¿Hay
evidencia que apoye el uso de trombolíticos en trombosis venosas
profundas?
Aunque existe un amplio número de estudios que analizan la
utilidad de los trombolíticos en trombosis venosas profundas (TVP),
no se emplean estos fármacos de manera habitual en nuestro medio
para el tratamiento de esta patología. No existe hasta la
actualidad un consenso sobre la droga de elección, la mejor ruta
de administración o la dosis adecuada; asimismo, surgen dudas
sobre la seguridad de su uso y los posibles beneficios sobre la
terapéutica tradicional con heparina y cumarínicos.
En primer lugar, si analizamos las ventajas del uso de
trombolíticos sobre la heparina, parece estar demostrado de
manera concluyente que los primeros disminuyen claramente la
incidencia de síndrome post-trombótico a largo plazo. En un
estudio reciente, randomizado, a doble ciego, en el que se
asignaron pacientes con TVP proximales a trombolíticos versus
heparina, hubo una significativa disminución de la incidencia de
síndrome post-trombótico a los doce meses con el uso de los
primeros.
Asimismo, queda claro que el número de segmentos venosos
repermeabilizados es mayor con el empleo de estreptoquinasa o
similares, aunque no se ha establecido que dicho efecto
represente una mejoría en la sintomatología o el pronóstico a
largo plazo.
Por otra parte, en todos los estudios el empleo de
trombolíticos se asoció a un sangrado mayor (6% en el estudio
mencionado previamente, versus 0% en el grupo con heparina), así
como un mayor número de tromboembolismo pulmonar iatrogénico
(4,5% en el estudio citado).
Otro punto a considerar es la presencia de contraindicaciones
para el empleo de trombolíticos. Un estudio del año 1992 en el
que se analizaron 209 pacientes consecutivos con diagnóstico de
TVP, el 93 % presentaban alguna contraindicación para el empleo
de estos fármacos, siendo la causa más frecuente el antecedente
de cirugía reciente.
Conclusiones:
Por todo esto, no existen hasta la actualidad evidencias que
apoyen el uso de trombolíticos sobre el tratamiento convencional
con heparina para los casos de TVP. Sólo estaría justificado su
empleo en casos en los que pueda verse comprometida la vitalidad
del miembro afectado (como sería el caso de un síndrome
compartimental).
En tales circunstancias, el tratamiento aprobado por la FDA
consiste en la administración sistémica de estreptoquinasa en un
bolo de 250.000 UI, seguido de la infusión continua de 100.000
UI/hora por 24 a 72 horas. Una revisión sistemática de este año
sobre el empleo de rt-PA en comparación con heparina no
fraccionada, no pudo demostrar beneficios del primero, mientras
que los efectos adversos fueron mayores.
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