Infección versus actividad del lupus:
La distinción más importante en el paciente lúpico con fiebre
es determinar si la misma es secundaria a una infección
o por la propia actividad del LES. Resulta trascendental
establecer un correcto diagnóstico, ya que las conductas
terapéuticas a adoptar son claramente diferentes. Así,
por ejemplo, realizar innecesariamente tratamientos
antibióticos en ausencia de infección acarrea riesgo de
resistencia bacteriana; asimismo utilizar grandes dosis
de corticoides e inmunosupresores sin haber descartado
previamente la presencia de un proceso infeccioso puede
poner en riesgo la vida del paciente. Para complicar aún
más esta difícil distinción, debemos mencionar que en un
número importante de pacientes se superponen la
presencia de un proceso infeccioso y la reactivación del
propio lupus. En un trabajo de S. Aragón Lara
(8) de fiebre en pacientes lúpicos, el 36% de los
casos se debieron a infecciones, el 21% a actividad
lúpica y un 38% a combinación de infección y actividad.
Planteado el problema, veremos qué datos de la clínica y
el laboratorio nos permiten acercarnos al diagnóstico
diferencial.
·
Características de la fiebre: se sostiene que
temperaturas mayores a 38,9º C (102º F) generalmente
indican infección, pero esto carece de sensibilidad y
como concepto, cualquier grado de temperatura en
pacientes lúpicos debe considerarse como de causa
infecciosa hasta que se demuestre lo contrario.
·
El
estudio tradicional de N Stahl (9) establece que
la presencia de leucocitosis,
neutrofilia, escalofríos y niveles normales de
anticuerpos anti-ADN orientan a una etiología infecciosa
mientras que la presencia de leucopenia, linfopenia,
serositis, poliartritis, daño renal, fatiga, mialgias,
manifestaciones cutáneas y menos de 1 año de diagnóstico
de LES orienta a actividad de la enfermedad. Igualmente
son sólo datos orientadores y no determinantes.
·
T
Inoue (10)
en su trabajo incluye 74 episodios febriles en pacientes
lúpicos y sostiene que en el 95% de los casos logra
diferenciar la causa de la fiebre, utilizando como
parámetros más significativos el recuento de leucocitos
y el nivel de alfa 2 globulina en el proteinograma por
electroforesis. Este último se encontraría elevado en
las infecciones. Sin embargo, estos hallazgos no
pudieron ser convalidados por otros estudios y son sólo
orientadores.
·
Corticoides: en aquellos pacientes previamente tratados
con prednisona, la presencia de fiebre por actividad
lúpica es rara, y generalmente se debe a infección. A su
vez, la fiebre por actividad lúpica habitualmente
desaparece dentro de las 24 horas de tratamiento con
esteroides (> 20mg/día de prednisona), mientras que la
fiebre por infección persiste. Hay que tener en cuenta,
que altas dosis de corticoides en pacientes lúpicos con
fiebre por infección puede incrementar el riesgo de
sepsis severa (11).
Ninguno de los parámetros clínicos ni de laboratorio
anteriores presentan sensibilidad ni especificidad
suficiente para diferenciar actividad lúpica de
infección. Se ha propuesto la determinación de proteína
C reactiva (PCR) como elemento útil para el diagnóstico
diferencial. La PCR positiva se asocia a la presencia de
una infección en pacientes lúpicos independientemente de
la actividad del LES, mientras que en pacientes con
actividad pero sin infección la PCR generalmente es
negativa. Así, el hallazgo de PCR > 6 mg/dl se asocia a
infección, pero se observan resultados falsos positivos,
en caso de serositis, sinovitis crónica o eventos
trombóticos; y falsos negativos, en tratamientos con
corticoides o por la presencia de auto-anticuerpos
(12).
A menudo en la práctica, resulta ardua la diferenciación, con
dificultades para definir un foco infeccioso clínico por
la superposición de manifestaciones, y a su vez la
frecuente coexistencia de infección y actividad lúpica,
por lo cual suele ser necesario indicar corticoterapia
asociada a antibióticos de amplio espectro.