Reduced Lung-Cancer Mortality with Low-Dose Computed
Tomographic Screening
New England Journal of Medicine – 4 de Agosto, 2011.
Comentario: Dr Bruno Paradiso- Docente de la Cátedra de
Clínica Médica, Hospital Centenario; Tutor de Residentes
de la Carrera de Clínica Médica, Hospital Carrasco de
Rosario.
Hasta el momento no está demostrado que el rastreo o
screening dirigido a la detección precoz del cáncer
de pulmón mejore la sobrevida por este tumor. El
screening con radiografías de tórax combinada con
citología del esputo no han demostrado mejorar la
sobrevida en pacientes fumadores. Con el avance
exponencial de la tecnología aplicada al diagnóstico por
imágenes en medicina se ha generado expectativa en el
diagnóstico precoz con el fin de reducir la mortalidad
por esta causa.
Este gran estudio multicéntrico realizado por el equipo
de investigación sobre screening en cáncer de
pulmón comparó de manera aleatoria, la TAC helicoidal
de baja radiación (realizada 3 veces anualmente) con la
RX convencional de tórax en una población de más de
50.000 individuos entre 55 y 74 años de edad con riesgo
elevado de cáncer de pulmón (fumadores). Como punto
final se determinó mortalidad, principalmente debida a
cáncer de pulmón, entre ambos grupos. El seguimiento se
hizo durante 6-7 años aproximadamente. La
conclusión fue que este método de rastreo redujo la
mortalidad en un 20 % comparado con la Rx realizada
anualmente.
La principal fortaleza del estudio radica en el número
de individuos incluidos. Sin embargo, surgen varios
interrogantes que obligan a una interpretación cautelosa
de este trabajo. Por un lado el impacto real que podría
generar en cuanto a morbimortalidad el incidentaloma,
cada vez más frecuente a medida que se perfeccionan los
métodos por imágenes disponibles. Respecto a este punto,
si bien hubo una alta frecuencia de falsos positvos en
ambos grupos, los registros obtenidos de
morbimortalidad relacionada con intervenciones
diagnósticas invasivas y terapéuticas consecuencia del
resultado positivo del screening mostraron una baja
frecuencia de complicaciones. La otra cuestión es el
efecto que podría tener a largo plazo sobre la salud,
incluyendo posible desarrollo de cáncer debido a la
exposición a radiaciones, aún siendo “de baja
magnitud”. Esto no pudo ser determinado hasta el
momento por el corto periodo de seguimiento.
Asimismo, no hay una evaluación de los costos económicos
que podría demandar al sistema de salud la aplicación
sistemática de este algoritmo diagnóstico-terapético, no
solo por aumento exponencial en el pedido de imágenes,
sino por el aumento de los casos diagnosticados, que
implicaría mayor frecuencia de tratamientos, aún en
pacientes en quienes el cáncer pueda no tener ninguna
implicancia en el pronóstico vital.
Por último, debemos tener presente la validez externa de
este estudio. Los resultados se obtuvieron en una
determinada población (que viven en Estados Unidos),
evaluada y tratada por radiólogos, oncólogos y cirujanos
de este país. Es probable que los estadounidenses se
beneficien en terminos sanitarios (desconocemos en
términos económicos) de esta aproximación diagnóstica,
pero eso no significa que en otros países, esto pueda
reproducirse; por lo que, si bien este trabajo tiene
validez interna, la validez externa hay que demostrarla.
Por el momento debido a estas consideraciones y otras
que se plantean en el estudio, considero que no debería
recomendarse en forma sistemática este tipo de
screening.
Reduced Lung-Cancer Mortality with Low-Dose Computed
Tomographic Screening.
N Engl J Med 2011; 365: 395-409. |