Discusión del
caso clínico
Dra. Natalia Egri
Se discute el caso de una mujer joven con antecedente de
esclerosis sistémica progresiva (ESP) forma cutánea
difusa, VIH negativa, pero inmunodeprimida por recibir
tratamiento con colchicina, desnutrida, y además por ser
portadora de una colagenopatía.
Consulta por un cuadro agudo de fiebre, dolor abdominal,
diarrea, hallándose en el examen físico poliadenopatías.
Durante la internación en la TAC de abdomen y pelvis se
evidencian colecciones en proyección de anexos, líquido
libre, y adenopatías, se interpreta el cuadro como
probable infección abdominal y se inicia tratamiento
empírico con ciprofloxacina, ornidazol, y luego
ampicilina.
En primer lugar quiero mencionar que si bien la paciente
posee derrame pericárdico, e hipocomplementemia lo cual
me llevaría a pensar en un síndrome de superposición
algunos datos como el largo tiempo de evolución de ESP,
sumado al inicio agudo del cuadro y teniendo en cuenta
que esta última por sí misma produce como una de las
manifestaciones cardíacas más frecuentes derrame
pericárdico y pericarditis fibrinosa, considero al
síndrome de superposición un diagnóstico poco probable
y además no podría explicar el resto de los hallazgos de
nuestra paciente.
Otro punto a aclarar previo a la discusión del caso es la
presencia de un líquido ascítico con un gardiente de
albúmina entre suero y líquido ascítico (GASA) mayor a
1,1g/dl, patrón que se presenta en la hipertensión
portal; nuestra paciente no tiene ninguna evidencia de
ésta última y no se correlaciona con el cuadro clínico,
por lo tanto lo considero un dato de laboratorio sin
jerarquía para la discusión del caso.
Al hacer el análisis de ésta paciente me planteo dos
preguntas ¿cuál es el origen del cuadro abdominopelviano?
¿Sí las poliadenopatías forman parte del mismo cuadro o
se tratan de dos enfermedades diferentes?
Comenzaré a analizar la primera pregunta. La ESP puede
afectar al tracto gastrointestinal lo cuál ocurre en un
75-90% de los pacientes con forma cutánea difusa o
limitada de ESP, siendo el esófago la localización más
común.
Cabe destacar que el sustrato anatomopatológico común que
explica la mayor parte de las alteraciones en el tracto
gastrointestinal son la atrofia de la mucosa y el
reemplazo del músculo liso por tejido fibroso, lo cual
condiciona disminución de la absorción, del
peristaltismo, sobrecrecimiento bacteriano y finalmente
dilatación. Si bien la ESP puede afectar cualquier
segmento del aparato digestivo desde la boca hasta le
región rectoanal, voy a hacer referencia a aquellas que
considero en relación con el cuadro que motiva la
consulta.
El compromiso del intestino de intestino delgado ocurre en un
20-60% de los pacientes con ESP, puede producir
malabsorción, presente ésta última en un 10-13% de los
pacientes; el mecanismo de producción es principalmente
estasis intestinal lo cual condiciona sobrecrecimiento
bacteriano; otros son vasculopatía, fibrosis y
disfunción pancreática. Clínicamente se manifiesta con
dolor y distensión abdominal, diarrea, esteatorrea,
anemia y pérdida de peso; si bien la paciente presenta
dolor abdominal y diarrea, el corto tiempo de evolución
y teniendo en cuenta que la malabsorción no podría
explicar por sí misma la presencia de colecciones
anexiales, lo considero un diagnóstico alejado.
Otra de las manifestaciones es la pseudoobstrucción
intestinal, complicación rara, factor de mal pronóstico
en la ESP, se manifiesta por dolor abdominal de tipo
cólico, diarrea, constipación o ambos.
Menos frecuentes perforación intestinal, neumatosis
intestinal, la cuál puede complicarse con perforación
y el consecuente desarrollo de neumoperitoneo. Colon y
región recto-anal también pueden ser comprometidos;
puede producir incontinencia fecal, prolapso rectal,
perforación espontánea y divertículos de boca ancha los
cuáles raramente se complican con peritonitis.
Considero que ninguna de éstas alteraciones podría explicar
el cuadro clínico de nuestra paciente.
Dado que la paciente posee colecciones en proyección de
anexos, no podemos dejar de considerar a los tumores
ováricos. Existe una extensa clasificación histológica
de los mismos, pero debemos tener en cuenta que la
mayoría son de estirpe epitelial y quísticos. Las
manifestaciones clínicas dependen de la presencia o
ausencia de complicaciones. En los casos no complicados
pueden producir distensión abdominal, raramente dolor,
sensación de plenitud y ascitis. Las formas complicadas
con hemorragia, rotura, torsión e infección determinan
un inicio brusco de dolor abdominal, acompañado de
náuseas, vómitos, sudoración y SRIS. Pero se debe tener
en cuenta que los síntomas y signos generalmente son
expresión de enfermedad avanzada.
El diagnóstico se realiza a través del examen clínico, la
ecografía ginecológica o transvaginal- aportando ésta
última mayor información- y los marcadores tumorales
cómo CA 125, de valor clínico en los tumores
epiteliales, carece de especificidad ya que puede dar
falsos positivos en otros procesos ginecológicos como
enfermedad pelviana inflamatoria aguda (EPIA),
endometriosis, entre otros, pero los niveles séricos son
mayores en los tumores ováricos, otros son alfa
fetoproteína (AFP), gonadotrofina coriónica humana (HCG)
y antígeno carcinoembrionario (CEA). Como datos a favor
del diagnóstico en nuestra paciente tenemos la presencia
de colecciones en proyección de anexos y ascitis; pero
las colecciones son múltiples, si bien los tumores
ováricos pueden ser uni o bilaterales generalmente no se
presentan de ésta forma, además la presencia de fiebre,
el inicio agudo del cuadro y el GASA menor a 1.1 son
datos en contra de éste diagnóstico por lo cual lo
considero alejado.
Ante la presencia de un cuadro de fiebre, dolor abdominal,
colecciones en anexos en una mujer joven no podemos
dejar de considerar a la EPIA. Los principales factores
de riesgo para la adquisición de ésta enfermedad son las
enfermedades de transmisión sexual (ETS), la presencia
de dispositivos intrauterinos (DIU), instrumentaciones,
EPIA previa; los agentes etiológicos que pueden
producirla son gonococo, chlamydia, micoplasma, bacilos
Gram negativos, anaerobios, Micobacterium tuberculosis
¿Cómo puede adquirirse la EPIA? Fundamentalmente
transmisión sexual, menos frecuentes postaborto o
postparto, o por foco infeccioso vecino (apendicitis,
diverticulitis). Clínicamente se presenta con dolor
pelviano, fiebre, dolor a la movilización del cuello
uterino. Voy a detenerme un momento para aclarar un
punto importante en el estudio de esta paciente, la
misma refiere no haber iniciado las relaciones sexuales,
aún así dada la gravedad del cuadro y la utilidad del
examen ginecológico con tacto vaginal se le planteó la
necesidad de realizarlo pero la paciente se negó al
mismo. En el laboratorio podemos encontrar leucocitosis
– no esperable en nuestra paciente – y velocidad de
eritrosedimetnación (VES) aumentada. La evolución
natural de esta entidad es salpingitis aguda, abscesos
tuboováricos y ruptura de los mismos con peritonitis.
Cómo datos a favor tenemos la presencia de fiebre, dolor
abdominopelviano, colecciones anexiales; en contra la
ausencia de antecedentes. Una forma específica de EPIA
que no puedo dejar de considerar dada la alta
prevalencia de TBC en nuestro medio es la salpingitis
tuberculosa. Forma rara de presentación, se produce por
diseminación hemática, afectación de trompas y
endometrio, en el 50% de los casos existe compromiso
urinario y puede complicarse con peritonitis. Esta
última es una entidad poco frecuente, puede producir
derrame seroso, granulomas, adherencias; clínicamente
fiebre, dolor abdominal, ascitis; las características
citofisicoquímicas del líquido ascítico consisten en
proteínas más de 25 g/dl, más de 1.000 elementos, por lo
general más del 70% son linfocitos, y un GASA menor a
1.2. El diagnóstico se realiza a través de cultivo y
biopsia peritoneal, siendo el tratamiento quirúrgico.
Cómo datos a favor tenemos la alta prevalencia de TBC en
nuestro medio, imagen de colecciones en proyección de
anexos en TAC, inmunosupresión, ascitis, fiebre y dolor
abdominal; en contra manifestación muy poco frecuente,
cuadro agudo, líquido ascítico no compatible con TBC.
Apendicitis aguda: es la causa más común de cirugía abdominal
de urgencia, los síntomas típicos se presentan en un
70-80% de los pacientes siendo estos suficientes para el
diagnóstico; por el contrario la presencia de síntomas
atípicos requiere métodos auxiliares de diagnóstico
como la ecografía. Las manifestaciones clínicas son
variables dependiendo de múltiples factores cómo la
edad, estado inmunológico, localización del apéndice.
Puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos,
irradiación del dolor a fosa ilíaca derecha, conocido
cómo cronología de Murphy se presenta en un 55% de los
casos pero también en un 20% de pacientes con otra
patología abdominal. Otras manifestaciones son diarrea,
distensión abdominal, disuria, polaquiuria. El
diagnóstico es eminentemente clínico, en el laboratorio
podemos hallar leucocitosis en un 70% de los casos. De
los métodos por imágenes la ecografía abdominal confirma
o excluye el diagnóstico y detecta complicaciones; los
signos de apendicitis son diámetro anteroposterior del
apéndice mayor o igual a 7 mm, criterio ecográfico más
importante para el diagnóstico; fecalito, se considera
estudio positivo independientemente del tamaño del
apéndice; colecciones periapendiculares, y presencia de
líquido libre. Posee una sensibilidad 84-96% y una
especificidad del 94-98%. TAC engrosamiento del apéndice
mayor de 6 mm, diferencia flemón de absceso.
Como concepto: la presencia de signos inflamatorios
pericecales sin visualización del apéndice son altamente
sugestivos de apendicitis aguda. Ante la falta de
visualización del apéndice y de signos inflamatorios la
incidencia de apendicitis es baja (2%).
Considero que nuestra paciente tiene datos clínicos e
imagenológicos a favor de una apendicitis aguda
complicada con peritonitis, por lo tanto es un
diagnóstico que no podría descartar.
En cuánto al segundo punto, si las poliadenopatías son parte
de la misma enfermedad o se trata de dos entidades
diferentes.
La etiología de las mismas puede ser múltiples, dado que en
nuestra paciente las más significativas presentan signos
de necrosis en la TAC, voy a hacer referencia a éstas
últimas. Pueden producirla la enfermedad de Kikuchi-Fujimoto,
es una linfadenitis necrotizante histiocitaria, rara, se
presenta en adultos jóvenes, etiología desconocida, se
postula viral o autoinmune. Clínicamente posee un inicio
agudo-subagudo, adenopatías de 0.5-4 cm, dolorosas,
fiebre, pérdida de peso, náuseas, vómitos, odinofagia,
la afectación extraganglionar es infrecuente, está
descripta la asociación con lupus eritematoso sistémico
(LES), en el laboratorio puede hallarse anemia, VES
elevada, leucopenia. El diagnóstico se realiza a través
de la biopsia ganglionar, los hallazgos histológicos
consisten en necrosis coagulativa, gran número de
histiocitos, linfocitos y característicamente ausencia
de polimorfonucleares (PMN). Plantea un diagnóstico
diferencial fundamentalmente con LES, TBC, linfoma. La
ausencia de linfocitos atípicos y de PMN permiten
diferenciarlo del linfoma y LES respectivamente. El
tratamiento es sintomático, de recuperación espontánea y
existe un porcentaje bajo de recidivas y de posterior
aparición de LES.
Linfadenitis tuberculosa: se produce por diseminación
hemática, causa común de TBC extraganglionar,
generalmente localización cervical, siendo unilateral
más frecuente, otros sitios son submaxilar, inguinal,
supraclavicular, inguinal, mediastinal y mesentérico;
presenta refuerzo periférico en TAC a veces con un
patrón multilobulado, el diagnóstico se realiza a través
de biopsia ganglionar y cultivo.
Enfermedad por arañazo de gato: es una linfadenitis
granulomatosa, en el sitio del arañazo produce una
pápula, con adenopatía regional siendo la variante
generalizada poco frecuente, puede cursar con fiebre y
mal estado general. La ausencia de antecedente de
contacto con el gato, y de lesiones cutáneas me permiten
considerarlo un diagnóstico alejado.
Otra entidad a plantear son los linfomas: presentan dos picos
de incidencia, 15-35 años y en mayores de 55 años; las
adenopatías generalmente son indoloras, móviles,
duroelásticas, grandes, en ocasiones con necrosis;
característicamente puede presentar fluctuaciones
espontáneas de tamaño e incluso desaparición, cómo en el
caso de nuestra paciente. El linfoma no Hodgkin (LNH)
generalmente afecta ganglios mesentéricos y
retroperitoneales, a diferencia del linfoma de Hodgkin (LH)
que se disemina por contiguidad; la LDH puede ser normal
y cómo dato interesante para el caso de nuestra paciente
está descripta la asociación de LNH y LH con ESP y
también con LES, AR, DM. Cómo datos a favor tenemos la
presencia de fiebre, edad, el antecedente de ESP y las
fluctuaciones de tamaño durante la internación; en
contra LDH normal – si bien no lo excluye – la ausencia
de adenopatías mediastinales y retroperitoneales y el
tamaño; por todo lo expuesto es un diagnóstico que no
podría descartar, siendo un elemento importante el
resultado de biopsia ganglionar.
Como conclusión dada la edad de nuestra paciente, los signos
de peritonitis en la TAC de abdomen y pelvis, el
enmascaramiento del cuadro con el uso de antibióticos y
analgésicos previo al ingreso al hospital y la
imposibilidad realizar un tacto vaginal considero a la
apendicitis aguda y la EPIA complicada con peritonitis
cómo diagnósticos probables.
En cuánto a las poliadenopatías habrá que esperar el informe
de la biopsia ganglionar, siendo el linfoma un
diagnóstico posible.
Pero nuestra paciente porqué continúa con fiebre a pesar del
tratamiento ATB empírico. Considero que se trata en
primer lugar de un foco abdominopelvico no drenado,
otras causas gérmen resistente o fiebre asociada a
drogas.
Un punto a discutir es qué conducta tomamos con nuestra
paciente. Continuaría con tratamiento antibiótico, si
bien cómo mencioné previamente ya no es una cuestión de
antibiótico si no de drenaje de foco; una posibilidad es
realizar una punción bajo guía de TAC de las colecciones
para obtención de muestras.
En cuánto al tratamiento quirúrgico, sea por laparoscopia o
laparotomía, se debe tener en cuenta la relación riesgo
beneficio, nuestra paciente ofrece algunas limitaciones
cómo la inmunodepresión y la gran afectación cutánea
determinadas por su enfermedad de base. Será una
decisión que se tomará en conjunto con la participación
del servicio de Cirugía general.
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