-
Considerar
el diagnóstico de MII en todo paciente con debilidad
muscular proximal y simétrica, con o sin erupción
cutánea asociada.
-
La
erupción cutánea de la DM es fotosensible,
pruriginosa y, a menudo, precede a las
manifestaciones musculares.
-
En cerca
de una cuarta parte de los pacientes adultos con DM
se descubre una neoplasia subyacente.
-
Los
pacientes con DM amiopática también tienen riesgo de
desarrollar enfermedad pulmonar intersticial y de
padecer neoplasias.
-
Cuando el
inicio y desarrollo de la miopatía es de meses o
años, considerar la posibilidad de una MCI o de una
distrofia muscular.
-
La MCI se
considera una de las miopatías más comunes por
encima de los 50 años.
-
Unas
concentraciones normales de enzimas musculares no
excluyen el diagnóstico de MII.
-
El EMG o
la RMN pueden indicar el músculo apropiado donde
efectuar una biopsia, la prueba definitiva (“patrón
oro”) para diagnosticar una MII.
-
La biopsia
muscular puede diagnosticar DM incluso en ausencia
de erupción cutánea, dada su naturaleza vascular que
se traduce en reducción del número de capilares y
presencia de atrofia perifascicular.
-
A menudo,
la existencia de lesiones cutáneas específicas puede
ser suficiente para diagnosticar una DM, sin
necesidad de efectuar una biopsia muscular.
-
Los
hallazgos histopatológicos cutáneos de la DM y del
lupus son idénticos.
-
Utilizar
prednisona y agentes inmunosupresores en la mayoría
de pacientes con formas miopáticas de DM o con PM.
-
Los
pacientes con debilidad muscular refractaria al
tratamiento pueden tener una neoplasia subyacente o
una miopatía corticoidea.
-
Las
lesiones cutáneas de la DM pueden evolucionar de
forma independiente a la debilidad muscular.
-
La MCI
responde poco al tratamiento.
-
Los
ajustes en el tratamiento de las MII deben basarse
en el estado clínico y no en las concentraciones
séricas de enzimas musculares.