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"Menos sal más vida"

Proyecto de extensión a la Comunidad de:


Asociación de Hipertensión Arterial de Rosario


Clínica-UNR.org


Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario



 

 

 
 

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Consejos para reducir el consumo de sal

Por Julieta Correa, Melina Crespo y Ana Aguilar

 

La dieta hiposódica es  aquella baja en sal. Para disminuir la sal de nuestra dieta debemos primero saber cuáles son los alimentos ricos en este mineral.

¿Cuáles son las fuentes alimentarias de Sodio?

·         Sal de cocina o gruesa

·         Sal de mesa o fina

·         Sales modificadas (sal de ajo, sal de cebolla)

·         Alimentos “salados”:

·  Carnes en conservas o envasadas, bacalao seco, patés, picadillo

·  Fiambres y embutidos

·   Pickles

·   Productos de copetín (papas fritas, maníes, aceitunas, palitos, chizitos, nachos)

·   Caldos en cubitos y sopas comerciales

·   Quesos, en particular los más duros y grasos

·   Manteca, margarina con sal

·   Productos de panadería (pan, galletitas, bizcochos)

·  Conservas y enlatados en general

·  Condimentos y salsas (kétchup, salsa de soja, mostaza)

·  Jugos enlatados

·  Aguas de alto contenido en sodio (Aguas minerales y saborizadas).

·  Bebidas carbonatadas (gaseosas).

Si bien resulta dificultoso modificar hábitos adquiridos, se pueden tener en cuenta algunas recomendaciones

·         Moderar el consumo de los alimentos y productos ricos en sodio

·         Cocinar las preparaciones sin sal y condimentarlas con ajo, hierbas aromáticas (albahaca, orégano, tomillo, laurel, perejil) y especias (pimienta, curry, jengibre, clavo de olor).  El vinagre y la piel de los cítricos, como el limón o la naranja, también pueden utilizarse como sustitutos de la sal

·         En caso de agregar sal, hacerlo con moderación y cuando el  alimento esté cocido y listo para servir. Recordar que la mayoría de los alimentos presentan naturalmente sodio en su composición

·         SUPRIMIR EL USO DE SALERO EN LA MESA.

·         Implementar técnicas de cocción que acentúen el sabor natural de los alimentos. El sellado y el asado son procedimientos útiles para retener los jugos. La cocción al vapor permite conservar el gusto de los alimentos mejor que otras formas, como por ejemplo el hervido.

·         Sustituir productos industrializados como salsas o sopas por preparaciones caseras.

·         Aprender a leer las etiquetas de los productos envasados. Aquellos ingredientes cuyo nombre incluya la palabra “sódico” o “de sodio” (ej. bicarbonato de sodio,  citrato sódico, glutamato monosódico, entre otros)  aportan “sodio oculto” en alimentos que no necesariamente tienen sabor salado como helados o gelatinas y pueden aumentar el sodio total de la alimentación diaria.

·         Elegir caldos de frutas o jugos naturales en reemplazo de bebidas gaseosas.

·         Incrementar en la dieta el consumo de alimentos frescos, especialmente frutas y verduras que no sólo son bajos en sodio, sino también ricos en potasio. El potasio contribuye al descenso de la presión arterial.

 

Es posible reeducar nuestro paladar y el sentido del gusto para disfrutar el sabor propio de los alimentos. El hábito de adoptar una dieta baja en sal es bueno, no solo para el paciente hipertenso sino para todos, incluyendo a los niños.

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