Discusión del
caso clínico
Dr. Martín Ferrado
“La
naturaleza, el tiempo y la paciencia son los tres
grandes médicos”
Bohn
A modo de resumen, estamos ante una paciente de 55 años,
con disminución de la agudeza visual bilateral a
predominio derecho, que al examen físico se constata reflejo
pupilar aferente izquierdo evolucionando en la
internación a midriasis
bilateral arreactiva. La oftalmoscopia directa resulta
normal. Se realiza una resonancia magnética encefálica
(RMI) que informó hiperintensidad en el nervio óptico
derecho y potenciales evocados visuales (PEV) con patrón
axonal.
El
dato guía que utilizaré para guiar el análisis es la
disminución de la agudeza visual bilateral. La
evaluación del paciente con pérdida visual se debe
realizar de manera ordenada y meticulosa. Comprende:
anamnesis, agudeza visual, campo visual, pupilas,
movimientos de músculos extraoculares, segmento anterior
y posterior y presión intraocular. Datos sobre la
cronología, si es uni o bilateral y la presencia o
ausencia de dolor, permiten orientar el diagnóstico.
Considerando las características del síntoma, en
conjunto con el fondo de ojo (FO) normal, la RMI y los
PEV, creo que estamos ante una neuropatía óptica.
Vastas son las causas que pueden producir esta entidad,
quedando algunas alejadas desde el planteo inicial: las
parainfecciosas, por ejemplo, debido a que no existen
datos del interrogatorio, examen físico, laboratorio,
serologías, ni estudios por imágenes que hagan pensar en
esta causa. Las causas inmunológicas también pueden ser
desestimadas siendo el laboratorio inmunológico y el
complemento normales.
Dentro de las etiologías que creo más compatibles,
comenzaré refiriéndome a la neuropatía óptica
isquémica. Se presenta en mayores de 50 años, hipertensos y/o diabéticos. Es de iniciación repentina
e indolora. Sólo la tercera parte presentan afectación
tardía del ojo contralateral. El FO muestra tumefacción
del disco óptico con hemorragias, o puede ser normal.
Por
ser el cuadro de la paciente progresivo, bilateral,
simultáneo en ambos ojos y por no presentar los
antecedentes, creo que es alejado. La arteritis
de la temporal
constituye un subgrupo. Generalmente se asocia a una
cefalea típica, con dolor en el sitio de la arteria
afectada, que puede encontrarse engrosada y sin pulso.
Característicamente la eritrosedimentación (VES) está
muy elevada, con los mismos hallazgos comentados en el
FO. Si bien la certeza diagnóstica es dada por la
biopsia arterial, la VES normal, la ausencia de
alteraciones en el trayecto arterial y el comienzo
simultáneo biocular hacen a esta entidad improbable.
En el
grupo de las tóxicas y nutricionales se
han descripto deficiencias de vitamina B 12 y tiamina,
tóxicos como el metanol y fármacos como etambutol,
cloroquina y estreptomicina. Evoluciona en días a
semanas, produciendo afectación biocular en forma de
escotomas centrales simétricos. Característicamente los
campos periféricos se encuentran conservados. La
recuperación completa es posible con tratamiento
adecuado (reposición vitamínica, suspensión de la droga
probable). La determinación de vitamina B12 con valores
normales, la ausencia de consumo de las drogas y tóxicos
comentados, sumados a la presencia de amaurosis completa
y la falta de recuperación con el tratamiento adecuado,
lo hacen improbable. Cabe destacar que el déficit de B
12 puede originar cambios en el PEV similares a los
observados en la paciente.
La
atrofia óptica hereditaria de Leber es una
enfermedad mitocondrial ligada al cromosoma X. Más
frecuente en varones (86%), el inicio de los síntomas se
observa entre los 18 a 25 años. Rara vez el trastorno
visual es completo. Habitualmente de comienzo insidioso,
bilateral y simultáneo, produce primariamente escotomas
centrales. El FO evidencia tumefacción e hiperemia de
los discos, vasculopatía peripapilar, etc. El sexo, la
edad, el trastorno visual completo y el FO normal, me
hacen pensar en otros diagnósticos como más probables.
La
neuritis óptica (NO)
constituye un gran capítulo a analizar. Es un trastorno
inflamatorio agudo de la visión, bilateral sólo en el
10% de los casos. Presenta dolor a los movimientos
oculares en más del 90% de los pacientes (ausente en
este caso) y de manera casi invariable reflejo pupilar
aferente (pupilas de Marcus Gunn). El FO puede ser tanto
normal, si es retrobulbar (lo mas común) o mostrar
papilitis. También el LCR puede ser normal o informar
hiperproteinorraquia e hipercelularidad. El 90% de los
pacientes recupera la visión entre los 2 y 6 meses. Las
enfermedades desmielinizantes constituyen la causa más
frecuente de NO unilateral.
La
esclerosis múltiple (EM) es la enfermedad desmielinizante aguda autoinmune más común del SNC.
Predomina en la raza
blanca, en mujeres (2-3/1), con un pico máximo de inicio
a los 30 años. En su génesis se han postulado una
reacción autoinmunitaria contra la mielina. Las lesiones
propias consisten en placas de desmielinización,
encontrándose también la injuria
axonal como una característica patológica mayor. Esta
última constituye un evento temprano, pudiendo
manifestarse con la desmielinización aguda, antes de la
inflamación e incluso previo a síntomas neurológicos.
Entre las manifestaciones clínicas sugestivas de EM, se
encuentran: evolución por recaídas y remisiones,
aparición entre los 15 y 50 años, neuritis óptica
unilateral, mielitis transversa, signo de Lhermitte,
oftalmoplejía internuclear, fatiga y el fenómeno de
Uhthoff. Cabe mencionar que no están presentes en el
caso de esta paciente.
Si bien lo más frecuente es que
evolucione en forma intermitente, puede presentarse con
los llamados síndromes clínicos aislados (SCA). Son ataque monosintomáticos
(sensitivos, motores, NO), que con el tiempo, pueden
terminar evolucionando a EM. La NO en
el
75% desarrollan EM en 15 años, por otra parte el 15%-25%
de las EM se manifiestan con NO como síntoma inicial. Si
existe EM con desmielinización del 3º par en su trayecto
por tallo encefálico, puede haber midriasis arreactiva
como observamos en este caso.
Existen otros patrones
relativamente infrecuentes, de ataques repentinos de
déficit neurológico. Duran segundos a minutos y pueden
repetirse varias veces en el día. Generalmente se
observan en las recaídas y remisiones, más raramente
como síntomas iniciales. A pesar de que no creo que sea
la causa más probable, es una hipótesis a considerar
antelos síntomas tan cambiantes y poco explicables que
refirió durante la internación.
El diagnóstico debe apoyarse en estudios
complementarios. A nivel del LCR los leucocitos son
normales, en el
5% de
los casos presentan más de 15 células/mm3. La proporción
de Ig G está aumentada en las 2/3 partes. En la
RMI encefálica (S: 90% E: 71-74%) se
observan en T2 lesiones hiperintensas (cuerpo calloso,
centro semioval, etc). Los PEV son anormales en
el 80% de las EM definidas y en el 60% de las EM
probables o posibles, mostrando patrón típicamente
desmielinizante. La presencia de anticuerpos antimielina séricos pueden correlacionarse
con la actividad de la enfermedad. Si bien algunas
características del LCR pueden ser compatibles, ni la
RMI ni los PEV se ajustan a esta enfermedad. En el año
2001
Mc
Donald propuso criterios diagnósticos para EM (S y E:
83%). A pesar de que la paciente no reúne los criterios
necesarios, tampoco la descarta. Ya hemos comentado que
el SCA (como la NO) puede desarrollar EM si se realiza
seguimiento a largo plazo. Teniendo en cuenta esta
posibilidad y los datos a favor expuestos, creo que
podemos estar frente a una manifestación infrecuente de
esta enfermedad. En lo referente al tratamiento han
demostrado utilidad
ACTH y metilprednisolona ev seguido por prednisona vo.
Entre los llamados fármacos modificadores de la
enfermedad: Ciclofosfamida – Azatioprina –Mitoxantrona -
Interferón B – Glatiramer acetato. El trabajo más grande
realizado que evalúa la utilización de corticoide ev en
la NO (Beck
RW, Gal RL et al.
Visual function more than 10 years after optic neuritis:
experience of the Optic Neuritis Treatment Trial.
Am J Ophthalmol 2004) arrojó los siguientes datos:
-administrados dentro de los primeros 15 días aceleran
la recuperación visual a los 30 días, pero sin
evidencias significativas a los 6 meses -menor riesgo
de desarrollar EM a 2 años, pero sin evidencias
significativas a los 3 años.
Otra entidad desmielinizante es la
Neuromielitis óptica (NMO o Síndrome
de Devic).
Más frecuente en mujeres (2/3), mayores de 35 años,
ocasiona severa desmielinización en SNC, caracterizada
por neuritis óptica uni o bilateral y mielitis aguda. La
relación entre la NMO y la EM crónica es controvertida.
Los defectos clínicos tienden a ser permanentes. El LCR
es anormal en más del 90% de los casos. La
hipercelularidad puede llegar hasta 100 - 1000
células/mm3. Se ha demostrado la presencia de un
autoanticuerpo sérico IgG-NMO (S 76%, E 90%). La RMI
pone de manifiesto lesiones espinales, que afectan más
de dos segmentos medulares, hiperintensas en T2 que
refuerzan con gadolinio, al igual que las del nervio
óptico. En un estudio de cohortes realizado entre
1999-2005 se proponen nuevos criterios diagnósticos. La
paciente sólo reúne dos (NO y RMI de cerebro que no
cumple criterios para EM). Aquí debe tenerse en cuenta
que la NO y la mielopatía pueden ocurrir simultáneamente
o uno de los componentes aparecer tardíamente. De ésto
se deduce que, como la mayoría de los criterios
diagnósticos, sirven para clasificar enfermedades pero
de ninguna manera las excluyen. Ésto sumado a la edad,
sexo y presentación bilateral simultánea, hacen que
tampoco estemos en condiciones de excluir este
diagnóstico. El tratamiento inmunosupresor debe ser más
agresivo que en EM, llegando a la plasmaféresis.
En
cuanto a la evolución durante la internación a midriasis
bilateral arreactiva (aparte de lo expuesto en EM),
debemos considerar las drogas consumidas por la
paciente. De éstas, la venlafaxina actúa
inhibiendo la recaptación de noradrenalina, serotonina y
dopamina. Por estos efectos puede provocar cefalea,
somnolencia y en casos de sobredosis midriasis,
pero acompañada de
taquicardia, convulsiones, vómitos y coma.
Ahora
bien, a pesar de que tenemos signos objetivos de daño
orgánico (reflejo pupilar aferente, luego midriasis
arreactiva; RMI; PEV) ninguno de los cuadros
desarrollados más arriba se acoplan completamente al de
la paciente. Ésto, reforzado por el examen físico e
interrogatorio tan cambiante en una paciente depresiva,
nos lleva a pensar otras posibilidades. Los trastornos
somatomorfos son síntomas físicos que sugieren una
enfermedad médica y que no pueden explicarse
completamente por la presencia de una enfermedad, una
sustancia o por otro trastorno mental. Dentro de la
clasificación se encuentra el trastorno de conversión.
Raro antes de los 10 o después de los 35 años, afectan
las funciones motoras o sensoriales y generalmente están
precedidos por acontecimientos estresantes. No se
producen intencionadamente ni son simulados y conducen a
malestar por el deterioro social, laboral o por requerir
atención médica. Algunos de los síntomas descriptos, que
coinciden con los de la paciente son: parálisis,
debilidad muscular, pérdida de sensibilidad táctil,
ceguera, sordera. Cabe resaltar que hasta la tercera
parte padecen o han padecido un trastorno neurológico.
Debe ser incluido entre los diagnósticos diferenciales
de esclerosis múltiple, miastenia grave y distonías.
Una
última probabilidad que voy a analizar, en vistas de las
dificultades y el dilema diagnóstico-terapéutico, es el
Síndrome de Munchausen. Consiste en la simulación
repetida de enfermedades, habitualmente agudas y
convincentes, por una persona que acude de un hospital a
otro en busca de tratamiento. Es un trastorno
psiquiátrico, intencionado, conciente y de difícil
manejo. Estos individuos falsifican historias y se
autoinfringen lesiones, fármacos y/o contaminantes.
Debería investigarse, con toda la sutileza que concierne
al caso esta posibilidad, que podría explicar tal vez la
midriasis por la auto administración de agentes
atropínicos.
Como
conclusión, creo que estamos ante una neuropatía
óptica y que la causa más probable de la misma es una
neuritis óptica. Aún nos faltan elementos para discernir
entre EM y NMO. El hecho de que terminemos por confirmar
estos diagnósticos, no excluye la posibilidad de un
trastorno conversivo, pudiendo coexistir. Estos cuadros
no son excluyentes, al contrario estimo que es de buena
práctica valorar al paciente como un “todo” y no como un
conjunto de órganos capaces de enfermar por separado. En
cuanto a las conductas a seguir planteo realizar
un pulso de metilprednisolona ev, teniendo en cuenta que
aceleran la recuperación y retrasan la probabilidad de
progresar a EM. Realizaría una RMI de cerebro/órbita con
gadolinio de control en 3-6 meses. Finalmente, otro
pilar que considero importante es el enfoque
multidisciplinario entre el equipo de salud mental,
neurólogos, oftalmólogos y clínicos.
Muy probablemente sean la naturaleza, el
tiempo y la paciencia los que, por fin, nos den el
diagnóstico.
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