Discusión del
caso clínico
Dra. María
Jimena Ortiz
Se presentó el caso de una mujer de 29 años,
con infección con
HIV desde hace 6 años y recuento de células CD4 <
200/mm3. Consultó por un cuadro de
cefalea (que empeoró durante la internación) y
sensación febril, sin fiebre constatada en el hospital.
Se realizaron dos TAC de cráneo, que fueron normales.
Sucesivas punciones lumbares (PL) originaron diferentes
hallazgos, una de los cuales sugería hemorragia
subaracnoidea (HSA). Asimismo,
las mismas fueron realizadas
en el contexto de heparina profiláctica y la ingesta de
aspirina como analgésico. Como datos guías voy a tomar
la cefalea en el paciente con infección por HIV y los
hallazgos en la PL, que podrían ser compatibles con HSA.
Dentro de las causas de cefalea en un paciente con
infección por HIV, hay que considerar patologías
propias (asociadas a la inmunosupresión o al HIV mismo),
sin olvidar las patologías comunes que también afectan a
los inmunocompetentes:
cefalea tensional,
migraña,
sinusitis, meningitis,
accidente cerebrovascular, HSA, masas ocupantes de
espacio, postraumática,
etc. Dentro del primer grupo se encuentran las posibles
infecciones oportunistas (Criptococcus neoformans,
Mycobacterium tuberculosis, Citomegalovirus
y Toxoplasma gondii, entre muchas otras), los
linfomas no Hodgkin primarios de sistema nervioso
central (SNC), y además los efectos adversos de
medicamentosos (zidovudina). En todo paciente HIV en
donde se sospeche una de estas patologías, como era el
caso de la paciente, es necesario realizar estudios
complementarios: TAC cráneo y PL.
Con respecto a la necesidad TAC de cráneo previo a PL
en un paciente con infección por HIV, en ésta misma
página en la sección “Pases de sala” (1) se plantea que
“el estado de inmunodepresión por sí misma no aumenta
la probabilidad de herniación cerebral”, siempre y
cuando el paciente no presente:
1)
Impresión clínica general que haga sospechar herniación
cerebral
2)
Deterioro del sensorio (Escala de Coma de Glasgow <
11)
3)
Déficit focal o convulsión nueva
4)
Signos de déficit de tronco encefálico (incluyendo
cambios pupilares y respiración irregular)
5)
Edema de papila por fundoscopía
6)
Sospecha clínica de hemorragia subaracnoidea
“En
cuanto a la infección por HIV vale aclarar que el hecho
que de que no se requiera una imagen que habilite a la
PL no quiere decir que no necesite una imagen, ya sea
RMI o TC de cerebro con contraste, para evaluar la
presencia de lesiones ocupantes si la situación clínica
lo amerita. En este último caso hablamos de un estudio
programado y no de urgencia.”
Ahora bien, ¿cuándo es necesario realizar una PL de
urgencia? (2, 3). Esto ocurre cuando existe sospecha
infección del SNC (con excepción del absceso cerebral o
proceso para meníngeo) y sospecha de HSA en un paciente
con TAC de cráneo normal. No existen contraindicaciones
absolutas, pero hay que tener recaudo cuando haya
posibilidad de presión intracraneal aumentada. Lo mismo
ocurre en los casos de trombocitopenia < 50.000/µL o
diátesis hemorrágica (RIN >1,4); en caso de que la PL
sea urgente, hay que corregir primero la coagulopatía.
Otra contraindicación ocurre ante la sospecha de absceso
epidural.
Con respecto a la presión de apertura (PA) del LCR,
en condiciones normales es < 15 cmH2O. La
primer PL presentó una PA elevada, de 30 cmH2O.
Las causas pueden ser múltiples, para nombrar algunas:
masa intracraneal, edema cerebral (encefalopatía
hipóxico-anóxica, infarto cerebral extenso, daño
traumático severo), aumento de la producción de LCR
(papiloma del plexo coroideo), disminución de la
reabsorción de LCR (adherencia después de meningitis),
hidrocefalia obstructiva, obstrucción del flujo venoso
(trombosis del seno o yugular), pseudotumor cerebral.
Descartadas la mayoría con TC cráneo normal (3-5). Cabe
mencionar que en la práctica cotidiana ante un paciente
con infección por HIV con recuento de CD4 <200 cel/µL y
con un recuento de baja celularidad y PA aumentada, una
de los primeros diagnósticos diferenciales es la
meningitis por Criptococcus neoformans. En este
caso en particular fue descartada mediante reacciones de
látex en LCR negativas en más de una oportunidad. Dicho
método tiene una sensibilidad de 93-100% y especificidad
del 93-98%, con lo cual queda prácticamente descartada
esta entidad. (6) Además, en las sucesivas PL presentó
PA normales.
La proteinorraquia se observa aumentada en la
tercer PL, en la cual también se observan hematíes. La
misma aumenta ante infecciones, obstrucción al flujo de
LCR, pero también ante la presencia se sangre, como es
en el caso de una PL traumática o de una HSA. Con
respecto a ésto y en base al aspecto de los distintos
líquidos, durante la internación la paciente empeoró su
cefalea y presentó rigidez de nuca. Fue correctamente
evaluada con una TAC de cráneo normal. Se realizó una PL
y se obtuvo un LCR sanguinolento, planteándose la
posibilidad de una HSA. Viendo el cuadro en forma
retrospectiva, corresponde preguntarse si realmente lo
fue.
En relación a las manifestaciones clínicas, el paciente
típico con hemorragia subaracnoidea (HSA)
describe una cefalea de inicio súbito, severa, máxima
desde el inicio, en general la menciona como “la peor de
su vida”. Puede estar acompañada o no de otros síntomas.
La paciente ya presentaba cefalea de características
semejantes previamente, y ésta no se ajustaba a la
sintomatología típica. Pero hay que tener en cuenta que
hasta un 50% de las HSA son episodios menores de
sangrado, por lo cual se pueden presentar con
manifestaciones atípicas.
Muchas veces son sub-diagnosticados, lo que representa
un grave problema, ya que son estos pacientes los
principales candidatos a tratamiento quirúrgico precoz y
buena evolución con el mismo (7).
La TC cráneo sin contraste es
1er método a solicitar de urgencia ante sospecha de HSA.
Dentro de las limitaciones del método para el
diagnóstico se encuentran (8):
•
Perdida de sensibilidad a medida que pasa el tiempo
desde el inicio de los síntomas (cerca 100% dentro de
las 12hs, 93% en 1ras 24hs, 58% a 5 días)
•
Falsos negativos por sangrados de poco volumen
•
Errores en la interpretación según la experiencia
personal
•
Fallas técnica, cuando los cortes son >10mm, o hay
artefactos por movimiento
•
Falso negativo por sangrado en paciente con hematocrito
<30% (en dichos casos la sangre se verá isodensa)
La punción lumbar
se
debe realizar en todo paciente en quien se sospeche una
HSA con TC normal, para descartar una HSA Fisher I. Los
errores que puede haber en su interpretación son (7):
•
Que no se indique su realización por presentar TAC
normal
•
Que el cuadro lleve menos de 12 horas o más de 2 semanas
con lo cual puede no detectarse la xantocromía
•
Buscar xantocromía por observación directa y no por
espectroscopía. Este método tiene una sensibilidad >95%
si PL se realiza a partir de las 12 horas, pero baja a
moderada especificidad para dx de HSA, muchos falsos
positivos. Es por ello que existe controversia si
realizarla en todos los hospitales o no (9, 10).
•
Falla al interpretar PL traumática vs HSA. Importante
teniendo en cuenta que de 0.5 a 6% de la población
general presenta aneurismas intracraneales incidentales,
si en estos pacientes se realiza PL traumática y se mal
interpreta pueden ser sometidos a una neurocirugía en
forma innecesaria.
La xantocromía (11-16) se debe a la lisis de los
glóbulos rojos que se produce después de entrar al LCR.
La degradación de la Hb, 1ro a oxi-Hb (rosa) y luego a
bilirrubina (amarillo) le da al LCR esa coloración
rosada-amarillenta que se denomina xantocromía. Se
presenta a las 2-4 horas después de la entrada de GR al
LCR. Si hay GR y xantocromía habla de sangre en LCR por
más de 2 horas. La ausencia de la misma no puede
confirmar que haya sido una PL traumática en un paciente
con TC normal pero en que se sospecha una HSA de menos
de 2hs de duración. El 90% de los pacientes con HSA
dentro de las 12 horas de inicio del sangrado, y
persiste por 2-4 semanas.
Es un marcador muy sensible de HSA cuando la PL se
realiza al menos 12hs después del inicio de los
síntomas.
Es así como la misma se utiliza para diferenciar HSA de
PL traumática, como ya se aclaró después de las 12 horas
y dentro de las 2 semanas con una sensibilidad cercana
al 100%.
Puede estar presente en otras situaciones como aumento
de las proteínas del LCR (>150 mg/dL),
hiperbilirrubinemia sistémica (>10-15 mg/dL) y
ocasionalmente en una PL traumática con >100.000 GR/µL.
La presencia de hematíes en LCR también puede
reflejar una PL traumática, que se da al punzar una
arteriola o vénula durante el procedimiento, aumentando
tanto el número de leucocitos como de hematíes en LCR.
Esto se da en casi un
20% de las punciones. El método de aclaramiento del LCR
en los 3 frascos o la visualización directa del líquido
no son métodos confiables para identificar PL
traumática. En caso de duda se debe punzar un espacio
por encima (no más de L3 o L4) si se vuelve a obtener
sangre posibilita más que sea una HSA, mientras que de
ser negativo lo aleja aún más. La determinación del
dímero-D en LCR no ha demostrado ser efectiva. Su uso se
basó en hallazgos inconsistentes de trabajos con pocos
pacientes o que daban falsos resultados, dependiendo del
tiempo de evolución de la hemorragia (17,18).
Teniendo en cuenta todos estos datos analizados, de
tratarse de un cuadro de HSA, tendría que ser un caso
con manifestaciones clínicas inespecíficas, que se
justificarían si se tratara de un sangrado pequeño.
Considerando que se realizó una TAC de cráneo normal
(evaluada por expertos en diagnóstico por imágenes, con
un equipo multislice), tendría que encontrarse dentro
del 5% HSA que cursan con TAC normal dentro de 24 horas
y 15 % dentro de los 5 días de inicio de los síntomas.
Con 4 PL realizadas dentro de las 2 semanas de inicio de
los síntomas sin xantocromía. Todo esto lleva a
considerar a la HSA como un diagnóstico alejado. Sin
embargo la recomendación es que si persiste con LCR
sanguinolento sin xantocromía y hay alta sospecha
clínica, se deben realizar imágenes vasculares (19).
Efectivamente a la
paciente se le realizó una Angio-TAC, que también fue
normal. Dado que debería en ese caso tratarse de un
muy pequeño aneurisma o
de una
HSA no aneurismática, inusual dentro de lo atípico,
puedo alejar aún más el diagnóstico de HSA (19-22).
Volviendo a la introducción,
esta
paciente se encontraba con heparina sódica subcutánea
profiláctica al momento de todas las punciones
realizadas en nuestro hospital, salvo la del ingreso.
Todo ello podría justificar una PL traumática. ¿Existía
la indicación de tromboprofilaxis con heparina
subcutánea en una mujer joven que deambulaba?
También sobre este tema se realizó un pase de sala
publicado en esta misma página (23).
Las guías actuales recomiendan el uso de heparinas de
bajo peso molecular o heparinas no fraccionadas en
pacientes con:
•
Insuficiencia cardíaca clase funcional III y IV
•
Enfermedad respiratoria severa (EPOC severa)
•
ACV isquémico (está demostrado que el riesgo de
transformación hemorrágica es bajo)
•
Cáncer activo
•
Inmovilidad por al menos tres días o más. O aquellos con
una reducción relativa de su movilidad y al menos un
factor de riesgo para desarrollar TVP.
Es discutible en el caso de los pacientes HIV positivos,
ya que esta enfermedad de por sí favorece a las
trombosis.
Para la práctica diaria frente al contexto de
heparina sódica profiláctica y necesidad de una PL de
urgencia, ¿cómo se debe proceder?
Según “Recomendations for Anticoagulated Patients
undergoing Image-Guided Spinal Procedures”, publicado en
American Journal of Neuroradiology (24), para realizar
punciones en pacientes que reciben heparina sódica no
fraccionada subcutánea no habría contraindicación para
realizar PL si la dosis <10.000 UI/día. Dosis mayores
pueden resultar en prolongación del KPTT, y estos
pacientes deben ser manejados como si recibiesen
heparinización sistémica, teniendo que diferir la PL
hasta que normalice los tiempos. Aquellos que recibieron
heparina por más de 4 días es importante controlar el nº
de plaquetas, por el riesgo de trombocitopenia inducida
por heparina.
Para la heparina sódica no
fraccionada administrada en forma endovenosa, concluye
que se
debe suspender la misma (en general 2-4 horas antes), y
normalizar el KPTT antes del procedimiento.
Se debe reanudar
el goteo recién una hora después. Existen otros estudios
con recomendaciones muy semejantes.
Si la HSA es un diagnóstico alejado, debemos poder
explicar ¿por qué la paciente continuó con cefalea? Una
de las causas a plantear en es la cefalea
post-punción lumbar, sobre todo en una paciente que
fue sometida a 4 punciones lumbares (25).
Ésta
se da en el 10-30% de los pacientes, y es una de las
complicaciones más frecuentes.
Se presentan característicamente con cefalea frontal u
occipital dentro de las 24-48 horas del procedimiento,
se exacerba con la posición de parado y mejora con la
supina. Puede asociarse a vómitos, nauseas, tinnitus,
mareos, cambios visuales.
Dentro de los
mecanismos fisiopatogénicos se han propuesto:
–
Fuga de LCR de la duramadre que ocasiona la tracción
sobre estructuras sensibles al dolor.
–
Cefalea por vasodilatación: siguiendo la doctrina de
Monro-Kellie, que establece que el volumen del contenido
intracraneal debe permanecer constante. Al disminuir el
volumen de LCR, este se compensa con aumento del volumen
arterial o venoso.
El hecho de que la cefalea post-punción sea muy
semejante a aquella producida por inhalación de CO2,
que empeore con la compresión de las yugulares o de
arterias carótidas a nivel del cuello y su carácter
pulsátil hacen pensar más en vasodilatación arterial.
Es probable que la cefalea pueda haberse perpetuado por
estos mecanismos, y tratarse una cefalea post-punción,
considerando el número de PL realizadas.
Como conclusión, con respecto a la PA de la primera PL
al momento encuentro explicación, pero hay que
considerar que se desconocen las condiciones (dolor,
movimientos, etc.) y la posición (¿sentada?) en que fue
realizada esa PL, por lo que ese dato puede ser
relativo. Los hallazgos de LCR sanguinolento, por todo
lo expuesto anteriormente en lo que respecta a la
clínica, imágenes y ausencia de xantocromía veo como muy
alejada la HSA, pudiendo explicarse esto por PL
traumáticas, en el contexto de heparina profiláctica. El
aumento de la celularidad en el LCR que se viene
observando en las sucesivas PL podría justificarse por
las PL traumáticas, recordemos que no sólo pasan al LCR
hematíes sino también leucocitos. Pero en un paciente
HIV con CD4 < 200 cel/µL no podemos descartar una
meningitis a líquido claro, por lo cual están pendientes
las serologías correspondientes. En caso de ser
negativas, me planteo la posibilidad de que se tratase
de una cefalea banal en una mujer de 29 años (no
relacionada con la infección por HIV), que se ha
exacerbado durante la internación consecuencia de las
sucesivas PL.
Como
conductas planteo:
1.
Esperar el resultado de las serologías pendientes.
2.
Conducta expectante, con seguimiento estricto
ambulatorio.
3.
Comenzar de inmediato con terapia antirretroviral
intensa (HAART) y profilaxis para Pneumocystis
jiroveci con cotrimoxazol.
4.
Contacto con salud mental por la falta de adherencia a
los tratamientos y las adicciones
5.
No considero necesario ser invasivos con otros métodos
para descartar aneurismas (por ejemplo, arteriografía).
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