¿Existe
algún parámetro de insuficiencia hepática que, tal como ocurre
en la insuficiencia renal con el clearance de creatinina, nos
permita calcular la dosis de fármacos a emplear con metabolismo
principalmente hepático?
Como todos
sabemos, las drogas que presentan eliminación renal no se pueden
emplear a las dosis habituales en caso de insuficiencia renal,
tanto aguda como crónica. Aún más, están claramente tabuladas
las posologías de acuerdo a la tasa de filtración glomerular,
estimada mediante el clearance de creatinina.
¿Qué
sucede entonces con las drogas cuyo metabolismo y eliminación es
principalmente hepático?
En el hígado,
los fármacos son sometidos básicamente a tres tipos de
reacciones: oxidación/reducción, hidrólisis y conjugación.
Mediante estos mecanismos, se forman compuestos más polares o
hidrosolubles, que pueden entonces ser eliminados hacia la bilis
o volver a la sangre, ya sea como formas activas o inactivas de
la droga.
Es importante
diferenciar el clearance sistémico, el del órgano
(riñón o hígado) y el intrínseco. Cuando un fármaco es
exclusivamente eliminado por un órgano (ej. el hígado o el
riñón), el clearance sistémico será equivalente al clearance de
dicho órgano. El clearance intrínseco, en cambio, refleja la
capacidad máxima del hígado para aclarar un fármaco de la sangre
y corresponde a la actividad total del sistema enzimático
implicado en la biotransformación hepática del fármaco.
Para drogas
que son extraídas activamente desde el hígado, el clearance
hepático depende del flujo sanguíneo hepático. Así, el
primero se reducirá cuando el flujo sanguíneo disminuya y
aumentará si éste se eleva. También modificarán el clearance de
estas drogas la inducción o inhibición enzimática por otros
fármacos.
No obstante,
queda claro en la literatura actual que los efectos de la
insuficiencia hepática sobre la farmacocinética de las drogas no
son consistentes ni predecibles, aún en los casos de fármacos
que comparten la misma vía enzimática. Aunque se han formulado
guías generales para regímenes de dosis en la enfermedad
hepática, no existe hasta el momento un marcador endógeno del
clearance hepático que pueda ser usado para el ajuste de drogas.
Las
alteraciones de la eliminación hepática de drogas en las
hepatopatías pueden resultar de alguno de los siguientes
mecanismos: reducción de la masa celular absoluta, del contenido
enzimático o de su actividad; disminución de la perfusión venosa
portal debida a shunt; aumento de la perfusión arterial respecto
de la perfusión portal; perfusión preferencial de la zona media
y de terminales sinusoidales por arteriolas; difusión alterada
en el espacio de Disse; y otros.
La
conjugación parece no estar afectada, mientras que la
eliminación biliar se correlaciona con el grado de shunt
intrahepático. Asimismo, el metabolismo oxidativo es mucho más
sensible al suministro de oxígeno que la conjugación y la
excreción biliar. Además, la unión a proteínas plasmáticas puede
estar alterada.
Para aquellas
drogas con una alta extracción hepática (baja biodisponibilidad,
por ej: el propranolol), la biodisponibilidad aumenta y el
clearance hepático disminuye en pacientes cirróticos. Por ello,
si se administran estas drogas por vía oral, la dosis inicial
debería ser reducida y la dosis de mantenimiento tiene que ser
adaptada, de ser posible, de acuerdo a estudios cinéticos.
En el caso de
fármacos con baja extracción hepática, su biodisponibilidad no
se ve afectada por las enfermedades hepáticas, aunque el
clearance hepático pueda estar alterado. En este caso, sólo la
dosis de mantenimiento debe ser reducida, de acuerdo al descenso
estimado del metabolismo hepático.
En pacientes
con colestasis se puede afectar el clearance de aquellos
fármacos con eliminación predominantemente biliar. La adaptación
de las dosis en estos casos es difícil, ya que existen muy pocas
recomendaciones al respecto.
Otro problema
que surge en el paciente con falla en la función hepática es la
insuficiencia renal a menudo asociada, aún con valores de
creatinina normales. Es conocido que en el paciente cirrótico,
el clearance de creatinina tiende a sobreestimar la función
renal, dado que la creatininemia es inferior a la esperada,
fundamentalmente debido a la pérdida de masa muscular. Por todo
ello, la dosis de una determinada droga puede ser aún elevada
luego del ajuste de la misma por el clearance de creatinina.
Sin embargo, estudios de farmacocinética en una variedad de
enfermedades hepáticas crónicas sin cirrosis sugieren que, en
ausencia de ésta, la alteración en la eliminación del fármaco no
es suficiente para requerir una disminución de la dosis; la
monitorización clínica de los efectos farmacológicos y tóxicos
servirá de guía para el manejo de la posología.
Algunas
recomendaciones sobre el manejo de drogas en la insuficiencia
hepática se pueden encontrar en la literatura actual. A
continuación daremos algunos ejemplos de fármacos de uso
habitual y algunos consejos sobre su uso en el paciente
cirrótico:
-
Anti
inflamatorios no esteroides (AINES):
riesgo aumentado de sangrado digestivo; pueden causar
retención de líquidos.
-
Amlodipina:
se prolonga su vida media; puede requerir reducción de
dosis.
-
Amoxicilina/Ácido Clavulánico:
monitorizar función hepática; puede originar ictericia
colestática.
-
Anticonceptivos orales:
evitar en la enfermedad hepática activa.
-
Anticoagulantes orales:
evitar en la enfermedad hepática severa, especialmente si el
tiempo de protrombina se encuentra previamente prolongado.
-
Antipsicóticos:
todos pueden precipitar el coma; las fenotiazinas son
hepatotóxicas.
-
Ansiolíticos e hipnóticos:
todos pueden precipitar el coma; pequeñas dosis de oxazepam
o temazapam son las más seguras.
-
Aspirina:
evitar por el riesgo aumentado de sangrado gastrointestinal.
-
Carvedilol:
evitar.
-
Ceftriaxona:
reducir la dosis y monitorizar las concentraciones
plasmáticas cuando están afectadas la función hepática y
renal simultáneamente.
-
Diuréticos de asa:
la hipopotasemia puede precipitar el coma; aumento del
riesgo de hipomagnesemia.
-
Estatinas:
evitar en enfermedad activa o con elevación persistente no
explicada de transaminasas.
-
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA):
el uso de prodrogas tales como el enalapril, perindopril o
ramipril requiere el monitoreo cercano.
-
Losartán:
considerar dosis menores.
-
Metoclopramida:
reducir la dosis.
-
Metronidazol:
reducir la dosis en enfermedad severa.
-
Omeprazol:
no más de 20 mg/día.
-
Opioides:
evitar o reducir la dosis; pueden precipitar el coma.
-
Pantoprazol:
dosis máxima 20 mg/día; monitorizar función hepática y
discontinuar la droga si aquella deteriora.
-
Prednisona:
es una prodroga; se prefiere la prednisolona.
-
Quinolonas:
se reportaron casos de hepatitis con necrosis por
ciprofloxacina y norfloxacina.
-
Ranitidina:
riesgo aumentado de confusión; reducir la dosis.
-
Sulfonilureas:
riesgo aumentado de hipoglucemia; evitar o usar bajas dosis;
pueden dar ictericia.
-
Tiazidas:
la hipopotasemia puede precipitar el coma; aumento del
riesgo de hipomagnesemia.
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British National Formulary.
www.bnf.org
9-
“Métodos en Farmacología Clínica”. OPS. 1992.
Agradecimiento:
al Dr. Alfredo Rovere por sus continuos aportes a nuestras
búsquedas bibliográficas, tanto de temas farmacológicos como
otros; en especial por los aportes al tema que hoy hemos
desarrollado. |