Discusión del
caso clínico
Dra. Débora Ferrini
Voy a analizar el caso de un varón de 50 años, automedicado con múltiples
fármacos en dosis e intervalos inadecuados, con
antecedente de ingesta etílica no mensurada y probable
cuadro depresivo en los últimos años. Es traído al
hospital por somnolencia, inatención, bradipsiquia y
luego de sufrir un traumatismo encéfalo craneano
aparentemente sin pérdida de conocimiento. Al ingreso se
constata hiponatremia severa, hipocloremia, elevación de
la creatinfosfoquinasa (CPK) e infección urinaria.
Durante la evolución agrega convulsiones tónico-clónicas
generalizadas. TC de cerebro y punción lumbar sin
alteraciones.
Para encaminar el estudio de este paciente tomaré el
síndrome confusional agudo (SCA), definido
por la aparición brusca de inatención y alteración del
nivel de conciencia. El paciente presenta
características que lo hacen vulnerable al SCA como
polimedicación, alcoholismo, TEC y depresión. De las
múltiples etiologías del SCA las más probables son:
farmacológicas, metabólicas e infecciosas.
La medicación es lo primero que debe
repasarse en un SCA ya que explican hasta un 30% de los
casos. Los antiespasmódicos, antieméticos, drogas
cardiovasculares, benzodiacepinas, AINES, antagonistas
H2 y corticoides consumidos por este paciente están bien
descriptos como causa de SCA. Sin embargo, la falta de
mejoría al suspender estas drogas, nos hace pensar que
esta no fue la única etiología.
Teniendo en cuenta entonces las causas metabólicas, la
hiponatremia es el desorden electrolítico
más frecuentemente hallado. Se define como la
concentración plasmática de sodio menor a 135 mEq/L y
refleja un exceso de agua corporal total.
Con la certeza de una hiponatremia verdadera, ya que se
acompaña de hipoosmolaridad, se analizan las causas
según el estado del líquido extracelular (LEC):
hipovolemia, euvolemia o hipervolemia. No siendo tan
fácil la distinción entre las dos primeras. La
hipovolemia puede ser difícil de objetivar. En un
estudio se clasificaron 58 pacientes según los criterios
clásicos de hipovolemia (historia de pérdida de LEC,
pliegue cutáneo, mucosas secas, axilas secas, sed,
pérdida de peso, tilt test, relación U/Cr). De 29
definidos con depleción del LEC, sólo 7 fueron reales.
En cambio la determinación del sodio urinario (Nau) con
un punto de corte de < 30 mEq/L resulta mucho más
específica para diagnosticar hipovolemia.
Este paciente con Nau de 22mEq/L y presión venosa
central de 2 cmH2O al ingreso, estamos en condiciones de
clasificarlo como hiponatremia hipovolémica.
Dentro de esta entidad, las causas pueden deberse a
pérdidas extrarrenales o renales. Este paciente no
presentó pérdidas gastrointestinales ni se constató un
tercer espacio, por lo que pensamos en pérdidas renales.
La diuresis osmótica está descartada por
no presentar glucosuria ni uso de manitol. Dentro de las
nefropatías perdedoras de sal, la nefritis
interticial es un diagnóstico tentador por la ingesta de
AINES. El no presentar rash, fiebre, eosinofilia, falla
renal ni cilindros leucocitarios en el sedimento alejan
este diagnóstico. La pérdida de sal cerebral
se presenta con poliuria y se relaciona con neurocirugía
y más frecuentemente con hemorragia subaracnoidea, todas
características ausentes en este paciente.
La causa más frecuente de pérdidas renales son los
diuréticos. En este grupo el 76% de las
hiponatremias son causadas por tiazidas.
Las más vulnerables son mujeres, ancianas, con bajo peso
y quienes presentan hipokalemia.
Las tiazidas actúan a nivel de túbulo contorneado
distal, alterando el proceso de dilución urinaria y
causan hipovolemia, por lo que estimula la secreción de
hormona antidiurética (ADH) que va a reabsorber agua
libre. Además tienen un efecto prolongado de hasta 12
horas. Este efecto de retención hídrica hace que los
pacientes con hiponatremia por tiazidas parezcan en
realidad euvolémicos. Otro mecanismo descrito en los
diuréticos tiazídicos es el idiosincrático, no bien
conocido, ocurre en los pacientes que ya han hecho
hiponatremia por este fármaco y se presenta ante la
reinstauración con la primera dosis.
Los diuréticos de asa al alterar la hipertonicidad
medular, impiden la acción de la ADH por lo que provocan
menos frecuentemente hiponatremia. Los ahorradores de
potasio como el amiloride que el paciente consumía,
favorecen la generación de hiponatremia por los
tiazídicos.
Por último dentro de causa de pérdidas renales: el
hipoaldosteronismo puede ser secundario en
este paciente a IECAs, DAINEs y amiloride. Se presenta
con hipotensión, hiperpotasemia en las dos terceras
partes y pérdida renal de sodio, características no
presentes en este caso. Si bien no creo que sea la causa
principal en este caso, es un mecanismo más que se suma
al anterior, favoreciendo la hiponatremia.
Ahora bien, a pesar de la suspensión de los fármacos y
la reposición de la volemia, el paciente continúa con
hiponatremia y presenta ahora una osmolaridad
electrolítica urinaria mayor a la plasmática, lo que
significa que hay secreción de ADH. En presencia de
hipoosmolaridad y actual euvolemia, sin dudas la
secreción de ADH es inadecuada (SIADH).
El SIADH se caracteriza por hiponatremia
euvolémica, pérdida renal de sodio ( > a 40 mEq/L),
oliguria y orina hiperosmolal con respecto al plasma ( >
100 mosm/Kg) sin signos de enfermedad tiroidea, renal o
suprarrenal. Se acompaña de hipouremia e hipouricemia.
Son vastas las causas, en este caso encontramos fármacos
(paracetamol), estrés y probable patología psiquiátrica.
Resumiendo hasta aquí, creo que paciente al ingreso
presentó hiponatremia hipovolémica por tiazidas,
favorecida por amiloride y quizás también jugando algún
rol los IECAS, AINES inhibiendo el eje renina-angiotensina-aldosterona.
Durante la internación la hiponatremia se perpetuó por
SIADH.
Los síntomas de la hiponatremia dependen del nivel de
ésta, pero fundamentalmente de la velocidad de
instauración. Con descensos muy rápidos, fracasa la
adaptación cerebral, generando edema y síntomas
neurológicos.
El tratamiento en este paciente debe comenzar por
suspender los fármacos, reponer volemia con suero
isotónico y también potasio. Ante síntomas neurológicos
o sodio menor a 110 mEq/L está indicado solución de ClNa
hipertónica. En este paciente es controvertida esta
indicación.
Teniendo en cuenta que tanto el exceso como la falta de
corrección pueden producir efectos devastadores sobre la
función cerebral, la toma de decisiones se hace difícil.
La hiponatremia parece ser crónica porque presenta
valores muy bajos de sodio al ingreso, con relativamente
pocos síntomas y en la TAC no se observa edema cerebral.
Por otra parte, las hiponatremias por diuréticos tienen
un riesgo potencial de corrección rápida por la intensa
excreción de agua libre al suspender el fármaco. Estos
dos puntos hablan a favor de no realizar soluciones
hipertónicas sino sólo reponer volumen con solución
fisiológica, para evitar un aumento brusco de la
natremia.
Por otra parte, existe un dato aún no analizado hasta
aquí que es la elevación importante de la CPK al
ingreso, con normalización al segundo día de
internación. Entre las causas más probables en este
paciente se encuentran las convulsiones, dado que no
presentaba clínica de miopatía ni antecedente de
inyecciones intramusculares. Por lo que esto avalaría la
indicación de soluciones hipertónicas.
La desmielinización osmótica es una
complicación del tratamiento, que puede aparecer hasta
varios días después. Los factores de riesgo son la
elevación de más de 12 mEq de sodio en el primer día,
falla hepática, hipokalemia, etilismo y malnutrición. Se
presenta con mutismo, disartria, convulsiones,
cuadriparesia/plejía, disfagia, coma y muerte.
Como conclusión, el paciente se presenta con un cuadro
confusional debido a hiponatremia hipovolémica que luego
se perpetúa por SIHAD. Evaluando porque persiste durante
la internación el SCA, podemos plantear varias
hipótesis. La depresión y la infección urinaria en este
paciente inmunosuprimido (ingesta de corticoides,
depresión, etilismo) pueden estar ayudando. Considerando
la disartria, mutismo y convulsiones que agrega, se hace
fuerte la sospecha de mielinolisis pontina (MP). La
abstinencia a alcohol o benzodiacepinas es otra
posibilidad.
Las conductas que propongo son hidratación con solución
isotónica. Alcanzado el estado de euvolemia, restringir
los ingresos a 500 mL/día, con reposición de los
electrolitos eliminados por orina y furosemida para
tratamiento del SIHAD. Realizar antibioticoterapia por
la infección urinaria para eliminar un factor
confundidor. Solicitar nuevas imágenes de SNC, para
descartar procesos no vistos en la TC anterior como
hematoma subdural y para diagnóstico de probable MP.
Tener en cuenta que la MP puede demorar 4 semanas en
hacerse evidente, siendo de primera elección la RMI. Por
último creo fundamental la evaluación psiquiátrica,
atendiendo a la causa subyacente de este cuadro que es
la autoagresión mediante la ingesta errática de
medicamentos.
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