Linfonodos
Los linfonodos de la cabeza y cuello pueden dividirse en
10 grupos principales. Seis de éstos (occipital,
mastoideo, parotídeo, facial, submandibular y submental)
forman un collar en la unión de la cabeza y cuello.
Junto con este collar, los nodos sublinguales y
retrofaríngeos descansan cerca de la base de la lengua.
Los nodos cervicales anteriores y laterales forman una
cadena a lo largo del frente y lado del cuello,
respectivamente. La cadena cervical lateral sirve como
una ruta común de drenaje. La vía final de todos los
linfáticos de la cabeza y cuello es la cadena larga
profunda situada a lo largo de la vaina carótida. Cuando
se inflaman, estos ganglios se adhieren a la vaina
fascial de los vasos; por tanto, una infección
supurativa de los linfonodos cervicales, frecuentemente
invade el torrente sanguíneo.
Además de los linfonodos de la cabeza y cuello, tanto la
nasofarínge como la orofaringe, están ricamente
provistas de mucosa asociada a tejidos linfoides (MALT),
similar a la de los bronquios (BALT) ó el intestino (GALT).
En particular, la agregación de tejidos linfoides
rodeando la nasofarínge es conocida como anillo de
Waldeyer e incluye los tejidos linfoides palatino,
lingual, adenoidal y amgdalino.
La inflamación aguda que involucra estos tejidos, como
en una faringoamigdalitis, croup, otitis media, abscesos
retrofaríngeos o mononucleosis por virus de Epstein-Barr,
puede resultar en compromiso agudo de las vías aéreas y
constituyen una emergencia médica.
Los espacios de la fascia cervical profunda normalmente
están unidos por tejido conectivo laxo y se
intercomunican en diversos grados. Las vías potenciales
de extensión de un espacio a otro se ilustran de la
siguiente forma:
El conocimiento de las rutas anatómicas potenciales de
infección, no solo provee información valiosa de la
naturaleza y extensión de la infección, sino que
también, sugiere el abordaje quirúrgico óptimo para un
drenaje efectivo. Fig. 2