Presentación del
caso clínico
Dr. Matías Amateis
Se presenta una paciente con
múltiples factores de riesgo cardiovascular, que ingresa con
alteración del
sensorio, paraparesia por polineuropatía axonal,
lesiones cutáneas y alteraciones en el laboratorio
hepático y renal.
En este momento es conveniente preguntarnos: ¿existe una
enfermedad sistémica que justifique todos estos
hallazgos o son consecuencia de varias enfermedades?
Por la forma de evolución, creo conveniente evaluar en
primer término la posibilidad de que nuestra paciente
esté cursando una infección.
Sabemos que un proceso infeccioso puede llevar a una
falla multiorgánica partiendo del denominado síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) definido como la
respuesta del organismo a múltiples insultos,
caracterizada por la presencia de dos o más de las
siguientes manifestaciones clínicas: temperatura
corporal de mayor a 38°C o menor a 36°C, frecuencia
cardiaca de >90 latidos por minuto; taquipnea: FR>20 p/m
(o hiperventilación evidenciada por una pC02
menor a 32 mmHg), leucocitosis o leucopenia.
Cuando esto es debido a un proceso infeccioso activo, se
denomina sepsis y el shock séptico se define como
hipotensión persistente (presión arterial sistólica
menor 90 mmHg, presión arterial media menor a 60 mmHg a
pesar de la adecuada reanimación con fluidos o el uso de
inotrópicos).
Además hay ocasionas en que se produce una respuesta
anormal a la infección que se manifiesta sin fiebre o
con hipotermia y que se presenta en pacientes con alguna
enfermedad de base (neoplasias, colagenopatía, etc.).
Muchas veces, como puede ser éste caso, no se encuentra
sitio primario de infección como lo demuestra un estudio
multicéntrico que observó que un 25% de los casos eran
de origen desconocido. La incidencia de hemocultivos
positivos. En un paciente con SRIS es de 30-50% y
aumenta a un 70% en el shock séptico.
Si bien nuestra paciente no presentó SRIS, evolucionó
hacia una falla multiorgánica e hipotensión refractaria
a cristaloides por lo que no puedo descartar la
etiología infecciosa.
Otra entidad que puede producir falla multiorgánica que
debe tenerse en cuenta es la enfermedad por émbolos
de colesterol. Es producido por microcristales de
colesterol que se depositan en los vasos de pequeño
calibre y producen oclusión en los órganos periféricos
sobre todo en piel, riñón y SNC, cuyas manifestaciones
clínicas y síntomas pueden tardar un día a varios meses
en hacerse evidentes. Se produce generalmente en
personas mayores de edad con placas de ateromas en la
aorta (aorta abdominal principalmente) e historia de
intervenciones intravasculares como colocación de stent
o realización de cateterismo o de uso de anticoagulantes
orales. La forma espontánea ocurre 15% en pacientes con
factores de riesgo cardiovasculares (tabaco, diabetes,
dislipemia, HTA, etc.).
La forma de presentación más característica es la
presencia de lesiones cutáneas, dolor en miembros
inferiores (45-75 %) con pulsos periféricos presentes,
hipertensión e insuficiencia renal (35-45%), que pude
aparecer en forma progresivo entre 4 y 6 semanas, o
aguda
siendo la forma progresiva lo más común. En el examen de
orina encontramos
hematuria microscópico y proteinuria de rango no
nefrótico.
Las lesiones cutáneas típicamente no afectan miembros superiores y la más característica es el
livedo reticular en un 50%, luego las lesiones
purpúricas y dedos cianóticos. Las ulceras pueden ser
unilaterales o bilaterales en un 17%, las cuales son de
aparición brusca, dolorosas y de distribución simétrica.
Otras manifestaciones frecuentes de ver son las gastrointestinales
en un
30% (dolor
abdominal y melena). El bazo se afecta con más
frecuencia que el hígado. Se pueden ver además lesiones
oftálmicas (amaurosis fugaz) y cardíacas (insuficiencia
cardiaca congestiva e isquemia).
En el laboratorio podemos encontrar anemia,
leucocitosis, eosinofilia,
VES aumentada e hipocomplementemia
con anticuerpos contra citoplasma de los neutrófilos
positivo. Se suele solicitar una evaluación
oftalmológica
para encontrar los émbolos de colesterol aunque su
rédito es menor 10%. El estudio confirmatorio es la
biopsia cutánea (positiva en el 92% de los casos) donde
se observan los depósitos de cristales de colesterol en
el interior de los vasos.
Nuestra paciente tiene muchos factores predisponentes y
cursa con síntomas y signos que nos obliga a pensar en
esta enfermedad como uno de los principales
diagnósticos. Tiene una mortalidad muy alta (mayor 85%)
fundamentalmente porque la enfermedad no es sospechada.
Los pacientes fallecen por infartos cardíacos o
gastrointestinales. Tienen peor pronóstico los que
requieren hemodiálisis o los que cursan con paraplejia,
angina inestable o amputación de la extremidad afectada.
El tratamiento es preventivo (evitar anticoagulación o
instrumentaciones aórticas); el uso de esteroides no
está recomendado.
Otro grupo de enfermedades multisistémicas comprenden
las vasculitis que es la inflamación de los vasos
de origen inmunopatogénico. Siempre hay que sospecharlas
cuando se nos presenta un paciente con compromiso
multisistémico, o con nefropatía compatible con
glomerulonefritis activa, síntomas y signos de isquemia,
lesiones cutáneas nodulares y/o úlceras, mononeuritis
múltiple o
polineuropatía asimétrica
y/o compromiso del SNC, dolor o distensión abdominal o
signos de perforación, infiltrados, nódulos y/o
cavidades pulmonares, púrpura palpable acompañado de
eritrosedimentación elevada y/o anemia.
Entre
las vasculitis que se presentan generalmente con
lesiones cutáneas y alteración de la función renal
encontramos a la
angeítis alérgica de Churg-Strauss, la granulomatosis de
Wegener. Estas quedan alejadas porque la paciente no
tiene historia de rinitis, asma, y eosinofilia, no tenía
inflamación oral o nasal (úlceras), púrpura palpable ni
nódulos, ni cavitación en la radiografía de tórax.
Tampoco tenía antecedentes de ingesta de
fármacos que generalmente producen vasculitis por
hipersensibilidad.
Con respecto a la poliarteritis
nodosa (PAN), en más del 90% tienen historia de
artralgias, mialgias, fiebre, perdida peso. Se presentan
más a menudo como
mononeuritis múltiple, livedo reticularis y se asocian
al virus hepatitis B; siendo frecuente el compromiso
cardíaco, renal y la hipertensión por lo que es otro
diagnóstico a tener en cuenta en nuestra paciente.
La
crioglobulinemia esencial cursa
con alteración hepática crónica presenta
púrpura palpable, artralgias y adenopatías. No es
común la afectación renal, y en el 95 % se relaciona con
VHC.
Otros cuadros a descartar son los llamados
síndromes trombóticos multiorgánicos
que se caracterizan por trombosis múltiples en varios
órganos con disfunción multiorgánica. En este grupo
encontramos el síndrome antifosfolípido (SAF)
catastrófico caracterizado por evidencia clínica de
múltiples compromisos orgánicos (3 o más) por oclusiones
vasculares que incluyen alteración renal, hepática, SNC
o ulceras cutáneas, desarrollado en menos 1 semana. El
diagnóstico se confirma por la histología de
oclusión vascular y la presencia de anticuerpos
antifosfolípido (anticoagulante
del lupus, anticardiolipinas IgG o IgM). Si bien este
cuadro es posible recordemos que es muy infrecuente, se
presenta en
mujeres jóvenes, con historia de trombosis venosa y/o
arterial y/o complicaciones obstétricas, asociada a
lupus, cursan con hipertensión severa y en el
laboratorio se suele observar anemia hemolítica y
trombocitopenia.
La
coagulación intravascular diseminada (CID)
es la vía final de muchas enfermedades principalmente
tumores e infección. La forma de presentación aguda
cursa con hemorragia (púrpura fulminante) y la forma
crónica se
presentan fundamentalmente con trombosis venosas
observándose en el laboratorio plaquetopenia
leve, tiempos coagulación normales y anemia con
esquistocitos.
La púrpura
trombótica trombocitopénica (PTT)
y el síndrome urémico hemolítico (SUH) tienen
compromiso del SNC y renal, pero cursan con otra
sintomatología y el laboratorio muestra anemia
hemolítica, trombocitopenia y
tiempos de coagulación normales por lo que queda
descartado en este caso.
Cuando nos hallamos frente a un paciente con lesiones
cutáneas, alteración del sistema nervioso , renal y
hepático si bien este no es el cuadro pensar siempre en
lupus
eritematoso sistémico, endocarditis
bacteriana u otros émbolos de origen cardíaco (mixoma atrial, trombos murales). No tenemos
evidencia alguna de estas enfermedades por el momento.
Con respecto a la polineuropatía
axonal
que presentaba la paciente, las causas más frecuentes
son endocrinas y metabólicas (diabetes y uremia)
presentes en este caso. Otras causas muy frecuentes son
el alcohol y las nutricionales como el déficit vitamina
B12, generalmente crónicas,
inicialmente sensoriales y luego motoras.
Como nuestra paciente se presentó en forma aguda no
podemos descartar las drogas, tóxicos (metales pesados)
y las porfirias agudas. Las vasculitis y otras
conectivopatías se presentan como dijimos anteriormente
como mononeuritis múltiple. La ateroembolia es más común
que afecte medula espinal con nivel sensitivo
No olvidemos además que nuestra paciente tenía una
insuficiencia cardiaca congestiva severa y que
seguramente está jugando un rol muy importante en su
cuadro muy posiblemente descompensada por su arritmia
que puede haber producido un
shock con taquicardia, taquipnea, acidosis metabólica,
oliguria con alteración función renal y hepática y
cambios en el estado mental.
Como conclusiones podemos decir que nos encontramos
frente a una paciente que muy posiblemente presente
una enfermedad sistémica, ateroembolia o vasculitis y
que, en este contexto, la insuficiencia cardiaca jugaría
un rol muy importante
Para acercarme a diagnóstico esperaría el resultado del
laboratorio inmunológico y la biopsia cutánea. Con
respecto al tratamiento, mantendría las medidas de
soporte debido a la gravedad del cuadro.
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