Discusión del
caso clínico
Dra. Matías Amateis
Se presenta el caso de un varón de 39 años de edad con
antecedente de etilismo de jerarquía,
insuficiencia cardiaca congestiva por miocardiopatía
dilatada y arritmia (aleteo auricular), que presentó un
cuadro abdominal con una
importante alteración en la función hepática. En su
evolución se observó mejoría clínica y de laboratorio.
Es conveniente preguntarnos, ¿cual puede ser el origen
de su miocardiopatía dilatada? y ¿qué enfermedades
pueden cursar con la alteración hepática anteriormente
descripta?
Definimos a la miocardiopatía como una enfermedad del
músculo cardíaco. La miocardiopatía dilatada, esta es
una enfermedad donde el tipo de disfunción cardiaca es
sistólica, con aumento del volumen y disminución del
espesor del ventrículo izquierdo condicionando una
fracción de eyección menor al 30%.
Clínicamente se manifiesta con síntomas y signos de
insuficiencia cardiaca congestiva como pueden ser
disnea, ortopnea, edemas periféricos, cardiomegalia,
hepatomegalia, etc. El diagnóstico es por exclusión
previa de otras patologías más frecuentes como la
miocardiopatía isquémica,
hipertensiva, por alteración valvular y las enfermedades
pericárdicas.
La lista de causas es muy extensa pero las podemos
dividir en idiopática, causas raras y reversibles; este
último grupo es muy importante ya que si la enfermedad
es diagnosticada en forma temprana podemos corregir su
miocardiopatía. Las causas más comunes son: infecciosas,
tóxicas, metabólicas, endocrinas y carenciales.
En la evaluación inicial de un paciente joven con
miocardiopatía dilatada es importante recabar datos como
por ejemplo si tiene
historia familiar de miocardiopatía (miocardiopatía
familiar), coexistencia de algún tipo de miopatía
(distrofias musculares), determinar la ingesta crónica
de fármacos (antidepresivos, quimioterápicos, etc),
antecedente de posibles arritmias, y fundamentalmente la
ingesta de alcohol.
En el laboratorio general es importante solicitar una
analítica general, hormonas tiroideas y serología para
Chagas. Otras determinaciones como el factor reumatoide,
anticuerpos antinucleares (colagenopatías) y análisis
del hierro (hemocromatosis) sólo cuando existe alta
sospecha clínica de dichas enfermedades.
Dentro de las causas que pudo haber tenido este
paciente, voy a referirme a la miocardiopatía alcohólica
al ser esta la causa principal de miocardiopatía
dilatada secundaria.
El alcohol puede producir lesión miocárdica por tres
mecanismos básicamente. El primero es por un efecto
tóxico directo o a través de sus metabolitos,
produciendo defectos en la síntesis de la proteína
cardiaca con la consecuente pérdida de la arquitectura
del músculo cardiaco; el
segundo es por medio de las
deficiencias
nutritivas que suelen coexistir, especialmente la
tiamina; y por último, en otras épocas se lo relacionaba
a los aditivos como el cobalto que se le agregaban al
alcohol para su producción.
Para producir daño cardíaco es importante evaluar la
ingesta diaria y duración del hábito. Así todo consumo
superior a 20 Kg. de etanol / Kg. de peso o 80 gramos de
etanol por día durante 5 años es suficiente para
desarrollar miocardiopatía. Sin embargo no todos los alcohólicos desarrollan la
enfermedad; esto es debido que, como al igual que en el
hígado existe una susceptibilidad individual.
Recientemente se ha hallado un grupo de pacientes que
expresan un genotipo “DD” de la Enzima Convertidota de
Angiotensina (ECA) que estaría fuertemente relacionado
al desarrollo de la miocardiopatía alcohólica.
En la intoxicación aguda, el alcohol etílico produce un
fuerte efecto depresor de la contractilidad cardiaca y
afecta el ritmo cardíaco produciendo taquicardias,
particularmente supraventriculares como la fibrilación
auricular. Esto se ha denominado
"Síndrome
del corazón del fin de semana".
Generalmente, son pacientes jóvenes que ingresan a una
guardia médica por fibrilación auricular y tienen el
antecedente de la ingesta aguda de etanol.
En la historia natural del alcoholista crónico, es
frecuente de ver la disfunción ventricular subclínica o
asintomática. Además se observan taquiarritmias
y particularmente la prolongación del intervalo QT que
es la causa de muerte súbita más común en estos
pacientes. A medida que el individuo sigue consumiendo
alcohol se desarrolla la miocardiopatía alcohólica con
los síntomas y signos típicos de insuficiencia cardiaca.
Se observa también con mayor frecuencia fibrilación
auricular y sobre todo a taquicardias ventriculares. Por
otro lado es común que coexista hipertensión arterial y
mayor riesgo de eventos isquémicos.
El
tratamiento es la abstinencia total ya que produce una
notable mejoría clínica con reducción y algunas veces la
normalización de la fracción de eyección y del diámetro
del ventrículo izquierdo entre las 3 y 12 semanas de
tratamiento. La ingesta "controlada" (entre 20 y 60 g al
día) mejora en menor medida la miocardiopatía
Otras posibles causas a evaluar en nuestro paciente
serían el origen isquémico ya que la enfermedad oculta
no es tan rara (7 %). Las arritmias sobre todo la
fibrilación y el aleteo auricular; si bien como causa
primaria su porcentaje es muy bajo (2%) si se produce la
cesación del ritmo rápido se puede lograr la
normalización de función ventricular a las ocho semanas
de tratamiento. La adicción a la cocaína siempre hay que
tenerla en cuenta en una persona joven, sobre todo si
consume otras drogas como el alcohol, sin embargo no es
común que tengan miocardiopatía dilatada sin tener
antecedentes de isquemia miocárdica o infarto. Por
último, el hipertiroidismo hay que tenerlo en cuenta,
sobretodo cuando se presenta una fibrilación auricular
en una persona joven, aunque suele haber otras
manifestaciones que nos inducen al diagnóstico.
La biopsia miocárdica se plantea en aquellos pacientes
con insuficiencia cardiaca que no mejoran con el
tratamiento médico habitual o hay una alta sospecha de
enfermedad sistémica. No es rutinaria debido a las
complicaciones propias de la técnica y a que la
probabilidad de encontrar una enfermedad tratable es de
solo un 2,2%.
Al analizar el laboratorio hepático se observa un patrón
característico de lesión hepatocelular. Son pocas las
causas que producen una marcada elevación de las
transaminasas como tuvo nuestro paciente; ellas son: la
hepatitis medicamentosa (paracetamol), vírica y la
isquémica.
Las hepatitis víricas se diagnostican por estudios
serológicos, generalmente tienen valores de
transaminasas menores a 3000 IU/L, excepto cuando se
presenta como una hepatitis fulminante que no sería el
caso en nuestro paciente. Otro cuadro a tener presente
es la intoxicación por paracetamol. Para producir lesión
hepática por esta droga se necesitan dosis de 7.5 a 10
gramos, auque puede ser menor en pacientes con
hepatopatías previas. El diagnóstico se realiza con el
antecedente
de la ingesta y la clínica compatible.
Me quiero detener en la hepatitis isquémica por ser la
causa más probable de la lesión hepatocelular que tuvo
este paciente. Esta es una causa rara de hepatitis, que
se presenta como resultado de hipoperfusion del tejido
hepático, la mayoría secundaria al fracaso ventricular
izquierdo lo que condiciona posteriormente un fracaso
ventricular derecho con la congestión hepática pasiva
subsecuente; en este punto, cualquier condición que
produzca hipotensión transitoria (por ejemplo arritmias,
infarto, sepsis, hemorragia, etc.) pueden producir la
isquemia hepática sobre todo en hígados previamente
enfermos.
Clínicamente suele ser asintomática. Es decir, los
pacientes consultan por otra sintomatología (dolor pecho
o disnea) y la alteración hepática se detecta en forma
ocasional. Menos frecuentemente se presenta como
insuficiencia hepática aguda grave. Tener en cuenta que
la hipotensión sólo se detecta en un 38% de los casos.
En el laboratorio podemos encontrar elevación muy
importante de transaminasas y LDH acompañados de una
hiperbilirrubinemia mixta. El tiempo de protombina
prolongado se evidencia en un 85% de los casos y la
hipoglucemia en un 32%. Casi siempre (más del 90%) se
observa alteración de la función renal.
La evolución más común es la normalización de las
enzimas hepáticas en unos pocos días cuando la
hipotensión o el fracaso del ventrículo izquierdo se
corrigen. Es importante aclarar en este punto que en las
hepatitis virales o por drogas la mejoría de la curva
enzimática se observa en varias semanas a meses.
La sospecha clínica de esta enfermedad debe realizarse
en todo paciente con alteración cardiaca, que tiene una
rápida y marcada elevación de transaminasas con
normalización dentro de 7 a10 días siempre habiendo
excluido otras posibles causas.
Otro dato llamativo en el laboratorio en el laboratorio
del este paciente es la elevación
de la CPK. Como es sabido, su elevación indica lesión del músculo esquelético o del SNC. La causa más
frecuente que eleva esta enzima es la lesión del músculo
cardiaco o esquelético; menos frecuentes son el
hipotiroidismo y la falla renal. Por la curva observada
en este caso uno sospecharía que el origen es una fuente
extracardíaca (por ej. rabdomiólisis en paciente
alcohólico) ya que en el
IAM se elevan en 24 horas observándose niveles normales
en 36 a 40 horas pero, si ambas lesiones coexisten, es
muy difícil determinar el origen.
Como conclusión creo que nuestro paciente tiene una míocardiopatía
dilatada de probable etiología alcohólica y que
descompensada por su arritmia, tuvo una hepatopatía
isquémica sobre un hígado previamente enfermo. Lo que
realizaría sería el tratamiento habitual para la
insuficiencia cardiaca, evaluaría la posibilidad de
realizar una
angiografía coronaria y como punto central y más importante trataría de
lograr la abstinencia
alcohólica siempre evaluando el contexto del paciente
alcohólico desde punto de vista multidisciplinario
teniendo en cuenta que en esta enfermedad debe valorarse
el grado de dependencia, la motivación y el soporte
social para lograr un tratamiento definitivo.
Bibliografía:
1.
Richardson, P (Chairman). Report of the 1995
World Health Organization/International Society and
Federation of Cardiology Task Force on the Definition
and Classification of the Cardiomyopathies. Circulation
1996; 93:841.
2.
Felker, G, Thompson, R, Hare, J, et al.
Underlying causes and long-term survival in patients
with initially unexplained cardiomyopathy. N Engl J Med
2000; 342:1077.
3.
McKenna, CJ, Codd, MB, McCann, HA, Sugrue, DD.
Alcohol consumption and idiopathic dilated
cardiomyopathy: A case control study. Am Heart J 1998;
135:833.
4.
Rubin, E, Urbano-Marquez, A. Alcoholic cardiomyopathy.
Alcohol Clin Exp Res 1994; 18:111.
5.
Patel, VB, Why, HJ, Richardson, PJ, Preedy, VR. The
effects of alcohol on the heart.
Adverse Drug React Toxicol Rev 1997; 16:15.
6.
Estruch, R, Fernandez-Sola, J, Sacanella, E, et al.
Relationship between cardiomyopathy and liver disease in
chronic alcoholism. Hepatology 1995; 22:532.
7.
Demakis, JG, Proskey, A, Rahimtoola, SH, et al.
The natural course of alcoholic cardiomyopathy. Ann
Intern Med 1974; 80:293.
8.
Mansourati, J, Forneiro, I, Genet, L, et al. Regression
of dilated cardiomyopathy in a chronic alcoholic patient
after abstinence from alcohol.
Arch Mal Coeur Vaiss 1990; 83:1849.
9.
Agatston, AS, Snow, ME, Sarnet, P. Regression of
severe alcoholic cardiomyopathy after abstinence of 10
weeks. Alcohol Clin Exp Res 1986; 10:386.
10.
Masani, F, Kato, H, Sasagawa, Y, et al.
An echocardiographic study of alcoholic cardiomyopathy
after total abstinence.
J Cardiol 1990; 20:627
11.
Guillo, P, Mansourati, J, Maheu, B, et al.
Long-term prognosis in patients with alcoholic
cardiomyopathy and severe heart failure after total
abstinence. Am J Cardiol 1997; 79:1276.
12.
Ettinger PO, Wu CF, De la Cruz C, Weisse AB,
Ahmed SS, Regan TJ. Arrhythmias and the “holiday
heart”:alcohol-associated cardiac rhythm disorders. Am
Heart J 1978; 95: 555 – 562.
13.
Vilkhert AM, Tsiplenkov VG, Cherpachenko NM.
Alcoholic cardiomyopathy and sudden cardiac death. J Am
Coll Cardiol 186; 8A: 3A-11A.
14.
Greenberg BH, Schutz R, Grunkemeier GL, Griswold
H. Acue effects of alcohol in patients with congestive
heart failure. Ann Intern Med 1982; 97: 171 - 175.
15.
Estruch R, Fernández-Solà J, Sacanella E, Paré
JC, Rubin E, Urbano-Márquez A. Relationship between
cardiomyopathy and liver disease in chronic alcoholism.
Hepatology 1995; 22, 532-538.
16.
Estruch R, Fernández-Solà J, Grau JM, Mont L,
Urbano-Márquez A. Reversibilidad precoz mediante
abstinencia de las manifestaciones clínicas en la
miocardiopatía alcohólica.
Med Clin (Bar) 1989; 92, 69-71.
17.
Teragaki, M, Takeuchi, K, Takeda, T. Clinical and
histology features of alcohol drinkers with congestive
heart failure. Am Heart J 1993; 125:808.
18.
Gavazzi, A, De Maria, R, Parolini, M, Porcu, M.
Alcohol abuse and dilated cardiomyopathy in men. Am J
Cardiol 2000; 85:1114.
19.
Dec, GW Jr, Palacios, IF, Fallon, JT, et al.
Active myocarditis in the spectrum of acute dilated
cardiomyopathies. Clinical features, histologic
correlates, and clinical outcome. N Engl J Med 1985;
312:885.8.
20.
Dec, GW, Fuster, V. Idiopathic dilated cardiomyopathy.
N Engl J Med 1994; 331:1564.-
21.
Johnson RD, O'Connor ML, Kerr RM. Extreme serum
elevations of aspartate aminotransferase.
Am J
Gastroenterol 1995;90:1244-5.
22.
M.Duchs, Shmuel M.D.; Bogomolski-Yahalom, Vered
M.D.; Paltiel, Ora M.D.; Ackerman, Zvi Ischemic
Hepatitis: Clinical and Laboratory Observations of 34
patients journal of clinical gastroenterology Volume
26(3)April 1998 pp 183-186
23.
Gitlin, N, Serio, KM. Ischemic hepatitis: Widening
horizons.
Am J Gastroenterol 1992; 87:831.
24.
Hickman PE, Potter JM. Mortality associated with
ischemic hepatitis.
Aust N Z J Med
1990;20:32-4.
25.
Gibson PR, Dudley FJ. Ischemic hepatitis:
Clinical features, diagnosis and prognosis.
Aust N
Z J Med 1984;14:822-5.
26.
Cassidy WM, Reynolds TB. Serum lactic
dehydrogenase in the differential diagnosis of acute
hepatocellular injury.
J Clin Gastroenterol
1994;2:118-21- Henrion J, Colin L, Schmitz A, Schapira
M,
27.
Heller FR. Ischemic hepatitis in cirrhosis: rare
but lethal.
J Clin Gastroenterol
1993;16:35-9.
28.
Bynum TE, Boitnott JK, Maddrey WC. Ischemic
hepatitis.
Dig Dis Sci
1979;24:129-35.
29.
Rawson JS, Achord JL. Shock liver.
South
Med J 1985;78:1421-5.
30.
Zimmerman HJ, Maddrey WC. Toxic and drug induced
hepatitis. In: Schiff L, Schiff ER, eds.
Diseases of the liver. Philadelphia: JB
Lippincott, 1993;707-83.
31.
Gitlin N, Serio KM. Ischemic hepatitis: widening
horizons.
Am J Gastroenterol
1992;87:831
32.
Zwaveling JH. Ischemic hepatitis.
Lancet
1985;2:388-9.
|