Diagnóstico:
La PEEC
continua siendo una perturbación que se diagnostica
fundamentalmente por hallazgos clínicos y no es sencilla
de identificar sobre todo por la presencia en los
pacientes en estado crítico de factores que hacen
confundir al medico intensivista como son la sedación,
intubación traqueal, estado de confusión o delirio, lo
que dificulta la comunicación con el paciente. Es
factible mencionar que en muchas ocasiones el
diagnóstico es incidental al momento de iniciar las
maniobras para retirar el soporte ventilatorio,
encontrando a un paciente con cuadriparesia flácida,
frecuentemente arrefléxico o con hiporreflexia marcada.
Aunque carente de datos específicos el medico debe tomar
en cuenta los antecedentes de enfermedad crítica y sobre
todo relacionada a disfunción orgánica y sepsis. Los
hallazgos identificados que pueden ser orientadores
incluyen: deterioro muscular o aumento de su volumen con
edema, dolor a la palpación de grupos musculares,
presencia de fasciculaciones, miotonía identificada por
una relajación muscular retardada después de una
contracción voluntaria o la presencia de mioquimia
manifestada por movimientos ondulantes de fibras
musculares. Otra asociación descrita con cierta
frecuencia ha sido la presencia de encefalopatía séptica
grave y esta pudiera considerarse junto con la PEEC como
un solo componente en donde algunos pacientes
manifiestan más el componente central (encefalopatía) y
otros el periférico (polineuropatìa). Esta entidad puede
en ocasiones pasar inadvertida y motivar en pacientes ya
egresados de la UCI su reingreso por debilidad que
amerita reintubación. La determinación de los niveles de
creatinkinasa (CPK) puede mostrar niveles normales o
ligeramente elevados y es inespecífica. Tampoco, hay
hallazgos relevantes en el análisis del líquido
cefalorraquídeo. El estudio que puede colaborar
altamente en el diagnóstico es el neurofisiológico a
través de una electromiografìa, la cual detecta
degeneración axonal primaria con conservación de la
velocidad de conducción, de la latencia distal normal y
con caída del potencial de respuesta motora que
inclusive desaparece en casos muy severos. Otros
hallazgos que apoyan el diagnóstico son los que se
refieren a la denervacion muscular con aparición de
potenciales de fibrilación y de ondas positivas en el
electromiograma, aunque este último hallazgo es
generalmente tardío. Es importante mencionar que en los
estudios electrofisiológicos no se han demostrado
bloqueos de la conducción. Como se mencionó
anteriormente la biopsia muscular es un estudio
importante de realizar para demostrar los cambios ya
comentados, sobre todo porque la electromiografìa
requiere de cooperación parcial por parte del paciente,
lo que la biopsia no. En cuanto a la exploración de los
nervios sensitivos, que comúnmente no se afectan en la
PEEC también es requerida la colaboración del paciente.
Datos de mayor fineza en el diagnóstico
electromiográfico han evidenciado que la lesión ocurre
preferentemente en la parte distal del axón. Además de
los estudios señalados y sólo con fines de diagnóstico
diferencial en algunos pacientes se necesita realizar
resonancia magnética sobre todo de la columna para
eliminar lesiones que se confundan por causar debilidad
muscular. Cabe decir que la intervención de un médico
experto en la interpretación de pruebas
electromiográficas es indispensable. En el diagnóstico
diferencial de las entidades que pueden adquirirse
dentro de las UCI se incluyen sobre todo a las
siguientes: a) Trastornos del sistema nervioso
periférico: sobre todo el síndrome de Guillian Barré,
neuropatías nutricionales o por fármacos; b) Patología
de la unión neuromuscular: toxicidad por aminoglucósidos,
hipermagnesemia y parálisis persistente por bloqueadores
neuromusculares y c) patología muscular intrínseca:
miopatías necrosantes y otras. Entidades mucho más raras
que pudiera requerir tomarlas en cuenta en el
diagnóstico diferencial son las vasculitis, la porfiria
aguda y la polineuropatía por citomegalovirus en el caso
de pacientes con VIH/SIDA.