Use of procalcitonin to reduce patients exposure to
antibiotics in intensive care units (PRORATA trial): a
multicentre randomised trial.
6 de Febrero 2010 - The Lancet
Comentario: Dr. Sebastián Reynoso. Médico especialista
en Clínica Médica. Ex Jefe de Residentes Clínica Médica
- Hospital Provincial del Centenario - Rosario.
Médico de planta Terapia Intensiva Hospital Zonal de
Trelew (Chubut).
El uso extendido de antibióticos de amplio espectro en
la Unidad ed Terapia Intensiva (UTI) constituye una
verdadera problemática relacionada principalmente con
problemas de multirresistencia creciente y altos costos.
Diferentes herramientas se han ensayado para intentar
reducir la exposición innecesaria a antibióticos (ATB)
de amplio espectro en el paciente crítico.
El uso de biomarcadores asociados a parámetros clínicos
y bacteriológicos apropiados constituye una estrategia
en permanente evaluación. La molécula precursora de la
calcitonina, la procalcitonina (PCT) es considerada un
marcador bastante específico para determinar la
presencia de infección bacteriana severa en pacientes
con sospecha de sepsis.
Existen algunos estudios de pequeña magnitud que han
concluido que protocolos basados en mediciones seriadas
de procalcitonina permitiría acortar la duración del
tratamiento ATB en 2-3 días para pacientes en UTI con
sepsis severa o shock séptico.
El presente es un estudio randomizado, multicéntrico que
evalúa el beneficio de la medición seriada de
procalcitonina para ayudar a los médicos a comenzar,
continuar o detener la administración de ATB en UTI en
pacientes con infección bacteriana sospechada.
Se incluyeron pacientes adultos con infección sospechada
al ingreso o durante su estada en UTI. En el “grupo
procalcitonina” fueron dos las intervenciones utilizadas
para el manejo de antibióticos. La primera utilizaba la
determinación de la procalcitonina para decidir si el
tratamiento antibiótico debería comenzarse. La segunda
consistía en realizar determinaciones seriadas del
biomarcador para decidir la suspensión de los
antibióticos. Se utilizaron algoritmos predefinidos para
guía a los profesionales a comenzar o detener los
antibióticos de acuerdo a los niveles de procalcitonina.
Con valores de procalcitonina menor a 0,5 mcg/L, se
desalentaba el inicio de ATB. Por encima de estos
valores se alentaba su utilización. Para pacientes a
quienes se iniciaba ATB, se realizaban dosajes diarios
del marcador. Si el valor disminuía más de un 80% de la
concentración pico inicial o el valor absoluto era menor
a 0,5 mcg/Lt se alentaba a suspender los ATB. Es
fundamental aclarar que la decisión final acerca de
iniciar o continuar el tratamiento antimicrobiano
quedaba a discreción del médico tratante; éste solo
recibía “sugererncias” del equipo evaluador.
En el grupo control la duración sugerida del tratamiento
ATB se basaba en recomendaciones preestablecidas, aunque
el médico tratante era libre para decidir la duración
basado en su propio criterio.
Se enrolaron 630 pacientes. 311 fueron asignados a
procalcitonina y 319 a grupo control. El end point
primario fue muerte por cualquier causa a los 28 y 60
días; y número de días sin ATB a los 28 días de la
inclusión. Los end point secundarios fueron
procentaje de pacientes con recaídas o superinfección,
número de días sin asistencia ventilatoria mecánica,
días de estada en UTI, días de exposición a cada ATB por
1000 pacientes día, duración del tratamiento ATB según
el sitio de infección y porcentaje de aislamientos de
bacterias multirresistentes tomados de las muestras
obtenidas rutinariamente.
En el grupo procalcitonina, al momento de la inclusión,
los médicos administraron ATB a 65 pacientes a pesar
de valores basales menores a 0,5 mcg/L, dado que
ellos juzgaron que la infección bacteriana no podía
descartarse. Por otro lado, no le administraron ATB a
cuatro pacientes con valores mayores a 0,5 mcg/L dado
que atribuyeron esos valores a causas no infecciosas.
Durante el seguimiento los médicos detuvieron el
tratamiento con ATB en 39 pacientes porque juzgaban que
la infección estaba clínicamente curada, a pesar de
valores de procalcitonina persistentemente por encima de
0,5 mcg/lt. Asimismo continuaron los ATB s en 111
pacientes: 32 fueron dados de alta de la unidad de modo
que los valores del marcador no estuvieron mayormente
disponibles y en 79 pacientes los mantuvieron porque los
pacientes persistían clínicamente inestables a pesar de
valores de procalcitonina por debajo de 0,5 mcg/lt. En
14 pacientes de este último grupo la extensión del
tratamiento ATB fue en promedio de 8,8 días más allá de
lo recomendado por protocolo. Cabe destacar que en este
grupo las recomendaciones acerca de la duración del
tratamiento antimicrobiano no fue seguido en 219
episodios de infección, y el protocolo no fue respetado
en el 53% de los pacientes enrolados en este grupo.
En el grupo control las recomendaciones acerca de la
duración del tratamiento no fue atendida en 146
episodios. Los pacientes del grupo procalcitonina
recibieron antibióticos por un total de 10,3 días vs
13,3 días en el grupo control. No se encontraron
diferencias estadísticamente significativas en
mortalidad a los 28 y 60 días aunque la tendencia fue
mayor mortalidad en grupo procalcitonina. Los mismos
resultados se obtuvieron en relación a recaídas y
superinfeccion. En relación al número de días sin
antibióticos la diferencia fue estadísticamente
significativa a favor del grupo procalcitonina con una
diferencia absoluta entre los grupos de 2,7 días. De
este modo sugieren que la procalcitonina puede ser una
herramienta útil para ayudar a definir cuando detener
los antibióticos más que como marcador para excluir
infección. En el resto de los end point secundarios no
se encontraron diferencias estadísticamente
significativas entre ambos grupos.
Comentario: algunos grupos de trabajo han obtenido muy
buenos resultados en términos de acortar la duración del
tratamiento antibiótico utilizando estrictos protocolos
locales de discontinuación, principalmente en neumonía
asociada al ventilador sin recurrir a la utilización de
procalcitonina. El presente estudio nos muestra que si
basamos nuestras decisiones en la procalcitonina podemos
ahorrar casi 3 días de antibiótico a expensas de
aumentar el riesgo de mortalidad y sin ningún otro
beneficio en parámetros de trascendencia clínica. Por
otro lado no es casual que buena parte de los médicos
que atendían pacientes asignados al grupo procalcitonina
hayan rehusado de adherir al protocolo. Existen muchas
otras variables clínicas y de laboratorio que en
conjunto pesan más que la determinación de un
biomarcador particular para definir conducta frente al
paciente.
Por el momento queda demostrada la inutilidad de
utilizar protocolos de discontinuación basados
exclusivamnte en el dosaje de procalcitonina.
Bouadma L, Luyt CE, Tubach F, et al.
Use of procalcitonin to reduce patients exposure to
antibiotics in intensive care units (PRORATA trial): a
multicentre randomised trial. Lancet.
2010;375(9713):463-74. |