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En este nuevo suplemento mensual, Clínica-UNR.org engloba cuatros secciones dedicadas de un modo diferente a la revisión y/o el análisis de literatura científica destacada. A las tradicionales secciones "Revista de Revista" y "Artículos on line recomendados", se agregan "Puesta al Día" y "Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana". El suplemento tiene actualización mensual.

 


La sección "Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana" de este suplemento está destinada al análisis crítico de revisiones específicas de JAMA, con el fin de optimizar nuestra práctica diaria y llevar a cabo un juicioso empleo de los métodos complementarios de que disponemos. Se encuentra coordinada por el Dr. Sebastián García Zamora.
 

 


 

 

 
 
    Nº 15  -  Octubre 2010

Análisis racional - De la literatura a la práctica cotidiana


Coordinación: Dr. Sebastian García Zamora

   
 
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¿Tiene este paciente un tromboembolismo de pulmón?

Does this patient have pulmonary embolism?

Chunilal SD, Eikelboom JW, Attia J, Miniati M, Panju AA, Simel DL, Ginsberg JS.

JAMA. 2003 Dec 3;290(21):2849-58.

 

El tromboembolismo de pulmón (TEP) es una patología frecuente, estimándose en 1 a 2 eventos por cada 1000 habitantes/año. Dejado a su evolución conlleva una mortalidad elevada, la cual disminuye sustancialmente con la anticoagulación.

El diagnóstico de TEP supone un gran desafío ya que el espectro de manifestaciones clínicas con el que se puede presentar es amplio, al tiempo que como ocurre con la trombosis venosa profunda (TVP) la mayoría de los sujetos en quienes se sospeche este diagnóstico finalmente tendrán otra patología. De todas maneras en general los pacientes con TEP suelen tener factores de riesgo bien definidos.

Debido a la pluralidad de formas de presentación, los hallazgos al examen físico están influenciados por esto. Sin embargo, entre los más frecuentes se encuentran la taquipnea, taquicardia y la acentuación del segundo ruido (R2) cardíaco. Menos frecuentemente podemos observar ingurgitación yugular, R3 o R4, hepatomegalia o un soplo sistólico paraesternal izquierdo, todos signos de compromiso ventricular derecho.

Los hallazgos radiográficos no son específicos. Frecuentemente pueden observarse elevaciones de un hemidiafragma, derrame pleural unilateral o una atelectasia laminar. El principal valor de la radiografía se relaciona con el hecho de que puede brindar información respecto a la presencia de un diagnóstico alternativo.

En la gasometría es frecuente observar hipoxemia, hipocapnia y alcalosis respiratoria. El electrocardiograma, por su parte, tampoco suele presentar hallazgos específicos en caso de TEP. Suele observarse inversión de la onda T en precordiales, bloqueo de rama derecha completo o incompleto, o el patrón clásico de S1Q3T3. Sin embargo, incluso el último de los patrones mencionados puede verse en circunstancias distintas a un TEP, con lo cual la especificidad de estos es moderada.

La presencia de TEP sin disnea o dolor torácico, nuevo o con empeoramiento respecto al basal, es realmente infrecuente, pero debido a la alta mortalidad del cuadro el umbral de sospecha de esta patología debe ser bajo. De este modo deberían considerarse entre los diagnósticos diferenciales ante la presencia de cualquier manifestación de las antes mencionadas, especialmente en presencia de factores de riesgo o cuando no se disponga de otro diagnóstico alternativo más probable.

El estudio PIOPED fue uno de los primeros en demostrar que dividir a los pacientes en grupos de acuerdo a su probabilidad pre-test de padecer un TEP se correlacionaba positivamente con los hallazgos posteriores. En este trabajo la división de los pacientes se basó en el juicio clínico y la experiencia de los médicos, en base a los hallazgos del examen físico y los exámenes complementarios. Posteriormente otros trabajos corroboraron la importancia de estimar la probabilidad pre-test de esta patología. Cinco estudios -teniendo en cuenta el antes mencionado- valoraron la impresión clínica en la estratificación del riesgo de TEP demostrando que, entre médicos experimentados, la correlación fue buena. Es remarcable saber que en uno de ellos no se dispuso rutinariamente de radiografía, gasometría y ecografía (aunque la estimación en este caso tuvo un menor valor predictivo).

En el año 1998 Wells llevó a cabo un estudio en el cual analizó 40 variables clínicas y de exámenes complementarios en pacientes con TEP. Por medio de una regresión logística, seleccionó 7 variables que resultaron de valor para predecir la presencia de esta patología. De este modo desarrolló un sistema de puntuación o score mediante el cual los pacientes podían clasificarse en baja, moderada o alta probabilidad de TEP; así, solo 3% de los pacientes clasificados como de baja probabilidad tuvieron finalmente esta patología, contra un 63% de aquellos con alta probabilidad. Posteriormente, nuevos sistemas de puntuación han ido surgiendo aunque el score de Wells sigue siendo uno de los más ampliamente utilizados, junto al de Ginebra propuesto por Wicki en el 2001. Ambos sistemas de puntuación fueron validados posteriormente mediante trabajos prospectivos.

Un aspecto fundamental es la reproductibilidad de los score. En lenguaje coloquial esto implica que si dos examinadores evalúan a un mismo sujeto, ambos deberían establecer la misma probabilidad pre-test. Disponemos de escasos trabajos que hayan evaluado esto; sin embargo parecería que la reproductibilidad de estos score es buena.

El dímero-D es un producto de degradación de la fibrina que se forma cuando ésta es lisada por la plasmina, por tanto detecta trombos sometidos a un proceso de fibrinólisis. Se halla típicamente elevado en pacientes con tromboembolismo venoso agudo (TEP y TVP) pero también en otras situaciones: cirugía mayor, hemorragia, trauma, embarazo, cáncer o trombosis arterial aguda, entre otras. Esto lo vuelvo un marcador sensible pero poco específico enfermedad tromboembólica. Por tanto su mayor valor radica en poder descartar esta sospecha. Varios trabajos demostraron que en pacientes con baja probabilidad pretest de TEP en quienes el resultado del dímero D es negativo, no fueron necesarios estudios subsiguientes, y la sospecha clínica pudo descartarse con seguridad. Debido a que la sensibilidad y especificidad del dímero D varía de acuerdo al método que se emplee para determinarlo, sería conveniente conocer qué tipo de determinación se tiene disponible para poder analizar los resultados con mayor precisión.

Conclusiones:

Ø  La evaluación clínica aislada resulta insuficiente tanto para descartar como para confirmar el diagnóstico de tromboembolismo de pulmón.

Ø  La estimación de la probabilidad pre-test de este diagnóstico ha demostrado ser útil. Los médicos más experimentados podrían establecer un juicio bastante acertado sobre esto, aún sin el empleo de los sistemas de puntuación.

Ø  La principal utilidad de los score es facilitar que los médicos menos avezados en la materia puedan establecer de modo sencillo la probabilidad de que un paciente presente un TEP y actúen en consecuencia.

Ø  No es posible establecer cuál de los sistemas de puntuación disponibles actualmente es el más adecuado. Se recomienda la elección de aquel que resulte más sencillo de emplear teniendo en cuenta los recursos disponibles.

Ø  En pacientes con baja probabilidad clínica de TEP, un resultado de dímero D negativo permitiría descartar esta sospecha diagnóstica sin necesidad de otros estudios complementarios.

 

Comentario

Ciertas enfermedades han adquirido, con el paso del tiempo, la denominación de “grandes simuladoras” debido al amplio y variado espectro de manifestaciones con las que pueden presentarse. El TEP es el ejemplo perfecto debido a las diversas formas de presentación, representando un desafío diagnóstico.1-4 Su espectro incluye desde la disnea súbita o el dolor torácico hasta formas más atípicas como episodios de tos o disnea “subaguda”, síncope o hipotensión inexplicada.5,6 Esto explica en buena medida, el interés por desarrollar sistemas de puntuaciones o score diagnósticos, a fin de facilitar el “tamizaje” de los pacientes sospechosos.2,3,7

Actualmente los score más ampliamente aceptados son el de Wells8 y el de Ginebra9 los cuales han sufrido modificaciones desde que fueran postulados. No disponemos de evidencia suficientemente sólida para establecer cuál es el mejor ni si las simplificaciones aportan ventajas fuera de intentar hacer más sencilla la estratificación de los pacientes.3,7,10 Es opinión de quien escribe que como en cada sistema de puntuación se seleccionaron los aspectos clínicos y de exámenes complementarios que demostraron valor predictivo independiente en la valoración del riesgo de TEP, contar con más de una escala puede ayudarnos a juzgar ciertos parámetros del paciente que no son analizados por una única escala.

Respecto a las estrategias diagnósticas, en los últimos años se ha propuesto dividir a los pacientes con sospecha de TEP en hemodinámicamente estables e inestables.11 Los primeros deberían clasificarse, a su vez, en baja, moderada o alta probabilidad de padecer esta patología, bien empleando algún score validado o mediante el juicio clínico. En pacientes ambulatorios con probabilidad baja o intermedia de TEP podría optarse por comenzar realizando una determinación de dímero D y, en caso de que resulte negativo, no serían necesarios estudios ulteriores. Los pacientes con alta probabilidad pre-test, o aquellos con probabilidad intermedia o baja pero con un dímero D elevado deberían someterse a una tomografía de tórax (TAC) con contraste y, si esta demuestra su presencia el diagnóstico se confirma; en caso contrario, la probabilidad de TEP sería muy baja y la necesidad de estudios adicionales es controversial. Así, en este último grupo de pacientes, la realización una ecografía de miembros inferiores resulta positiva en menos del 1% de los sujetos.11 En pacientes con sospecha de TEP en los cuales la TAC no se encuentre disponible, o bien existe alguna contraindicación para el empleo de contraste (alérgicos al yodo o con algún grado de insuficiencia renal), debería realizarse una centellograma de ventilación-perfusión que, en caso de ser negativo, descarta este diagnóstico. Como alternativa podría realizarse una ecografía en busca de trombosis venosa profunda (TVP) ya que, en caso de confirmarse este diagnóstico, el paciente debería anticoagularse sin necesidad de estudios adicionales.11

La utilidad del dímero D en pacientes internados es un punto controversial. Si bien resultaría de utilidad en caso de que se encuentre dentro de valores normales, hay múltiples circunstancias que generan resultados falsos positivos, las cuales suelen estar presentes en pacientes hospitalizados. Así, hay expertos que sostienen que en este grupo podría omitirse esta determinación realizando inicialmente una TAC o alguno de los estudios alternativos de no ser disponible.11

En pacientes hemodinámicamente inestables o en shock, la TAC es de gran utilidad ya que tiene una sensibilidad del 97% para detectar trombos en las arterias pulmonares mayores. Debe tenerse presente que éste debería realizarse una vez que el paciente este estabilizado inicialmente, y sea seguro trasladarlo. Si este estudio no se tuviese disponible sin demora, una alternativa sería la realización de un ecocardiograma para detectar signos de disfunción de ventrículo derecho. Si se dispone de un ecocardiograma transesofágico, este puede detectar la presencia de trombos en los troncos arteriales pulmonares. En caso contrario, un ecocardiograma transtorácico en la cabecera del paciente también podría ser de utilidad.11

El tromboembolismo pulmonar es un tema apasionante. Si bien las dificultades diagnósticas que esta patología impone han centrado el interés en lograr establecer el sistema de puntuación más sensible y específico para su diagnóstico, debemos tener presente que la complejidad de esta patología hace improbable que ello sea logrado. De este modo si bien los score pueden representar una ayuda invaluable, no deberían jamás reemplazar el juicio clínico y el análisis pormenorizado del paciente.

 

 

Referencias bibliográficas

1)      McGee, S. Evidence-Based Physical Diagnosis. 2º Edición. Editorial Elsevier.

2)      Guías de la Sociedad Europea de Cardiología 2008 para el tromboembolismo pulmonar: una lectura comentada desde la perspectiva del urgenciólogo. Jiménez S. Revista de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, ISSN 1137-6821, Vol. 22, Nº. 1, 2010 , pags. 61-67

3)      Guía para diagnóstico tratamiento y prevención del tromboembolismo venoso 2006. Federación Argentina de Cardiología.

4)      Chiganer G. Tromboembolismo de pulmón. En: Parodi R. Chiganer G. Sosa J. Greca A. Guardia Médica: enfoque práctico de urgencias y emergencias. Editorial Corpus. Rosario 2008.

5)      Parodi R, García M. Los estados trombofílicos. En: Greca A, Gallo R, Parodi R. Medicina Ambulatorio. 1º edición. Corpus, Rosario 2007; 305-312.

6)      Pendino JC. Tromboembolismo Pulmonar. En: Battagliotti C. Greca A. Terapéutica Clínica. Editorial Corpus. Rosario. 2005

7)      Guidelines on the diagnosis and management of acute pulmonary embolism: the Task Force for the Diagnosis and Management of Acute Pulmonary Embolism of the European Society of Cardiology (ESC). Torbicki A, Perrier A, Konstantinides S, Agnelli G, Galiè N, Pruszczyk P, Bengel F, Brady AJ, Ferreira D, Janssens U, Klepetko W, Mayer E, Remy-Jardin M, Bassand JP; ESC Committee for Practice Guidelines (CPG). Eur Heart J. 2008 Sep;29(18):2276-315.

8)      Use of a clinical model for safe management of patients with suspected pulmonary embolism. Wells PS, Ginsberg JS, Anderson DR, Kearon C, Gent M, Turpie AG, Bormanis J, Weitz J, Chamberlain M, Bowie D, Barnes D, Hirsh J. Ann Intern Med. 1998 Dec 15;129(12):997-1005.

9)      Assessing clinical probability of pulmonary embolism in the emergency ward: a simple score. Wicki J, Perneger TV, Junod AF, Bounameaux H, Perrier A. Arch Intern Med. 2001 Jan 8;161(1):92-7.

10)    Simplification of the revised Geneva score for assessing clinical probability of pulmonary embolism. Klok FA, Mos IC, Nijkeuter M, Righini M, Perrier A, Le Gal G, Huisman MV. Arch Intern Med. 2008 Oct 27;168(19):2131-6.

11)    Acute pulmonary embolism. Agnelli G, Becattini C. N Engl J Med. 2010 Jul 15;363(3):266-74. Epub 2010 Jun 30.

 

Indice

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