia la
recuperación social con el abandono del hábito etílico.
Y como último punto, el tratamiento definitivo con el
transplante hepático, ya que se trata de un paciente
joven, Child-Pugh >7, teniendo en cuenta que logrando 6
meses de abstinencia podría ingresar a lista de espera.
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