Efectos indeseables de estatinas en hombres y mujeres
de Inglaterra y Gales: estudio poblacional usando la
base de datos QResearch
Julia Hippisley-Cox (Professor of Clinical Epidemiology
and General Practice), Carol Coupland (Associate
Professor in Medical Statistics). BMJ 2010; 340:c2197
LINK:
http://www.bmj.com/cgi/reprint/340/may19_4/c2197.pdf
El objetivo
principal de este estudio fue cuantificar los efectos no
buscados de las estatinas, de acuerdo al tipo, dosis y
duración de uso.
Recolectaron los
datos aportados al QResearch por 368 clínicas generales
de Inglaterra y Gales. Participaron 2.004.692 pacientes
de 30 a 84 años, 225.992 de los cuales fueron
considerados usuarios nuevos de estatinas. A los
usuarios de estatinas se les había prescripto
simvastatina en el 70.7 %, atorvastatina en el 22.3 %,
pravastatina en el 3,6 %, rosuvastatina en el 1.9 % y
fluvastatina en el 1.4 %.
Entre otros aspectos
importantes analizaron el número necesario de pacientes
a tratar (NNT) para disminuir un caso adverso, y el
número necesario de pacientes tratados para que se
produzca un caso adicional de daño - harm en inglés- (NNH).
Los principales
resultados medidos fueron: primera ocurrencia registrada
de enfermedad cardiovascular, eventos miopáticos
moderados a severos, disfunción hepática moderada a
severa, falla renal aguda, tromboembolismo venoso,
enfermedad de Parkinson, demencia, artritis reumatoidea,
cataratas, fracturas osteoporóticas, cáncer gástrico,
cáncer de esófago, cáncer de colon, cáncer de pulmón,
melanoma, cáncer renal y cáncer de mama o de próstata.
Encontraron que el
empleo de estatinas redujo el riesgo de cáncer de
esófago (enfatizan que es el único beneficio no buscado
atribuido a las estatinas que pudieron substanciar),
pero que aumentó el riesgo de disfunción hepática
moderada a severa, de falla renal aguda, de miopatía
moderada a severa y de cataratas.
Los efectos adversos
fueron similares con las distintas estatinas para cada
resultado, excepto para la disfunción hepática, cuyo
riesgo fue mayor para fluvastatina.
Hubo una relación
dosis respuesta aparente para la falla renal aguda y
para la disfunción hepática. Todos los aumentos de
riesgo persistieron durante el tratamiento y fueron
mayores en el primer año. Después de suspender el
tratamiento, el riesgo de catarata retornó a lo normal
en 1 año tanto en mujeres como en varones. El riesgo de
falla renal aguda retornó a lo normal en 1 a 3 años en
varones y en mujeres. El riesgo de disfunción hepática
retornó a lo normal en 1 a 3 años en mujeres y desde los
tres años en varones.
Basados en un umbral
del 20% para el riesgo cardiovascular, el NNT con
cualquier estatina, para prevenir un caso de enfermedad
cardiovascular en 5 años, fue 37 en mujeres y 33 en
varones - ver en Methods de donde obtuvieron estos
datos (en el trabajo figuran los intervalos de confianza
al 95% para todos los NNT y NNH que suministran). Para
prevenir 1 caso de cáncer de esófago en 5 años, el NNT
fue 1266 en mujeres y 1082 en varones.
En mujeres, el NNH
para que en 5 años se produzca un caso adicional de daño
fue: 434 para falla renal aguda, 259 para miopatía
moderada a severa, 136 para disfunción hepática moderada
a severa y 33 para catarata.
Globalmente los NNHs
y NNTs para varones fueron similares a los de mujeres,
excepto para la miopatía, cuyo NNH en varones fue 91.
En el abstract del
trabajo figuran específicamente las enfermedades para
las que no se encontró relación entre el riesgo de
padecerlas y el empleo de estatinas.
Conclusión: el único
beneficio no buscado que pudieron substanciar para las
estatinas fue una reducción del cáncer de esófago. En
cambio pudieron confirmar y cuantificar a nivel de
población, efectos adversos potenciales. Entienden que
se requieren mas estudios para desarrollar aspectos
útiles que sirvan para individualizar mejor los riesgos,
a fin de que los pacientes con mayor riesgo puedan ser
mejor controlados.
Este trabajo de
Hippisley-Cox y Coupland nos aporta datos muy valiosos
sobre la seguridad de las estatinas, atento al gran
número de pacientes del mundo real, estudiados en
situación de atención primaria, que recibían estos
fármacos.
Como para cualquier
medicamento, la idea es emplear estatinas solo cuando
estén realmente indicadas, considerando los factores de
riesgo para padecer los diferentes efectos adversos
potenciales, vigilando a los enfermos para minimizar los
efectos adversos posibles y compenetrarnos de la noción
de que el conocimiento que tenemos de estos fármacos
respecto a su utilidad y su seguridad es aún incompleto.
Las mismas
investigadoras publicaron otro artículo interesante
vinculado con el recién comentado:
Individualising the risks of statins in men and women in
England and Wales: population-based cohort study
Julia Hippisley-Cox and Carol Coupland. Heart 2010
96: 939-947
http://heart.bmj.com/content/96/12/939.full.pdf
Las autoras expresan al final del artículo que
desarrollaron y validaron cuatro nuevos algoritmos para
la predicción de riesgo, diseñados para cuantificar el
riesgo absoluto de miopatía moderada a seria, falla
renal aguda, catarata y disfunción hepática seria
asociada con el uso de estatinas, en una gran población,
representativa de la atención primaria. Tres de esos
algoritmos pueden ser usados para identificar pacientes
en alto riesgo de esos resultados clínicos, de manera
que puedan ser mejor controlados. Esos algoritmos
también pueden ser consultados para evaluar el balance
entre los riesgos y los beneficios al iniciar del
tratamiento con estatinas.
Una carta al Editor
del BMJ, comenta acerca del potencial efecto adverso
renal de las estatinas:
Unintended effects of statins Yellow card reports add to
data
Katherine Davidson and colls.
http://www.bmj.com/cgi/content/extract/341/jul13_2/c3697
En el texto aparece
una tabla consignando que de 1484 tarjetas amarillas
comunicando toxicidad renal por fármacos a “Medicine and
Healthcare products regulatory agency” del Reino Unido,
durante el periodo 2002-2006, 260 correspondieron a
drogas antiinflamatorias, 217 a fármacos que modifican
el sistema renina-angiotensina y 141 a fármacos
hipolipemiantes. En orden decreciente de comunicaciones
sobre nefrotoxicidad siguieron diuréticos del asa,
diuréticos ahorradores de potasio y antagonistas de
aldosterona. |