Fiebre de origen
desconocido: un caso clínico útil para su abordaje
Mayo Clinic Proceeding – Volumen 84; Noviembre de 2009.
Con frecuencia el médico especialista en Clínica Médica
se enfrenta con casos de fiebre prolongada de difícil
diagnóstico. La revista Mayo Clinic Proceeding en
su sección Residents’ Clinic discute un caso de un varón
de 65 años que se presenta con sensación fiebril (luego
constatada), tos con expectoración de blanquecina y
congestión nasal de 3 meses de evolución. Durante el
transcurso de su enfermedad recibió tratamiento
antibiótico (no especifica cual) sin mejoría, se le
realizaron análisis de sangre detectando leucocitosis
discreta con neutrofilia, plaquetopenia (70.000/mm3) y
hepatograma con características de infiltración e
inflamación hepática (GGT 287 UI/L, FA 417, TGP 367 UI/L,
TGO 209 UI/L), radiografía y TAC de tórax que mostraron
adenopatías en hilio derecho y paratraqueales
bilaterales, y ecografía abdominal que mostró discreta
esplenomegalia.
Tomando como dato guía a la Fiebre de Origen Desconocido
(FOD), el discusor va planteando diagnósticos probables
y solicita estudios dirigidos que alcanzan el
diagnóstico, una vez más, apoyado en la anamnesis.
Mencionamos los pasajes más importantes del artículo y
añadimos otros conceptos para cerrar el caso.
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A pesar de
algunos cambios que fueron introducidos en la
definición clásica de FOD de Petersdorf y Beeson, a
los fines prácticos, ésta continúa vigente: “fiebre
de más de tres semanas de duración, con temperaturas
superiores a 38ºC medidas en varias oportunidades,
sin diagnóstico después de una semana de estudios en
un medio hospitalario”.
El criterio de las
tres semanas de duración como mínimo, permite
excluir aquellas enfermedades que se autolimitan en
un plazo menor (virosis)
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Las causas
pueden dividirse en infecciosas y no infecciosas.
Entre las últimas, el discusor menciona a las
enfermedades del tejido conectivo como el Lupus
Eritematoso Sistémico y las vasculitis asociadas a
ANCA (que descarta por ausencia de características
clínicas), sarcoidosis (que aparta por la ausencia
de compromiso pulmonar reticular bilateral e hiliar
bilateral, cutáneo, articular y ocular y por la edad
del paciente –afecta a adultos jóvenes–),
enfermedades neoplásicas, principalmente linfoma, y
la fiebre por fármacos (resaltando a los β-lactámicos
y anticonvulsivantes).
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Entre las causas
infecciosas destaca a la endocarditis infecciosa
(los cultivos son negativos y el ecocardiograma
normal), a la tuberculosis e histoplasmosis (no
tiene antecedentes de exposición, los test cutáneos,
serología para histoplasma y cultivos son negativos,
como así la biopsia transbronquial de las
adenopatías paratraqueales), a la clamidiasis e
infección por micoplasma (que descarta por estudios
serológicos).
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Por último hace
mención entre las causas infecciosas a las
producidas por ricketsias. La transmisión al hombre
de la Rickettsia o Coxiella burnetti a
partir del ganado bovino, ovino y caprino, produce
la Fiebre Q (Query Fever), una zoonosis que puede
presentarse una enfermedad de curso agudo o crónico.
En el primer caso se expresa con síntomas gripales,
fiebre prolongada, y afección hepática en el 75% de
los casos. La fiebre prolongada como único síntoma
es raro (17%). En su forma crónica, la endocarditis
en pacientes inmunodeprimidos o con valvulopatía
previa, es su forma de presentación. En el caso
expuesto, el antecedente de exposición dispara la
solicitud del estudio serológico que empuja al
diagnóstico de Fiebre Q aguda: IgM positiva e IgG
negativa para C. burnetti.
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En la discusión,
propone el manejo terapéutico aclarando que debe
descartarse la afección valvular antes de decidir el
plan terapéutico. Si no hay endocarditis, el
tratamiento de elección es la doxiciclina por 14 o
21 días (otras opciones son las quinolonas y la
trimetoprima-sulfametoxasol) y luego de 3- 6 meses
debe resolicitarse el estudio serológico y de haber
IgG positivo debe realizarse nuevamente un
ecocardiograma transtorácico y de ser necesario
transesofágico para detectar endocarditis. Cuando
halla compromiso endocárdico el tratamiento se
realizará durante 18 meses con doxiciclina e
hidroxicloroquina.
En
nuestro medio, ante un paciente con FOD otras entidades
no mencionadas en la presente discusión deben ser
tenidas en cuenta: brucelosis (zoonosis más importante
en nuestro medio, con compromiso hepático y
hematológico), leptospirosis (en su segunda fase, con
compromiso hepático, renal y/o neurológico),
toxoplasmosis (siempre buscar adenopatías cervicales,
occipitales, axilares), salmonelosis y paludismo (en
viajeros a zonas endémicas). La FOD es una situación
clínica que suele poner en jaque al clínico; pasar
revista a las causas siempre es útil.
Haider Z, Tsigrlis C, Baddour LM.
Resident Clinic: 65-Year-Old Man With Persistent Feve.
Mayo Clin Proc. 2009;84(11):1017-1020
Comentario: Dr. Javier
Montero. Servicio de Medicina Interna. Hospital Povisa,
Vigo, España. |
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