Conclusiones:
Entonces, algunas de las medidas propuestas fueron
eficaces en los centros de investigación donde
el protocolo se llevó a cabo. Luego, esta medida, ¿será
efectiva en mi centro asistencial? Por
último, ¿la medida es eficiente? Por
ejemplo, el tratamiento propuesto por Rivers en su
protocolo demostró que fue eficaz en el Henry Ford
Hospital. ¿Será efectivo en mi hospital? Lógicamente
habría que implementar múltiples medidas para llevar a
cabo el mismo protocolo. Pero vimos que se puede adaptar
a una realidad, utilizando un catéter venoso
convencional y un equipo para determinar gases en
sangre. Pero lo más importante, es la toma de conciencia
del médico de cómo se debe actuar. Si estamos en una
sala de emergencias y no podemos colocar un catéter
venoso central, no quiere decir que no podamos hacer
nada. Administrar un volumen de líquidos como
propone el Dr. Reynoso, citando las sugerencias de la
Surviving Sepsis Campaign parece una medida
acorde con los principios terapéuticos propuesto en la
actualidad, hasta que el paciente pueda ser transferido
a una UTI, ó alguien mas experimentado pueda hacerse
cargo de la situación.
El control de glicemias en la UTI de la Dra. G. Van den
Berghe para ciertos pacientes demostró ser eficaz, ¿pero
será eficiente en mi hospital? Es probable que el
personal de enfermería estuviese abocado a una tarea
“extra”, lo que quitaría tiempo para otras actividades,
no menos importante. Se necesitarían bombas de perfusión
continua con incremento de costos, tal vez difíciles de
afrontar en algunas instituciones. Entonces deja de ser
eficiente. Y si no se realizan los controles de glicemia
con la frecuencia necesaria, correríamos el riesgo de
graves hipoglicemias, por lo que el tratamiento deja de
ser efectivo. De todos modos, es posible que podamos
hacer algo al respecto: a título personal, creo que
controles con glicemias capilares cada 2 horas y como
objetivo mantener una glicemia no mayor a 140 mg/dl,
parece una medida no tan difícil de practicar, en cierto
tipo de pacientes.
Lo mismo ocurriría con los corticoides. Una medida posible
sería que a pacientes sépticos graves con necesidad de
vasopresores, les administremos hidrocortisona, y si a
las 24 horas el requerimiento de vasopresores es menor,
pudiese se un indicio de insuficiencia suprarrenal
relativa y se pudiese continuar durante siete días con
la administración de los esteroides.
El drotrecogin parece ser una droga inalcanzable por su
costo, pero también ha sido demostrada su eficacia. No
podemos ignorar ninguna de esas dos realidades. Alguna
vez se dijo, que la salud no tiene precio, pero si tiene
costos. No me considero capaz de analizar esta situación
de costos y beneficios por la multiplicidad de variables
en juego.
Por último, hay “estrategias baratas”, lavarse las manos,
mantener la cabecera de una cama a 30º en pacientes
ventilados, establecer medidas de aislamiento a los
pacientes infectados con bacterias multiresistentes y
establecer políticas para el uso racional de
antibióticos, también tienen impacto en la sobrevida de
los pacientes y frecuentemente son olvidadas. |
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Artículos
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