Discusión del
caso clínico
Dra. Evelín Cera
Frente al caso de nuestro paciente voy a utilizar como datos guía el
compromiso de tracto respiratorio tanto inferior como
superior sumado a la presencia de ANCA-c.
Dentro de las patologías que podrían afectar tanto vías
aéreas superiores como inferiores dando cuadros
compatibles con el del paciente podemos mencionar a la
sarcoidosis, aspergilosis, mucormicosis y tuberculosis,
entre otras. Considero a estos diagnósticos alejados ya
que generalmente no cursan con elevación de los
anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos, aunque hay
descriptos casos de tuberculosis con positividad para
ANCA (tanto c como p). Además, en las muestras tomadas
para anatomía patológica y microbiología no se hallaron
cambios compatibles con alguna de estas enfermedades.
En cuanto a los ANCA tenemos dos maneras de detectarlos,
a través de inmunofluorescencia indirecta que nos va a
dar los patrones C o P y por medio de
ELISA (más específico) que va a marcar el antígeno que
produce los anticuerpos y son la proteinasa 3 o PR3
(equivalente a ANCA-c) y la mieloperoxidasa o MPO
(equivalente a ANCA-p). En cuanto a este último patrón
puede ser producido además por otros antígenos hallados
dentro de los gránulos azurófilos de los neutrófilos
como lactoferrina, elastasa, catepsina G, etc. Podemos
encontrar un amplio espectro de enfermedades
inmunomediadas asociadas a ANCA como podemos ver en el
cuadro 1. Sin embargo, cursan con aumento del ANCA-p y
además no son clínicamente compatibles con las
manifestaciones del paciente, por lo cual las considero
improbables.
De acuerdo a los datos guía, voy a describir como
diagnósticos más probables a las vasculitis asociadas
a ANCA: enfermedad de Churg-Strauss, Poliangeítis
microscópica (PAM) y Granulomatosis de Wegener.
La enfermedad de Churg Strauss es una vascultitis
granulomatosa necrosante que presenta ANCA positivos en
un 50% de los casos, generalmente de tipo P. Afecta la
vía aérea superior produciendo compromiso de senos
paranasales con sinusitis crónica recidivante y pólipos.
A nivel pulmonar se encuentra asociado a asma dando
radiopacidades fugaces y en escasas ocasiones se
manifiesta con imágenes nodulares que no se cavitan.
Puede dar (más raramente) glomerulonefritis necrosante
focal y segmentaria con traducción en el sedimento
urinario, que por lo general, no evoluciona a
insuficiencia renal. A favor de este diagnóstico,
nuestro paciente tiene compromiso rinosinusal crónico e
imágenes pulmonares. En contra, nuestro paciente tiene
ANCA-c, no tiene antecedentes de asma ni eosinofilia y
tampoco manifestaciones a nivel de la piel ni en sistema
nervioso periférico, lo que en la enfermedad de Churg-Strauss
se observa con una frecuencia de 70 y 75%,
respectivamente.
La PAM presenta un cuadro clínico casi idéntico a la
granulomatosis de Wegener, aunque no presenta granulomas
en la histología. Como en la biopsia renal de la
gramulomatosis de Wegener no se observan granulomas, a
ese nivel pueden ser histológicamente indistinguibles.
No da tanta afectación de vía aérea superior y
evoluciona con menos recidivas que el Wegener. En cuanto
a la serología, si bien pueden expresar ANCA-PR3, en su
gran mayoría cursan con ANCA-p positivo.
A continuación voy a describir más extensamente la
granulomatosis de Wegener, enfermedad a la que considero
más compatible con el cuadro clínico del paciente:
La granulomatosis de Wegener es una vasculitis
granulomatosa, sistémica, necrosante que afecta a vasos
(arterias y venas) de pequeño y mediano calibre. La
forma clásica compromete la vía aérea superior e
inferior y el riñón. Se acompaña generalmente de
síntomas inespecíficos como fiebre, sudoración nocturna,
anorexia, pérdida de peso y astenia, los cuales se
hallaban presentes en nuestro paciente.
Lo que casi nunca falta es el compromiso de vía aérea
superior cuyos síntomas más frecuentes son: rinorrea
persistente, descarga nasal purulenta o hemática,
úlceras orales o nasales, y dolor sinusal. Dentro de las
manifestaciones menos frecuentes podemos mencionar
estridor, ronquera, otodinia, hipoacusia conductiva y
sensorial y otorrea. También se observó estenosis
subglótica, traqueal o bronquial.
En pulmones puede dar nódulos con tendencia a la
cavitación (en la mitad de los casos), opacidades
alveolares o difusas secundarias a hemorragia alveolar.
Esta última ocurre en un 5% de los casos y puede ser la
manifestación inicial produciendo tos, disnea,
hemoptisis e hipoxemia. Hallazgos menos frecuentes
incluyen derrame pleural, adenopatías hiliares y
neumotórax espontáneo. Es inusual la afectación pulmonar
sin la de la vía aérea superior y más de un tercio de
los pacientes pueden cursar asintomáticos. Se ha
relacionado su aparición con la exposición a infecciones
de la vía aérea y a inhalación de sustancias
contaminantes. La afectación de la vía aérea inferior es
un dato reciente agregado en esta internación en nuestro
paciente.
A nivel renal cursa con sedimento activo (hematuria,
cilindros eritrocitarios y proteinuria) con grados
variables de falla renal. Puede producir una
insuficiencia renal aguda con glomerulonefritis
rápidamente progresiva o falla renal progresiva con
insuficiencia renal crónica terminal en 20-25% de los
casos.
Debido a que nuestro paciente impresiona no tener
alteraciones a nivel renal podemos pensar que se trate
de una forma limitada. Ésta es una forma evolutiva que
puede manifestarse en etapas tempranas de la enfermedad,
con afectación únicamente del tracto respiratorio (1/4
de los casos). Se presenta con un curso crónico, con
recurrencias y mayor prevalencia de lesiones
destructivas de la vía aérea superior. Puede no tener
ANCA positivo en un 40% de los casos y en un 80%,
desarrollan glomerulonefritis en algún momento de su
evolución. Esto es un dato importante a tener en cuenta
para instaurar rápidamente un tratamiento agresivo y así
evitar el compromiso renal por progresión de la
enfermedad o secundario a una recaída. Esto podría ser
compatible con nuestro caso porque presenta una historia
de enfermedad crónica y recidivante de afectación de la
vía aérea superior, rebelde al tratamiento; que progresa
afectando a los pulmones. Con la evolución de la
enfermedad, los ANCA que previamente habían sido
negativos, se vuelven positivos. La negatividad inicial
de los anticuerpos retrasó el diagnóstico de esta
entidad.
Otras manifestaciones pueden ser el compromiso articular
con artralgias, artritis y mialgias. En los ojos puede
producir conjuntivitis, ulceración corneal,
epiescleritis, neuropatía óptica, obstrucción del tracto
nasolacrimal, proptosis, diplopía, uveítis y vasculitis
retinal. A nivel de la piel se han descripto vesículas,
úlceras, púrpura palpable, pápulas o nódulos
subcutáneos. La afectación del sistema nervioso incluye
meningitis, mononeuritis múltiple, anormalidades de los
pares craneales e hipoacusia. Recordemos que la
hipoacusia puede ser conductiva por alteraciones en el
oído medio o perceptiva por vasculitis del octavo par
craneal, lo que podría estar ocurriendo en nuestro
paciente. En mucha menor medida puede producir
trastornos cardíacos (pericardits, miocardits, arrtimias),
gastrointestinales (diarrea y ulceración colorrectal) y
afectación de próstata, tiroides, parótidas, hígado y
mamas. En éstos últimos tanto como en el sistema
nervioso central como en el pulmón puede dar masas
ocupantes de espacio. Asimismo, se ha descripto una
mayor incidencia de trombosis venosas. En el laboratorio
los hallazgos son inespecíficos como leucocitosis y
trombocitosis (>400.000), VES acelerada y anemia
normocítica y normocrómica, tal como presenta nuestro
enfermo. El diagnóstico se establece con la clínica, el
laboratorio inmunológico compatible y se confirma a
través de la biopsia. Los criterios clínicos postulados
por el American College of Rheumatology son
cuatro:
1.
Inflamación nasal u oral: úlceras orales con o sin dolor,
secreción nasal purulenta o hemorrágica.
2.
Radiografía de tórax anormal: nódulos, cavitación o
infiltrados no migratorios ni fugaces.
3.
Sedimento urinario anormal: microhematuria (>5 hematíes por
campo) o cilindros hemáticos.
4.
Inflamación granulomatosa arterial o de área perivascular en
la biopsia.
En nuestro caso tenemos dos criterios coincidentes, con lo cual
tendríamos una sensibilidad de 88% y una especificidad
de 92% para decir que se trate de una granulomatosis de
Wegener. En cuanto a los ANCA son positivos en un 90%.
Más del 40% de las formas limitadas tiene ANCA negativo,
por lo cual su ausencia no excluye Wegener. 80-90%
presentan ANCA-PR3 y el resto ANCA-MPO (10%), la
presencia de ambos es rara y generalmente indica otra
patología subyacente como lupus eritematoso sistémico.
Más adelante desarrollaremos el seguimiento de la
enfermedad a través de estos anticuerpos.
La biopsia confirmatoria de la región nasofaríngea es
preferible por la mínima invasividad que implica, pero
sólo se observa vasculitis en 1/3 de los casos porque la
afectación puede ser parcheada y el tejido tomado puede
ser necrótico. También puede plantearse la realización
de biopsia transbronquial, sin embargo en menos del 10%
de los casos se obtiene suficiente tejido para hacer el
diagnóstico. Lo ideal es la realización de biopsia
pulmonar a cielo abierto o por punción bajo guía
tomográfica.
Muchos autores han planteado que con clínica compatible
y ANCA-c positivo tendríamos una altísima probabilidad
de estar ante una granulomatosis de Wegener y que se
debería comenzar de inmediato tratamiento acorde. La
biopsia podría diferirse y sería bueno tenerla
principalmente para establecer el pronóstico del
paciente y el seguimiento y tratamiento a largo plazo.
En cuanto al tratamiento inicial o de ataque el esquema
más recomendado es la combinación de corticoides más
ciclofosfamida.
La ciclofosfamida puede darse 1,5-2 mg vía oral
diariamente o pulsos de 0,5-1 mg/m2 de ciclofosfamida
endovenosa mensuales, con efectividad similar en ambos
casos. Si bien en la forma endovenosa mensual se observó
mayor tasa de recaídas, presenta menor riesgo de
toxicidad acumulativa. El tratamiento se prolongaría
hasta obtener una remisión de la enfermedad, que por lo
general se logra entre los 3 a 6 meses. Debemos recordar
el seguimiento con hemograma, ajustando las dosis si
fuera necesario para mantener los leucocitos totales
mayores a 3000/mm3 y el recuento absoluto de neutrófilos,
mayor a 1500/mm3. Debido a la gran inmunosupresión que
puede provocar, su uso se ha visto asociado a neumonía
por Pneumocystis Jiroveci por lo cual estaría
indicada la utilización de profilaxis con trimetroprima-sulfametoxasol.
En las pacientes jóvenes en edad fértil se utilizaría
leuprolide (agonista de la hormona liberadora de
gonadotrofinas) para evitar la amenorrea. Como medidas
para prevenir la cistitis hemorrágica y el cáncer
vesical se utilizan la hidratación abundante y el MESNA.
En cuanto a los corticoides se podría comenzar con
pulsos de metilprednisolona de 500 a 1000 mg/día por
tres días y luego continuar con prednisona 1 mg/kg/día
(60-80mg) o comenzar directamente con la prednisona. Se
propone mantener estas altas dosis durante 2 a 4 semanas
y luego ir disminuyendo lentamente hasta llegar a 20 mg/día
a los 2 meses. La duración total del tratamiento es de 6
a 9 meses ya que no se observó efecto adicional luego de
ese plazo. Para prevenir la aparición de muguet oral se
propone la utilización de buches de nistatina; en el
caso de gastritis, ranitidina u omeprazol y suplementos
de calcio, vitamina D y bifosfonatos para la
osteoporosis.
También se planteó como tratamiento inicial la
combinación de corticoides con metrotexate. Se puede
utilizar en el caso de nódulos pulmonares sin compromiso
respiratorio o en la enfermedad ocular. No se recomienda
en el caso de glomerulonefritis, aunque esta no tenga
compromiso de la función renal, por la alta tasa de
recaídas. No se utiliza con creatinina mayor a 2 mg/dL y
tampoco en combinación con Trimetroprima-Sulfametoxasol
porque los dos actúan inhibiendo el metabolismo del
acido fólico produciendo toxicidad hematológica. La
dosis inicial es de 0,3 mg/kg (no mayor a 15 mg) por
semana, incrementando 2,5 mg por semana hasta un máximo
de 20-25 mg. Para profilaxis de la toxicidad
hematológica se indica leucovorina 2,5-5 mg por semana
24 horas luego de la dosis de metrotexate o ácido fólico
1-2 mg/día.
La plasmaféresis se reserva en los casos de ANCA y
antiMBG positivos, con hemorragia pulmonar severa,
insuficiencia renal avanzada (Cr > 5,8 mg/dL) o
requerimiento de hemodiálisis al inicio de la
enfermedad. Se recomiendan 7 sesiones en 2 semanas,
utilizándose albúmina como fluido de reemplazo y 1-2 L
de plasma fresco congelado al final del procedimiento
para evitar la depleción de los factores de la
coagulación. Si durante la misma se desarrolla una
infección severa puede realizarse inmunoglobulina EV
(100-400 mg/kg).
La granulomatosis de Wegener es una enfermedad con
tendencia a las recaídas (25-80% de los pacientes) que
ocurren mayoritariamente en el primer año tras la
cesación de los inmunosupresores. Típicamente afectan al
órgano comprometido en las manifestaciones iniciales de
la enfermedad, sin embargo, puede progresar a nuevos
órganos y dar formas cada vez más severas que pueden
producir la muerte o dejar secuelas en el paciente, con
incapacidad progresiva. Como factores de riesgo para las
recaídas podemos mencionar:
·
Las infecciones que, a través de los neutrófilos
transportarían hacia la membrana plasmática los gránulos
con los antígenos responsables de estimular la formación
de ANCA y esto haría reclutar más neutrófilos con mayor
producción de ANCA y liberación de radicales libres del
oxígeno produciendo necrosis tisular.
·
Disminución rápida o discontinuación de los corticoides.
·
Los pacientes que hacen recaídas tempranas tienen más
probabilidad de repetirlas.
·
Pacientes que persisten con ANCA positivo en las etapas de
remisión clínica, los que presentaban ANCA negativo y lo
positivizaron nuevamente, o en aquellos en los que se
incrementan los títulos de ANCA.
El monitoreo de los ANCA nos ayuda a determinar si se
trata de una recaída, pero se han visto casos con
recaída confirmada que no elevan los títulos de ANCA y
otros con ANCA elevados que se mantienen en remisión.
Por lo cual no los debemos tener en cuenta en forma
aislada para determinar la existencia de recaída, son
una señal de alerta pero no indican si se debe ajustar o
iniciar tratamiento de mantenimiento. A favor de la
asociación de los ANCA con la actividad de la enfermedad
se postula que durante las reactivaciones habría mayor
expresión de proteinasa 3 en las membranas de los
neutrófilos. Un punto importante es la diferenciación de
las recaídas con infecciones oportunistas. Los pacientes
en diálisis al igual que los transplantados renales
tienen menor incidencia de recaídas, pero en muchos
casos son subdiagnosticadas y pueden producir aumento de
la morbimortalidad. Los títulos altos sostenidos de ANCA
no contraindican el transplante renal.
Por lo anteriormente mencionado, además de un agresivo
tratamiento inicial, es necesaria la realización de un
tratamiento de mantenimiento. Para ello se puede
utilizar el metrotexate a iguales dosis que las
mencionadas anteriormente y con las mismas precauciones
y contraindicaciones. Si la remisión se mantiene por 2
años se va disminuyendo progresivamente 2,5 mg por mes
hasta discontinuar. Presenta mayor tasa de recaídas si
también se utilizó como inductor de la remisión y si no
se utilizó ciclofosfamida para ello. Otra alternativa es
la utilización de azatioprina a 2 mg/kg/día, esquema que
puede utilizarse cuando la creatinina es mayor a 2 mg/dL
(a diferencia del metrotexate) y puede disminuirse a 1,5
mg/kg/día tras un año de haber inciado el tratamiento de
ataque. La duración de la terapia de mantenimiento se
estima en 12 a 18 meses luego de la remisión. En los
casos en que tras su suspensión se observen recaídas
frecuentes y severas o en aquellos en los que durante la
remisión clínica persisten con ANCA positivo se
recomendaría continuar por más tiempo.
Como tratamientos alternativos para el mantenimiento
podemos mencionar el micofenolato, que puede usarse con
falla renal y generalmente en combinación con
corticoides. Si bien no está totalmente demostrada su
eficacia, la utilización de trimetoprima-sulfametoxasol
en el mantenimiento, en combinación con otros
inmunosupresores (excepto metrotexate), ha dado buenos
resultados en algunos estudios, principalmente en
aquellos pacientes con importante compromiso de vías
aéreas superiores. Esto podría deberse a su rol
antibacteriano, erradicando la colonización de la vía
aérea superior por el Staphylococcus aureus, lo
que se postula como uno de los agentes disparadores de
la enfermedad. (NEJM, 1996, 335:16-20).
El pronóstico de los pacientes depende de:
·
la disfunción irreversible de algunos órganos secundaria al
daño inflamatorio producido previo al inicio de la
terapéutica adecuada
·
las consecuencias de una prolongada y/o agresiva terapia
inmunosupresora
·
la historia natural de la enfermedad
La mortalidad de los pacientes no tratados es del 90% en
2 años. La introducción de ciclofosfamida dentro de la
terapéutica mejoró ampliamente la sobrevida. Las
principales causas de muerte incluyen las complicaciones
de la enfermedad de base tales como insuficiencia
respiratoria y renal y las complicaciones del
tratamiento como infecciones y tendencia a presentar
enfermedades malignas como cáncer de vejiga,
mielodisplasias, linfomas y cáncer de piel.
Entre un 55-90% de los pacientes que debutan con
requerimientos de diálisis de urgencia pueden prescindir
de ella tras un adecuado tratamiento inicial. La
alteración de la función renal severa al comienzo, la
falta de respuesta al tratamiento inicial, y la
observación de cambios fibróticos en la biopsia inicial
son indicadores de mal pronóstico renal.
El tratamiento de las estenosis traqueales o bronquiales
conlleva un capítulo aparte ya que en estos casos el
tratamiento sistémico no sería efectivo y debemos tomar
medidas a nivel local. Se puede realizar dilatación con
o sin colocación posterior de stent combinado con la
inyección de glucocorticoides intralesional. La
traqueostomía debe ser evitada lo más que se pueda.
En el caso de lesiones deformantes del tabique nasal se
plantea la realización de cirugías reconstructivas con
utilización de injertos cartilaginosos.
Para concluir en el caso de este paciente estamos ante
una granulomatosis de Wegener hasta que se demuestre lo
contrario.
Por lo tanto las conductas a seguir son:
·
Confirmar a través de biopsia pulmonar la presencia de
vasculitis granulomatosa necrosante.
·
Continuar con tratamiento de ataque con corticoides más
ciclofosfamida hasta obtener remisión.
·
Continuar con tratamiento antibiótico con trimetoprima-sulfametoxazol
y ampicilina sulbactam al menos hasta obtener la
remisión y luego utilizar dosis profilácticas.
·
Uso tópico de antibióticos que decontaminen del
Staphylococcus aureus las vías aéreas superiores.
·
Si fuera necesario, planteo la realización de drenaje de los
senos paranasales para eliminar el foco persistente de
infección.
·
Realizar seguimiento estricto clínico y del laboratorio
inmunológico (ANCA-c)
·
Continuar con tratamiento de mantenimiento para evitar las
recaídas.
·
Tomar medidas preventivas para evitar los efectos secundarios
del tratamiento.
·
Mantener un enfoque transdisciplinario.
Tabla 1. Enfermedades asociadas a ANCA
Vasculitis limitadas al riñón |
Hepatitis autoinmune |
Inducidos por drogas |
Eclampsia |
Enfermedad antiMBG |
Parvovirus B 19 |
Colagenopatías |
Mononucleosis infecciosa |
Endocarditis infecciosa |
Lepra |
Fibrosis quística |
Malaria |
Enf. inflamatoria intestinal |
Enf. injerto versus huésped crónica
|
Bibliografía
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Comentario
Dr. Emilio Pastor
Jefe de residentes
Luego de la discusión a cargo de la Dra. Evelin Cera
tuvieron lugar las opiniones de los presentes de las
cuales rescato algunos aportes:
Cuando se presenta el caso clínico ya con el compromiso
rinosinusal y el pulmonar asociado a C-ANCA, el
diagnóstico probable de granulomatosis de Wegener surge
fácilmente. Sin embargo, este paciente presentó una
dificultad diagnóstica inicial ya que se presentó como
una sinusitis crónica sin compromiso ni renal ni
pulmonar. Estos hechos, sumado a que los C-ANCA de la
primera determinación fueron negativos hicieron alejar
el diagnóstico de la sospecha. Recibió varios planes
antibióticos sin respuesta y, además varios ciclos de
corticoides, que trataron parcialmente la enfermedad y,
que posiblemente hayan enmascarado síntomas y
contribuido a la negatividad inicial de los C-ANCA. Fue
la persistencia del cuadro y la insistencia de que no
era habitual este curso por el Servicio de
Otorrinolaringología que se decidió repetir el C-ANCA,
con el hallazgo de títulos francamente elevados. Se
realiza entonces una nueva radiografía de tórax que
evidencia una opacidad no evidenciada en radiografías
previas y se confirma la presencia de la masa y otros
nódulos no identificados previamente con una TC de
tórax. Pese a no tener diagnóstico anatomopatológico que
confirme el cuadro, se decidió ser agresivos con el
tratamiento en iniciar pulsos de metilprednisolona, ya
que el pronóstico depende del tratamiento temprano. Al
tratamiento con corticoides debe agregarse la
ciclofosfamida, fármaco que, desde su implementación ha
cambiado el pronóstico de la enfermedad.
También se hicieron comentarios acerca de la presencia
del S. aureus en el seno maxilar. Se remarca que este
germen se ha asociado a mayor tasa de recaídas y que la
erradicación del mismo adquiría gran trascendencia. La
Dra Natalia Godoy, residente de tercer año, planteó una
cuestión interesante: ¿es necesaria la búsqueda de
portadores asintomáticos de S.aureus dentro de los
convivientes y proceder al tratamiento de los mismos?
Lo que se sabe de portadores nasales de Staphylococcus
aureus al momento es que no deben tratarse salvo en
Unidades de Terapia Intensiva, de hemodiálisis y
quirófanos donde se aísla con frecuencia la bacteria.
Ahora bien, para convivientes de pacientes con
granulomatosis de Wegener, no hay trabajos publicados,
pero parece una idea razonable e interesante para
estudiar.
En cuanto a los C-ANCA, la especificidad es tan alta que
algunos autores postulan que, cuando la clínica es
compatible, no sería necesaria la biopsia para afirmar
que estamos ante una granulomatosis de Wegener
De mi parte, quisiera agregar unos conceptos: en cuanto
a la TC, habitualmente la granulomatosis de Wegener
puede cursar con nódulos o masas que pueden cavitarse o
no, hallazgos no característicos de la poliangeítis
microscópica. Hoy en día, hay autores que consideran a
la poliangeítis microscópica y a la granulomatosis de
Wegener como formas distintas de una misma enfermedad y,
para el manejo práctico, destaco que ambas entidades se
tratan en forma similar requiriendo un tratamiento
agresivo con corticoides y ciclofosfamida. En ambas
entidades, la sospecha diagnóstica con decisiones
apropiadas en el tiempo justo determina el pronóstico
del paciente.
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