Comentario
Prof.
Dr. Roberto Gallo
•
Profesor Adjunto de la Cátedra de Clínica Médica y
Terapéutica
•
Coordinador docente de 6° año
•
Docente estable de la Carrera de Postgrado de Clínica
Médica – UNR
• Ex
Presidente de la Sociedad de Hipertensión Arterial de
Rosario
Excelente revisión la realizada por los autores de este
trabajo sobre el “Tratamiento antihipertensivo,
nuevos casos de diabetes y otras controversias”.
Parece no quedar dudas, por la existencia de datos, de
que algunas clases de drogas antihipertensivas ejercen
efectos en el control de la glucemia y probablemente en
la incidencia de la diabetes. Las tiazidas y los ß-bloqueantes
son potencialmente diabetógenas, mientras que los
bloqueantes cálcicos se consideran en general neutros.
Los inhibidores del sistema renina-angiotensina son
asociados con mejoras en el control de los niveles de
glucemia, pero no está claro si esto representa un
efecto verdaderamente preventivo, pudiendo esto bajar la
incidencia de la diabetes. También, debe observarse que
estudios anteriores han informado resultados
incoherentes, y los datos hasta el presente no son
definitivos.
En
ciencia no existe la verdad absoluta. Popper decía que
la verdad en ciencia es un horizonte al que siempre se
aspira llegar pero es inalcanzable. La salida a este
dilema, es que el conocimiento científico no avanza
confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que
contradicen la experiencia.
Sin
embargo en medicina a veces es necesario sugerir, y
hasta tanto se diseñen trabajos para conocer este punto
de “nuevos diabéticos”, es válido proponer
utilizar los inhibidores del sistema renina-angiotensina
como agentes de primera línea en pacientes hipertensos
con alto riesgo de desarrollar diabetes tipo2, como
pacientes obesos o con síndrome metabólico. No debe
evitarse la utilización de tiazidas o ß-bloqueantes en
pacientes con indicaciones para estas drogas. Muchos
pacientes deben utilizar tres o cuatro drogas, entre
ellos los diuréticos tiazídicos, para lograr niveles
adecuados de su presión arterial. Por consiguiente, es
importante asegurar un control adecuado de la presión
arterial antes de que aparezca daño de órgano blanco,
independientemente de las drogas antihipertensivas
utilizadas, sin descuidar otros factores de riesgo
cardiovascular.
“La lógica de la investigación científica” de Karl
Popper
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