Discusión del
caso clínico
Dra. María Victoria Ferretti
Voy a discutir el caso de un paciente varón,
etilista, que ingresa a nuestro hospital por epistaxis.
Se constata en el examen físico rinofima,
esplenomegalia, úlceras en miembros inferiores y en el
laboratorio anemia y plaquetopenia severas, con LDH
aumentadas.
Considero que el dato guía de la discusión es la
bicitopenia. La misma podría ser explicada por una misma
entidad que justificara la disminución de las dos series
celulares, o bien por diferentes entidades que en forma
multifactorial producirían dicha disminución.
De esta forma, si pensamos en una sola entidad, las
causas de bicitopenia son múltiples. En nuestro paciente
podría pensarse en síndromes displásicos o
linfoproliferativos; en déficits nutricionales, etilismo
e hiperesplenismo. El resto de las causas de bicitopenia
quedarían alejadas, debido a no hallarse dentro de los
antecedentes, examen físico ni en los métodos
complementarios otros datos que orienten a causas
infecciosas, inmunológicas o neoplásicas, ni exposición
a drogas capaces de generar bicitopenia.
Si pensamos en más de una entidad causante de la
disminución de las series celulares, la anemia podría
ser explicada por las pérdidas sanguíneas reiteradas,
las carencias vitamínicas, el etilismo y el probable
hiperesplenismo. Además, la presencia de microcitos,
macrocitos e hipocromía podría orientarnos hacia una
probable ferropenia o trastorno crónico. Así, quedaría
como punto clave de la discusión la plaquetopenia, que
no se podría explicar por estos motivos.
Sabemos que las plaquetas provienen de la fragmentación
de megacariocitos a nivel de la médula ósea; de las
cuales 2/3 son volcadas a la circulación general,
permaneciendo en circulación por 7 a 10 días, que es la
vida media plaquetaria y 1/3 son secuestradas por el
bazo.
Las causas de plaquetopenia son variadas y se clasifican
según la fisiopatología en de origen central o por
producción disminuida; o de origen periférico o por
destrucción aumentada. Dentro de las causas de origen
central, considero que en nuestro paciente podrían
plantearse los síndromes mielodisplásicos, la toxicidad
por alcohol y los déficit vitamínicos y dentro de las
causas de origen periférico a la púrpura
trombocitopénica inmune, principalmente la idiopática y
el hiperesplenismo.
El dato en el paciente de una médula ósea con
hiperplasia de la serie megacariocítica nos hace el
diagnóstico de una plaquetopenia de origen periférico.
Entonces considero que los planteos fundamentales a
desarrollar son la púrpura trombocitopénica idiopática y
el hiperesplenismo.
La púrpura trombocitopénica idiopática (PTI) es
un trastorno adquirido, que puede presentarse tanto en
niños como en adultos. En niños suele se secundario a
virus y en adultos de etiología desconocida. Es más
frecuente en hombres y su fisiopatología es autoinmune,
con anticuerpos dirigidos contra la glicoproteína IIb-IIIa
de la membrana plaquetaria. Existe destrucción
plaquetaria e inhibición de los megacariocitos.
Característicamente es una trombocitopenia aislada,
donde no puede reconocerse otra causa de la misma.
Dentro de las manifestaciones clínicas, las mismas van a
depender del nivel de plaquetas, pero por lo general se
trata de sangrado cutáneo-mucoso (petequias, púrpura,
equimosis, epistaxis, gingivorragia) y en casos de
plaquetopenia severa (<10.000/mm3) puede existir
sangrado mayor (SNC y gastrointestinal). Cabe destacar
que existe relación de esta entidad con la infección con
el VHC y con el VIH, que fueron descartados en nuestro
paciente. A su vez, también existe relación con la
infección por Helicobcter Pylori.
A nivel de la médula ósea, se encuentra hiperplasia de
la serie megacariocítica con celularidad normal de la
serie eritroide y mieloide. La biopsia de médula ósea no
se realiza de rutina en todos los pacientes, sino
fundamentalmente en mayores de 60 años o en quien se
sospecha aplasia megacariocítica o un síndrome
mielodisplásico; o bien en aquéllos casos en donde no es
claro el origen de la plaquetopenia, como el caso de
nuestro paciente. De todos modos, el diagnóstico
generalmente es clínico, cuando por medio de los
antecedentes, examen físico y métodos complementarios no
se logra reconocer otra causa que justifique la
plaquetopenia.
En cuanto al tratamiento, existen varias alternativas.
Es de remarcar que no todas las PTI requieren
tratamiento. El mismo se lleva a cabo cuando existe
sangrado activo, o bien cuando el recuento plaquetario
se encuentra por debajo de 30.000/mm3. Se ha visto que
más del 50% de los pacientes debutan con recuento
plaquetario <10.000/mm3, por lo cual la mayoría de las
veces se realiza tratamiento. En un 50-70% existe buena
respuesta. Y existe un bajo porcentaje (9%) de remisión
espontánea, que se ve principalmente en aquéllas
trombocitopenias <50.000/mm3.
De esta manera, lo más difundido es el uso de
corticoides. Puede utilizarse la prednisona (1mg/kg/día)
por 4 – 6 semanas. La respuesta suele comenzar a
evidenciarse entre la tercer y quinta semana. En cuanto
al modo de evaluar la misma, se debe generar un aumento
en el recuento plaquetario; o bien una mejoría a nivel
de los signos de sangrado. Muchas veces la respuesta en
cuanto al aumento plaquetario es tardía, luego de la
quinta semana, siendo importante en estos casos
objetivar la mejoría de las lesiones. Este efecto se
encontraría mediado por la estabilización del
endotelio vascular producida por los corticoides.
Otra opción es la realización de dexametasona 40mg/día
EV, por 4 – 8 días, aunque su uso es discutido.
En cuanto a los pulsos con metilprednisolona, los mismos
estarían indicados en los casos de sangrado mayor, o
bien cuando existe inestabilidad hemodinámica. La forma
de administración es mediante un máximo de 1gr/día EV de
metilprednisolona, por 3 días, para luego continuar con
prednisona vía oral por 4 a 6 semanas. Con este esquema
se ha evidenciado en el 80% de los casos buena
respuesta.
Otra opción terapéutica es el uso de Inmunoglobulina EV,
que debido a su alto costo no es utilizada en nuestro
medio.
En cuanto a la esplenectomía, la indicación precisa de
la misma es cuando luego de 3 – 6 meses se requieren
dosis de prednisona de entre 20-30mg/día para mantener
las plaquetas en valores >30.000/mm3. A su vez, debe
tenerse siempre en cuenta la severidad de la enfermedad,
para no resultar el tratamiento más agresivo que la
misma enfermedad. En 2/3 de los casos se ha visto que
existe buena respuesta a los pocos días.
Con respecto al rituximab, esta es una droga del grupo
de los anticuerpos monoclonales. Su función es suprimir
los linfocitos B, de manera tal que impide la formación
de anticuerpos, en este caso antiplaquetarios. En la
actualidad no existe suficiente evidencia en cuanto a su
utilidad en la PTI, por lo cual no estaría indicado.
Otra alternativa en caso de intolerancia o de falta de
respuesta a los corticoides, es la utilización de drogas
inmunosupresoras, como la azatioprina o la
ciclofosfamida.
Además, se deben tener en cuenta los signos de sangrado,
de modo tal que si se presentan, y las plaquetas son
menores a 30.000/mm3 debe realizarse transfusión
plaquetaria.
Considero que en cuanto a la PTI tenemos a favor el bajo
recuento plaquetario y la mejoría de las lesiones con el
uso de corticoides. En contra tenemos que persiste bajo
el recuento plaquetario a pesar del tratamiento y que
existen otras causas que podrían justificar la
plaquetopenia, aunque no de valores tan bajos. Considero
que éste es un diagnóstico probable.
Con respecto a la asociación con la infección por
Helicobacter Pylori. Podría pensarse en nuestro paciente
debido a la anemia crónica y al episodio de hemorragia
digestiva, también justificado por la plaquetopenia. Me
resulta interesante la asociación, debido a que se ha
visto que en pacientes con PTI e infección por este
microorganismo existe remisión de la PTI con el
tratamiento de erradicación del Helicobacter.
Y teniendo en cuenta el bajo valor plaquetario, siempre
debe plantearse el diagnóstico diferencial con los
trastornos microangiopáticos, como la coagulación
intravascular diseminada, el síndrome urémico hemolítico
y la púrpura trombocitopénica trombótica, que debido a
que no se han evidenciado en nuestro paciente glóbulos
rojos fragmentados ni anomalías de la coagulación,
quedarían descartados
El hiperesplenismo es una entidad caracterizada
por esplenomegalia secundaria a diversas patologías,
citopenias de una o varias series y una médula ósea
normo o hipercelular. Se presenta frecuentemente en
esplenomegalias masivas, principalmente asociada a
síndromes linfoproliferativos. Se caracteriza por
presentar una buena respuesta a la esplenectomía.
En cuanto a la fisiopatología, se postula que por
congestión de los vasos esplénicos existiría una
reducción del flujo sanguíneo, con el consecuente
aumento de la destrucción celular. Y por otro lado se ha
postulado un mecanismo inmunológico involucrado; ambos
procesos serían la causa de la citopenia. Las células
suelen tener morfología normal, aunque en algunos casos
pueden verse esferocitos, por la deformación a nivel del
sinusoide esplénico; como así también aumento de los
reticulocitos.
En nuestro paciente la esplenomegalia podría estar
justificada por hipertensión portal. Esto debido a las
alteraciones de laboratorio, características de
hepatopatía crónica. Y esto sumado a la bicitopenia y a
la médula ósea hipercelular, hacen del hiperesplenismo
un diagnóstico probable.
Una mención de los síndromes mielodisplásicos.
Estas son enfermedades clonales malignas de etiología
desconocida, probablemente relacionadas con exposición a
virus, radiaciones y tóxicos que generan una hemopoyesis
mielodisplásica. De esta forma, se crea un clon
patológico de células, reflejándose clínicamente por
citopenias y alteraciones morfológicas. A su vez existe
riesgo de evolución a la leucemia aguda terminal. El
motivo de mención de estos síndromes es el hecho de que
en el medulograma de nuestro paciente se informaron
células displeniformes, que posteriormente no se vieron
en la biopsia definitiva, por lo cual quedarían
descartados.
También quisiera mencionar el linfoma hepatoesplénico.
Este es un linfoma no Hodgkin de células T, que se
caracteriza por afectar hígado y bazo principalmente y
en ocasiones médula ósea, manifestándose clínicamente
con pancitopenia. Lo característico de esta variedad es
que no suele cursar con adenopatías. A favor tendríamos
la bicitopenia, la LDH elevada y la esplenomegalia
homogénea; pero en contra tenemos una médula ósea
normal, lo cual aleja a esta enfermedad como causa de
citopenias periféricas.
La presencia de rinofima, telangiectasias malares y el
antecedente familiar de lesiones similares, pone en
consideración el planteo de la rosácea. La misma
es una dermatosis crónica facial, de tipo acneiforme,
cuya fisiopatología se relaciona a un estado vasomotor
reaccional, principalmente al sol, calor, estrés,
alcohol, etc. Las lesiones suelen presentarse en las
zonas convexas de la cara (nariz, mejillas, mentón,
frente), en forma de eritema, telangiectasias, pápulas,
pústulas y fimas. A nivel ocular puede causar
blefaritis, hiperemia conjuntival, iritis, queratitis.
Recordemos la atrofia del globo ocular derecho que
presenta nuestro paciente. Existe también asociación con
la infección por Helicobacter Pylori, reportando casos
de mejoría de la enfermedad con el tratamiento de
erradicación del microorganismo.
Debido a la presencia de úlceras en miembros inferiores,
que en un principio impresionaban indoloras, asociadas a
la presencia de rinofima, se planteó el diagnóstico de
lepra (lepromatosa). Posteriormente, surgiendo el
antecedente familiar de rosácea, la progresión dolorosa
de las úlceras y la ausencia de otras lesiones
características de lepra, alejaron el diagnóstico.
Aunque el mismo no podría descartarse sin una biopsia
cutánea.
Como conclusión, considero que nuestro paciente presenta
una trombocitopenia de origen periférica, siendo
probablemente la anemia secundaria a la misma. En cuanto
a la causa de la trombocitopenia, parecería ser
multifactorial, con un probable componente inmunológico
de base, asociado a cierto grado de hiperesplenismo,
sumado al déficit vitamínico y a la toxicidad por el
alcohol. A su vez, tanto el hiperesplenismo, los déficit
vitamínicos y el alcohol podrían encontrarse también
asociados a la anemia.
De esta manera, sugeriría como conducta continuar con
corticoides por 4-6 semanas. En caso de no lograrse un
aumento en el recuento de plaquetas a un valor seguro,
planteo el interrogante de la realización de
esplenectomía. Administrar suplementos vitamínicos y
abstinencia alcohólica. A su vez, realizaría una
videoendoscopía digestiva alta con toma de biopsia de
mucosa gástrica, ecografía doppler de miembros
inferiores como estudio de vasculopatía periférica y
biopsia de las úlceras con el fin de descartar el
diagnóstico de lepra.
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