¿Tiene este paciente una trombosis venosa profunda?
Wells PS, Owen C, Doucette S, Fergusson D, Tran H. Does
this patient have deep vein thrombosis?
JAMA. 2006 Jan 11;295(2):199-207.
Anand SS, Wells PS, Hunt D, Brill-Edwards P, Cook D,
Ginsberg JS. Does this patient have deep vein
thrombosis? JAMA. 1998 Apr 8;279(14):1094-9.
El
tromboembolismo venoso es una entidad que puede
manifestarse básicamente de dos maneras, a través de una
trombosis venosa profunda (TVP) y/o como tromboembolismo
de pulmón (TEP). La TVP es una patología frecuente,
postulándose que sería la 3° enfermedad cardiovascular
en frecuencia, antecedida solo por los síndromes
coronarios agudos y los accidentes cerebrovasculares.
La
aproximación a un paciente con sospecha de TVP suele
plantear algunas dificultades; la baja especificidad de
los síntomas implica que la mayoría de los pacientes
sintomáticos no tendrán una TVP, y que el diagnóstico de
la misma no puede basarse únicamente en la clínica. Se
plantea que entre un 75%-85% de los pacientes que
consultan con síntomas compatibles con TVP tendrán
finalmente un diagnóstico alternativo. La lista de
diagnósticos diferenciales es extensa, pero los más
frecuentes son celulitis, quiste de Baker,
linfadenopatía obstructiva, trombosis venosa superficial
y el síndrome postrombótico -el cual constituye en
realidad una complicación de la TVP-. Debe tenerse en
cuenta, sin embargo, que todas estas entidades pueden
coexistir junto a una TVP, lo cual muchas veces complica
la toma de decisiones.
Numerosos
trabajos han analizado el valor del examen físico en el
diagnóstico de TVP, hallando en general una moderada
sensibilidad pero una baja especificidad, lo que
significa, en definitiva, que su valor sería escaso o
nulo como método aislado.
Por otra
parte, la anticoagulación en pacientes en quienes se
confirma una TVP tiene claros e importantes beneficios:
previene la extensión, embolización y la recurrencia del
cuadro, disminuyendo además el riesgo de TEP no fatal y
fatal -debe recordarse que este último ocurre entre un
1% y 8% a pesar del tratamiento- pero a costa de
aumentar el riesgo de sangrado mayor, junto a otros
riesgos, como el de trombocitopenia inducida por
heparina. Por ello es fundamental establecer un
diagnóstico con el mayor grado de certeza posible ante
un paciente con sospecha de TVP.
De los
pacientes que presenten una TVP, el 80% tendrán una
trombosis proximal, entendiendo por tal aquella que se
localiza en la vena poplítea o en una vena más proximal,
mientras que un 20% serán distales; esto es de gran
importancia debido a que el pronóstico de ambas es
distinto. Así, entre los pacientes con TVP proximales se
detecta TEP en hasta un 50% de los mismos; con adecuado
tratamiento la probabilidad de recurrencia de la TVP se
reduce a 5% y la probabilidad de TEP fatal a alrededor
de 1%. Por otro lado las TVP distales raramente causan
TEP, a menos que previamente se hayan extendido a algún
territorio proximal. La extensión proximal ocurre en
hasta un 30% de los pacientes, y suele hacerlo dentro de
las primeras 2 semanas de instalado el cuadro.
Existen
gran cantidad de factores de riesgo para desarrollar TVP;
de todos ellos, la inmovilidad, una cirugía reciente, un
trauma de importancia y las enfermedades malignas son
considerados factores de riesgo “mayores”. Un trabajo
demostró que la mitad de los pacientes con TVP tenían al
menos un factor de riesgo mayor, siendo frecuente que
coexistan varios, tanto mayores como menores.
El “gold
standar" para el diagnóstico de TVP sigue siendo la
venografía. Sin embargo este procedimiento presenta una
serie de desventajas que la hacen poco aplicable como
método de rutina: en alrededor del 10% de los pacientes
no es posible canalizar una vena, o resulta imposible
visualizar las mismas por medio del contraste; además
existe el riesgo de reacciones adversas debido al empleo
de material de contraste, e incluso este método podría
precipitar una TVP en un 3% de los pacientes. Como
alternativa se han generalizado dos métodos no
invasivos, la ecografía por compresión y por método
doppler, quedando menos utilizada la pletismografía por
impedancia. Ambos son de gran utilidad para el
diagnóstico de TVP proximales, siendo poco sensibles
para visualizar trombos distales o próximos a la vena
cava.
En el
pasado la aproximación diagnóstica a un paciente con
sospecha de TVP incluía indefectiblemente la realización
de un método de imágenes -habitualmente ecografía-.
Debido a que las tres cuartas partes de los pacientes
con sospecha de TVP en realidad presentan otra
patología, este abordaje resultaba poco eficiente. El
desarrollo de escalas pronosticas, como la de Wells, y
el empleo del dímero D han simplificado esta cuestión.
El score
de Wells consta de 9 ítems, 8 de los cuales representan
aspectos de la anamnesis o del examen físico que
incrementan el riesgo de TVP, sumando cada uno de ellos
1 punto, mientras que el 9° ítem plantea la posibilidad
de un diagnóstico alternativo igual o más probable que
el de trombosis y, de ser positivo, resta 2 puntos al
total. Posteriormente el mismo autor modificó su score
agregando un ítem para el antecedente de TVP previa. En
base al puntaje obtenido se clasifica a los pacientes
como alta, intermedia o baja probabilidad de TVP; la
prevalencia de dicha patología en cada uno de los grupos
sería aproximadamente de 53% (IC 95% 44%-61%), 17% (IC
95% 13%-23%) y 5% (IC 95% 4%-8%), respectivamente.
El dímero
D es un producto de degradación de la fibrina que se
forma cuando ésta es lisada por la plasmina; por tanto
detecta trombos sometidos a un proceso de fibrinólisis.
Se halla típicamente elevado en pacientes con
tromboembolismo venoso agudo. Sin embargo existen otras
situaciones en las cuales también se encuentra por
encima de su valor normal, como en casos de cirugía
mayor, hemorragia, trauma, embarazo, cáncer o trombosis
arterial aguda. Esto lo vuelvo un marcador sensible pero
poco específico tanto de TVP como de TEP. En los últimos
años se ha puesto gran énfasis en el hecho de que no
todas las pruebas para detectar este marcador son
igualmente útiles; así como sus valores normales y
puntos de corte varían, la sensibilidad del método
también lo hace. De este modo actualmente se clasifican
a los métodos en altamente sensibles y moderadamente
sensibles. Se sugiere, por tanto, que cada médico
debería conocer el test del que dispone, para poder
tomar decisiones en base a ello.
El empleo
del score de Wells previo a la determinación de dímero D
ha demostrado incrementar significativamente el valor
del mismo. Por otra parte, la especificidad del dímero D
disminuiría de modo progresivo y estadísticamente
significativo a medida que aumenta la probabilidad
pretest de TVP. Sin embargo la sensibilidad y el LR- del
método no variarían de modo significativo.
En
pacientes con baja probabilidad de TVP de acuerdo al
score de Wells, en quienes el dímero D es normal, se
puede excluir dicho diagnóstico sin necesidad de
realizar algún método de imágenes. Además, según los
autores del trabajo analizado, en sujetos con
probabilidad intermedia de TVP en quienes sea negativa
la determinación de dímero D altamente sensible, también
podría descartarse TVP sin necesidad de realizar un
método de imágenes. En cambio si el método empleado para
la determinación de dímero D fuera de los clasificados
como moderadamente sensibles, se requeriría de alguna
prueba adicional para descartar adecuadamente esta
presunción. De allí el interés por conocer el método del
que se dispone para determinación de dímero D. En
cambio, en sujetos con alta probabilidad pretest de
padecer una TVP, un dímero D negativo, aún con un método
altamente sensible, no es suficiente para descartar este
diagnóstico, y para hacerlo se requiere siempre de un
método de imágenes, que además de elevada sensibilidad
posee alta especificidad. Por esto se plantea que el
dímero D no tendría utilidad en este subgrupo de
pacientes. Tampoco sería útil en aquellos sujetos con
alta probabilidad de presentar un resultado falso
positivo, como aquellos con insuficiencia cardíaca,
renal o hepática, durante el postoperatorio, sujetos con
síndrome nefrótico, cáncer o embarazo, entre otras
circunstancias, en quienes una prueba más específica
sería mandataria.
A su vez,
debido a su baja especificidad, siempre que se realice
una determinación de dímero D y ésta sea positiva, el
diagnóstico deberá confirmarse por medio de otro método.
Si la
determinación del dímero D en pacientes con prevalencia
pretest baja o intermedia fuera positiva, y el método de
imágenes empleado fuera negativo, existen dos
estrategias posibles: podría realizarse una venografía
como método definitorio, o podría repetirse la ecografía
por compresión 5 a 7 días después del primer estudio. Si
el resultado fuera nuevamente negativo se descartaría
esta sospecha diagnóstica, mientras que si fuera
positivo la misma se confirmaría, y debería tratarse el
sujeto en consecuencia. La elección entre una u otra
estrategia radicaría tanto en la disponibilidad de
métodos como en las condiciones del paciente en
particular.
Por otra
parte en sujetos con alta prevalencia pretest de TVP en
quienes una prueba de imágenes sea negativa deberían
someterse a una venografía para esclarecer el
diagnóstico. Sin embargo, de no disponer de este método
o considerarlo inapropiado para el paciente individual,
una alternativa aceptable sería realizar una ecografía
por compresión 5 a 7 días después.
Conclusiones
-
Pacientes ambulatorios con sospecha de TVP deberían ser
analizados cuidadosamente, incluyendo para ello algún
score validado, de los cuales el de Wells es el que ha
logrado mayor aceptación.
- Una vez
categorizados los pacientes de acuerdo a su riesgo, el
dímero D serviría para diferenciar qué sujetos
necesitan, además, un estudio por imágenes.
- Si bien
la realización de una ecografía no es mandataria en todo
sujeto con sospecha de TVP, la misma puede ser de
utilidad, además, para orientar hacia otro diagnóstico
en caso de que éste se descarte.
- Todo
paciente con prevalencia pretest alta de TVP requerirá
de la realización de un método de imágenes,
independientemente del resultado de la determinación de
dímero D; por ello no se recomendaría realizar dicha
prueba en esta subpoblación.
- Tampoco
se recomienda realizar un dímero D entre sujetos con
altas probabilidades de tener un resultado falso
positivo. La realización de un método de imágenes
inicialmente sería un abordaje más racional.
Comentario
Debido a
la baja sensibilidad y especificidad de la clínica para
el diagnóstico de TVP, el empleo de scores validados
resulta altamente recomendable (1,2). De los
disponibles, el score de Wells es el más ampliamente
difundido y estudiado; se estima que una probabilidad
baja según este score tendría un LR- de 0.2, mientras
que una probabilidad alta tendría un LR+ de 5 (3). Si
bien una probabilidad intermedia aportaría muy poco al
diagnóstico, queda claro el valor de este sistema.
Pese a
esto, el mencionado score ha recibido importantes
críticas; un trabajo holandés que incluyó 1295 pacientes
postuló que el mismo no era útil en atención primaria,
debido a que 12% de los sujetos categorizados como de
bajo riesgo presentaron finalmente una TVP (4). Sin
embargo, este estudio incluyó 24% de pacientes con TVP
previa, mientras el trabajo original de Wells excluyó a
los individuos con esta característica (5);
paradójicamente, además, dicho trabajo empleó el primer
score de Wells, el cual no contemplaba incrementar la
probabilidad de TVP frente al antecedente de haber
sufrido una previamente.
Por otro
lado un meta-análisis advirtió que la exclusión de
pacientes con TVP previa o ancianos mejoraba el valor de
la escala de Wells (6). Además, expertos han señalado
que el score también tendría un valor limitado entre
embarazadas, pacientes institucionalizados y
anticoagulados (7,8). Si bien estas salvedades son
correctas, debe tenerse presente que el trabajo original
de Wells se llevó a cabo en pacientes ambulatorios,
excluyendo aquellos con enfermedad tromboembólica
previa, sospecha concomitante de TEP y quienes se
encontraban anticoagulados por otra causa. Si bien no
constituyó un criterio de exclusión, ninguna mujer
embarazada fue enrolada, y la edad media de los
participantes fue de alrededor de 60 años. Por tanto,
aplicar este score a grupos de sujetos sustancialmente
distintos a los del trabajo original constituye un error
metodológico, en tanto el score no haya sido validado en
dichas poblaciones.
Pese a
todo un meta-análisis y una guía de expertos aseveran
que, aún con las limitaciones expuestas, el score de
Wells continúa siendo el mejor método de abordaje
inicial de pacientes con sospecha de TVP (1,2).
Por otro
lado, un apartado muy interesante es cuánto debería
estudiarse a pacientes con TVP sin causa aparente, en
orden a descartar una neoplasia oculta. Si bien
profundizar al respecto excede el propósito del
presente, cabe mencionar que es un aspecto en revisión,
y hay trabajos que, contrariamente a lo postulado
previamente, favorecerían un screening más extenso (9).
En
definitiva el abordaje de pacientes con sospecha de TVP
constituye un tema apasionante y un desafío cotidiano,
donde no contamos con respuestas para todos nuestros
interrogantes. Una combinación de la mejor evidencia
disponible, el buen juicio clínico y la aplicación de
ambas al paciente en particular son indispensables para
lograr el mayor beneficio posible,
Anexo:
Score de
Predicción Clínica de Wells para Trombosis Venosa
Profunda (TVP)
Característica clínica |
Puntos |
Cáncer
activo (tratamiento dentro de los 6 meses, o en
tratamiento paliativo) |
1 |
Parálisis, paresia, o inmovilización de miembros
inferiores |
1 |
Postración en cama por más de 3 días por una
cirugía (dentro de las 4 semanas) |
1 |
Sensibilidad localizada a lo largo de la
distribución de las venas profundas |
1 |
Hinchazón completa
del
miembro |
1 |
Hinchazón unilateral de la pantorrilla mayor de
3 cm (debajo de la tuberosidad tibial) |
1 |
Edema unilateral pitting |
1 |
Venas
superficiales colaterales |
1 |
Antecedente de TVP pevia |
1 |
Diagnóstico alternativo tan o más probable que
TVP |
-2 |
Puntuación
total |
|
Wells PS, et al. Derivation of a simple clinical model
to categorize patients probability of pulmonary
embolism: increasing the models utility with the
SimpliRED D-dimer. Thromb Haemost.
Referencias
1- Qaseem A, Snow V, Barry P, Hornbake ER, Rodnick JE,
Tobolic T, Ireland B, Segal JB, Bass EB, Weiss KB, Green
L, Owens DK; Joint American Academy of Family
Physicians/American College of Physicians Panel on Deep
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Practice Guideline from the American Academy of Family
Physicians and the American College of Physicians. Ann
Intern Med. 2007 Mar 20;146(6):454-8.
2- Goodacre S, Sutton AJ, Sampson FC. Meta-Analysis: The
Value of Clinical Assessment in the Diagnosis of Deep
Venous Thrombosis. Ann Intern Med. 2005 Jul
19;143(2):129-39.
3- McGee, S. Evidence-Based Physical Diagnosis. 2º
Edición. Editorial Elsevier.
4- Oudega R, Hoes AW, Moons KG. The Wells Rule Does Not
Adequately Rule Out Deep Venous Thrombosis in Primary
Care Patients. Ann Intern Med. 2005 Jul 19;143(2):100-7.
5- Wells PS, Anderson DR, Bormanis J, Guy F, Mitchell M,
Gray L, Clement C, Robinson KS, Lewandowski B. Value of
assessment of pretest probability of deep-vein
thrombosis in clinical management. Lancet. 1997 Dec
20-27;350(9094):1795-8.
6- Goodacre S, Sutton AJ, Sampson FC.Meta-Analysis: The
Value of Clinical Assessment in the Diagnosis of Deep
Venous Thrombosis. Ann Intern Med. 2005 Jul
19;143(2):129-39.
7- Brydon JB Grant, MD. Diagnosis of suspected deep vein
thrombosis of the lower extremity. UpToDate 18.1
8- Stephen A Landaw, MD, PhD. Kenneth A Bauer, MD.
Approach to the diagnosis and therapy of deep vein
thrombosis. UptoDate 18.1
9- Carrier M, Le Gal G, Wells PS, Fergusson D, Ramsay T,
Rodger MA. Systematic Review: The Trousseau Syndrome
Revisited: Should We Screen Extensively for Cancer in
Patients with Venous Thromboembolism? Ann Intern Med.
2008 Sep 2;149(5):323-33.
10- Parodi R, García M. Los estados trombofílicos. En:
Greca A, Gallo R, Parodi R. Medicina Ambulatorio. 1º
edición. Corpus, Rosario 2007; 305-312.
11- Pendino JC. Tromboembolismo Pulmonar. En:
Battagliotti C. Greca A. Terapéutica Clínica. Editorial
Corpus. Rosario. 2005
12- Chiganer G. Tromboembolismo de pulmón. En: Parodi R.
Chiganer G. Sosa J. Greca A. Guardia Médica: enfoque
práctico de urgencias y emergencias. Editorial Corpus.
Rosario 2008. |