Uso
del Péptido Natriurético como biomarcador pronóstico del
desarrollo de insuficiencia cardíaca y para diagnóstico de la
causa de disnea en la emergencia.
Los péptidos
natriuréticos (PN) son hormonas contrarreguladoras que
secretan los miocitos cardíacos. Existen el péptido natriurético
tipo B (PNB) y su forma inactiva N-terminal que se secreta en
ventrículos y el péptido natriurético auricular (PNA) con su
forma inactiva, que se secreta en aurículas. Ambos elevan sus
valores plasmáticos en situaciones de sobrecarga de volumen y/o
presión desde estadios muy tempranos. El efecto sistémico de
estas sustancias incluye: diuresis y natriuresis, relajación del
músculo liso vascular e inhibición del sistema simpático
adrenérgico y del sistema renina-angiotensina-aldosterona.
El dosaje de PNB
se realiza con test rápidos que requieren 5 ml de sangre en EDTA
y los valores registrados comprenden el rango de 4 pg/ml a 1300
pg/ml.
¿Qué utilidad
posee el péptido natriurético para diagnóstico de causa cardíaca
de disnea en pacientes que consultan al servicio de emergencias?
En pacientes que
consultan al sistema de emergencias por disnea muchas veces el
interrogatorio, examen físico, laboratorio de rutina y ECG no
logran aclarar la causa de la disnea y en estas situaciones la
determinación de PNB podría ser un elemento más para el
diagnóstico.
Se ha postulado
un valor de corte de PNB para efectuar el diagnóstico de
insuficiencia cardíaca en 80 pg/ml (1) y éste aumenta conforme a
la progresión de la enfermedad. Ante episodios de disnea aguda
que se presumen por descompensación de insuficiencia cardiaca,
los niveles de PNB aumentan considerablemente y es por ello que,
en esta situación, un valor de PNB de 100 pg/ml o menor hace muy
poco probable el diagnóstico de insuficiencia cardiaca como
causa de la disnea. Por el contrario, un valor mayor a 500 pg/ml
avala la terapia con diuréticos, nitritos e Inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina. Valores en el rango
intermedio requieren otros métodos auxiliares de diagnóstico
como ecocardiograma que evidencie masa del ventrículo izquierdo,
volumen de la aurícula izquierda y fracción de eyección.
En el estudio
BASEL (B-Type Natriuretic Peptide for Acute Shortness of
Breath Evaluation), se postula el uso sistemático de este
marcador para disminuir el tiempo de hospitalización y abaratar
los costos de la internación (2).
El estudio
clínico “Heart Failure” utiliza los niveles de PNB
para diferenciar insuficiencia cardiaca congestiva de enfermedad
pulmonar en pacientes que se presentan con disnea (3). El valor
promedio de PNB en pacientes en los que se confirmó el
diagnóstico de insuficiencia cardiaca por otros métodos
complementarios fue de 758,5 pg/ml y en aquellos en los que se
diagnosticó enfermedad pulmonar fue de 61 +/- 10 pg/ml (p <
0,001). En el grupo de pacientes con enfermedad pulmonar,
aquellos con diagnóstico de tromboembolismo pulmonar, cáncer de
pulmón y tuberculosis pulmonar tuvieron los valores más
elevados. En quienes tenían una historia de enfermedad pulmonar,
pero la disnea fue considerada como de origen cardiaco tuvieron
un valor de PNB de 731 pg/ml. En sentido opuesto, el grupo con
antecedentes de insuficiencia cardiaca pero con diagnóstico de
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) descompensado,
tuvo valores de PNB de 47 +/- 23 pg/ml. Este estudio considera
que un valor de PNB de 94 pg/ml posee una sensibilidad del 86% y
especificidad del 98% para diferenciar insuficiencia cardíaca de
enfermedad pulmonar; y que un nivel de 80 pg/ml determina un
valor predictivo negativo de 99%.
¿Qué valor
pronóstico y diagnóstico posee el hallazgo de valores elevados
de péptido natriurético en pacientes asintomáticos y
ambulatorios?
El “Framingham
Offspring Study” incluyó 3.346 pacientes asintomáticos y
ambulatorios, de edad media y estudió la relación entre los
niveles de PNB y N-Terminal-Pro PNA con eventos
cardiovasculares, insuficiencia cardiaca, desarrollo de
fibrilación auricular (FA) y accidente cerebrovascular (ACV) o
accidente isquémico transitorio (AIT) (4). Concluyó que los
valores de PN pueden elevarse antes del comienzo de la
enfermedad clínicamente evidente. Los valores considerados de
corte en estos pacientes asintomáticos son de 20 pg/ml en
hombres y de 23,3 pg/ml en mujeres. Por encima de ellos aumenta
en un 60% el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca y se
duplica el riesgo de desarrollar FA y ACV o AIT.
También se
plantea la utilidad de valores elevados de PN para el
diagnóstico de insuficiencia cardiaca diastólica que tiene
fracción de eyección normal en el ecocardiograma. Este marcador
puede aportar información adicional a los factores de riesgo
tradicionales y sería una buena medida de screening en la
población general.
Se ha analizado
también la relación entre niveles de PN y la persistencia de FA
crónica (5). Se postula que en pacientes con insuficiencia
cardiaca avanzada y FA crónica sería esta última quien
condicionaría independientemente los niveles plasmáticos de PN.
Así, pacientes con insuficiencia cardiaca incipiente y FA
crónica (media de duración de 8 meses) tendrían niveles elevados
de PN debido al aumento de volumen y presión de la aurícula
izquierda dados por ambos fenómenos. Por el contrario, en
pacientes con insuficiencia cardiaca terminal, a mayor duración
de la FA, menores serían los niveles plasmáticos de PN debido a
un remodelado de la pared auricular con fibrosis y
adelgazamiento e incapacidad de los miocitos de secretar la
hormona.
De este estudio
se desprenden dos conclusiones; una, la utilidad de determinar
el PN en paciente con FA crónica e insuficiencia cardiaca para
predecir estadío de la enfermedad y respuesta a la cardioversión
(a menores valores, peor respuesta). La segunda deriva en el
claro beneficio de intentar siempre revertir una FA y no sólo
controlar la frecuencia cardiaca con fármacos, para evitar la
progresión de ambas enfermedades.
En conclusión,
la posibilidad de determinar péptidos natriuréticos en plasma de
una forma sencilla y con bajo costo pone al alcance del médico
una herramienta muy útil que le permite realizar diagnósticos
diferenciales en algunos casos y un diagnóstico precoz en otros.
Pero no debe olvidarse que este elemento de ninguna manera
reemplazará al examen físico y un correcto interrogatorio.
Por otra parte,
su utilidad en pacientes asintomáticos es limitada en la
actualidad, ya que un valor elevado implica que se han puesto en
marcha mecanismos moleculares que llevarán a una enfermedad
clínica con el correr de los años, pero, para que sea realmente
útil debería definirse la terapia a instaurar en este estadío
subclínico.
Bibliografía
1.
How well Natriuretic Peptide predict risk of
cardiovascular events and death. A review of literature. BMJ
2005; 330: 625-633.
2.
Use of B-type Natriuretic peptide in the avaluaction and
Management of the acute Dyspnea. New England Journal of Medicine
2004; 350 (7): 647-654.
3.
Utility of a rapid B- Natriuretic peptide assay in
differenciating congestive heart failure from lung disease in
patients presenting with dyspnea. Journal of the American
College of Cardiology 2002; 39 (2): 202-209.
4.
Plasma Natriuretic peptide levels and the risk of
cardiovascular events and death. New England Journal of Medicine
2004; 350 (7): 655-663
5.
Plasma concentration of atrial natriuretic peptideis
related to the duration of atrial fibrillationin patients with
asvanced heart failure. Polish Heart Journal 2004; 61 (12)
6.
B- type Natriuretic Peptide – A biomarker for all
seasons?. New England Journal of Medicine 2004; 350 (7):
718-720. |