Discusión del
caso clínico
Dra. Débora Ferrini
Analizaremos el caso de un varón de 15 años que consulta
por dolor orbitario, disminución de la agudeza visual,
parestesias en MMII, paraparesia, pérdida de control de
esfínter urinario con episodios de retención aguda de
orina. Al exámen físico presentaba signo pupilar de Gunn,
alteración del reflejo aferente, nivel sensitivo D7-D8,
limitación a la flexión cervical, babinsky bilateral y
reflejos cutáneos-mucosos abolidos. Entre los exámenes
complementarios encontramos un líquido cefalorraquideo
(LCR) con pleocitosis a predominio de polimorfonuclear
(PMN), una resonancia magnética (RMI) cráneo y colúmna
con hiperintensidad en el nervio óptico y a nivel
medular desde C3 a D11. Como antecedentes presentó un
cuadro de sinusitis aguda reciente por la que recibió
tratamiento antibiótico.
Este conjunto de síntomas y signos podemos encasillarlos en
dos grandes patologías, a las que me voy a referir:
neuropatía óptica y mielitis transversa aguda.
Las
principales causas de neuropatía óptica las podemos
dividir en: 1) Desmielinizantes: neuritis óptica
(esclerosis múltiple, neuromielitis óptica,
neurorretinitis postinfecciosa y viral) 2) Isquémicas (arterioesclerótica,
granulomatosa, sifilítica) 3) Parainfecciosas (trombosis
de seno cavernoso, Infección de los senos paranasales,
infecciones virales, infecciones bacterianas) 4) Toxinas
y fármacos 5) Estados de deficiencia (de vitamina B12,
de tiamina) 6) Heredofamiliares y del desarrollo y 7)
Compresivas e infiltrativas.
Por las
característica de este paciente (edad, forma de
presentación clínica, respuesta al tratamiento), la
causa más probable es la neuritis óptica (NO). Este
cuadro corresponde a un trastorno visual agudo en uno o
en ambos ojos (en un 10%). Afecta mayormente la visión
central. Suele acompañarse de dolor orbitario que
aumenta con los movimientos oculares. En algunos casos
se constata el fenómeno de Uthoff (aumento de la visión
borrosa con el esfuerzo y luego de un baño caliente). El
90% de los pacientes recupera la visión. El fondo de ojo
puede verse normal, si es retrobulbar, o puede hallarse
papilitis. La enfermedad desmielinizante es la causa más
frecuente de neuritis óptica unilateral. Cerca del 75%
de los pacientes desarrollarán esclerosis múltiple (EM)
en un período de 15 años. En forma inversa, cerca del
15% de los pacientes con EM presentaron como síntoma
inicial neuritis óptica.
La
mielitis aguda transversa (MTA) es un desorden
caracterizado por inflamación local de la médula espinal
con la resultante injuria neuronal. Clínicamente se
caracteriza por síntomas y signos agudos o subagudos de
déficit neurológico (motor, sensitivo o autonómico) por
debajo del nivel de injuria. Afecta ambos sexos y a
todas las edades, con 2 picos de incidencia entre los 10
y 19 y 30 y 39 años respectivamente. La punción lumbar y
la RMI a menudo muestran evidencias de inflamación
aguda. Entre las causas se describen: 1) Infecciosas,
posinfecciosas o postvacunación 2) Desmielinizantes 3)
Enfermedades sistémicas: LES, Sjogren 4) Neoplásica,
paraneoplásica 5) Radiación 6) Isquémica 7) Idiopática.
Las dos primeras se postulan como las más probables en
este caso.
En la
MTA infecciosas la injuria neurológica puede resultar
por la infección microbiana directa o por daño
inmunológico (mimetismo molecular, superantígeno,
autoanticuerpos). Las postinfecciosas y postvacunales
presentan una relación temporal clara, una evolución
monofásica temporal, es decir un solo ataque con grados
variables de recuperación y sin recurrencias. El
diagnóstico se basa en la manifestación clínica con
fiebre, la confirmación serológica, un LCR con
pleocitosis MN y en la RMI se observa hiperintensidad en
T2, extensa, centromedular, de localización
cervicodorsal frecuentemente. Presentan excelente
respuesta a los corticoides. A favor de este
diagnóstico, el paciente presenta el antecedente de una
infección, la clínica con buena evolución a corticoides
y la imagen en RMI. Nos habla en contra las serologías
negativas, pero igualmente no lo podemos descartar.
Las enfermedades desmielinizantes son entidades en las cuales
la destrucción de la mielina es un aspecto prominente.
Dentro de éstas hay 3 patologías que son compatibles con
este caso: 1) Esclerosis múltiple 2) Neuromielitis
óptica 3) Encefalomielitis diseminada aguda
La esclerosis múltiple (EM) es un trastorno focal de los
nervios ópticos, raquídeos y craneales que remiten y
recurren durante un periodo de muchos años. Es la
enfermedad desmielinizante incapacitante más común en
adultos jóvenes (las 2/3 partes se inician entre los 20
y los 40 años). Las manifestaciones clínicas son
numerosas y dependen de la localización y extensión de
los focos desmielinizantes. Es característica la
localización periventricular, a nivel de nervio y
quiasma óptico y de la médula espinal. Entre los modos
más típicos de presentación de la EM los 2 síndromes
particulares son justamente los que presentó este
paciente: NO unilateral y MTA.
En el LCR los leucocitos suelen ser normales. El 5% presenta
más de 15 células/mm3, predominio de linfocitos. Si el
recuento es mayor a 50 cél/mm3 se debe considerar otro
diagnóstico.
Lo más importante es que la proporción de gammaglobulinas IgG
se encuentra aumentada, el indice de IgG es mayor de 1.7
y existen bandas IgG oligoclonales (85-95% de los
pacientes con EM definida).
Se
utilizan también en el diagnóstico los potenciales
evocados para detectar lesión asintomática del nervio
óptico y la RMI suele mostrar en varias lesiones
asimétricas bien definidas adyacentes a la superficie
ventricular, cuerpo calloso, centro semioval y en médula
la lesión lateroposterior que no se extiende más allá de
dos vértebras. Las lesiones agudas pueden presentar
intensificación poscontraste.
En el
caso de nuestro paciente, juegan en contra para el
diagnóstico de EM el resultado de LCR con 90 cél/mm3, la
ausencia de bandas oligoclonales, las imágenes en RMI no
compatibles (cráneo sin lesiones y médula con lesión
extensa centromedular). Con respecto a los criterios
diagnósticos de Mc Donald del 2001, a nuestro paciente,
con un ataque con dos lesiones clínicas, le resta la
diseminación en tiempo para considerar EM.
La
Neuromielitis Óptica (NMO) o Síndrome de Devic
representa alrededor del 1% de las enfermedades
desmielinizantes del SNC. Predomina en mayores de 35
años y consiste en un síndrome de desmielinización
severa en SNC, caracterizado por neuritis óptica uni o
bilateral y mielitis aguda de aparición simultánea o
sucesiva. Se han descrito variantes monofásicas y
recidivantes (85%). Los efectos clínicos tienden a ser
permanentes. Las lesiones medulares son más
necrotizantes que desmielinizantes afectando más de dos
segmentos medulares y acaban por cavitarse. En la RMI se
observa hiperintensidad en T2, usualmente es
centromedular y refuerza con gadolinio. El nervio óptico
también refuerza con gadolinio en T1. El LCR está
alterado en más del 90% de los casos. La
hipercelularidad puede llegar hasta 100 o 1000
células/mm3 y en casos hiperagudos pueden predominar los
polimorfonucleares.
El
autoanticuerpo sérico IgG-NMO tiene una sensibilidad de
76% y una especificidad mayor al 90%. Nuestro paciente
cumple con los criterios diagnósticos propuestos en
1999: presentar neuritis óptica, MTA y ausencia de
síntomas que involucren otras regiones del SNC, con RMI
de cráneo normal, RMI de médula espinal con lesión en 3
o más segmentos vertebrales y LCR con 50 o más
leucocitos/mm3 o 5 o más neutrófilos/mm3
En un
estudio de cohortes realizado entre 1999 y 2005
establecen que la combinación de una lesión longitudinal
extensa en médula espinal con una RMI de cráneo, que no
complete los criterios de EM, tiene una sensibilidad del
94% y una especificidad del 96% para NMO. Ha sido
asociada a enfermedades sistémicas, principalmente LES.
También se ha relacionado NMO con infecciones.
Un temprano y correcto diagnóstico es importante ya que NMO
presenta peor pronóstico que EM. Aunque existen sólo
reportes sobre el tema y no hay terapias efectivas
probadas, es aceptado un tratamiento inmunosupresor más
agresivo que en EM.
La Encefañomielitis Diseminada Aguda (EMDA) es una
enfermedad desmielinizante aguda, caracterizada por
numerosos focos de desmielinización diseminados por
encéfalo y médula espinal. Se describe asociada a las
enfermedades exantemáticas, luego de la vacunación
contra la rabia, antitoxina tetánica y luego de
infecciones respiratorias banales. Ocurre
predominantemente en la infancia y parece ser un
trastorno mediado de manera inmunológica. Aparece entre
días y dos a tres semanas luego de la infección y suele
ser multifocal. La forma encefalítica se presenta con
confusión, somnolencia, convulsiones, rigidez de nuca,
fiebre, cefalea, déficits focales, neuritis óptica
bilateral (raramente unilateral), ataxia, estupor, coma.
La forma mielítica se caracteriza por paraplejía parcial
o completa, trastornos sensitivos, alteraciones
esfinterianas, disminución o pérdida de los reflejos
osteotendinosos. A pesar que la recuperación espontánea
es la regla, entre un 10 a un 20% son fatales.
El LCR puede contener pleocitosis linfocítica y aumento de
las proteínas, pero es muy variable. No presenta bandas
oligoclonales y en la RMI las lesiones son extensas y
simétricas en la sustancia blanca, ocasionalmente en
ganglios basales. Tipicamente las lesiones suelen
resolver parcial o completamente en meses.
Relacionándolo a nuestro caso, el paciente presenta
antecedentes compatibles, relación temporal, pero nos
permiten casi descartar el diagnóstico la clínica,
principalmente la neuritis óptica unilateral, el LCR y
las imágenes que no son las habituales de esta
patología.
Concluyendo con el análisis, puedo afirmar que nuestro
paciente presenta una enfermedad desmielinizante
incapacitante. Si bien cumple con todos los criterios de
MNO, la EM y la postinfecciosa no se puede descartar.
Creo que lo más adecuado es la realización de una RMI
nueva en 3 a 6 meses, que nos permitirá ver progresión
temporal o lesiones en cráneo y quizás definir una
patología.
Es fundamental no rotular con un diagnóstico al paciente
hasta no tener la certeza de él.
En
cuanto al tratamiento, se ha realizado durante la
internación el de la etapa aguda, con pulso de
corticoides, presentando el paciente buena respuesta. Si
se tratase de una EM, esta recomendado el seguimiento
con fármacos modificadores de la enfermedad como
ciclofosfamida, azatioprina, mitoxantrona, interferón
B, glatiramer acetato que mostraron una significativa
disminución de la tasa anual de exacerbaciones. En el
caso de MNO, en ciertos pacientes se sugiere tratamiento
para prevenir recurrencias con azatioprina, rituximab,
micofenolato, mitoxantrona, ciclofosfamida, interferón.
Otro
aspecto fundamental es el tratamiento de sostén, ya que
se trata de un paciente joven con una enfermedad crónica
que puede dejar severas secuelas, deterioro físico,
socioeconómico y muy frecuentemente, depresión (50% de
los pacientes). Es necesaria una buena relación médico
paciente, la atención interdisciplinaria: psicólogos,
fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadores
sociales. Prevenir fatiga excesiva / infecciones,
prevenir úlceras de decúbito, etc.
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