Conclusión
En el momento actual, el uso del bloqueo del receptor de
aldosterona en el tratamiento de la hipertensión se basa
en tres hechos: a. la evidencia de su eficacia
antihipertensiva, b. el fenómeno de “escape de
aldosterona” verificado con IECA y ARA, c. la clara
evidencia de que dicho bloqueo reduce el daño de órgano
blanco en pacientes hipertensos y mejora la sobrevida en
individuos con enfermedad cardiovascular. Por lo
tanto el bloqueo del receptor de aldosterona tendría
particular utilidad en aquellos pacientes con alto
riesgo o con daño de órgano blanco demostrado(31).
La alta prevalencia de insuficiencia cardíaca asociada
con aldosteronismo primario y secundario, avalan el
importante rol del exceso de aldosterona en la injuria
cardiovascular. Esto plantea el hecho de que los
pacientes con exceso de aldosterona y normotensión (por
ejemplo los que se detectan por estudio genético de
familias con formas hereditarias de aldosteronismo
primario) estarían en riesgo aumentado y podrían ser
tratados con antagonistas de los receptores de
aldosterona(14).